Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



Día Mundial de Internet: en México, apenas 1 de cada 4 habitantes tiene acceso a la red

Una muestra de nuestro subdesarrollo: en México pagamos los precios más caros por el servicio de Internet -un servicio, por lo demás, inexplicablemente lento-.

Ya se ven, en la televisión de paga, los anuncios de alguna empresa de cable, con indicaciones para que el propio usuario diagnostique y repare su conexión a Internet, reiniciando su cable-módem, antes de llamar al servicio de soporte técnico.

¿Servicios caros, lentos y saturados?

No sólo eso: el virtual monopolio de las telecomunicaciones, que es el sello de esta industria en México, representa un freno intolerable al desarrollo económico del país, que impide también el desarrollo de redes de acceso público y gratuito en bibliotecas, escuelas, hospitales, y todo tipo de instancias culturales y sociales.

Los avances en el gobierno electrónico (e-gobierno), por citar otro rasgo de la cuestión, son todo menos que uniformes y no se distinguen exactamente por la usabilidad y la accesibilidad. No son extraños los portales de servicio público para los cuales es preciso conectarse ¡únicamente con Internet Explorer! ¡ni los que no soportan el acceso a través de un navegador en un teléfono celular!

Queda mucho -pero mucho- por hacer. Sobre todo en el campo de las capacidades. Recientemente alguien en el CONACyT expresó que deben agotarse las posibilidades de entretenimiento de las nuevas tecnologías para dar paso a los aprovechamientos educativos.

¿No es eso, como dice el refrán, poner la carreta delante de los bueyes?

Aunque la tecnología mundial de acceso a Internet ha avanzado a grandes pasos: como las redes metropolitanas, WiMax, habilitadas ya en algunos países, con cobertura de alta velocidad en un radio de 50 kilómetros, y que podrían servir como redes públicas en escuelas, hospitales y bibliotecas; o la computadora de 15 dólares que usa cualquier red, televisor, teclado y ratón para brindar acceso a todos los estudiantes al conocimiento mundial; o la tecnología PLC (Power Line Communication) que convierte cada tomacorrientes eléctrico en un punto de acceso a Internet; en México, estamos paralizados por los intereses comerciales y privados, que colman el imaginario de los políticos y los grupos responsables de la conducción gubernamental.

En la guerra por el triple y cuádruple play, en México, los grandes concesionarios de las telecomunicaciones (TV Azteka, Televisa, Telcel, Telmex, IUSACELL) actúan bajo un cuidadoso cálculo de gigantescas ganancias a corto, mediano y largo plazo ¿y las ganancias para la sociedad, a qué hora?

¿No fue, acaso, el control de la red de fibra óptica de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, el motivo real de la disolución de esa empresa que originó el despido de 35 mil trabajadores, la requisa de su fuente de trabajo, y que ahora, puesta en manos de la Comisión Federal de Electricidad, será subastada a particulares para que siga girando la rueda feliz de la fortuna y de las ganancias privadas, a costa de la inversión, el trabajo y los sacrificios sociales?

Faltan muchas escuelas por conectarse a las redes de información, pero sobre todo falta educar a los profesores, estudiantes y padres de familia no solo en el uso de las nuevas tecnologías, sino, sobre todo en un campo que los bibliotecarios vienen expandiendo desde hace varias décadas, y que es el de la alfabetización informacional: no se piense ya sólo en la alfabetización tecnológica, o en la digital, éstas son casos particulares de aquella.

Lo que debe buscarse siempre, en todos los niveles educativos, es que los estudiantes (y sus profesores):

a) reconozcan y definan sus necesidades de información,
b) identifiquen y seleccionen las mejores fuentes para resolverlas (atención: en muchos casos, no están en Internet, ni son localizables con Google),
c) localicen, recuperen y preserven de manera organizada la información que necesitan,
d) organicen y comuniquen, de manera eficiente y efectiva, la información recuperada; y, finalmente, que
e) utilicen de manera ética y legal, para fines individuales y colectivos provechosos, la información y el conocimiento, así obtenidos.

Aparte de la inversión pública en redes, en bibliotecas y centros comunitarios digitales -que, si bien existen al menos en el papel, no se ven por ningún lado, en el mundo real- es preciso invertir en educación, y convencer a cada profesor, a cada bibliotecario, a cada maestro, alumno y padre de familia de que sin alfabetización informacional, todas las inversiones que se hagan, serán dinero tirado a la basura.

