Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



Dos grandes lagunas de información

Procurando recopilar información sobre la educación superior en el país, encontramos dos graves lagunas que deberían ser subsanadas en lo inmediato:

La primera tiene que ver con le documento titulado Mercado de Trabajo de Profesionistas en México. Diagnóstico y prospectiva al 2010, el cual la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) ofrece en línea en su portal. Lamentablemente, aunque la información que aparece referida allí como cuadros o tablas estadísticos -en los apartados titulados «Escenarios de prospectiva» y «Desagregación regional y estatal del la información: Diagnóstico 1990-2000», que parece sumamente interesante, no es posible recuperar ninguna de las tablas o cuadros listados, obteniéndose mensajes de error en todas las ligas.

Otra ausencia grave de información se da en el sistema SIMDE, o Sistema de Información sobre Migración Internacional y Desarrollo, iniciativa de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, la Fundación BBVA Bancomer, la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública del ITESM Campus Monterrey, el Centro Universitario de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Guadalajara y la Red Internacional de Migración y Desarrollo. El proyecto, que merece nuestro máximo respeto y consideración, ofrece una serie interesantísima de indicadores, quisiérase decir que se trata de un proyecto exhaustivo, pero desgraciadamente ninguno de los documentos que se ofrecen bajo la opción  Indicadores sobre Migración Internacional y Desarrollo es consultable y en cambio se obtiene un mensaje de error en todos los casos.

Mucho se lograría si tal información estuviera disponible de forma permanente para todos los interesados. Por nuestra parte, notificaremos por correo electrónico en ambos casos que tales situaciones son las que se presentan, y esperemos que en poco tiempo se corrija cualquiera que se la falla que origina la ausencia de esa información, tan valiosa e interesante.



¿Vamos bien?

En el Informe Nacional sobre Desarrollo Humano México 2006-2007, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se exhibe, con el apoyo de una amplia documentación, el estado que guarda nuestra entidad -Veracruz- en términos de desarrollo humano, con respecto al resto de los estados de la república.

Considerando que de acuerdo con el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación de 2009, para el estado de Veracruz se planearon transferencias de recursos federales hasta por 63,446 millones de pesos, es decir un incremento de 6,693 millones de pesos, equivalente a un 8.0% sobre el año anterior 2008, en que se proyectaron recursos por 56,753 millones de pesos, resulta difícil explicar cómo, a pesar de disponer de tantos recursos económicos para detonar el desarrollo de la entidad, seguimos ocupando los últimos lugares en términos del Indice de Desarrollo Humano planteado por el PNUD.

Los fondos que recibió el estado equivalen, en términos generales, al doble de los fondos que recibe el estado de Campeche (noveno lugar en el IDH), el triple de los fondos que recibe Coahuila (lugar cuarto en IDH), seis veces lo que recibe el estado de Colima (decimosegundo lugar en el IDH), una vez y media los fondos que recibe el estado de Nuevo León (segundo lugar en el IDH), -la mayoría estados no petroleros, con excepción de Campeche- y así; las comparaciones que son siempre chocantes, nos deberían obligar a todos los ciudadanos a revisar ¿qué sucede en nuestro Estado, que a pesar de la inyección generosa de recursos económicos procedentes de la Federación, no logramos ascender en el IDH y permanecemos rezagados apenas por arriba de los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, que califican por abajo de Veracruz, en términos de ese índice?

Los efectos de este estancamiento económico son sufridos crudamente de manera cotidiana por la inmensa mayoría de la población del estado. Por si no fuera suficiente, en Veracruz se encuentran dos de los municipios más pobres del país, Mixtla de Altamirano y Tehuipango, a pesar de que un municipio como el de Boca del Río cuenta con un índice de desarrollo cercano a 1 (0.88%).

Veracruz cuenta con el «40% de los municipios del país con mayor desigualdad y son Xalapa, Fortín, Boca del Río –que tiene mayor índice de desarrollo pero que hay personas más ricas de las ricas y otros más pobres de los pobres o sea miserables– , Mariano Escobedo, Minatitlán, Coatzacoalcos, Nogales y Tuxpan«.

