Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



Bibliotecas y sustentabilidad

Las bibliotecas han contribuido históricamente a la sustentabilidad a través de la reutilización de los recursos documentales. Aún pueden hacer mucho más.

 

La Dirección General de Bibliotecas, atendiendo las disposiciones que en materia de sustentabilidad ha implementado la Universidad Veracruzana, en particular a través de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (Cosustenta), se ha sumado gradualmente a las prácticas y actividades para la sustentabilidad ambiental y humana de esta casa de estudios.

Por ello, se ha procurado optimizar el consumo de electricidad y agua, instalando -donde los recursos disponibles lo han permitido- lámparas ahorradoras y/o con tecnología LED y, así como sanitarios ecológicos.

Se recicla el papel para impresiones, como práctica habitual de esta dependencia desde hace algunos años, buscando la reducción gradual de las impresiones.

Se recomienda, inclusive, el uso de fuentes tipográficas que reducen el consumo de tóner y tinta.

Se aprovechan, como es sabido, las herramientas tecnológicas como videoconferencias y plataformas de redes sociales, para continuar con las actividades durante la contingencia sanitaria.

Se alienta a nivel institucional el uso del repositorio institucional y -con ello- la adopción del acceso abierto, los datos abiertos y la ciencia abierta, por parte de la comunidad universitaria, tomando en cuenta también las disposiciones en materia de protección de datos personales y el respeto al derecho de autor.

Con relación a la actividad en la que pueden y deben incorporarse los cuerpos académicos (el desarrollo de las colecciones de recursos documentales, para que estén disponibles en las bibliotecas universitarias), se recomienda tener en cuenta dos conceptos clave que son la sobreselección infraselección de recursos.

Al evitar ambas, se contribuye de manera importante a construir colecciones documentales apropiadas al nivel universitario y se optimiza el uso de recursos financieros para su adquisición.

Se ha participado en la actividad de Exposustenta, inclusive en la modalidad virtual durante el periodo de confinamiento sanitario.

Recursos en línea para la sustentabilidad

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Recursos impresos para la sustentabilidad (Koha)

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Bibliotecas verdes

“Suele hablarse de sustentabilidad como una buena intención, pero no se cuantifica, por ello es necesario dar cuenta de estos esfuerzos institucionales”

Doctora Sara Ladrón de Guevara (Rectora)


Cómo sumarse a la
sustentabilidad universitaria.

  

Los riesgos de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes | Faros HSJBCN

Las redes sociales se han convertido en un espacio en el que formamos y construimos relaciones, nuestra propia identidad y nos expresamos. ¿Pero hemos valorado suficientemente qué riesgos supone?
— Leer en faros.hsjdbcn.org/es/articulo/riesgos-redes-sociales-salud-mental-adolescentes

  

Día Mundial de Internet: en México, apenas 1 de cada 4 habitantes tiene acceso a la red

Una muestra de nuestro subdesarrollo: en México pagamos los precios más caros por el servicio de Internet -un servicio, por lo demás, inexplicablemente lento-.

Ya se ven, en la televisión de paga, los anuncios de alguna empresa de cable, con indicaciones para que el propio usuario diagnostique y repare su conexión a Internet, reiniciando su cable-módem, antes de llamar al servicio de soporte técnico.

¿Servicios caros, lentos y saturados?

No sólo eso: el virtual monopolio de las telecomunicaciones, que es el sello de esta industria en México, representa un freno intolerable al desarrollo económico del país, que impide también el desarrollo de redes de acceso público y gratuito en bibliotecas, escuelas, hospitales, y todo tipo de instancias culturales y sociales.

Los avances en el gobierno electrónico (e-gobierno), por citar otro rasgo de la cuestión, son todo menos que uniformes y no se distinguen exactamente por la usabilidad y la accesibilidad. No son extraños los portales de servicio público para los cuales es preciso conectarse ¡únicamente con Internet Explorer! ¡ni los que no soportan el acceso a través de un navegador en un teléfono celular!

Queda mucho -pero mucho- por hacer. Sobre todo en el campo de las capacidades. Recientemente alguien en el CONACyT expresó que deben agotarse las posibilidades de entretenimiento de las nuevas tecnologías para dar paso a los aprovechamientos educativos.

¿No es eso, como dice el refrán, poner la carreta delante de los bueyes?

Aunque la tecnología mundial de acceso a Internet ha avanzado a grandes pasos: como las redes metropolitanas, WiMax, habilitadas ya en algunos países, con cobertura de alta velocidad en un radio de 50 kilómetros, y que podrían servir como redes públicas en escuelas, hospitales y bibliotecas; o la computadora de 15 dólares que usa cualquier red, televisor, teclado y ratón para brindar acceso a todos los estudiantes al conocimiento mundial; o la tecnología PLC (Power Line Communication) que convierte cada tomacorrientes eléctrico en un punto de acceso a Internet; en México, estamos paralizados por los intereses comerciales y privados, que colman el imaginario de los políticos y los grupos responsables de la conducción gubernamental.