Sobra decir que, en la base de toda alfabetización, está la lectura, algo que ha sido desatendido e ignorado proverbialmente en nuestro país, a pesar de los discursos alegres que se elaboran al respecto.

Mientras la lógica entreguista de los recursos públicos impere, ni en educación, ni en telecomunicaciones, ni en ningún otro campo, tendremos mucho que celebrar.
 



Facebook y Twitter, nuestro temido panóptico

Las implicaciones mundiales del uso de las redes sociales, en los últimos años, han sido evidentes para muchos. Recientemente, las revelaciones de Wikileaks han sacudido relaciones bilaterales como la de México con Estados Unidos, por decir lo menos. El Medio Oriente es recorrido por un sueño de libertad y democracia que se sustenta, sí, en la inconformidad acumulada por años entre la población de regímenes autoritarios, pero también en el aire fresco que ventila las comunicaciones por celular y en la red.

A lo anterior se suma, ahora, la posibilidad de que las redes sociales, en las que muchos cifran fundadas expectativas de una democratización del saber y una transformación social, cultural y política, puedan convertirse, si no lo son ya en este momento, en la mayor amenaza a la privacidad de la información de las personas.

El hecho de que los usuarios de Internet, por sí mismos, siguiendo una inclinación que está establecida en la propia pirámide de necesidades humanas de Abraham Maslow, revelan grandes cantidades de información personal y sobre sus relaciones en dichas redes, según advierte Julian Assange, puede funcionar de maravilla para las agencias de inteligencia estadounidenses, que se habrían hecho o se estarían haciendo, con toda ésta información para fines que no son claros.

El «panóptico» de las redes sociales, si se confirma lo anterior, se habrá convertido en un medio de vigilancia -y posiblemente también de control y de castigo- que haría parecer a la Santa Inquisición, de la Iglesia Católica, como un juego infantil.

Reproducimos a continuación la nota publicada hoy en la sección CiberP@ís de El País, adonde se brinda más información al respecto.

Assange considera Facebook una horrorosa
herramienta para el espionaje estadounidense

«El fundador de Wikileaks, Julian Assange, considera que los internautas exponen una considerable cantidad de datos personales en redes como las de Yahoo! o Google que pueden ser utilizados por los servicios de espionaje. En una entrevista con Rusia Today, Assange apunta en especial a Facebook que considera «la máquina de espionaje más horrorosa jamás inventada». Para Assange, los miembros de Facebook mantienen una enorme base de datos que puede ser muy útil para los servicios de inteligencia de Estados Unidos. No se trata, precisa, de que Facebook sea dirigido por estas agencias de inteligencia si no que el mero hecho de albergar tanta información personal ya es un peligro. Assange explica que los miembros de Facebook deben ser conscientes de que cuando agregan a un amigo están haciendo un trabajo gratis muy útil a las agencias de inteligencia de EE UU, «construyen una base de datos para ellos» . Assange considera que estas redes despliegan un interfaz que permite obtener datos a las agencias de espionaje estadounidenses sin necesidad de una citación judicial. Una prueba de que estas redes sociales son usadas por el espionaje es que en la revuelta de Egipto uno de los primeros mensajes que dieron sus líderes era no usar Facebook o Twiiter.
«Con respecto a los cables filtrados por su organización, Assange explica que sólo han publicado secretos clasificados como confidenciales. «No tenemos ningún material clasificado top secret». «Las cosas realmente vergonzosas, las cosas realmente serias, no se hallan en los cables de nuestra colección. Siguen ahí fuera». Assange critica a los medios de comunicación ya que considera que hacen demasiado poco para prevenir las guerras o derrocar los gobiernos corruptos. «En mi opinion, los medios, en general, son tan malos que debemos preguntarnos si el mundo estaría mejor sin ellos». Assange cita positivamente la colaboración de Wikileaks con medios como The Washington Post o EL PAÍS y, por el contrario, critica la gestión de la información sobre los cables filtrados a Wikileaks por parte de The Guardian o The New York Times. En la entrevista critica el sistema judicial sueco y subraya que un abogado que estuvo implicado en evitar la extradición de Pinochet cuando estaba en el Reino Unido ahora está detrás de su extradición a Suecia».

No se pierdan, tampoco, el video de la entrevista a Julian Assange, difundida por RT Actualidad en outube.

Fuente: CiberP@ís