Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



Paradojas de las bibliotecas universitarias

Durante muchos años se han impartido cursos y se han hecho incontables presentaciones y demostraciones a estudiantes de nuevo ingreso, a estudiantes tesistas o de los últimos semestres de licenciatura, a estudiantes de posgrado, investigadores y académicos, sobre cómo utilizar y aprovechar las fuentes de información en línea con que cuentan las bibliotecas universitarias y que constituyen la oferta de información para sustentar los procesos de enseñanza, investigación y difusión.
A pesar de su costo, que es elevado, estos recursos informativos se aprovechan aún menos que los libros y revistas impresos, que también escasamente se usan.
Las universidades públicas en nuestro país, cuentan con recursos limitados en muchos órdenes, y aunque periódicamente se generan oleadas de interés por el quehacer de las bibliotecas y su función en el ámbito académico, generalmente se desestiman o relegan a un segundo plano, por considerarse que realizan simplemente una función «de apoyo» académico. Tal vez hasta hay quienes, obnubilados por las posibilidades de la tecnología, creen que las bibliotecas están pasando a ser poco menos que onerosas reliquias sin mayor valor o utilidad.
Es tiempo de que esa visión se transforme.
Las bibliotecas universitarias son el principal sustento de la formación profesional de los estudiantes. Como lo expresó en cierto momento el doctor Jesús Lau, si las universidades son panaderías, las bibliotecas son las que tienen la harina.
Esta es una metáfora cruda, pero elocuente. Y sin embargo, más allá de esa función formativa, las universidades han recibido de la sociedad la encomienda y tienen el compromiso de preparar profesionistas comprometidos con la atención de necesidades sociales.
No exclusivamente necesidades de tal o cual mercado, ni sólo las necesidades de alguna moda del consumo, sino las necesidades elementales y universales de todas y cada una de las personas que viven en el territorio nacional. En algunos casos, las soluciones aplicables aquí, generadas por los universitarios, pueden aplicarse a los problemas similares que experimentan otros grupos humanos en otras partes del mundo.
No obstante, ocurren paradojas como la siguiente: la sociedad financia investigaciones con fondos públicos que luego acaban beneficiando a intereses privados o particulares.
Esto debería de dejar de ocurrir en lo inmediato.
Las universidades públicas deben anteponer las necesidades de la mayoría de la población a los intereses de lucro o económicos que puedan tener unos u otros particulares. Las necesidades de la población han sido siempre, y seguirán siendo por mucho tiempo, las mismas, las relativas a los derechos humanos fundamentales que, en nuestro país, están cada día más lejos de resolverse y atenderse: derecho a la alimentación, derecho a la vivienda, derecho a la salud, derecho al trabajo, derecho a la información, derecho a la educación, derecho a la participación democrática, derecho a la seguridad personal y ambiental, derecho a la intimidad y privacidad, derecho a la libertad de creencias, derecho a un trato equitativo por parte de la justicia.
A ese propósito, las bibliotecas representan un bien público de incalculable valor.
Aquí, en las bibliotecas, aunque pueda tardarse, el que busca encuentra.
Si no encuentra de inmediato lo que busca, puede encontrar un puente que lo acerque o lo conduzca al objetivo deseado.
Hay que decirlo aunque lo sabemos con creces, en las bibliotecas existe más información relevante y de calidad publicada que la que, individualmente, podría procesar de manera razonable y útil cualquier ser humano.
Los bibliotecarios estamos llamados a servir de inmediarios entre nuestros usuarios y el conocimiento y la información, para ayudarle y facilitarle tanto como sea posible el acceso a dichos conocimientos e información.
Esta situación se reafirma cuando al buscar información de su interés, en el buscador más empleado por todos -Google- un estudiante obtiene dos millones de documentos como resultado, de los cuales tal vez apenas el 0.1%, es verdaderamente relevante.
Por lo anterior, el bibliotecario en la sociedad de la información, también es un educador y debe ser tomado en cuenta en las deliberaciones de la academia.
En primer lugar, las autoridades universitarias pueden empezar a prestar más atención a lo que ocurre realmente en las bibliotecas: los estudiantes universitarios no pueden conducirse adecuadamente y avanzar con éxito en su vida académica, si consideran al bibliotecario como un enemigo, un adversario o un oponente, o en el mejor de los casos alguien sobradamente indiferente, que cuida un espacio; no puede haber éxito educativo, ni científico ni técnico, en México, si la biblioteca escolar y universitaria, en lugar de ser un punto de encuentro con la información, el saber y los pares intelectuales, es el coto o dominio de una personalidad, por maravillosa que sea, o un sitio abandonado, mal iluminado, mal ventilado, mal dotado y mal equipado.
