Universidad Veracruzana

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Bibliotecas, Información y Conocimiento



Síntomas del fracaso educativo nacional hacen crisis al final del sexenio de Calderón

A pesar de los 40 años -ininterrumpidos ya- de neoliberalización de la economía del país, México:

1) no logra empezar a crecer

Y ¿cómo: con el retroceso educativo en términos absolutos, con el agro arrasado, si el salario perdió casi la mitad de su poder adquisitivo en el sexenio que termina, si miles de microempresas cerraron por la violencia o el mercado interno disminuido, si no despega la investigación científica y la modernización tecnológica del país y se informalizó aún más el empleo?; sin embargo, pese a todo ello, el sector bancario y de medios masivos operan ¡con ganancias!;

2) los monopolios en comunicaciones reconcentran su poder económico y político, y se ahondan las ya de por sí alarmantes diferencias de clase; estas tendencias lo que harán será acentuarse, basta ver los pronunciamientos del presidente declarado formalmente electo tras su aparentemente limpio triunfo, avalado controversialmente, por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Se difundió profusamente en las redes que Enrique Peña Nieto contó con el notorio y evidente respaldo de parte de Televisa y su aparato mediático, del Consejo Coordinador Empresarial a través de algunas empresas, y el de la Iglesia Católica y de las telebancadas en el Congreso y el Senado y que también erogó una cifra aún desconocida de recursos económicos para alcanzar dicho triunfo.

3) la sociedad de la información y el conocimiento aparecen como algo cada día más lejano en nuestro país.

El próposito, la aspiración, de constituirnos en una sociedad de la información y el conocimiento, se malogra en la medida en que proyectos como el de Banda Ancha para Todos (que en su momento esbozó el Sindicato Mexicano de Electricistas con infraestructura de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad y de la desaparecida Compañía de Luz y Fuerza del Centro, recursos ahora bajo control de la iniciativa privada,) o el proyecto basado en WiMax, de Internet de banda ancha inalámbrica, de la empresa MVS (que tanta polémica generó en fechas recientes, al exhibirse tanto por parte de la empresa como del gobierno federal, las negociaciones, presiones y componendas que tienen en las alturas del sistema político nacional, en detrimento hasta de la libertad de expresión o el derecho à la información), son desarticulados por las autoridades federales (por lo menos, con la participación de la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Energía, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Comisión Federal de Telecomunicaciónes), para poder ofrecer, luego, al mejor postor económico y político (muy probablemente, en este caso, también se trate de Televisa) la oportunidad de desarrollar la infraestructura tecnológica que haga factible la provisión y el acceso a una nueva oleada de servicios interactivos de televisión, comunicaciones e información, dejando en pocas manos las ganancias multimillonarias derivadas de ello.

Ayer, el priísta Pedro Joaquín Coldwell, quien calificó de «porros» y «acarreados» a los cientos de estudiantes de la Universidad Iberoamericana, que se manifestaron vivamente en contra de la candidatura presidencial de Enrique Peña durante una visita a su institución, y que inmediatamente después de esas declaraciones, publicaron un video donde 131 de ellos presentaron evidencias de ser universitarios matriculados, dando origen al movimiento «#Yosoy132», llamó otra vez la atención de miríadas de internautas, al implicar que en México, algunos de los usuarios de las redes de internet, y particularmente de las redes sociales, principalmente estudiantes, son ignorantes, no tienen nada interesante que decir y/o lo hacen mal, lo que confirma los resultados obtenidos por México en las evaluaciones internacionales sobre educación.

Al descalificar así, entre líneas, desde su alta posición como líder del principal partido político del país, a quienes participan con sus ideas, críticas y comentarios de toda índole y calidad en la red de redes, Pedro Joaquín Coldwell pone en cuestión no solamente el estado en que se encuentra el país, debido tanto a su sistema político-económico, como al abuso de quienes detentan los medios masivos de comunicación y que imponen, así, ideologías, hábitos, conductas y estilos de pensamiento entre la población, pero, sobre todo, acusa la verdadera calidad de nuestro sistema educativo.