Urge revisar las políticas de desarrollo de nuestra entidad, porque tanto en términos socioeconómicos, como en términos ambientales y culturales, las cosas indican que no vamos bien, en realidad.



Paradojas del gasto educativo y cultural en México

Un grupo de renombrados analistas y escritores, politólogos y críticos culturales del país prepararon, bajo la coordinación de Francisco Toledo, Enrique Florescano y José Woldenberg, la obra Cultura Mexicana: Revisión y Retrospectiva (Taurus, México).  Tomando como punto de partida una perspectiva antropológica de la cultura, proponen una serie de interesantísimos análisis que abarcan desde el cambio cultural, pasando por el diagnóstico de nuestras instituciones culturales, hasta una síntesis estadística sobre las prácticas y el consumo culturales en México.

Al hablar del Estado-Editor, en el ensayo «Dilemas del Estado cultural», Rafael Pérez Gay escribe:

«Las autoridades educativas y culturales del gobierno de Felipe Calderón tardaron casi un año en abrir las puertas del sexenio. Afuera, a la intemperie, se encontrarán las mismas preguntas que han quebrado la cabeza a otros gobiernos y han hecho fracasar otras políticas públicas. Pongo aquí algunas de ellas relacionadas con la fibra de los programas de fomento a la lectura. En otras páginas he expresado mis dudas acerca del tamaño del editor estatal mexicano. Vuelvo a hacerlo aquí: ¿Tiene sentido sostener un Estado-editor de las dimensiones del que tenemos? No. ¿Tiene sentido editar cientos de miles de libros al año con una red no mayor de siete mil bibliotecas y un sistema de distribución que no excede los trescientos puntos de venta como los que regentea el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes? No. Es como comprarse veinticinco llantas de refacción para un solo coche, nada más por si se ofrece.

«Desde luego, no creo que el Estado deba abandonar la edición de libros, pero considero un error que se proponga como múltiple casa editora con los dineros públicos. El fracaso ha sido rotundo: el consumo no aumenta, la distribución es inexistente; en consecuencia, los lectores brillan por su ausencia y la industria editorial vive en un estado de desnutrición grave. Bastaría con la creación de un sistema selectivo y único de ediciones y el fortalecimiento del Fondo de Cultura Económica, no más. Nunca será lo mismo una casa editora que una institución cultural cuyo objetivo consiste en reducir los vacíos, los agujeros del mercado que pretende vender a toda costa, atropellando los contenidos. ¿A donde van los libros que publica la Dirección General de Publicaciones del CNCA? A las bodegas y a las bibliotecas; el proveedor es el cliente. Por cierto, un ejercicio ejemplar de transparencia consistiría en abrir a la luz pública las bodegas donde se guardan los libros del Estado-editor. Por alguna razón se mantiene bajo riguroso secreto el lugar donde se encuentran esas bodegas. Así, hemos llegado al bochornoso escenario en el cual se diseña un plan editorial que quizás elogiarían en España, pero con un consumo como el de Nicaragua y un sistema de distribución y comercialización adecuado para un país como Barbados.

«Editar para nadie.

«La paradoja del Estado-editor que fomenta la lectura y retiene en su poder el libro de texto (decidiendo así que los editores vivan al margen del único momento culminante de esa industria) no es la menor de las contradicciones de una política cultural que oscila entre la ilusión y el atavismo. Si se revisan el cine, el teatro o la música, aparecerá la misma fuerza paradójica: gastar el dinero en la misma casa de gobierno e instalar grandes aparatos sin público. ¿Quiere decir todo esto que el Estado no debe invertir en libros? No: quiere decir que debe gastar en bibliotecas (no en el delirio de una megabiblioteca) y en las editoriales privadas serias que sean capaces de surtir títulos que valgan la pena para enriquecer esos acervos.

