Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



Cancún: resultados al gusto de quienes más contaminan

Iván Restrepo

Concluyó la cumbre sobre el clima. Sus resultados fueron del agrado de China, Estados Unidos, Rusia, Japón, Canadá y la Unión Europea, máximos generadores de gases de efecto invernadero. El gran logro, dice Christiana Figueres, responsable en la Organización de Naciones Unidas de los asuntos climáticos, es que la luz de la esperanza se ha vuelto a encender y la fe en el proceso para obtener resultados ha sido restaurada.

Que así sea. En tanto, y pese a los esfuerzos por convertir brevemente a Cancún en polo turístico ejemplar, no pudieron ocultar las desigualdades socioeconómicas, la falta de planeación urbana, la agresión al paisaje y a los ecosistemas costeros, la contaminación de la laguna Nichupté. Los delegados comprobaron que la erosión hace de las suyas en el litoral de la península de Yucatán, Tabasco y Veracruz.

La reunión sirvió de tribuna a varias instancias gubernamentales de México para informar sobre las cosas buenas que están haciendo, de tal forma que nuestro país semeja el paraíso en el tema ambiental, donde hay un esfuerzo sostenido y permanente para revertir los daños ocasionados por fincar el crecimiento de la economía en el mal uso y la destrucción de los recursos naturales.

Así, el titular de la Comisión Nacional del Agua detalló las labores de la dependencia a su cargo para cumplir la Agenda del Agua 2030, que incluye recuperar las 300 cuencas hidrográficas del país, agua potable para todos, reubicación de los asentamientos localizados en los márgenes de los ríos. Hubiera sido bueno saber si durante la década de gobierno panista recuperaron al menos una de las cuencas altamente contaminadas, como la Lerma-Chapala-Santiago, la del Coatzacoalcos, el Balsas o el Pánuco; o evitar la extracción desmedida de líquido y, a la vez, recargar los acuíferos en estado crítico, como los del valle de México, La Laguna o Hermosillo.

En su turno, Georgina Kessel, titular de la Secretaría de Energía, anunció dos nuevos proyectos para producir energía con base en el viento, Sureste I y Sureste II, en el Istmo de Tehuantepec. Como ocurre con otros proyectos, estarán a cargo de las trasnacionales. En este caso españolas, que encontraron en México la tierra prometida para acrecentar sus ganancias.

Por su parte, el gobernador de Quintana Roo señaló que la entidad a su cargo cuenta con políticas públicas para combatir el cambio climático, con proyectos para generar energías alternativas, eliminar todos los tiraderos a cielo abierto y proporcionar agua limpia a la población.

Durante la cumbre, las áreas donde se alojaron las delegaciones y la zona turística lucieron limpísimas, no así donde viven los pobres. Además, una empresa, Reoil, comprará los residuos de aceite a decenas de hoteles y restaurantes para elaborar biodiesel y así evitar que los residuos se tiren al subsuelo o al drenaje.

En paralelo, los gobernadores de los tres estados que conforman la península de Yucatán acordaron crear un fondo para disminuir las emisiones contaminantes y contrarrestar así los efectos del cambio climático. Se desconoce el monto de los recursos destinados para tal fin y los programas para reducir la vulnerabilidad de la zona costera, preservar la calidad del agua del acuífero peninsular y proteger el macizo forestal, el segundo del continente. Se espera que pronto Quintana Roo deje de ocupar el primer lugar nacional en delitos ambientales.

Finalmente, el licenciado Felipe Calderón pidió preservar los bosques y selvas del planeta mediante mecanismos que permitan pagar a quienes en el medio rural cuiden tan importantes ecosistemas.

En el caso de México –dijo– son 13 millones de habitantes, en su mayoría indígenas que viven en la miseria. Además, proclamó que el turismo ya no debe fincarse en la destrucción de la naturaleza, del paisaje. Proponemos dos asuntos urgentes para hacer realidad lo anterior: 1. Reordenar y consolidar el crecimiento de Cancún y la Riviera Maya, a fin de que garanticen su existencia a largo plazo y dejen ser polos de desigualdad; 2. Cancelar el megaproyecto Costa Pacífico que el gobierno federal piensa establecer al sur de Sinaloa. Son incontables los daños ambientales, sociales y económicos que ocasionaría.