El sistema educativo mexicano es fruto de la Revolución Mexicana: esperanza de desarrollo, igualdad y unidad nacional; ahora, se encuentra lastrado, tanto por la franca molicie que parece prevalecer en la cúpula del poder sindical magisterial, como por el cada vez más visible abandono oficial -en favor de la educación impartida bajo esquemas mercantiles: la educación privada- y los intentos por desaparecer, minimizar, e incluso reprimir, las manifestaciones de rebeldía y desesperación, que desembocan con una preocupante frecuencia en violencia, entre las depauperadas bases magisteriales, y hasta entre los propios estudiantes normalistas, del centro y sur de la República (Hidalgo, Oaxaca, Guerrero).

Las expresiones que juzgan poco interesantes, o mal planteadas, las muestras de malestar social en las redes, dejan entrever la pobre disposición del gobierno federal entrante, para que se ahonde y consolide una incipiente democracia deliberativa que, si nos lo propusiéramos realmente, los mexicanos podríamos desarrollar hasta convertirla en una verdadera democracia participativa, que supere de una vez por todas los vicios y defectos de una democracia meramente representativa.

Ya sabemos que, a pesar del IFE, o gracias al mismo, nuestra democracia representativa siempre ha generado escepticismo y dudas sobre la limpieza electoral, la validez de los resultados y la legitimidad de nuestros representantes, por la consabida comisión impune de fraudes electorales, la compra-venta illegal, pero consentida, de votos, el derroche de recursos en forma de gastos de campaña, la manipulación interesada de las encuestas, el desaseo en el manejo de la documentación electoral, de los resultados mismos y, la supervivencia del voto corporativo, por sectores, etcétera.

El lema de la Revolución encabezada por Francisco I. Madero fue, precisamente «Sufragio efectivo, no reelección». Esta «alternancia política» bipartidista, sí, pero que en lo económico ha sido, es monolítica -monótonamente- neoliberal, entre el PAN y el PRI, y que lleva estacionada en el poder cuarenta años, se ha traducido en cuarenta años de estancamiento económico, social y cultural, lo que parece distar mucho de aquellos propósitos originales de la Revolución: tierra y libertad, justicia social e igualdad, bienestar y paz.

Hemos estado avanzando en el sentido contrario: cada día hay más pobreza, desigualdad, dependencia, injusticia, descontento, inseguridad.

La esperanza de «cambio» que se arremolinaba en las plazas, en aquel año 2000, se frustró paladinamente en 2012: el ex-presidente Vicente Fox en persona, el presidente «del cambio» , llamó a votar por el regreso del antiguo régimen. Ahora, Enrique Peña sucederá a Felipe Calderón, en el poder, tersamente.

Parece que no importa bajo qué siglas, el programa de reducción del Estado, la privatización de bienes públicos, la desregulación económica, y el impulso al darwinismo económico-social, cuya cúspide atroz es la corrupción de cuello blanco que alimenta, con un puñado de mexicanos, la lista Forbes de los más ricos del mundo, y la guerra contra el narco, el imperio del más fuerte, el regreso de la ley de la selva, la extinción del estado de derecho y las escalofriantes carnicerías, en que los distintos grupos delincuenciales se hacen pedazos unos a otros -nada más entre ellos, se dice, pero enmedio de la población civil trabajadora, desarmada e indefensa, que ha salido poniendo las cifras de colaterales– al margen de toda ley, sin aparentes investigaciones, ni procesos judiciales, ni incautaciones de bienes, ni bloqueo de las redes de financiamiento, etcétera. Este modelo neoliberal, privatizador, que se apoya en la violencia del narcotráfico, acabó imponiéndose desde el 2000, durante doce años.

Y durante seis o doce más, puede preverse, a partir de este diciembre.

Por otro lado, las cifras de pobreza, desempleo y marginalidad no han hecho más que crecer. Ahora, hasta podemos «presumir» -dicho con culposa ironía- de que en México hay más analfabetas que en 2006. Y un presidente electo que no es capaz de recordar lo que lee.

En todas las escuelas y bibliotecas del país deben existir de forma permanente programas, abiertos a ciudadanos de todas las edades, para abatir el analfabetismo simple y para combatir, sobre todo, el analfabetismo funcional, que es el que se manifiesta cuando las personas saben leer y escribir, sí, pero simplemente no lo hacen.