«No hace falta ser adivino para saber que la política de editar libros a mansalva, a tontas y a locas, seguirá vigente. En buena medida, porque los responsables no rinden cuentas. Si un editor privado pierde dinero durante dos años, los dueños lo corren. Si un editor público pierde dinero, sus libros no se distribuyen, si editan para nadie, le llaman fomento a la lectura. Mientras la simulación y la autocomplacencia sean el eje de la edición estatal, el resultado será el desperdicio y la ausencia de público.
Pero hay algo más en la necedad de que editar cientos de miles de ejemplares nos vuelve cultos por el simple hecho de que la tinta se imprima en papel: echar libros al mundo para que vivan en la sombra húmeda de las bodegas debilita la idea de un Estado dispuesto a corregir los excesos del mercado, protector de las artes frente a la incultura de la libre competencia. La sospecha de que hemos retrocedido en materia de política cultural no es ilegítima; así lo demuestran la ausencia del público, la hiperpolitización de los espacios y cierto desprecio por la cultura como elemento extraño en el cuerpo de la sociedad. En este escenario crece la sombra del antiintelectualismo y se desvanece la aspiración de vivir una parte de la vida con ideas serias». (Pérez, 2008).

Por otro lado, autores como Raffaele Simone advierten desde tiempo atrás que las nuevas tecnologías, en especial Internet, representan «el principal enemigo del libro y de la lectura, a pesar de su apariencia de estar hecho para leer y escribir».

Los jóvenes en Internet no leen, «miran».

El mismo autor, Simone, advierte los siguientes rasgos en el uso de las nuevas tecnologías, que permiten reconocer el cambio de paradigma provocado por aquellas sobre la cultura y la información:

  • «Cambio en la jerarquía de los valores: ahora la visión natural prevalece sobre la alfabética.
  • Aumento del valor de la imagen (hipervisualidad) y con ello la supremacía de lo menos estructurado sobre lo más estructurado.
  • Nueva forma de elaborar la información, que cabe catalogar como «no proposicional» y la cual se caracteriza porque ha perdido los rasgos de ser analítica, estructurada, contextualizada y referencial, para convertirse en «una masa indiferenciada donde todo está en todo» y que desprecia el análisis y la experiencia.
  • Se ha modificado la naturaleza de la escritura y la tipología de los textos (hipertextos). «Las desventajas del libro frente al hipertexto hacen presagiar su desaparición y el nacimiento de una nueva cultura, con profundas repercusiones sociales, en especial en los modelos de enseñanza-aprendizaje, que tienen en el libro un fiel transmisor de información y esparcimiento con memoria indeleble«. (Cote, Eduardo. «Educación y cibersociedad: Hipertextos e hipermedia»).
  • » Los multimedia interactivos dejan muy poco margen a la imaginación. Como una película de Hollywood, los multimedia narrativos incluyen representaciones tan específicas que la mente cada vez dispone de menos ocasiones para pensar. En cambio la palabra escrita suelta destellos de imágenes y evoca metáforas que adquieren significado a partir de la imaginación y de las propias experiencias del lector» (Negroponte, 2000: 24-25).
  • Se tiene acceso a la información en un grado desproporcionadamente alto, lo que motiva que se hable de una «infoxicación» (indigestión informativa) en tanto no discrimina según criterios de selección, espíritu analítico y crítico». (Sádaba, sin fecha)

Con Carlos Slim Helú y su consorcio empresarial extendido por todo el territorio nacional, siendo el hombre más rico del planeta y el proveedor de acceso a Internet predominante en un país adonde se leen en promedio no más de tres libros al año por habitante: ¿Qué será de los jóvenes en edad de estudiar, ante la falta de visión en lo que concierne al desarrollo bibliotecario del país, a la ausencia de una política educativa que privilegie la alfabetización informacional de todos los ciudadanos (no solamente el dominio de la tecnología informática), y un Estado-editor evidentemente autista?



