Universidad Veracruzana



Todos juntos para el Diagnóstico Comunitario. Parte IV

Alejandro Martínez Canales
Responsable de la Orientación en Comunicación
Docente, UVI Grandes Montañas

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Serie: Todos juntos para el Diagnóstico Comunitario
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Tras una breve pausa, retomamos la experiencia que estamos generando en Tequila, a propósito de la EE Diagnóstico Comunitario.

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Acercándonos a las problemáticas

Hemos tenido otras varias sesiones que han girado en torno al mismo objetivo: converger en un proceso acordado entre todos que nos permita acercarnos a la experiencia y problemática de las comunidades de la sierra, particularmente de aquellas en las cuales eventualmente trabajarán los alumnos del tercer semestre GID.

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De hecho en una de esas sesiones contamos con la valiosa ayuda de Julieta Jaloma (Responsable de Comunicación de UVI Selvas) quien a partir de su taller de Animación Sociocultural, permitió que los alumnos pudieran aplicar un autodiagnóstico con interesantes resultados para los equipos de trabajo, pues las dinámicas propuestas por Julieta les permitieron reconocerse a sí mismos a través de sus ideas, necesidades y preocupaciones. Está pendiente su colaboración escrita al respecto.

Tras una sesión de evaluación en la cual pudimos entre todos darnos cuenta de cuáles conceptos habíamos discutido y comprendido, pudimos darnos cuenta de la necesidad que tenemos de apuntalar los contenidos teóricos suficientes que nos ayuden a discutir y a profundizar en nuestra práctica comunitaria.

Y precisamente, el viernes 17 de octubre pasado Edelmira García, Norma Loeza, Víctor Abasolo y Félix Antonio partieron desde la Sede hacia Magdalena, municipio colindante con Tequila al que se puede llegar caminando por una carretera de terracería que pasa justo a un costado de donde estamos ubicados. La mojada que se metieron merece crónica aparte.

Esa salida sirvió a los compañeros para iniciar una serie de contactos que ayudarán a generar espacios para los estudiantes (y de hecho para la Universidad) en las comunidades del lugar. En esa oportunidad se platicó con varias personas, en especial con 4 habitantes del municipio, uno de cada barrio del centro de Magdalena.

Durante nuestra última sesión, Edelmira hizo una recapitulación de lo avanzado hasta el momento:

“De nuestra primera visita a Magdalena el viernes 17, surgió la posibilidad real de realizar el diagnóstico en Magdalena, hay mucha disposición, si bien desde un principio hemos notado que la expectativa de las autoridades es que lleguemos a ayudar en actividades que ellos ya están llevando a cabo, tales como entrega de despensas y de apoyos.”

Es decir, la necesidad de la autoridad a veces se reduce a tener más manos que disminuyan la carga de trabajo regular, del día a día. Inclusive lo plantean fácil:

“a la gente se le avisa por la bocina y todos vienen porque ya saben que hay entrega de apoyos; luego llegan hasta otros que no se les llama porque saben que va a haber algo”.

Esta situación nos planteó como docentes una primera dificultad, puesto que pensar en el trabajo con grupos numerosos convocados por los ayuntamientos supone ya una expectativa que es la entrega de recursos o la elaboración de listas en donde la gente se apunta porque sabe que eso puede traerle algún tipo de beneficio económico o en especie. Quizás trabajar directamente con el ayuntamiento no sea la mejor idea de inicio, al menos no como ellos lo plantean y lo esperan.

En la visita de los docentes a Magdalena, tras presentarse con las autoridades municipales, se realizó un recorrido por la cabecera y sus barrios. Ahí encontramos otras visiones:

“Vengan, pero no a través del ayuntamiento porque van a decir que es trabajo que hacen ellos. Mejor vengan ustedes como escuela.”

Esta solicitud de algunos pobladores reforzó nuestra idea inicial.
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¿A qué fuimos a Magdalena?

El viernes 25 los alumnos hicieron su primera visita acompañados por Norma Loeza, Edelmira García, Félix Antonio y Víctor Abasolo. Ahora la pregunta para los alumnos fue su sentir tras la experiencia, intentar alcanzar ideas comunes a partir de preguntarnos a qué fuimos a ese lugar, ¿qué buscábamos de entrada?

“Queríamos animar la plática –empezaron los alumnos-, pero sin ofrecer nada; sólo participar. Fuimos a conocer los barrios y a platicar con la gente, sus problemas y qué es lo que piensan.”

Edelmira propuso entonces que todos se reunieran en los mismos equipos que habían trabajado en Magdalena (4) y aterrizar: ¿cómo nos fue?, ¿qué nos dijeron?, ¿cuáles problemas? ¿Tendremos posibilidades de hacer el diagnóstico junto con los habitantes? Se trató entonces de organizar la información obtenida, revisar lo escrito y recordar las incidencias de la visita. Se dieron 20 minutos para este ejercicio.

