Realizaron estancias en las Casas UV de Atlahuilco, Molino de San Roque, Coyopolan, El Conejo y El Llanillo
Su intervención ayudó a mejorar procesos educativos en escuelas rurales
Carlos Hermida y Claudia Peralta
Un grupo de 19 estudiantes de octavo semestre de Pedagogía región Xalapa, realizó estancias académicas en las Casas de la Universidad Veracruzana (UV), para dar seguimiento a procesos educativos de lectura, lecto-escritura y regularización, en beneficio de habitantes de comunidades donde se ubican estos espacios.
Dentro del periodo intersemestral Enero-Febrero, los jóvenes cursaron esta experiencia educativa (EE) del área opcional y ofrecida exclusivamente en la Facultad de Pedagogía, en la Casa UV de Atlahuilco, en la región Orizaba-Córdoba, donde se brinda atención a la comunidad indígena hablante de lengua náhuatl.
Asimismo, en la Casa UV de Coyopolan, en el municipio de Ixhuacán de los Reyes; Molino de San Roque, en la zona de Xalapa; y las de El Conejo y El Llanillo, situadas en la región del Cofre de Perote.
Héctor Cruz González, jefe del Departamento de Vinculación Comunitaria de la UV, destacó la efectividad de este esquema similar al de servicio social, donde la vinculación es un fin para alcanzar la pertinencia académica y social de los estudiantes.
Comentó que la mayoría de las actividades las desarrollan en escuelas y grupos comunitarios, ya que a las Casas UV las identifican como el elemento de interacción con la sociedad.
“Hemos visto que la razón por la cual los habitantes de las localidades solicitan este apoyo es porque notan resultados inmediatos y no a largo plazo, como el hecho de aprender a leer.”
En las Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS) y Casas UV los alumnos llevan a cabo su estancia académica, misma que tiene dos modalidades: una intersemestral y otra de semestre normal, con actividades diseñadas para la investigación e intervención.
En este caso, la labor de los futuros profesionistas se centró en la intervención, al permanecer en una comunidad por un periodo no mayor a dos meses, con el fin de dar seguimiento a los programas preestablecidos.
“La estancia está fuertemente diseñada para las Casas UV donde ya están los programas establecidos; y las BUSS se solicitan cada vez que hay una necesidad muy concreta.”
Ejemplo de esto son los cursos de verano para niños de diferentes comunidades, que se brindan en el intersemestral Junio-Julio.
Cruz González señaló que esta EE es de las pocas con un mayor número de créditos: “Es muy atractivo obtener 25 créditos en pocos meses, pero también deben cumplir ciertas responsabilidades para concretar la estancia académica”.
Uno de los requisitos básicos, detalló, es tener una cantidad de créditos para realizar la estancia, de esta forma se autoriza que puedan estar o no en la EE.
Regularmente se piden dos estudiantes por cada espacio, por lo que suelen llegar entre 20 y 30.
“Facilita mucho que ellos puedan desplazarse al lugar, vivir e interactuar con las personas dentro del periodo que les corresponde.”
Agregó que la idea no sólo es aplicar sus conocimientos, sino poner en práctica competencias teóricas, lingüísticas, axiológicas, así como de conocimiento, habilidades y valores.
Subrayó que esta última es difícil adquirir en el aula, pero en el contacto con las personas de la comunidad se refleja en las actitudes, respeto, responsabilidad y puntualidad.
“Estancias académicas, una gran experiencia”
Miriam Sinaí Ceballos Damián, quien realizó su estancia académica en la Casa UV Molino de San Roque, en Xalapa, relató que anteriormente había tenido la oportunidad de asistir a realizar observaciones en instituciones de educación básica, pero no había trabajado con niños.
“Durante este tiempo pude aplicar los conocimientos adquiridos en mi formación.”
Sus actividades consistieron en un taller de cuentacuentos, dirigido a todos los grados de la Escuela Primaria “Naciones Unidas”, la cual se encuentra vinculada a la Casa UV.
Aunado a esto, realizó actividades de regularización y lectoescritura con niños de segundo grado. “Por medio de estas prácticas pude fortalecer los conocimientos, habilidades y actitudes, así como reforzar el interés por trabajar con otras personas, lo cual me ayuda en mi crecimiento profesional”, afirmó la alumna.
La universitaria declaró que la relación con las personas fue excelente, lo que convirtió su estancia académica en una gran experiencia.
“Es muy satisfactorio que al final de una jornada laboral los niños te digan que están a gusto con tu trabajo”, enfatizó.
En tanto, Analí Landero Juan puntualizó que la experiencia obtenida durante su estancia académica fue de gran ayuda para su formación como pedagoga.
La labor desarrollada en el Centro Comunitario de Aprendizaje (CCA), situado en la comunidad de Tatatila, consistió en dinámicas de lecto-escritura a favor de infantes de segundo y tercer grado de la Escuela Primaria “Nicolás Bravo”, así como apoyo de tareas que se realizaban por la tarde.
“Las mamás se acercaron a solicitarnos ayuda para sus hijos en la elaboración de sus tareas, por lo cual se reforzó el conocimiento adquirido”.