Las bibliotecas deben ser lugares tan atractivos como los jardines, los museos, las galerías, los restaurantes y las salas de cine, adonde todo invita a disfrutar la vida.
¿Y qué mejor lugar para conocer y apreciar realmente la vida, que la biblioteca, al lado de los grandes, medianos y pequeños autores y sus textos, o en la navegación inteligente por el ciberespacio?
Los planes y programas de estudio podrán ser espléndidos, pero la verdadera formación se va a dar tanto en la biblioteca, como en el laboratorio o taller, o en el campo de prácticas, si los docentes y los estudiantes cuentan con los recursos de información que son necesarios, suficientes y pertinentes para aprender, y si, además, saben emplearlos.
Por supuesto: es indispensable la experiencia y la visión pedagógica del maestro, del profesor, del tutor, pero sin recursos de información actualizados, de calidad y abundantes ¿qué se va a aprender y para qué?
Con el paso del tiempo, quienes trabajamos en bibliotecas llegamos a pensar que, como muchas otras cosas que ocurren en nuestro país, nuestro servicio es parte de un simulacro: sí, las bibliotecas figuran en los informes y en las estadísticas, se toman en cuenta las cifras que generan en todos los sentidos, pero la calidad y el propósito, la visión de mediano y largo plazo siempre o son postergadas o son desconsideradas; pero las bibliotecas no figuran como deberían -como prioridad- en los presupuestos, ni figuran alto en los organigramas, ni tampoco figuran en las actividades más visibles y emblemáticas de que se ufanan los universitarios, las bibliotecas están ahí y punto, una universidad sería inconcebible sin ellas, pero nada más.
Por ello, estamos obligados a reflexionar: si este servicio es una simulación, eso compete directamente a los académicos e investigadores y a los propios estudiantes universitarios, y entre ellos tendría que hablarse francamente si lo que llaman «docencia» e «investigación» -sin libros, sin bibliotecas, sin bases de datos, ni sistemas de información idóneos- no es también, acaso, una simulación.
Y podemos decir ésto porque vemos que no sólo en nuestra universidad, sino en general en la educación superior, las tecnologías de información han traido de la mano un desinterés de los estudiantes universitarios por la calidad de la información; una inmensa mayoría de ellos, se conforma con el equivalente a la «comida rápida» que sirve en Google, y menosprecian los platillos orgánicos o la comida gourmet que se pueden servir de las bases de datos especializadas, la lectura de un excelente libro impreso y la consulta de otras colecciones (audiovisuales, de obras raras y valiosas, de tesis, etcétera).
Para allegarse información calificada y evaluada por pares cognitivos, es decir, especialistas en los temas que ahí se abordan, debemos acudir a las publicaciones especializadas que actualmente se encuentran representadas en bases de datos de acceso abierto, o en bases y sistemas comerciales de información, tomemos el caso de SpringerLink.
Alguien puede acusar que se trata de bases de datos en inglés, pero eso no debería poder usarse como una objeción para no aprovecharlas. Teniendo como vecinos a inmediatos a los Estados Unidos de América, esa no puede ser una excusa.
Alguien puede objetar que se trata de información que está fuera del alcance del estudiante universitario promedio, por el nivel de comprensión, la especialización del vocabulario, etcétera. Pero si queremos que nuestro país supere su situación ancestral de atraso científico y tecnológico ¿qué clase de objeción es esa?
Los universitarios debemos aspirar a dar mejores resultados, no sólo en las estadísticas y los informes, sino en la vida misma, en el trato con nuestros semejantes, especialmente aquellos que enfrentan las peores desventajas: las de la pobreza, el desempleo y la falta de acceso a los bienes culturales.
El espíritu de los universitarios es -debe ser- ese espíritu generoso del que hablaba José Vasconcelos, quien pedía que los bienes de la universidad se derramaran hacia la sociedad. Hablamos de los verdaderos bienes de la Universidad: de la información, el conocimiento, el saber, la ciencia, el arte, la literatura, la cultura.
Hacer eso, aseguraría el buen destino de los bienes intelectuales y culturales de la Universidad. De lo contrario, todos estos bienes acumulados en unas pocas manos, al servicio de unos pocos bolsillos, son bienes que en realidad se están desperdiciando.