La lectura y la promoción de la misma, es una de las tareas insoslayables, urgentes, que pueden socavar en su base el poder manipulador omnímodo de las televisoras.

Cada día es más urgente la necesidad de implementar, en todos los niveles y sectores, formales e informales, de la educación, programas de alfabetización informacional.

Desde el punto de vista de los servicios, recursos y agentes de la información, el resultado electoral del 2012 representa, básicamente, el triunfo de la ignorancia supina de nuestra historia, y el del analfabetismo funcional.

La Reforma Integral de la Educación Básica, RIEB, que hace énfasis en el aprendizaje y desarrollo de competencias entre los estudiantes, requiere que los docentes, las autoridades y los padres de familia hagan aún un mayor esfuerzo para lograr se superen que los resultados de las pruebas como ENLACE y PISA.

Lo anterior implica una cruda paradoja:

Aunque, en su cotidianidad, los niños y jóvenes viven en medio de y padecen los prejuicios, la violencia y la destrucción ambiental y civilizatoria, generada por los adultos, se espera que ellos aprendan a ser multiculturales, asertivos, pacíficos, cultos, racionales, críticos y creativos.

Y luego, está el poder «educativo» de las televisoras, tan elogiado hasta por algunos funcionarios de gobierno. Uno de ellos, Alonso Lujambio, como debe recordarse.

Es claro que la inmensa mayoría de los habitantes de este país perciben su realidad a través de los filtros, de las lentes, de la mirada que las televisoras les ofrecen.

Las televisoras comerciales en México han vuelto estériles todos -o casi todos- nuestros esfuerzos educativos.

En México casi nadie lee periódicos, menos leen libros y son pocos, aún, los que se informan en Internet.

En nuestro país, y ésto debemos tenerlo muy claro, como en muchas otras partes del mundo también, las cadenas de televisión tienen todavía el poder de «crear» o «inventar» (y también de destruir): presidentes, enemigos públicos, estrellas, y/o líderes admirables.

Por eso, los reclamos de los estudiantes universitarios de este país, aglutinados en torno a #Yosoy132, son certeros, trascendentes, justos. Conocedores de todo lo anterior, no dudan en exigir, en reclamar: mayor apoyo a la educación, a la investigación científica, a la cultura y al conocimiento, que se democraticen los medios, que se reformen, que se pluralicen y se abran a todas las voces y expresiones intelectuales y políticas, y a que se ejerza el derecho a la información como fundamento de una verdadera democracia.

México no puede seguir viviendo en el oscurantismo que se propaga -paradójicamente- tanto en la escuela, como fuera de ella; peor aún, que impera en los propios hogares mexicanos -a través de la televisión-.



#Yosoy132, proceso electoral, monopolio de medios y la (futura) sociedad de la información en México

Muy acertadas son las demandas del movimiento estudiantil universitario y académico, aglutinado en torno a la etiqueta #Yosoy132, que está llevando a una buena parte de la sociedad mexicana, a reaccionar positiva y propositivamente ante el control y la manipulación que al parecer han establecido, como norma de conducta, los medios de comunicación, particularmente en lo relativo a la propaganda de los partidos políticos y de sus candidatos.

La supuesta información interna de Televisa, que se ha divulgado a nivel internacional, gracias al diario The Guardian (pero originalmente, por la revista Proceso y posteriormente también por Wikileaks), sobre la compra de servicios especiales de promoción de ciertos candidatos -como, presuntamente, fue el caso de Enrique Peña Nieto, cuando era gobernador del Estado de México- y para el desprestigio de otros -como, presuntamente, fue el caso de servicios pagados por el ex-presidente Vicente Fox para afectar la imagen del entonces -en 2006-, candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, indica que las críticas de los estudiantes, dirigidas contra el consorcio Televisa principal pero no exclusivamente, no carecen de sustento.

El tema de los medios de comunicación como constructores de opinión y modeladores de nuestra realidad sociopolítica y sociocultural, es un tema que demanda la atención de toda la sociedad, por sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

Sin ir muy lejos, durante el segundo debate de los candidatos a la presidencia, que se transmitió el pasado día 10 de junio, se pudieron apreciar inexplicables y -por ende, sospechosas- «fallas técnicas»- que afectaron principalmente a uno de los cuatro candidatos que se presentaron a debatir.