La estudiante aseguró que el trato de la comunidad fue excelente, ya que mostraron gran interés por su trabajo.
“Pese a que muchas señoras no saben leer y escribir, mostraban gran interés en que sus hijos participaran y aprendieran a leer; fue un gran reto encontrar la mejor estrategia para enseñarles, así como para diagnosticar su nivel de aprendizaje.”
Por su parte, Malhomy Espejo Nava y Ana Karen Benítez Hernández expresaron que pese a que la estancia académica es opcional, es de gran ayuda.
“La carrera de Pedagogía nos da una formación teórica muy amplia y estas oportunidades nos ayudan a poner en práctica el conocimiento”, aseguró Malhomy, quien junto con Ana Karen llevó a cabo su estancia en la Casa UV de El Conejo, localidad del municipio de Perote.
Su trabajo incluyó apoyar a los alumnos con rezago educativo de la Escuela Primaria Rural “Carlos A. Carrillo”, así como implementar el curso Amigos de la Naturaleza, dentro del cual se les enseñó a los asistentes a valorar el medio ambiente.
“La experiencia de trabajo fue sumamente gratificante, aunque en ocasiones algunas condiciones eran adversas, como el clima, que llegó a estar a dos grados bajo cero”, declaró Malhomy Espejo.
El recibimiento fue abierto y cordial, entre más atención les pones más confianza te brindan, incluso te abren las puertas de sus casas, afirmó Karen Benítez.
La estudiante enfatizó que el trabajo de la UV en esta localidad es fundamental, los habitantes la ven como una ayuda ya que recurren a sus profesionistas y estudiantes para todo.
“Los integrantes de la Casa UV son multifacéticos, toda vez que se muestran abiertos a las necesidades de la población; es común ver a enfermeros hacer el papel de maestros u odontólogos dando cursos de computación”, concluyó.
Julio César Rojas Guzmán y Gabriel Grajales Rivera, alumnos de octavo semestre, brindaron apoyo a los estudiantes y habitantes de la comunidad de Cuauhtlamanca, donde se ubica la Casa UV de Atlahuilco.
Dentro de la Facultad ambos se conocían y saludaban, pero nunca imaginaron realizar juntos dicha estancia y compartir experiencias inimaginables en este sitio donde la comunidad es hablante de lengua náhuatl.
Comentaron que diariamente se dirigían a la Telesecundaria “Benito Juárez”, donde enseñaban diversas materias, incluso de educación física, a los estudiantes de todos los grados.
Por las tardes realizaron un proyecto denominado “El valor de mi naturaleza”, en beneficio de la población infantil. Dado que es una población dedicada a la carpintería y a la tala de árboles, inculcaban acciones de cuidado y protección del medio ambiente, así como la importancia de la reforestación.
“Elaboramos escobas ecológicas, productos reciclables a base de plásticos y sembramos árboles”, dijeron.
Para esto se apoyaron de carteles escritos en lengua náhuatl, realizados con el apoyo de una amistad del municipio de Tequila. También motivaban a todos los adolescentes a continuar sus estudios mediante diversas dinámicas.
Julio César Rojas Guzmán, originario de la ciudad de Xalapa, compartió que además de enfrentarse a una realidad distinta y a las bajas temperaturas que imperan en esa región, cultivó nuevas amistades y experiencias significativas.
Una de ellas fue la entrega de juguetes y regalos como parte de la campaña “Apadrina una Carta”, donde los pequeños disfrutaban al máximo recibir un juguete o una chamarra que los protegiera del intenso frío.
“Interactuar con ellos fue una de las satisfacciones más grandes, aprendí mucho de sus costumbres y a valorar los alimentos, el agua y la familia.”
Gabriel Grajales Rivera, procedente de Puente Nacional, manifestó su agrado por trabajar e interactuar en las comunidades.
“La satisfacción más grande fue compartir lo poco que tienes y que ellos compartan más de lo que tienen.”
Al principio uno cree que va a enseñar, pero al final nosotros aprendimos más de ellos, señaló.
Resaltó que lograron detectar que el sistema educativo está debilitado, lo cual atribuyó a que es una localidad alejada donde quizá no lleguen supervisores escolares. Sin embargo, ellos dieron su mayor esfuerzo por brindarles una enseñanza de calidad.
“Notamos que a los jóvenes de secundaria de primer grado se les dificultaba hacer operaciones matemáticas básicas y de comprensión lectora”, por ello su labor consistió en abocarse más a la solución de esos problemas.
Agregó que indudablemente esta situación proviene del nivel primario, por lo que propuso capacitar también a los padres de familia al no ser un problema propio de la escuela, sino que muchas veces depende también de la educación que reciben en casa.
“Por ejemplo, las familias se dedican al campo, a la carpintería, y probablemente descuidan la educación de sus hijos, limitándola a lo que puedan aprender en la escuela.”
Los alumnos de la Facultad de Pedagogía que deseen cursar esta EE pueden solicitar informes en su propia escuela, o bien dirigirse a la Dirección General de Vinculación de la UV.