Reproducido de: La Jornada.



A la Corte Internacional de la La Haya llevará su queja Bolivia, por el «Cancunazo» climático

Caracas, 14 Dic. AVN .- Bolivia solicitará ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, Holanda, que se consideren, en la lucha contra el cambio climático, las decisiones tomadas en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, realizada en Cochabamba en abril pasado.

Así lo puntualizó este martes el embajador de La Paz en Venezuela, Jorge Alvarado, en referencia al anuncio que hizo el presidente Evo Morales de acudir a instancias internacionales para denunciar el texto resultante de la XVI Cumbre de la Organización de Naciones Unidas contra el Cambio Climático.

El mandatario ha indicado que el documento, nacido en el evento efectuado en Cancún, México, la semana pasada, fue impuesto por los intereses económicos de las naciones industrializadas.

Alvarado señaló que “esperamos que en esta solicitud nos apoyen los países preocupados por el cambio climático”.

Calificó de preocupante el fracaso de esta Cumbre, el cual atribuyó al hecho de que no se escuchara el clamor de los pueblos.

“No se trata de dar recursos económicos solamente, cuando los países industrializados siguen emitiendo gases en concentraciones muy altas, provocando cambios climáticos que sufrimos ahora”, expresó en el programa Despertó Venezuela transmitido por Venezolana de Televisión (VTV).

“Es una lástima que en esta Cumbre de Cancún se hayan buscado negocios con los famosos bonos verdes. Se busca hacer negocio con el ambiente”, acotó.

Morales criticó el viernes la emisión de bonos, por potencias industriales, para comprar espacios naturales vírgenes en el planeta que contrarresten la emisión irrestricta del dióxido de carbono.

«Venimos aquí para salvar la naturaleza, el bosque, el planeta Tierra, no para convertir la naturaleza en una mercancía ni para plantear la sobrevivencia del capitalismo mediante los bonos de carbono”, dijo en Cancún.

La resolución aprobada el sábado en México señala que los países se darán dos años más para explorar medidas por mayores reducciones en emisiones de gases de efecto invernadero, sin establecer mecanismos de seguimiento.

Plantea también la constitución de un Fondo de Largo Plazo, conocido también como Fondo Verde, que recaudará 100.000 millones de dólares al año hasta 2020.

Reproducido de: Agencia Venezola de Noticias.



El acuerdo de Cancún: licencia para matar

Luis Hernández Navarro

El acuerdo de Cancún ha sido presentado ante la opinión pública como un avance en la lucha por enfriar el planeta. ¿Es verdad? No, no lo es. Fue un gran fracaso. Para combatir el cambio climático no hay más que una medida eficaz: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El acuerdo aprobado en la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16) no avanzó un solo milímetro en esta dirección.

El acuerdo de Cancún es bueno para Estados Unidos y los países desarrollados, pero es muy malo para el clima. No impide que la temperatura global aumente en más de cuatro grados centígrados. Y, como señaló con toda claridad la delegación de Bolivia, recientes reportes científicos muestran que 300 mil personas ya están muriendo cada año por los desastres relacionados con el cambio climático. Este texto amenaza con el aumento de muertes anuales a un millón.

Los compromisos de reducción de emisiones contemplados en el documento apenas alcanzan 60 por ciento de lo que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) indica como requerimiento para que la temperatura se eleve.

El acuerdo da permiso para matar. Más que avance es un retroceso. Las naciones desarrolladas no ofrecieron nada nuevo en reducción de  emisiones ni en financiación. Por el contrario, lograron abrir los candados para dar marcha atrás a los compromisos existentes, y avalar todas las rutas de escape posibles para evadir sus responsabilidades. El texto comunica textualmente que los países acuerdan que las emisiones nacionales deben tocar techo lo antes posible, pero no especifica cuál es ese techo, cuándo es lo antes posible ni qué sucede a los que no lo cumplan.