Más beneficios de la lectura: leer transforma el cerebro

Una noticia fascinante, publicada este día, viene a reforzar la creencia de que leer es uno de los mecanismos más importantes para desarrollarnos como seres humanos. Hasta donde sabemos, no existe la lectura fuera de la que realizamos los miembros de la especie humana. Tal vez es una forma elemental de lectura el reconocimiento de huellas que realizan algunos depredadores, pero nosotros leemos aún cuando no estamos cazando.
«Leer provoca que el cerebro adapte y utilice para la lectura, regiones destinadas a otras funciones», es la fascinante conclusión de Laurent Cohen y Stanislas Dehaene, del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica de Francia (INSERM), autores de la publicación de los resultados de investigación en la revista Science.



Ya está disponible el número 9 de El Referencista

Los invitamos a leer y conservar el número 9 de El Referencista, el Boletín Electrónico de la Dirección General de Bibliotecas. Como en cada número, se presentan en ésta última edición enlaces, textos y reflexiones que invitan al público en general a repensar la educación, las bibliotecas y el desarrollo humano como elementos de una misma realidad indisoluble. No basta con buscar a toda costa el desarrollo económico, éste no debe ser un fin. El fin de toda sociedad debe ser el pleno desarrollo de los individuos. Las necesidades materiales son básicas, si nos atenemos a lo que propone Abraham Maslow, pero la vida adquiere verdadero valor y sentido cuando hay acceso a la educación y a los bienes de la cultura. Cuando se puede convivir armoniosamente en un estado de derecho democrático e igualitario. Tenemos el ejemplo de Finlandia, entre otros.
En esta edición hemos agregado un cuento, que es una contribución de una bibliotecaria connacional. Aparte de circular ya en un blog de la red, amerita ser difundido más ampliamente, leído y considerado tanto por bibliotecarios, como por otros interesados en los temas de la información y las bibliotecas.
Esperamos que disfruten y encuentren útil este número, y que nos envíen sus comentarios, sugerencias y/o aportaciones para los siguientes, al buzón electrónico.



Karl, nuestro Katrina (se necesita agua, alimentos y enseres de higiene personal)

Emerge constantemente información sobre las secuelas del fenómeno meteorológico Karl en tierras del sureste del país. Veracruz, en especial, ha sido afectado de manera severa. Cálculos diversos hablan de medio millón y hasta de un millón de afectados por las intensas lluvias que resultaron equivalentes a la precipitación de cinco años sobre el territorio veracruzano en unas pocas horas.

