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Naoto Kan se impacienta: «¿Qué diablos pasa?»

Ante la crisis desatada en Japón por las explosiones e incendios en la planta nuclear Fukushima, el primer ministro Naoto Kan arremetió contra el operador de la empresa propietaria de la central nuclear (TEPCO) por demorarse en informarle de las explosiones. «¿Qué diablos pasa?», dijo.

Los operadores de la planta nuclear de Fukushima afirmaron que una de las dos explosiones causó un agujero en el edificio que aloja a uno de los reactores, lo que significa que combustible nuclear utilizado quedó expuesto a la atmósfera.

Sin embargo, el primer ministro pidió a las personas que estaban en un radio de 30 kilómetros en torno a la planta ubicada al norte de Tokio, una población de 140 mil personas, que permanezcan en sus hogares, en medio de la crisis nuclear más grave desde el desastre de Chernobil en Ucrania en 1986.

Además, funcionarios en Tokio, ubicada a 240 kilómetros al sur de la planta, dijeron que la radiación en la capital era 10 veces superior a la normal hacia la noche, pero negaron que este nivel fuera una amenaza para la salud humana en la tecnológica ciudad de 13 millones de habitantes.

Tomado de: RPP Noticias, de Perú.

>>> Casi 11,000 notas se acumulan en Google News sobre los hechos más recientes en Fukushima.



Explosiones en Fukushima generan temor y suspicacias

¿Están informando al mundo y a su población, las autoridades niponas, lo que realmente sucede en Fukushima? ¿Basta realmente con una zona de evacuación de 30 kilómetros alrededor de la planta? ¿Qué lecturas específicas de radiación se están tomando en el terreno y a distintas distancias del complejo nuclear? ¿Cuáles son las predicciones meteorológicas para las próximas horas en la zona, y qué efecto tendrán sobre los esfuerzos de rescate y de contención de la emergencia nuclear?

La oleada de datos que emerge de Internet, aún de fuentes especializadas como el MIT, o la propia AIEA, el gobierno japonés y algunos medios, denotan que no hay en este momento un criterio uniforme o una percepción unificada sobre lo que sucede en la planta nuclear japonesa.

De acuerdo con lo publicado por la prensa, ha habido una serie de explosiones en los diversos reactores de la planta, a las que llaman explosiones de hidrógeno, que es un elemento gaseoso que reacciona, al combinarse con el oxígeno de la atmósfera, de esa manera. ¿Cuánto daño han recibido, por esas explosiones, las vasijas de los reactores, adonde se encuentra almacenado el uranio o el plutonio que sirve de combustible?

Se habla de fugas de cesio radiactivo, de que un porcentaje que oscila entre 30% y 70% de las barras de control se han derretido, y que los técnicos japoneses, 50 de un grupo mayor que evacuó la planta en horas recientes, están empleando agua de mar y boro para mitigar un incendio dentro de alguno de los reactores. Además, hay reportes de que se siguen produciendo bocanadas de humo desde los edificios que albergan los reactores en Fukushima, y de que las autoridades mantienen una zona de evacuación de 30 kilómetros alrededor de la planta… Se habla de hasta 200,000 evacuados en esa parte de la isla, y que han comenzado a repartir dosis de yodo para que los habitantes puedan enfrentar los riesgos de cáncer de tiroides que produce la radiación. Se ha recomendado que la gente no salga de su casa, que no use aparatos de ventilación o acondicionamiento de aire, y que no consuma alimentos expuestos al aire de esa zona de 30 kilómetros.

Por otro lado, se oye a expertos decir que la elevación en las mediciones de radiación se debe a pequeñas cantidades de gases radioactivos que han escapado de la planta, pero que este accidente nada tiene que ver con Chernobyl.

En Twitter, varios grupos de mensajes pueden distinguirse: desde los que simplemente hacen eco de las versiones noticiosas sobre los hechos, o los que piden evacuar la ciudad de Tokyo, los que ven a la población en esa ciudad seguir sus actividad de la manera más «rutinaria» posible, sin reacciones de pánico. En este momento, grandes medios como The Guardian, o El País, ofrecen tanto notas que sugieren que el asunto es delicado pero no de una grave urgencia, como si el accidente en la planta nuclear no supusiera un peligro de largo alcance, entremezcladas con notas que hablan de un historial de encubrimientos de otros accidentes nucleares por parte de las autoridades japonesas.

Así que la conmoción que ha generado el terremoto de Sendai no sólo ha sido geológica o marina, social o económica, sino muy especialmente informativa.

En Telesur, alguien acaba de comentar que la palabra que mejor describe la realidad de Japón, y diríase también que la realidad del mundo en estos momentos, es «incertidumbre».