El acuerdo de Cancún crea las condiciones para vaciar de contenido el Protocolo de Kyoto. El protocolo fue aprobado en 1997 en Japón, y entró en vigor en febrero de 2005. Fija límites para la emisión de gases de efecto invernadero, vinculantes, para 37 países industrializados.  Estados Unidos firmó el acuerdo, pero no lo ratificó. Los 183 países que lo ratificaron fueron responsables de menos de 55 por ciento de las  emisiones de CO2 de 1990.

El documento aprobado está lleno de lagunas, confusiones deliberadas e imprecisiones. Asienta, por ejemplo, que se deben completar los trabajos para prorrogar Kyoto lo antes posible para que no haya brecha entre el primero y segundo periodo de cumplimiento, pero no dice cómo, cuándo, dónde y en qué términos. Se trata de una
formulación de buena voluntad. Por ejemplo, Japón, que se había negado a seguir adelante con el segundo periodo de cumplimiento, puede alegar que salió triunfante.

El texto de Cancún abre la posibilidad de que los objetivos de disminución de gases de efecto invernadero no sean vinculantes (como lo son ahora) y su cumplimiento sea solamente voluntario, es decir, como una llamada a misa a la que asiste quien quiere. Los países –dice el texto– se comprometen a discutir las opciones legales para alcanzar un resultado acordado en 2011 en la Cumbre de Durban.

El acuerdo de Cancún fue aprobado sin consenso y con una maniobra diplomática de graves consecuencias hacia el futuro. A lo largo del plenario Bolivia expresó su desacuerdo de manera razonada. La canciller Patricia Espinosa violentó el sistema de toma de decisiones de Naciones Unidas. Este tipo de resolutivos deben ser aprobados por consenso, es decir, sin votos en contra. Así ha sido siempre. Y esa norma no fue respetada. La funcionaria mexicana rompió la regla del consenso. La violación sienta un grave precedente.

Penosamente, Bolivia no fue apoyada por los países de la Alba. La dejaron morir sola, permitieron que el gobierno mexicano la aislara. Claudia Salerno, la representante de Venezuela, apostó a convertirse en la negociadora responsable. Al final declaró: Yo puedo regresar a mi casa diciendo: tengo algo. Por supuesto no aclaró qué. Algunos representantes diplomáticos de estas naciones dijeron, extraoficialmente, que las posiciones de Evo Morales eran muy radicales y no llevaban a ningún lado, y que era necesario sacar una declaración final de compromisos.

La posición de Bolivia en favor de la justicia climática en la cumbre fue absolutamente congruente con las propuestas acordadas por 35 mil personas que asistieron a la Conferencia Mundial de los Pueblos de Cochabamba en abril de 2010. En el año transcurrido desde Copenhague, esas propuestas se integraron en el texto de negociación de las partes. Sin embargo, el texto de Cancún excluyó sistemáticamente esas voces. El resto de las naciones que integran la Alba no honraron esos compromisos, a pesar de la participación de varios mandatarios de países latinoamericanos en Cochabamba.

Una pista de los intereses presentes en el acuerdo de Cancún la brindan las declaraciones de Todd Stern, el representante de Estados Unidos. Se logró un paquete equilibrado de decisiones, dijo. Añadió: Lo que tenemos ahora es un texto que, aunque no es perfecto, es una buena base para seguir adelante.

En Cancún no hubo un pequeño paso hacia delante, como claman ONG como Oxfam. Por el contrario, se abrió la puerta a una mayor privatización y mercantilización del clima. Tal como dijo Vía Campesina: El balance es negativo para la humanidad, pues se abrieron las puertas al gran capital y a las trasnacionales para que continúen con sus negocios y sigan apostando con la vida.

Reproducido de La Jornada.