La población damnificada, que debe ser el interés prioritario de las autoridades, necesita con urgencia, además, el apoyo de toda la población del país. La solidaridad entre los mexicanos es legendaria, como lo han demostrado una y otra vez en el caso de desastres naturales como terremotos e inundaciones.
Sin embargo, nuestros recursos intelectuales, los de la sociedad mexicana toda, también deben moverse para buscar las causas de el grave saldo en pérdidas de vidas humanas y daños materiales, que representan décadas en muchos casos de esfuerzo tesonero, trabajo y cuidado del patrimonio nacional -y veracruzano, en este caso.
Así, tenemos grandes segmentos de infraestructura urbana y rural, afectados. Caminos y puentes. Campos de labranza y tierras ganaderas. Impactos directos a infraestructura educativa -particularmente de interés para los bibliotecarios universitarios, es el caso de la USBI en Boca del Río, Veracruz, en el corazón de las zonas más afectadas. La situación que semanas atrás se había presentado en Tlacotalpan, ahora se replican en uno de los puertos más importantes del país y en una zona densamente poblada.
¿Cómo se llega a estas situaciones de catástrofe, si se toma en cuenta que una formación básica, mínima en geografía, enseña que vivimos en una zona tanto sísmica, como propensa al embate de diversos fenómenos meteorológicos? Sabemos que vivimos en una zona montañosa -volcánica- que sirve de barrera geográfica natural a la humedad del Golfo, en su recorrido hacia el altiplano ¿cómo no prever los efectos de temporales y huracanes sobre los ríos existentes y, de acuerdo a su perfil orográfico, sobre todas las posibles cuencas y vertientes, espacios que por razones absolutamente naturales, físicas, tenderá a ocupar o cruzar durante su escurrimiento, el agua?
Hay que decirlo: Karl, como otros fenómenos meteorólogicos causan un daño que se ve magnificado por la imprevisión, la indolencia y hasta la perversidad humana. O ¿cómo se explica la proliferación de asentamientos humanos en zonas que evidentemente tarde o temprano recibirán los efectos directos del cambio climático? ¿No tenemos meteorólogos, geógrafos, geofísicos, topógrafos, ingenieros que puedan interpretar los signos del terreno, que sepan anticiparse a los fenómenos más comúnes de la madre naturaleza? ¿Quiénes se benefician con el trasiego de materiales de construcción para la improvisación de «viviendas» en terrenos en riesgo, de manera irregular? ¿A qué fines políticos y conveniencias económicas, sirven los enormes aún recursos que dispone el Congreso para la atención de poblaciones en situación de desastre, el famoso FONDEN? ¿Qué porcentaje de la población damnificada podría asegurar que de tales millonarios recursos no reciben nada en ayuda, pero absolutamente nada? Seguramente las respuestas a estas interrogantes moverían a sorpresa e indignación.
No terminaba todavía el gobierno federal de celebrar lo mucho que, efectivamente, se ha avanzado gracias a movimientos sociales como la guerra por la Independencia de la corona española, y la guerra revolucionaria, que buscó dar tierra y libertad a los peones acasillados de la hacienda porfirista, cuando este revés de la naturaleza vuelve a poner a flote la imprevisión, la incapacidad y la ineficiencia que, aunadas a una dosis escandalosa de corrupción, arrodillan al país frente a una tormenta.
Se dice entonces que ha sido el fenómeno más devastador en 70 años. Los mismos 70 años que llevan los descendientes directos de los revolucionarios de 1910, esperando que se establezca un orden justo y verdadero en nuestras convulsionadas tierras.
Mucho se ha avanzado, pero cuando se miran los indicadores de todo tipo, México aparece al final de las listas en todo aquello que es crucial y fundamental para construir nuestro futuro: educación, ciencia y tecnología, salud, oportunidades laborales, culturales, alimentación y vivienda.
Números rojos parpadean en todos los cuadros de mando del país. Que alguien señale el aspecto de la vida nacional en que hay, de verdad, buenas noticias. ¡Estabilidad macroeconómica, dicen algunos, pero no los que sobreviven con un salario mínimo destrozado por las incesantes alzas a los precios de las gasolinas, servicios y productos de primera necesidad!
Descrédito internacional por la masacre de inmigrantes en Tamaulipas. Descrédito interno por una celebración del Bicentenario de la Independencia que exigiría, al menos, que el secretario de Educación riendiera cuentas de la forma en que se utilizó dinero que hacía más falta en la rehabilitación y construcción de escuelas, bibliotecas, equipamiento educativo, recursos que se quemaron en un festejo que no ha dejado ningún buen sabor de boca. ¿Qué celebramos: que descendemos cada año en los resultados de la prueba PISA, de aprovechamiento académico de los jóvenes, los más de 7 millones de ninis que son parte de nuestro «bono demográfico» y una oportunidad dorada -aunque condenada, por lo visto, a servir de paja para mantener encendida la llama de la «guerra contra el narcotráfico»- para sacar adelante al país? ¿celebramos los casi 30 mil muertos de manera totalmente irregular, extralegal, en el contexto de dicha guerra, o que seis de cada diez ayuntamientos estén de hecho, bajo el control de delincuentes? ¿o que ha prevalecido la impunidad en el caso de los 49 bebés que murieron calcinados en una guardería en Hermosillo, Sonora, cuyos dueños están relacionados directamente con la familia del presidente?
Y en nuestro propio Estado -Veracruz- ¿celebramos que estamos en los últimos lugares del Indice de Desarrollo Humano, a pesar de nuestras incontables riquezas y enorme potencial humano? ¿Que la migración de campesinos ha convertido gradualmente al agro veracruzano en un páramo? ¿Que puede correr dinero a raudales a las campañas electorales, mientra la infraestructura educativa se viene abajo, junto con carreteras y puentes, y mientras los pensionados ven esfumarse sus escasos medios de sobrevivencia?
Por eso, los recursos intelectuales de esta sociedad deben moverse en busca de las causas de estos desastres acumulados. Si las causas perduran, seguiremos padeciendo los mismos efectos. Si no se hace así y si no lo hacemos los habitantes de estas tierras ¿quiénes van a ponerse a pensar por nosotros?
Imagen tomada de El Economista.