El mundo antes y después de Fukushima

El riesgo de que ocurra en las horas o días siguientes el peor escenario posible, tras el terremoto y tsunami en Japón: una fuga masiva de radiaciones, desde los reactores de la planta nuclear en Fukushima, demandará la atención de todos los medios de comunicación y las redes sociales, desplazando a segundo término asuntos como la estanflación económica global, o la ebullición social y política en el norte de África y el mundo árabe, así como otros muchos asuntos de interés nacional o regional.

Aquí, se está pasando del temor a la sospecha de que la información dada a conocer hasta este momento no refleja realmente lo que ocurre en Fukushima.

A nadie debe consolar el pensar que, de escaparse, las radiciones de Fukushima puedan ser llevadas por el viento mayormente hacia el Océano Pacífico. Sabemos, pues ciencias como la ecología y la oceanografía nos lo recuerdan a cada paso, que todo el orbe está interconectado y que, previsiblemente, la rotación de la Tierra arrastrará dichas radiaciones hacia zonas lejanas del sitio del desastre. Seguramente la costa del Pacífico del continente americano podría recibir fracciones de esa radiación, pero otras regiones del planeta aparentemente a salvo, podrían no librarse de recibir su parte del baño radiactivo.
Preocupa tanto la cantidad de radiación que se llegue a liberar, como la permanencia de dichas radiaciones en el medio ambiente y los posibles efectos sobre el agua, el aire, el suelo y en las especies marinas, tanto de plantas como de animales, así como su efecto en los seres humanos.
Aunque se ha calificado el accidente en la central nuclear japonesa como de Nivel 4, en una escala de 7 -adonde 7 es una tragedia como la de Chernobyl-, la humanidad entera tiene ahora motivos de sobra para estar más atenta y preocupada por lo que ocurre en el extremo del continente asiático.
Por otra parte, no deben perderse de vista los efectos geopolíticos que puede tener la inesperada y urgente demanda energética en Japón, lo que Gorka Larrabeiti llama «tsunami energético global».



Cientos de réplicas complican la situación de Japón

Animación que muestra la actividad sísmica en Japón, tras el terremoto Sendai, recategorizado como de escala 9.0 hace algunas horas.


El Economista.es difunde esta fotografía publicada originalmente -en 2008- en el sitio Purpleslinky.com, y que circula por las redes sociales como un testimonio -falso- de la situación catastrófica que experimenta el Japón.

  

Cuatro mil días y noches

Para que nazca un verso
debemos matar
muchas cosas,
debemos acribillar, asesinar y envenenar
a nuestros seres amados.

Ved,
en el cielo de los cuatro mil días y noches,
por tanto codiciar la lengua trémula de un pájaro,
hemos matado a tiros
lo silente de las cuatro mil noches y el resplandor
de los cuatro mil días.

Escuchad,
en todas las ciudades lluviosas y en los hornos de fusión,
en todos los puertos y las minas en estío,
por arrancarle lágrimas a un solo niño hambriento,
hemos asesinado
el amor de los cuatro mil días
y la misericordia de las cuatro
mil noches.

Grabad en vuestra memoria
tan solo por codiciar el miedo de un perro callejero
con ojos capaces de ver lo que no vemos,
con oídos capaces de oír lo que no oímos,
hemos envenenado
la imaginación de las cuatro mil noches
y el recuerdo frío de los cuatro mil días.

Para engendrar un solo verso
debemos matar a nuestros seres queridos.
Es el único camino para resucitar a los muertos.
Habrá que seguir este camino.

Ryuichi Tamura

Tomado de Poesía: Poetas para el siglo XXI.



IRIS Seismic Monitor y CAB

Incorporated Research Institutions for Seismology (IRIS) ofrece este Monitor Sísmico global a los usuarios de Internet. Por otro lado, Children of the Atomic Bomb (CAB), es un proyecto de largo aliento de la Universidad de California para informar sobre las secuelas sobre generaciones de niños japoneses, del uso del arma atómica por parte de Estados Unidos de América, en la II Guerra Mundial.



El terremoto Sendai liberó la energía equivalente a una explosión nuclear de 336 megatones

De acuerdo a datos consultables en Wikipedia, el terremoto de magnitud 8.9 ocurrido en la costa de Japón, sería equivalente a una detonación nuclear de 336 megatones.

Haciendo una simple operación arimética, puede afirmarse que ésta es la energía equivalente a 22,400 bombas atómicas, como la estadounidense que estalló sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, y que liberó «nada más» 15 kilotones. Puesto que la explosión de dicha bomba ocurrió en el aire, sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, la devastación que provocó en unos pocos minutos fue práctivamente absoluta y el número de muertos que provocó, ascendió a más de 150,000.