La instrucción no estuvo exenta de obstáculos y mucho pesó en un principio la falta de disciplina para escribir en campo:

“es que nos dijeron que mejor escucháramos y que luego escribiéramos”.

Pero ese “luego” llegó hasta la sesión que narramos en este espacio, ya con omisiones propias del olvido tras varios días sin ocuparse del asunto.

Esto propició ya de sí una reflexión de carácter técnico-metodológico que propuse:

“A veces se dificulta escribir mientras estás conviviendo y platicando, así que no hay problema si sólo tomas notas rápidas, frases cortas en tu libreta para luego complementar y detallar; pero de preferencia el mismo día, una vez terminada la actividad, inclusive ya en tu casa, por ejemplo.”

El trabajo por equipos poco a poco propició que entre todos se compartieran los recuerdos y anécdotas de la primera salida a Magdalena. Mientras unos escribían, otros a la par decidieron quién hablaría y quién haría la redacción.

El trabajo en el barrio Tepetzingo (y otro más que los alumnos no recuerdan su nombre pues no lo escribieron):

“Platicamos con un señor en su tienda, dice que el problema son las plagas en el café y en los plátanos, pues unas personas sí los venden. Las faenas son obligadas, como cuando se juntan para barrer la calle, porque les dan cheque de Oportunidades, pero los que no están en el programa, no van. No hay apoyo para el campo y nos falta agua. Hay una muchacha que quiere promover una participación diferente, es hermana del presidente.”

“Preguntamos sobre casos de violencia y del conocimiento de los derechos. Nos dijeron que antes no se sabía de los derechos, pero que todavía hay mujeres que se resignan a la vida que les tocó y que no se quejan si su marido les pega. Es que las casaban a fuerza antes. Pero otras mujeres ya no se dejan.”

“A veces con los proyectos dan talleres, pero no se quedan a ver si de veras sale bien el proyecto, no hacen comprobación, mucho menos se enteran si el taller dio resultado.”

“La gente ya no quiere hablar el náhuatl, lo olvidan; otros como que les da pena, dicen. Ya no se visten tampoco como antes.”

En el barrio Capultitla:

“Íbamos a buscar a un señor que ya habían contactado los maestros, pero en el camino nos encontramos a unas señoras que nos preguntaron para qué estábamos en Magdalena. Nos dijeron que hay como 200 habitantes y que una señora cura con plantas. Un señor después nos dijo que ve el problema de la falta de trabajo y que la gente no se organiza; los comités no trabajan bien. Unos que quieren sembrar ya ni terreno tienen”.

En el barrio Ilicotla:

“Ahí vive la hermana de nuestro compañero Saúl, le preguntamos sobre la gente del lugar, pero nos dijo que no sabía mucho. Dice que la gente del ayuntamiento casi no se ve que trabaje. Una señora cultiva chayotes y hace costura porque su marido está enfermo, y ahí apenas van saliendo. Los que ensucian y tiran basura son los estudiantes, los adultos no, y por eso luego la gente se desanima y no hace faenas”.

“El Comité de agua dice que nos apoyaría en nuestro trabajo, porque quieren asesoría para ellos. Unos ya habían oído de la Universidad y de las salidas que hacen los alumnos.”

Aprovechando toda esta nueva experiencia de los alumnos, les mostramos lo que a priori habíamos contemplado para acercarnos a la gente, todos aquellos aspectos que consideramos en una sesión anterior cuando planeábamos la salida al campo. Edelmira hizo hincapié en la diferencia existente entre ambos casos:

“Lo que planeamos para preguntar estaba muy general, y ahora podemos aterrizar mejor con base en lo que ya sabemos directamente de las personas de Magdalena, ya tenemos la posibilidad de tener una visión más específica de lo que ocurre.”

La sesión concluyó escribiendo en un par de hojas rotafolio la problemática detectada, pero ya en términos concretos: a) hay problemas de violencia a pesar de que ya se conoce un poco acerca de los derechos; b) problemas de abastecimiento de agua; c) falta de organización comunitaria: si no hay nada a cambio, la gente no apoya; d) la tierra es poco fértil actualmente y hay problemas de plagas en los cultivos que algunas personas venden.

Durante las siguientes sesiones continuaremos compartiendo lo que ocurrió durante la primera salida. El acuerdo fue buscar otras formas de valoración de la información obtenida a fin de no verla solamente desde un ángulo. En general, alumnos y docentes, pensamos que el ambiente para llevar a cabo un diagnóstico comunitario en Magdalena es favorable. Ya veremos.

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Saludos
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Fotografías: Alejandro Martínez Canales

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