Scirus: búsqueda de información científica (410 millones de objetos).

Scirus es la herramienta de investigación científica «más comprehensiva de la web» -al menos así lo declara en su portal. Con sus más de 410 millones de objetos científicos indizados, permite buscar y localizar no solamente el contenido de publicaciones periódicas y journals, sino también las páginas web de investigadores, courseware, borradores de investigación (pre-prints) en servidores colaborativos, así como en patentes, repositorios institucionales y sitios web.



Apagón analógico, fugas de información, bibliotecas, internet y sustentabilidad

El gobierno federal anunció que en un lapso de cinco años -de 2011 a 2015- las transmisiones de televisión analógica serán totalmente reemplazadas con transmisiones de televisión digital.
Acostumbrado como está, el pueblo de México, a un escaso repertorio de ofertas televisivas -al menos en la televisión abierta-, es previsible que la posibilidad de recibir en los hogares, posiblemente decenas o centenas de señales televisivas a través del cable telefónico o de Internet, le represente un salto cualitativo enorme, y hasta un reto, a la inmensa mayoría de la población nacional.
Aunque la tasa de adopción del nuevo formato digital de televisión sea lenta al inicio por razones económicas y técnicas, en 2015 la oferta de canales y programaciones se habrá diversificado a una tasa aún desconocida.
Lo anterior plantea interrogantes en cuanto al impacto que tendrá esta transición, sobre la formación de la opinión pública en México.
¿Cuál será el papel de los grandes consorcios de comunicación en la conformación de auditorios y opinión pública, frente a una oferta ampliada, plural -y crítica, en el mejor de los casos-? ¿Podrán éstos consorcios volver a imponer puntos de vista de manera masiva en lo concerniente a lo político y electoral? ¿Qué nuevos actores tomarán la delantera en términos de creatividad e influencia, y cómo?
¿Abandonarán los espectadores los «canales» tradicionales, ante una oferta variada de mensajes y propuestas de comunicación?
¿Estarán dispuestos y preparados para elegir mejores contenidos? ¿Cuál será el impacto de este cambio en la cultura popular, en la educación, en los hábitos de la gente?
¿Sabrán los diferentes actores culturales -y, de manera destacada, las universidades públicas y las asociaciones civiles- aprovechar de la mejor manera estos nuevos espacios y auditorios para generar una revolución cultural como la que se esperaría?
¿Qué lugar ocupará el libro, la lectura y las bibliotecas en este nuevo panorama?
¿Será realmente accesible a todos la nueva oferta de entretenimiento y noticias, o seguirá manifestándose la brecha digital, brecha de oportunidades, entre los segmentos de mayores y menores ingresos de la población?
¿Se dará el mismo fenómeno de acaparamiento con las concesiones, pero ahora con la venta de decodificadores, servicios de instalación, etcétera?
¿Será la vigilancia total y permanente, el control social total -de lo que lee, escribe, ve y oye la gente en las nuevas redes de «servicios» digitales- el futuro de nuestras sociedades?
Todas estas preguntas no son triviales, si se considera el papel que ya tiene la red Internet a nivel mundial en el flujo de información alternativa o que, a pesar de que es considerarada por algunos gobiernos como «secreta», se filtra hasta amplios sectores de la población, como ha ocurrido a través del sitio de activistas informacionales y ciberperiodistas, Wikileaks, cuya filosofía se puede resumir -de acuerdo con una expresión de Julian Assange–  en «vigilar a los perpetradores», para contribuir a la autodefensa de las sociedades que, en la mayoría de los casos, sufren las consecuencias de las malas decisiones económicas, financieras o en el ámbito de las relaciones exteriores, de sus gobiernos. Mucho puede avanzarse hacia una sociedad más igualitaria y adonde se respeten las normas básicas del derecho gracias a sitios como Wikileaks, si ponderamos lo expresado por Assange, durante una reciente entrevista que dio para las conferencias TED.