Hipatias del Siglo XXI

A pesar del sexismo y el machismo, de la desigualdad y la pobreza, millones de mujeres a lo largo y ancho del planeta disputan hoy, por sus méritos propios, las posiciones de poder y control que durante siglos han sido prerrogativas de los hombres.
En las ciencias y el arte, en la economía y la filosofía, en la arena política y en la técnica, no es dable explicar el formidable avance que la humanidad ha experimentado desde la más antigua historia, sin la acción de las mujeres.
Ya en el antiguo Egipto, bajo el imperio romano, nació una formidable mujer que descolló en las ciencias, especialmente en las matemáticas y la astronomía, y de la que diversos historiadores dejaron numerosos elogios. Hipatia de Alejandría de quien se dice «logró tales alcances en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo». Consejera de prominentes políticos de su tiempo, Hipatia fue perseguida y murió en el periodo llamado de Cuaresma, a manos de fanáticos religiosos que la consideraban un enemigo de los cultos y el poder clerical de la época, en tiempos en que el cristianismo empezaba a gozar de fuerza política y económica en el imperio romano.
Invocada siempre que se trata de exaltar las capacidades reprimidas, por el predominio patriarcal, de las mujeres en todos los ámbitos en que el varón goza de dominancia, Hipatia seguirá inspirando y conmoviendo a generaciones, y su legado se extenderá a lo largo y ancho de la sociedad mientras haya mujeres capaces de desarrollar su inteligencia, su creatividad y su exuberancia vital, a pesar de los obstáculos.
Cuando hablamos de sociedad de la información, o de sociedad del conocimiento y más aún cuando avizoramos lo que serán las sociedades del aprendizaje, ninguno de estos proyectos humanos es concebible sin la participación plena de las mujeres.
Es nuestro deber refrendar en la práctica, en la vida cotidiana, a cada momento, el respeto y la admiración que merecen todas las mujeres, a sabiendas de que es la parte de la humanidad sobre la que recaen los mayores sufrimientos, privaciones y exclusiones, y que no habrá hombres verdaderos si no somos capaces de honrarlas y protegerlas, procurando su inserción y participación plena en condiciones de igualdad en todos los ámbitos de la vida humana.
Nuestro reconocimiento para ellas debe ir mucho más allá del simbolismo que encierra ese cráter en forma de corazón, que ostenta el nombre de la filósofa Hipatia allá, en la Luna, pues ella representa la capacidad de las mujeres para orientar el rumbo de la humanidad aquí en la Tierra.