En un primer momento del debate, al inicio de la intervención del candidato de la coalición de partidos Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, se transmitió -al menos por la cadena de televisión satelital DISH-, sólo la imagen, sin audio; dicha falla, aunque duró no más de 6 segundos, parece imperdonable, tratándose de un evento que, como lo califican las propias televisoras, alcanzó un record histórico de audiencia.

La otra falla fue más grave, pues durante casi 10 segundos no se tuvo ni audio ni video del último mensaje del mismo candidato, Andrés Manuel López Obrador, en la misma cadena de televisión satelital. Lo que vieron los espectadores en ese medio fue simplemente un cuadro a negro. Nada semejante ocurrió, ni antes ni después, con ninguno de los otros candidatos.

Pueden parecer insignificacias, pero si nos atenemos a los costos de producción de los tiempos de televisión en la actualidad, y a la logística y previsiones técnicas que se toman hasta para programas de menor relevancia, resulta sumamente preocupante percibir la displiscencia o hasta la mala hechura -no se sabe si intencionada, o no- de estos momentos particulares de una transmisión, que hasta parecen afectar selectivamente a uno de los candidatos.

Cuando los jóvenes del movimiento #Yosoy132 exigen la democratización de los medios de comunicación, dan pauta precisamente a que este tipo de «fallas», intencionadas o no, y otras carencias e inequidades que tienen lugar en las transmisiones de radio y televisión*, y que afectan a cualquier candidato o aspirante a un cargo de representación popular, o a voceros de un sector o a otro de la sociedad, se señalen y se corrijan o enmienden, en aras de una verdadera imparcialidad y claridad en la transmisión de la información.

El papel de la información en la sociedad es cada vez más claro: la información es, entre otras cosas, una actividad que permite inducir, alentar, desalentar, en suma: regular los procesos sociales. Esto lo saben muy bien en los medios masivos de comunicación, y ese conocimiento e inteligencia, se plasma en las campañas de marketing, tanto de productos comerciales -para generar la necesidad y la demanda de un determinado bien, o satisfactor- y en el marketing político. El peso de los medios de comunicación, como la radio y la televisión, y el poder que representan en esta función de difusión, inducción y control, es tan grande, que por ello, se impone, sobre quienes detentan el uso de dichos medios, la observancia de un código de ética; pero como la ética supone la combinación virtuosa y conciente de saberes y haceres a la luz de diversas valoraciones -algo que, debe reconocerse, no todos hacemos, ni todo el tiempo ni siempre bien-, los medios deben tener contrapesos sociales, integrados en forma plural, con criterios consensuados sobre la realidad a evaluar, con capacidad de respuesta inmediata para monitorizar, dar seguimiento, supervisar y hasta vigilar, en todo momento, el quehacer de los comunicadores en los medios, sus mensajes y comportamientos.

«Dejar hacer y dejar pasar», en los medios, hoy, es simplemente criminal.

La democracia debe construirse a partir de una competencia en condiciones de libertad y equidad. No es posible que una minoría arrase con sus conceptos y opiniones sobre los de una mayoría, a través del poder de coacción y de manipulación, repetición y distorsión de la realidad de los medios, como la radio y la televisión.

Otro gran acierto de los jóvenes es el empleo coordinado de las nuevas tecnologías de información: Twitter, Facebook y Youtube. En este punto, no debemos pasar por alto la referencia a que la primera guerrilla virtual o ciberguerrilla, o movimiento contestatario digital, es atribuido a la organización de los indígenas zapatistas de Chiapas que atrajeron los reflectores sobre la realidad de las etnias de México, presentándola ante los ojos del mundo, utilizando precisamente Internet.