Así que, si se cumplen las expectativas del anuncio sobre el apagón analógico, más ciudadanos deberían tener la oportunidad de tener acceso a más información y conocimiento que no ha sido controlado o filtrado previamente por las empresas y los gobiernos.
Esto debería conducirnos tarde o temprano a un resurgimiento de aspiraciones democráticas e igualitarias, y a un debilitamiento del poder de grupos de élite, puesto que la participación en la toma de decisiones es imposible sin información, pero cuando ésta aparece, viene de la mano el interés de la gente por opinar, decidir y participar.
Por lo anterior, y tomando en cuenta el ejemplo de Colombia, es previsible que un cambio en la política bibliotecaria nacional, para abrir, consolidar y mantener nuevos y mejores espacios para las bibliotecas públicas en las zonas urbanas y rurales, más conflictivas del país, podría reorientar el desarrollo de regiones enteras, involucrar a la enorme masa de jóvenes, que no trabajan ni estudian, y de adultos desempleados, en actividades culturales y recreativas que ensanchen sus horizontes de realización personal y colectiva, reduzcan las probabilidades de que sean captados por el crimen organizado para trasegar estupefacientes, delinquir, robar, secuestrar y asesinar, y contribuyan a reactivar el desarrollo económico a través de un impulso al emprendimiento y la inversión productiva.
¿Cuál es el nuevo papel del bibliotecario, ante una sociedad que, a la vez, carece de la información fundamental para participar, y por otro lado vive saturada de mensajes que es incapaz de jerarquizar, filtrar y discriminar, a la velocidad que se generan y los recibe?
Esta es una de las razones más importantes para impulsar acciones de alfabetización informacional en todos los niveles de la enseñanza, y bajo modalidades tanto formales como informales, que cubran a todo el espectro social.
Sin ciudadanos alfabetizados en información será muy difícil, o acaso imposible, hacer avanzar cualquier política pública en todos aquellos ámbitos que impactan de raíz la vida nacional, estatal, regional y local: en educación, salud, productividad, sustentabilidad.
Una población más informada, necesariamente debe ser capaz de tomar mejores decisiones, y de actuar con mayor claridad y creatividad.
Así ocurre con los temas que se relacionan con el desarrollo regional y la sustentabilidad. Si en el proceso de convergencia de Internet y televisión podemos encontrar un punto de equilibrio, que transforme los sentidos de la comunicación, y ésta deje de ser unidireccional -de las empresas a los consumidores, de los gobiernos a los gobernados- y se vuelva bidireccional y multidireccional, las comunidades de consumidores y ciudadanos, podrán intercambiar entre sí experiencias exitosas y fallidas sobre el manejo de los recursos, los desechos y su efecto en el medio ambiente. Los ciudadanos podrán efectivamente calificar la actuación de las autoridades, a través de mecanismos de observación de las actividades de sus representantes, lo cual se vería reforzado si se crearan herramientas legislativas para participación pública, como el referéndum y la revocación de mandato.
Además de las repercusiones en lo social y político, la columna vertebral de intercomunicaciones que es Internet, tiene el potencial de servir para articular la acción de comunidades dispersas, de grandes sectores de la población tanto para el compostaje, como para el reciclamiento de residuos, el ahorro energético y el cuidado del agua. El impacto de dicha columna vertebral en la educación y el desarrollo económico debe explorarse, pero los beneficios parecen estar fuera de duda.
Si no se toman medidas a gran escala en torno a estos problemas, empleando las tecnologías de información y comunicación disponibles a nivel nacional, estaremos desaprovechando el potencial de estas para que México viva un gran proceso necesario de reconstrucción y reorientación nacional.

