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Explosiones en Fukushima generan temor y suspicacias

¿Están informando al mundo y a su población, las autoridades niponas, lo que realmente sucede en Fukushima? ¿Basta realmente con una zona de evacuación de 30 kilómetros alrededor de la planta? ¿Qué lecturas específicas de radiación se están tomando en el terreno y a distintas distancias del complejo nuclear? ¿Cuáles son las predicciones meteorológicas para las próximas horas en la zona, y qué efecto tendrán sobre los esfuerzos de rescate y de contención de la emergencia nuclear?

La oleada de datos que emerge de Internet, aún de fuentes especializadas como el MIT, o la propia AIEA, el gobierno japonés y algunos medios, denotan que no hay en este momento un criterio uniforme o una percepción unificada sobre lo que sucede en la planta nuclear japonesa.

De acuerdo con lo publicado por la prensa, ha habido una serie de explosiones en los diversos reactores de la planta, a las que llaman explosiones de hidrógeno, que es un elemento gaseoso que reacciona, al combinarse con el oxígeno de la atmósfera, de esa manera. ¿Cuánto daño han recibido, por esas explosiones, las vasijas de los reactores, adonde se encuentra almacenado el uranio o el plutonio que sirve de combustible?

Se habla de fugas de cesio radiactivo, de que un porcentaje que oscila entre 30% y 70% de las barras de control se han derretido, y que los técnicos japoneses, 50 de un grupo mayor que evacuó la planta en horas recientes, están empleando agua de mar y boro para mitigar un incendio dentro de alguno de los reactores. Además, hay reportes de que se siguen produciendo bocanadas de humo desde los edificios que albergan los reactores en Fukushima, y de que las autoridades mantienen una zona de evacuación de 30 kilómetros alrededor de la planta… Se habla de hasta 200,000 evacuados en esa parte de la isla, y que han comenzado a repartir dosis de yodo para que los habitantes puedan enfrentar los riesgos de cáncer de tiroides que produce la radiación. Se ha recomendado que la gente no salga de su casa, que no use aparatos de ventilación o acondicionamiento de aire, y que no consuma alimentos expuestos al aire de esa zona de 30 kilómetros.

Por otro lado, se oye a expertos decir que la elevación en las mediciones de radiación se debe a pequeñas cantidades de gases radioactivos que han escapado de la planta, pero que este accidente nada tiene que ver con Chernobyl.

En Twitter, varios grupos de mensajes pueden distinguirse: desde los que simplemente hacen eco de las versiones noticiosas sobre los hechos, o los que piden evacuar la ciudad de Tokyo, los que ven a la población en esa ciudad seguir sus actividad de la manera más «rutinaria» posible, sin reacciones de pánico. En este momento, grandes medios como The Guardian, o El País, ofrecen tanto notas que sugieren que el asunto es delicado pero no de una grave urgencia, como si el accidente en la planta nuclear no supusiera un peligro de largo alcance, entremezcladas con notas que hablan de un historial de encubrimientos de otros accidentes nucleares por parte de las autoridades japonesas.

Así que la conmoción que ha generado el terremoto de Sendai no sólo ha sido geológica o marina, social o económica, sino muy especialmente informativa.

En Telesur, alguien acaba de comentar que la palabra que mejor describe la realidad de Japón, y diríase también que la realidad del mundo en estos momentos, es «incertidumbre».