Sin embargo, la composición del movimiento #Yosoy132 es mil veces más plural y diversa que la de los zapatistas. Por ello, es digno de destacarse su capacidad para definir y afinar sus justas demandas y exigencias, en un grupo específico de puntos, los cuales incluyen, además de la democratización de los medios y el acceso a Internet de banda ancha, como un derecho constitucional en nuestro país, la realización de juicios políticos a Enrique Peña Nieto, Vicente Fox y Felipe Calderón, debido al papel de los primeros en el uso brutal de la fuerza pública en San Salvador Atenco, y por la cuestionable eficacia de la guerra declarada, contra el narcotráfico, por el último.

Ante la movilización estudiantil que llevó en días pasados a miles de jóvenes al Estadio Azteca, para realizar una protesta visible en la televisión, contra la candidatura impulsada por los medios y, en particular, Televisa, de Enrique Peña Nieto, se difundió también por la red información en el sentido de que, desde algún nivel del gobierno del Estado de México, se acarrearon grandes cantidades de partidarios del candidato mencionado, con el boleto de entrada al partido de futbol de marras pagado, para intimidar o disuadir de su protesta a los integrantes de #Yosoy132. El asunto llegó hasta el punto en que algunos de éstos sufrieron agresiones físicas, ante su derecho a manifestarse libremente. Actualmente hay litigios en curso sobre dichas agresiones, y estudiantes del #Yosoy132 presos, mientras que no se sabe que se haya detenido a ninguno de los supuestos agresores. Mal síntoma.

También en estos días, la Comisión Federal de Competencia elabora un dictamen cuyo contenido se podría a dar a conocer a más tardar el 15 de junio, sobre la posible alianza, en un negocio multimillonario en dólares, de Televisa con una empresa emblemática del grupo de negocios de Ricardo Salinas Pliego: Iusacell. Si se confirma que han autorizado la fusión del duopolio televisivo, para formar otro de telecomunicaciones (con Telcel, el de Carlos Slim), el más grande del país -y quizá uno de los más grandes, o el más grande de Iberoamérica- se envía una señal muy lamentable al movimiento estudiantil #Yosoy132, que está exigiendo precisamente que se modere el poder -quasi absoluto- de las televisoras, y de las empresas de telecomunicaciones relacionadas con la provisión de servicios de Internet.

Actualización: hoy en la mañana, en el noticiero MVS Noticias con Carmen Aristegui se informó que en el curso de este día, podría aprobarse «una alianza» entre Iusacell y Movistar, que es una empresa con capital español, para aumentar la competencia ante el proveedor dominante de servicios de telefonía móvil, Telcel, de Carlos Slim, el hombre más rico de México y del mundo.

Por otra parte, el tema de los medios masivos de comunicación estuvo ausente en el segundo debate de los candidatos presidenciales. Ni siquiera se mencionó éste como uno de los «subtemas posibles», de los tres bloques que articularon el mismo. De nuevo, pesan aquí la suposiciones de que las televisoras han acumulado tal poder, que esa podría haber sido una condición tácita para transmitir el debate por «sus» canales de mayor audiencia: que nadie cuestionara sus mecanismos de operación, ni sus políticas de comunicación, ni su influencia.

Con la información muy fresca sobre Televisa, divulgada por The Guardian, un periódico con un prestigio internacional ganado a lo largo de su historia, y que apuntaría a lo que serían ni más ni menos que coaliciones mafiosas entre medios y candidatos en México, resulta notable que ninguno de los candidatos actuales hiciera mención de ello.

El movimiento #Yosoy132 ha enfocado sus baterías, por ahora, en los temas que giran en torno a la equidad en el proceso electoral; pero es de esperarse que se articulen y organicen en torno a demandas de un nivel aún más elevado, trascendente y de largo plazo.

El asunto de la información y la comunicación nos preocupa y nos concierne sobremanera, a quienes estamos relacionados, por ejemplo, con la educación, con la investigación y, particularmente, con los servicios bibliotecarios y de información. En estos ámbitos, estamos concientes de que muchos docentes y estudiantes (de todos los niveles educativos) e investigadores (en el caso de universidades, públicas y privadas) acuden a las bibliotecas académicas, escolares y/o públicas, o a la red Internet, enmedio de densos nubarrones de desinformación, lastrados por lagunas procedimentales, y por la ausencia de criterios para evaluar la calidad de la información; y de que, con frecuencia, los propios académicos, docentes e investigadores, la mayoría incluso con posgrados, se brindan «autoservicios» de información empleando la red, sin que se conozca a ciencia cierta el nivel de profundidad y la calidad de la información que son capaces de localizar, recuperar y obtener, sin el auxilio de los bibliotecarios.