Las bibliotecas y el futuro de la humanidad

Con el nombre actual (bibliotecas) o con otros nombres -infotecas, cibertecas, mediatecas, o Casas de Salomón (como imaginaba Francis Bacon, que las tendría la utópica Bensalem, descrita en La Nueva Atlántida) las bibliotecas alcanzarán una integración cada cada vez más orgánica -con todo lo que implica el término- con la vida de las comunidades a las que sirven.
En los tiempos que corren, de precariedad económica y política, de gran polarización entre un sector cada vez más reducido de la población con acceso a la mayor parte de la riqueza global y vastos sectores de la humanidad padeciendo los ancestrales estigmas del hambre, la ignorancia, la enfermedad, la desocupación y la falta de acceso a los bienes informativos y culturales, es difícil imaginar qué futuro aguarda a la humanidad, ya no digamos en un lapso de 10 años, ni de 50, sino de cientos o miles de años.
Cabe esperar que las fuerzas que impulsan a la razón y a la vida ética acabarán por imponerse a los intereses meramente económicos y materiales, los intereses políticos y el afán de dominación de cualquier tipo, aunque esto suene a utopía. Pero, en algún momento futuro la humanidad, para asegurarse de perdurar, deberá hacer planes y proyectos encaminados a la conquista de ese tiempo futuro de inmensas posibilidades, en el cual puedan expresarse de forma cada vez más perfecta los valores que han impulsado a la humanidad desde su origen: la libertad, la fraternidad, la paz, el crecimiento individual y colectivo, la prosperidad y la seguridad alimentaria, el derecho a una vida creativa, el derecho a aprender desde la cuna hasta la tumba, el derecho a gozar y legar los mejores bienes culturales y espirituales de las generaciones pasadas y hacia las generaciones futuras, el derecho a un ambiente limpio, a un entorno protegido, los derechos de otras especies biológicas, en suma, el derecho a la continuidad por tiempo indefinido de la vida en la Tierra y, con suerte, en otros lugares.
¿Qué papel juegan y jugarán las bibliotecas en ese futuro distante?
El auge de las telecomunicaciones que está en la puerta -Google podría empezar a comercializar conexiones de red tan rápidas como 1 gigabit por segundo- aunado al de enormes capacidades para almacenar y procesar información -al respecto, la sociedad ingenieril que establece estándares para las memorias Flash, acaba de dar a conocer un especificación que, si los fabricantes la adoptan, permitirá almacenar más de un centenar de petabytes en el espacio de una estampilla postal -el tamaño aproximado de una memoria Flash- y la conexión a las redes de información de sectores cada vez más amplios de la humanidad, son elementos fundamentales del futuro de las bibliotecas.
El avance tecnológico asegurará la capacidad para digitalizar, almacenar, transmitir y visualizar, volúmenes crecientes de la experiencia, pensamientos, ideas y visiones digitalizados de la humanidad, mientras que, por otro lado, los sistemas de cómputo serán capaces de realizar tareas como el meta-etiquetado automático de ese acervo textual, visual y sonoro, con el apoyo de sistemas expertos y de la inteligencia artificial. Lo anterior, combinado con el poder ampliado de análisis, síntesis y organización de la información y el conocimiento que traerá de la mano la Web Semántica, permiten imaginar que en poco tiempo, tal vez aún antes de que termine esta década, los habitantes de la Tierra contarán con una megabiblioteca de conocimientos tan grandiosa, tan vasta y completa, que ni los mejores filósofos e intelectuales del pasado hubieran podido soñar con una mejor, más rica y más diversa.
No nos referimos solamente al acceso a documentos que por sí mismo es fundamental, nos referimos a la posibilidad de que todas las disciplinas confluyan en estudios sobre la experiencia de sociedades enteras, más allá de la fruición por el control, la vigilancia y el castigo, de que un gran cuerpo de especialistas de todas las disciplinas se enfrasquen en una verdadera autoobservación de la humanidad, a escala global, facilitada por la tecnología.
¿Deberemos temer que, como en algunas novelas o historias de anticipación, nos volveremos esclavos de los mecanismos que hemos inventado?
Jacque Fresco ofrece una perspectiva semejante, con su proyecto Venus: ciudades recreadas de novo sobre las ruinas de las anteriores, pero controladas por ordenadores y en una elegante interacción con su entorno.
Fresco propone una arquitectura futurista que cambiará para siempre el paisaje de la humanidad, los entornos en los que se desarrollan los seres humanos. Como resulta claro, no todos los países podrán emprender planes de refundación, como el que Fresco plantea con su Proyecto Venus.
Todavía debemos esperar a ver qué clase de urbanismo, qué clase de soluciones ambientales, qué clase de eco-urbanismo surge de la inteligencia latinoamericana, ahora que las oportunidades de cooperación e integración regional son tal vez las mejores de la historia.
Los europeos ya trabajan desde hace tiempo en sus propias líneas de arquitectura ecológica y sustentable. También se impone el reto energético. El desafío que supone el cambio climático -ya como calentamiento, ya como glaciación- y esta oleada inusual de eventos sísmicos (Haití, Chile…), deberá reflejarse -tarde o temprano- en la forma que los hombres damos a nuestro hábitat en las ciudades, las metrópolis, el campo.
Y está, siempre, la cuestión de la sustentabilidad, de los derechos humanos y de los derechos de otras especies. El futuro hipercomplejo al que tiende la humanidad, amerita de los mejores esfuerzos de inteligencia e investigación colectivas, esfuerzos que parecen impensables sin bibliotecarios, ni bibliotecas de algún tipo. ¿Estamos listos?
Imagen tomada de The Project Venus.