 

Migrar o morir: el dilema de los jornaleros agrícolas de la Montaña de Guerrero

En la obra «Migrar o morir: el dilema de los jornaleros agrícolas de la Montaña de Guerrero«, publicada por Tlachinollan, Centro de Derechos Humanos de la Montaña, se presenta en todo caso y se analiza la difícil situación que viven los trabajadores del campo -jornaleros- en el estado de Guerrero, y los vericuetos y peligros asociados a la emigración a estados fronterizos, o inclusive más allá de la frontera con Estados Unidos, en busca de medios de subsistencia.
Se presenta información detallada sobre algunos casos en que la desolación es el paisaje interminable en que se desarrollan las vidas de mexicanas y mexicanos, para los cuales los programas paternalistas, asistencialistas y clientelares de las instituciones de gobierno, representan más que una solución a sus problemas, un aldabonazo más que perpetúa su situación de exclusión, pobreza e injusticia.
La lectura de este libro invita a reflexionar sobre las inmensas posibilidades de desarrollo económico sustentable que se desperdician no sólo en Guerrero, sino en la gran mayoría de las zonas rurales, campesinas e indígenas del país, por la ausencia de una política económica clara en el renglón de lucha contra la pobreza, el aprovechamiento inteligente de los recursos agrícolas, pesqueros, marítimos y forestales con que contamos, y el aprovechamiento y desarrollo de las capacidades humanas, a partir del reconocimiento de la identidad cultural y diversidad de prácticas de los pueblos originales, a través del desarrollo de una etnociencia fuerte, que rescate saberes y haceres tradicionales y los refuerce, potencie y amplíe con el conocimiento científico y tecnológico más avanzado disponible en el momento. La obra hace pensar en el caso de Veracruz, que se encuentra entre los estados con altas tasas de migración, especialmente a los Estados Unidos y a la zona fronteriza. El libro data de 2005 y han transcurrido cinco años sin que pierda su vigencia.