Adicionalmente cabe señalar que, a nivel nacional, la realidad que enfrentan los bibliotecarios, la mayor parte de las veces, es sencillamente gris y deprimente: porque el grueso de las bibliotecas escolares y universitarias en el país carecen de los recursos económicos indispensables para su desarrollo, pues las normativas existentes no estipulan la obligación, de sus instituciones, de destinar anualmente un porcentaje preestablecido del presupuesto de las mismas, para asegurar el desarrollo óptimo de los recursos y servicios de información que brinda esta organización académica fundamental.

Retomo una afortunada metáfora del doctor en biblioteconomía, Jesús Lau, que reza que si las universidades fueran panaderías, la «harina se encuentra en las bibliotecas».

Bajo el esquema de cosas vigente ¿cómo se asegura la suficiencia y la calidad de «la harina» que se usa para «hacer pan», en las universidades públicas y privadas de México? Y, si una panadería no hace pan, o lo hace de mala calidad, entonces ¿qué es lo que en realidad hace?

Además: el acceso a la información y el conocimiento, eje central del movimiento #Yosoy132, supone inevitablemente el desarrollo, desde la edad más temprana, del hábito de la lectura y, por consiguiente, de las habilidades para el acceso y uso eficaz de la información, como se definen en una de las visiones más comprehensivas del tema, y que rebasa el ámbito de los servicios bibliotecarios (aunque fue allí donde se originó), y que es el tema central de lo que conocemos como alfabetización informacional.

Es necesario que el movimiento #Yosoy132, revise, considere y retome los conceptos medulares que se han desarrollado a nivel internacional, sobre el asunto de la alfabetización informacional, pues ahí se encuentran las claves para empoderar realmente a los ciudadanos mexicanos, para hacer frente a los mensajes de manipulación y coherción omnipresentes de los medios masivos de comunicación y para construir los cimientos de una sociedad moderna, democrática, sana, justa, segura y armoniosa.

Para articular una política de información y comunicación en el país, que regule el funcionamiento y los efectos perniciosos de los medios en la sociedad, se debe debatir ampliamente sobre la organización democrática de sus estructuras y procedimientos; a propósito de ese debate, pueden servir los pronunciamientos que, sobre la sociedad de la información, se han realizado a nivel global en las distintas Cumbres de la UNESCO sobre la Sociedad de la Información, como parte de las políticas de fortalecimiento y consolidación de la democracia, garantizando la participación social plural en los medios.

Dicha política de información y comunicación involucra, necesariamente, los temas de la educación tanto formal como informal, adonde definitivamente deben llamarse las cosas por su nombre, y lo que ahora figura solamente como algunas «competencias» limitadas, acotadas, y que algunos pueden considerar meramente complementarias o accesorias, al saber leer y escribir, pero que en realidad son los ejes articuladores de los curricula educativos en la sociedad de la información:

  • saber que se necesita información,
  • saber dónde buscar la información que se necesita,
  • saber localizarla y recuperarla,
  • usarla respetando la ética y las legislaciones correspondientes
  • transformar dicha información y dicho conocimeinto en beneficios sociales e individuales, efectivos y reales.

Lo anterior será decisivo en la vida cultural y científica del país. Es posible que los jóvenes que integran el movimiento #Yosoy132, ya estén concientes y enterados de todo ésto.

Como parte de estas reflexiones, hoy, reproducimos en este blog, dos notas publicadas en La Jornada: una, relativa a la «exportación» de capital intelectual formado en México, hacia el extranjero, que es un eufemismo para decir que muchos mexicanos, preparados académicamente, huyen de una situación de estancamiento económico, nula inversión en ciencia y tecnología, inseguridad, subempleo, marginalidad, etc.; y la otra, que contiene el posicionamiento de un reconocido científico mexicano -Javier Flores- el cual, conociendo desde su interior, la simulación que representa el «hacer como que se hace» ciencia, en México, señala que este estado de postración, corrupción y dependencia hacia el extranjero en este y otros campos, es el fruto de decisiones tomadas por una «dictadura» que ha castrado, a lo largo de décadas, la creatividad y el potencial científico de nuestra nación. Javier Flores, además, le pone nombre y apellido a los autores de esta política que atenta contra nuestra soberanía como nación independiente: los partidos políticos PAN y PRI.