Carlos Montemayor y el ethos del verdadero universitario

Conocí personalmente a Carlos Montemayor durante unos breves minutos, durante una visita que realizó hace algunos meses a la biblioteca en que laboro. En esa ocasión tuvimos la oportunidad de ayudarle a localizar información sobre reformas constitucionales en México, relacionadas con el delito de disolución social. Con suma sencillez nos explicó que entre las reformas a la Constitución en proceso, existía la intención gubernamental de revivir o de reeditar la figura de ese delito. Como si nos hubiera conocido de mucho tiempo atrás, hasta bromeó sobre nuestra habilidad para recuperar información, una tarea sencilla en el fondo, pero a la que él seguramente no dedicó mucho tiempo, al delegarla quizás en otras personas, mientras él se enzarzaba con lo importante.
Con la misma sencillez con que llegó se marchó, no sin que yo pudiera evitar decirle que su obra Los informes secretos, a medio camino entre la novela y el reportaje pero basada sin duda en la realidad escalofriante de la persecución política en México, había dejado una honda impresión en mí.
Sin duda, Carlos Montemayor era un investigador extraordinario, un intelectual vigilante y comprometido con los intereses de la sociedad, un humanista en el mejor sentido del término y su obra intelectual y literaria se mantendrá viva para muchas generaciones aún por venir. En paz descanse.



Entre la debacle y la esperanza

Pasada la mitad de su periodo, la actual administración federal no ha logrado concitar el respaldo mayoritario de los mexicanos a sus políticas económica, educativa, cultural, fiscal, social, ni de seguridad. Las dudas que prevalecen aún sobre la legitimidad de su mandato y la evidente descomposición que se ha vivido en la escena política en estos tres años, no solamente han conducido al país a «la peor crisis económica de nuestras vidas», como reconocen los más documentados y acuciosos análisis, sino también a un crisis social y política de consecuencias insospechadas. Justo ahora, varias ciudades y entidades del norte del país, como en su momento ha ocurrido también en el centro y sur del país, viven horas de angustia y tensión porque la seguridad y la convivencia pacífica han sido suplantadas por los espectros de la violencia, las ejecuciones y el narcotráfico.
Convendría aprontar estrategias que fueran al fondo del asunto de la inseguridad, el desempleo, la pobreza y la informalidad en la economía. Para ello, algo o mucho pueden y deben hacer las bibliotecas de todo tipo. En lugar de hablar de inversiones raquíticas en espacios para la práctica de deportes, como recientemente se propuso ante la grave oleada de violencia que afecta a Ciudad Juárez, cabría esperar una acción contundente del estado para recuperar espacios públicos y para afianzar y consolidar el capital social de esas y otras partes del país. Un proyecto de bibliotecas regionales, regionales no sólo por el membrete, sino por las funciones específicas que tendrían que realizar dentro de su ámbito geográfico de influencia, enclavadas en lugares altamente estratégicos, y con una oferta significativa de recursos de información, de actividades culturales y de foros y espacios para la interacción social, podrían detonar procesos de reflexión y recreación que opusieran una importante resistencia al ocio estéril, la falta de horizontes vitales, y acabar paulatinamente con la falta de oportunidades de acceso a la cultura en esas zonas. Un proyecto como el de las bibliotecas-parque que con visión generosa realizó el gobierno de Colombia.
Cuando se piensa en las graves irregularidades que reporta la Auditoría Superior de la Federación en torno al manejo de cuantiosos recursos públicos, uno se pregunta ¿por qué no se transparenta el ejercicio de esos recursos y se invita a los diversos sectores profesionales y empresariales para erigir proyectos como el de Parques Bibliotecas en Medellín, Colombia, como un primer paso en un vasto proceso de restauración del tejido social y de la actividad cultural y educativa en las zonas del país que hoy por hoy parecen tierra de nadie?
Se habla de capitales excedentes originados en la renta petrolera hasta por un billón de pesos, que han ido a parar a un barril sin fondo de gastos gubernamentales. ¿Es así como se piensa colocar a nuestro país en condiciones de competir y colaborar con otros países de América Latina y del mundo? El caso de Haití debe brindarnos suficientes lecciones a todos los latinoamericanos, acerca de cierta incapacidad histórica para gobernarnos de acuerdo con principios democráticos, pero también del papel que juega la injerencia extranjera en asuntos que deberían ser de interés principalmente de los habitantes de este país.
Deberíamos, los bibliotecarios todos, pero también los docentes y los propios estudiantes, apurar el paso para que aún las bibliotecas municipales más pequeñas, esas que ocupan un cuarto al lado de la intendencia en muchos palacios municipales, estén abiertas todo el día, exijan la conectividad mínima para usar Internet, exijan cursos de capacitación y actualización tanto en procesos bibliotecarios como en el uso efectivo de las nuevas tecnologías, para conformar así, gradualmente, una verdadera red inteligente de bibliotecas que compartan toda clase de recursos y servicios, que permitan orientar y educar al usuario, que brinden información oportuna sobre cuestiones económicas, sobre la salud, el medio ambiente y una infinidad de temas que son de interés de todos los ciudadanos.
Las bibliotecas escolares, por su parte, deberían mantener colecciones vivas tanto impresas como electrónicas, en torno a los asuntos que interesan o inquietan a los jóvenes, con información completa y suficiente sobre las consecuencias del uso de drogas, las prácticas sexuales riesgosas, el cuidado de su entorno inmediato y de su integridad física y psicológica.
Aunque tal vez sea imposible establecer correlaciones entre el nivel educativo y el nivel cultural de la población y su proclividad al consumo y trasiego de drogas, es casi seguro que la ignorancia, la pobreza y la escasez de oportunidades para trabajar, estudiar, aprender y desarrollar el propio potencial, constituyen el campo de cultivo perfecto para los comerciantes de enervantes y otras sustancias dirigidas a alterar el funcionamiento cerebral de los individuos. El acceso a la información y el uso cooperativo de la misma (como es el propósito de la Biblioteca Virtual de la Cooperación Internacional, por ejemplo) pueden ser una clave que falta por explotar en la recuperación de  una convivencia social pacífica y un estado democrático.