A propósito de la Iniciativa México

La Iniciativa México es un proyecto mediático que busca motivar e incentivar la creatividad y el trabajo social de algunos grupos de mexicanos que llevan a cabo proyectos de emprendimiento social. Sin embargo, no parece casual que su despegue haya coincidido prácticamente con el inicio de un evento ampliamente difundido por los medios masivos de comunicación como lo es el Mundial de Sudáfrica 2010. A la vez, el «rostro» de la campaña Iniciativa México es un conocido entrenador deportivo de origen español.
Cabe señalar que la iniciativa apoyará con cantidades que oscilan entre 1 y 2 millones de pesos a las mejores iniciativas -unas pocas, de entre decenas de miles que probablemente se postulen-, en los rubros de: combate a la corrupción, democracia, libertad de información y expresión, mejora regulatoria, participación ciudadana y transparencia. Llama la atención que no estén incluidos los rubros de educación y de medios de comunicación entre las iniciativas que pueden postularse.
En cuanto a educación, sabemos que se trata de un rubro estratégico fundamental para que el país avance, así que toda iniciativa que realmente procurará ir del México que puede al que ya pudo, tendría que pasar inevitablemente por una profunda reforma del sistema educativo que, en primer lugar, garantice recursos suficientes para elevar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, y que consolide y amplíe el gasto educativo por educando, pues en ambos casos, en nuestro país se presenta un notable retraso. Por ejemplo, se dice que poco más del 40% de las escuelas públicas cuentan con bibliotecas escolares, usando este término de manera eufemística, pues en muchos casos se trata de algunos estantes con unas decenas de libros ¿así, cómo vamos a asegurar que los niños lean, conozcan las fuentes de información y desarrollen capacidades para el autoaprendizaje?
En cuanto a los medios de comunicación, sabemos que el mayor porcentaje de la población nacional se informa a través de ellos, y sin embargo son conocidos muchos ejemplos de la nula o escasa calidad de su programación, y el escaso compromiso de esos mismos medios por llevar a la población información de calidad, veraz, objetiva e imparcial, así como para alentar la lectura, la cultura de los libros y la información, el respeto a las instituciones educativas -lo cual se aprecia en una diversidad de programas de entretenimiento adonde el rol del docente y del estudiante son caricaturizados y ridiculizados- y al conocimiento y la cultura -como ocurre con programas adonde se hace mofa del intelecto y la capacidad crítica. Los medios masivos de comunicación, al usufructuar un bien público, que es el espacio radioeléctrico nacional, deberían ser llamados a una actitud más responsable y comprometida con el desarrollo nacional, tanto en el aspecto del fomento a una verdadera democracia, como a un compromiso real y desinteresado con la educación y la cultura.
Existen otros elementos que consideramos que deberían estar presentes en cualquier iniciativa que verdaderamente buscara la transformación del país:
1. Una verdadera cultura democrática representativa y gradualmente, cada vez más participativa
2. El derecho al acceso a la información, las bibliotecas, los libros y la cultura en general, tanto en forma presencial como virtual, garantizando el derecho de todos los mexicanos a la tecnología de información y comunicación y el acceso a Internet sin costo
3. El derecho a una auténtica libertad de expresión y al ejercicio y respeto de las garantías individuales
4. Un esfuerzo educativo extraordinario del Estado, para alentar las alfabetizaciones que brinden capacidades a la población: alfabetización informacional, alfabetización científica, alfabetización para la salud, alfabetización para los medios, ambiental y financiera
5. Un esfuerzo del estado y la sociedad civil para alentar el desarrollo de una cultura de la legalidad, la transparencia y la rendición de cuentas
6. El respeto a derechos laborales, de salud y de vivienda a lo largo y ancho del país
7. Activar procesos de participación desde abajo, de la población, las empresas y el gobierno, para crear perfiles regionales de desarrollo, identificar vocaciones productivas en el territorio y salvaguardar bajo lineamientos científicos la biodiversidad natural y cultural del país, procurando el uso y explotación racional de las mismas con criterios sustentables y de justicia social
8. Incorporar a todas las etnias del país, con su mosaico lingüístico y cultural, de tradiciones y prácticas, al conocimiento nacional, como fuentes vivas de saberes ancestrales que el capitalismo y la globalización han minimizado, destruido y olvidado
9. Alentar la investigación científica y humanística en todos los frentes y desatar una intensa promoción de actividades artísticas y de fomento a la salud física, mental y reproductiva
10. Incorporar plenamente a las mujeres del país a la toma de decisiones en todos los ámbitos, adonde han sido relegadas ancestralmente por una cultura machista y misóginna
11. Anteponer a toda iniciativa de lucro o interés particular, los intereses supremos de los niños del país, para que toda acción de gobierno o de la iniciativa privada aliente el sano desarrollo de la infancia, en las mejores condiciones de vida, para que el potencial de la población futura del país se despliegue en su máxima capacidad.
Creemos que solamente así, considerando estas ideas entre otras propuestas aún mejores, México puede esperar un futuro mejor.



Bibliotecas e Investigación (Antología virtual I: revisión de literatura)

«La revisión de literatura es una de las formas más sencillas de economizar esfuerzos en una investigación. Consiste en el repaso y reconstrucción de trabajos ya realizados por otros y tiene como fin el detectar, obtener y consultar la bibliografía y otros materiales que pueden ser útiles a los propósitos del estudio, así como extraer y recopilar la información relevante y necesaria que atañe a nuestro problema de investigación (disponible en distintos tipos de documentos).» Galán Amador, Manuel. ¿Qué es una revisión de literatura en un proyecto de investigación?
Los invitamos a revisar los contenidos del blog de Manuel Galán, adonde se reúnen algunos conceptos relacionados con la investigación científica, y se abordan de forma breve y clara. Ésto sería el principio de un proceso más largo para dedicarse, desde los primeros niveles de la formación profesional, a desarrollar conocimientos que permitan resolver problemas de diverso orden en nuestra realidad estatal y regional.
En la actualidad, la Universidad Veracruzana cuenta con vastos y valiosos recursos para acometer la tarea de revisión de literatura como fase preparatoria o durante el desarrollo de cualquier investigación, por ejemplo, sólo para conocer lo que se ha publicado sobre un tema que esté representando en alguna de las bibliotecas universitarias, se puede acudir al Catálogo del Sistema Bibliotecario. Para tener acceso a información de calidad y a texto completo, basta revisar y hacer búsquedas dentro de la enorme variedad de recursos disponibles en la Biblioteca Virtual, o en la página de Bases de Datos, de la Dirección General de Bibliotecas.
Aparte, siempre es posible realizar las búsquedas regulares en la WWW (Google, Wikipedia, Wolfram Alpha, etc.).