En la guerra por el triple y cuádruple play, en México, los grandes concesionarios de las telecomunicaciones (TV Azteka, Televisa, Telcel, Telmex, IUSACELL) actúan bajo un cuidadoso cálculo de gigantescas ganancias a corto, mediano y largo plazo ¿y las ganancias para la sociedad, a qué hora?

¿No fue, acaso, el control de la red de fibra óptica de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, el motivo real de la disolución de esa empresa que originó el despido de 35 mil trabajadores, la requisa de su fuente de trabajo, y que ahora, puesta en manos de la Comisión Federal de Electricidad, será subastada a particulares para que siga girando la rueda feliz de la fortuna y de las ganancias privadas, a costa de la inversión, el trabajo y los sacrificios sociales?

Faltan muchas escuelas por conectarse a las redes de información, pero sobre todo falta educar a los profesores, estudiantes y padres de familia no solo en el uso de las nuevas tecnologías, sino, sobre todo en un campo que los bibliotecarios vienen expandiendo desde hace varias décadas, y que es el de la alfabetización informacional: no se piense ya sólo en la alfabetización tecnológica, o en la digital, éstas son casos particulares de aquella.

Lo que debe buscarse siempre, en todos los niveles educativos, es que los estudiantes (y sus profesores):

a) reconozcan y definan sus necesidades de información,
b) identifiquen y seleccionen las mejores fuentes para resolverlas (atención: en muchos casos, no están en Internet, ni son localizables con Google),
c) localicen, recuperen y preserven de manera organizada la información que necesitan,
d) organicen y comuniquen, de manera eficiente y efectiva, la información recuperada; y, finalmente, que
e) utilicen de manera ética y legal, para fines individuales y colectivos provechosos, la información y el conocimiento, así obtenidos.

Aparte de la inversión pública en redes, en bibliotecas y centros comunitarios digitales -que, si bien existen al menos en el papel, no se ven por ningún lado, en el mundo real- es preciso invertir en educación, y convencer a cada profesor, a cada bibliotecario, a cada maestro, alumno y padre de familia de que sin alfabetización informacional, todas las inversiones que se hagan, serán dinero tirado a la basura.

Sobra decir que, en la base de toda alfabetización, está la lectura, algo que ha sido desatendido e ignorado proverbialmente en nuestro país, a pesar de los discursos alegres que se elaboran al respecto.

Mientras la lógica entreguista de los recursos públicos impere, ni en educación, ni en telecomunicaciones, ni en ningún otro campo, tendremos mucho que celebrar.
 



Escenas del tsunami en Japón

ABC.es mantiene un registro de los principales acontecimientos asociados al terremoto en Japón. Además, difunde un video impresionante que da idea de la destrucción en ese país.
El Tsunami en directo: más de 300 muertos y 350 desaparecidos. (Otra versión habla de más de 80,000 personas desaparecidas).

Un bloguero capta un almacén en Tokio, que ha sido vaciado por los ciudadanos en prevención de lo que ocurrirá con servicios básicos y la disponibilidad de alimentos, en los días siguientes.



Inundaciones y alfabetización (ambiental, científica y financiera)