Haití: desastre natural sobre la infamia de la historia

Guillermo Fernández Ampié*

La última tragedia que azota Haití ha atraído los focos de las empresas internacionales comercializadoras de noticias que no se cansan de repetir cuán pobre, qué falta de infraestructuras y servicios resulta la sociedad haitiana. El periódico español El País reseña «la crueldad» de la historia de esa nación caribeña: «crisis gubernamentales arbitradas a machetazos, pobreza, hambre y migraciones masivas». Otro análisis de la agencia Ap cita a algunos «expertos» que explican la desgracia por la conjugación de una serie de factores «asesinos»: geografía, problemas sociales, chapuceros estándares en la construcción de edificios «y mala suerte». De remate, el predicador estadunidense y alguna vez precandidato presidencial republicano Pat Robertson afirma que existe una maldición sobre el pueblo haitiano porque éste habría hecho un pacto con el demonio para destruir la esclavitud e independizarse del yugo francés.

De lo que se cuidan de hablar estos medios y sus fuentes «expertas», o que apenas aluden, es de la responsabilidad de Estados Unidos y Europa en la postración de Haití. Si algo ilustra la crueldad en la historia haitiana es precisamente la continua agresión de la que ha sido objeto el país (registrada por Gregorio Selser en su monumental obra sobre las intervenciones extranjeras en América Latina). Vale la pena recordar, aunque sea de forma sucinta, algunos de estos otros «factores asesinos» que han contribuido a la pobreza endémica de los haitianos.

En primer lugar mencionemos la exigencia de Francia, en 1838, para que Haití pagara 90 millones de francos de la época, para indemnizar los dueños de esclavos y plantaciones, y como condición ineludible para reconocer al país como nación independiente (cifra abonada religiosamente por los haitianos hasta ser cancelada en 1883).

Otro es el «incidente Lüders», que más bien pareciera un cuento del realismo mágico. La historia va así: En 1897, unos policías haitianos quisieron detener a un individuo a quien su anterior patrón acusó de un robo menor. El nuevo empleador del acusado, el comerciante Emile Lüders, trató de impedir utilizando bastonazos que se ejecutara la orden judicial. Lüders era hijo de madre haitiana y de padre alemán, y detentaba la ciudadanía haitiana. Con su actitud violó las leyes haitianas, fue juzgado y condenado a un año de prisión. Apeló entonces a su ascendencia alemana, y fue liberado poco después gracias a las gestiones de un diplomático de Estados Unidos. Lüders se trasladó a Alemania donde gestionó represalias contra Haítí. El káiser, ni corto ni perezoso, envió varias naves de guerra y un ultimátum para los haitianos: la entrega de 20 mil dólares como indemnización para Lüders, además de ofrecer disculpas al representante alemán y saludar con 21 cañonazos la bandera de Alemania. De no cumplirse la demanda, Puerto Príncipe sería arrasada por las cañoneras alemanas. El gobierno haitiano se vio obligado a ceder al chantaje.

Un tercer elemento es el de la invasión militar estadunidense que engendró la dictadura de Francois Duvalier, Papá Doc, y de su hijo Jean-Claude, el igualmente corrupto y asesino Baby Doc. Estos siniestros personajes duraron tanto en el poder gracias a la alimentación recibida por el cordón umbilical de la complicidad «americana».

Hechos más contemporáneos también merecen mención. Entre ellos el ascenso y la caída de Jean Bertrand Aristide, a quien El País identifica como «el cura populista que nunca pudo o supo erradicar las causas» de la postración haitiana (como si un solo hombre pudiera transformar, en algunos meses de gobierno, las secuelas de un sistema que tiene siglos de castigar a los haitianos). Aristide fue derrocado con la complicidad estadunidense, y restituido en el poder tras comprometerse a aplicar unas políticas neoliberales que desangraron todavía más a una población hundida ya en la miseria. Bill Clinton, hoy irónicamente nombrado enviado especial de Naciones Unidas para Haití, era entonces el presidente estadunidense cuando esto ocurrió.

Como podemos ver, una de las principales claves para entender la tragedia haitiana está en lo que menciona, casi sin querer, el periódico español: el protectorado que de hecho ejerce la Casa Blanca sobre Haití desde 1915. Si alguna maldición ha caído sobre el pueblo haitiano es precisamente la del intervencionismo de Estados Unidos; una maldición que al parecer continúa hasta el día de hoy, cuando todo indica que el gobierno de Estados Unidos toma la nueva tragedia como un pretexto para ocupar militarmente, una vez más, a tan desdichada nación.

* Periodista, ex editor de la revista Barricada Internacional.

(Fuente: La Jornada, 17 de enero de 2010.)

Para allegarse información y puntos de vista generadores de apreciaciones más profundas sobre la tragedia haitiana, recomendamos la lectura de el último suplemento semanal de La Jornada.



Su sangre llega hasta nosotros: nuestros hermanos de allá

Tormenta

Por Jacques Roumain (Haití, 1907-1944)

El viento espantó un rebaño de bisontes blancos en la
[vasta pradera
del cielo. Silenciosos y poderosos aplastaron
el sol: el sol se apagó.
El viento aulló como una mujer en mal de parto:
La lluvia acudió, hija del fuego y del mar;
llegó danzando
y lanzó sobre el mundo cortinas de bruma.
Las hojas cantaron
temblando como debutantes de music-hall;
vino el trueno
y aplaudió. Entonces todo se calló para dejar
aplaudir al trueno; las flores
murieron sin haber vivido; las palmeras agitaron
sus abanicos contra el calor.
Un rebaño de bisontes emigra del oriente al
occidente, y la noche llegó como una mujer de luto.

Tomado de: Roumain, Jacques. Gobernadores del rocío y otros textos. Fundación Biblioteca Ayacucho. Gobierno Bolivariano de Venezuela. Texto completo en línea.



2010: un año que tenemos que pensárnoslo

Y pensárnoslo mucho, en solitario y colectivamente, porque tal vez antes del 2012 no haya otro momento decisivo en nuestra historia como éste. Y tenemos que pensárnoslo en el sentido que señala Jorge Mendoza, retóricamente: «El pensamiento retórico: Otro argumento sobre la mente«.
Y recordar a Solón, reunirnos con él en la memoria, con el legislador griego, el de los orígenes de la civilización occidental: si el pueblo padece hambre e injusticia, si el pueblo no tiene trazado un camino, si el pueblo sufre de carencias y de desazón, si algunos abusan de esta condición para sacar provecho y beneficiarse, si nos roban lo que nos pertenece, si los bolsillos están vacíos y hay esta especie de esclavitud bochornosa, existen causas identificables de todo ello, y está en las manos de la propia sociedad, el corregir o eliminar dichas causas.