Karl, Mateo… ¿cuántos huracanes o depresiones naturales más nos esperan a los mexicanos en el futuro?
¿Cómo nos vamos a preparar para enfrentar las inundaciones que seguramente afectarán a la región veracruzana y al sureste del país?
¿Estamos dispuestos a asumir los costos en vidas humanas, infraestructura afectada, agricultura dañada, al seguir por el mismo camino de indolencia e impreparación? ¿Queremos estar cada año, cada dos años, reuniendo paliativos para nuevos damnificados?
¿O queremos enfrentar nuestros problemas como entidad y como nación con un enfoque integral, científico?
¿Así, con discursos, con visitas a las zonas devastadas, vamos a hacer frente al mayor reto de nuestras existencias: el cambio climático global?
¿Cuántas crisis humanas, alimentarias, económicas, de estabilidad política y social, tenemos que atravesar para ya ponernos, finalmente, a trazar el camino que queremos recorrer, para dejar de ser llevados por las circunstancias, y poner todos nuestros esfuerzos en una ruta, en un camino definido por nosotros mismos?
Para ello, toda la población del país, toda la población veracruzana, debe emprender en todo momento y en todas partes el camino de la alfabetización y el de la educación, mejor aún, el de la polialfabetización y el de la educación permanente y de por vida: necesitamos una alfabetización ambiental, que nos permita decidir de manera informada sobre cuestiones tan elementales y necesarias como el lugar adonde podemos construir nuestras viviendas, las normas mínimas de seguridad para la construcción, el uso racional y sustentable de los recursos naturales disponibles, la forma adecuada de manejar nuestros residuos domésticos e industriales y la administración eficaz de nuestros escasos recursos económicos; esto es parte de esa alfabetización financiera, tan urgente y necesaria cada día más, que tiene que ver con nuestros hábitos de consumo, de crédito, de inversión y de ahorro.
Por su parte, las autoridades de todo el país y en todos los niveles de gobierno, principalmente el poder legislativo, deben poner manos a la obra para crear condiciones de justicia social y económica en México, que presenta una desigualdad ignominiosa, que afrenta a las mentes civilizadas de todo el mundo: no puede persistir el estado de indefensión y desigualdad económica que mantiene a la mitad de la población sobreviviendo a base de puro ingenio o recurriendo a actividades delicitivas; los gobiernos deben dejar de administrar la pobreza y empezar a crear condiciones para que todos los mexicanos tengan igualdad de oportunidades en la vida, y exista un equilibrio razonable entre trabajo, productividad y remuneración. Hay reivindicaciones sociales y económicas de los trabajadores, que son el resultado de luchas históricas, que hoy se ven desmanteladas o se amenaza con su desmantelamiento, impúdicamente, no sólo en México, en todo el mundo.
Tampoco podremos hacer frente a los retos del futuro inmediato, ni a los del mañana, sin una amplia, constante y actualizada alfabetización científica. Ningún país desarrollado del planeta ha erigido instituciones, empresas y polos científicos, tecnológicos e industriales, generadores de riqueza económica y bienestar social, ignorando los avances de la ciencia y la técnica.
En la base del desarrollo civilizatorio está, de una manera o de otra, la gestión del conocimiento. Las sociedades que avanzan en alguna dirección, son las que aprenden de sus propios errores. Nosotros hemos dado un enorme rodeo de 200 años y otro de 100, para llegar a la misma condición de desigualidad, corrupción e injusticia de las épocas de la Colonia y el Porfiriato.
Nuestros grilletes ya no son físicos, ahora son mentales y están relacionados con una ideología dominante que se expresa día a día en los medios masivos de comunicación, en nuestras relaciones interpersonales incluso: luchamos a brazo partido por migajas de poder para sobrevivir, cuando nuestra lucha común, colectiva, debería ser por el conocimiento para todos, para convivir fraternalmente.
Vivimos bajo una nueva dictadura, la de los empresarios de la comunicación, que desdeñan la cultura, los libros y el conocimiento en general y difunden a todas horas precisamente los «valores», los estereotipos y los vicios que orillan a un adolescente de 17 años a empuñar las armas del sicario, o a prestarse a trasegar estupefacientes, en lugar de asistir a la escuela y abrazarse a los libros y el saber, o las redes de conocimiento e información como Internet. Es la política económica que privilegia el éxito de unos pocos, la que garantiza la exclusión de muchos, a los que se conculcan derechos humanos fundamentales: a la salud, a la vivienda, a la educación y al trabajo.
Como bibliotecarios, trabajadores de la información y el conocimiento, estamos convencidos de que ninguna alfabetización es posible, si no existe como fundamento de ellas una alfabetización en información. Ser alfabetizado en información significa que uno es capaz de reconocer  cuándo necesita información, qué información necesita y cómo la necesita, capaz de saber adónde buscar y cómo recuperar esa información que se necesita, además de utilizar de manera ética, legal y efectiva la información obtenida con una finalidad personal o social. Los docentes de todos los niveles y los bibliotecarios de todos los ámbitos, debemos ser los primeros comprometidos con todas estas alfabetizaciones, por el bien de nuestros hijos.



La problemática ambiental como problemática cognitiva

Por desconocimiento, o aún con pleno conocimiento, la humanidad amenaza, desmantela, destruye y desarticula los ritmos y ciclos de la naturaleza, alterando también las condiciones para su propia subsistencia: reordena el espacio y transporta materiales a una velocidad pasmosa comparada con la velocidad con que lo hace la naturaleza. La actividad humana es disruptora de equilibrios y balances que son el resultado de microajustes entre los factores físicos del medio y la fauna y la flora -la biota- que tomaron millones de años en ocurrir. Nuestra ciencia, por muy avanzada que resulta en algunos casos, es una fuerza que opera en forma bruta, aún torpe y sin una conciencia completa de las consecuencias de sus acciones e intervenciones.

Por eso, porque el conocimiento que tenemos de las implicaciones y repercusiones de la actividad humana en el medio aún son inciertas, tanto a nivel individual como colectivo, el problema del impacto humano sobre el ambiente es un problema que tiene un importante componente cognitivo.

La educación y los medios de comunicación tienen una grave responsabilidad, en tanto que brindan información y conocimiento aplicable que la sociedad utiliza en su relación cotidiana con el medio ambiente.
Se trata de señalar que es todo el conglomerado de acciones y actividades humanas las que deben y pueden ser sometidas a revisión a la luz de la noción de sustentabilidad. ¿Cuántos recursos de diverso tipo se desperdician al día porque continuamos consumiendo y produciendo de la forma en que lo hacemos? ¿Cómo podemos incorporar nuestra actividad a los ritmos de la naturaleza, sin destruir con nuestros burdos esquemas la complejas sutilezas que preexisten en nuestro entorno?
Las bibliotecas de todo tipo juegan un papel importante en esta toma de conciencia, en este cambio de paradigma que nos conduce del estado actual de consumo compulsivo egoísta y ecocida, a una convivencialidad más allá de la neurosis, gozosa, altruista y biófila, que parte del reconocimiento permanente del status ontológico de los otros seres humanos, de las otras especies y de la totalidad la naturaleza.
Foto: Oak Tree Sunrise, de Ansel Adams.