Si se aúna la preocupación del movimiento #Yosoy132, por el acceso a la información y al conocimiento para todos, con la necesidad de detonar el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país, fortaleciendo el trabajo del Estado y de la sociedad en el campo de la educación, del fomento a la lectura, del desarrollo de un sistema bibliotecario robusto -precisamente en las regiones adonde los niños y los jóvenes enfrentan a diario, solamente, un horizonte de pobreza y de violencia, imitando en lo que cabe el modelo de Colombia-, mediante la provisión de nuevas tecnologías accesibles para todos, el impulso a la creación intelectual en todas sus formas de expresión: literaria, pictórica, musical y audiovisual, estaríamos sin duda en el albor de una futura sociedad del conocimiento en México, cuyo esplendor se alcanzaría tal vez en una década.

Dichosos los ojos que presencien aquello.

¿Cómo podemos mantener viva esta legítma aspiración, esta esperanza, a lo largo de generaciones? #Yosoy132 es un ejemplo.



#Yosoy132 y el advenimiento de una sociedad del conocimiento

Movilizados en torno a demandas -en realidad, desde hace mucho, exigencias irreductibles- muy específicas (democratizar los medios, alentar la competencia real en las telecomunicaciones, rechazo a la imposición de uno de los candidatos por parte del duopolio televisivo conformado en México por Televisa y TV Azteca, garantizar el derecho al acceso a Internet para toda la población, eliminando con ello la brecha digital que mantiene a más de la mitad de la población sin acceso a estos medios), decenas de miles de jóvenes universitarios de todo el país, encabezados por una «masa crítica» que lo detonó todo, de entre los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, están retando al país a despertar, a rechazar el control manipulador de los grandes medios masivos de comunicación, usando los instrumentos de su generación: Facebook, Twitter y Youtube.

Con estas herramientas, bien aprovechadas, de su lado, han dado un gran ejemplo de que es posible la acción pacífica y coordinada para expresar posicionamientos de fondo, en calidad tanto de estudiantes como de ciudadanos autoinformados; están haciendo valer su derecho de réplica, ante los afanes de algunos periodistas de canonizar intencionadamente sobre la vida política del país.

¿Cuánto ha cambiado el escenario político nacional en las últimas dos semanas?

No sabemos aún cuánto, pero comienza a notarse la diferencia.

Por lo menos ahora se habla de que las dos grandes televisoras transmitirán en cadena nacional y por sus principales canales, 2 y 13, el segundo debate presidencial que tendrá lugar el próximo 10 de junio.

Un movimiento estudiantil nacional mantendrá en jaque a las televisoras y su comportamiento en la fase final del proceso electoral, a un mes de la fecha definitoria, el primero de julio. El destino próximo futuro del país se juega en las pantallas de las televisiones y de las computadoras de los hogares de la inmensa mayoría de los mexicanos.

La juventud está demostrando tener la capacidad para sacar a México de las tinieblas en la que lo mantenían convenientemente hundido, quienes detentan un poder casi absoluto sobre los medios de comunicación e información.

La trascendencia del movimiento #Yosoy132 estriba en que -aparte de señalar la senda correcta para resolver nuestros ancestrales problemas de desigualdad e injusticia, proponiendo como principales instrumentos de solución, la información y el conocimiento accesibles para todos- concita de inmediato la simpatía y afecto de todos los trabajadores del conocimiento, la educación, el arte y la cultura, que ven en la información y en el conocimiento un bien inapreciable, sustancia indispensable del debate racional, abierto, plural, fundamentando, que debe dar sustento y claridad, sobre todo a las decisiones y acciones de gobierno, a todos los niveles, en una sociedad verdaderamente democrática. Esta simpatía se afianza, además en el hecho de que son los jóvenes de este país los que buscan la construcción de mejores condiciones de vida, es decir, porque se trata del futuro del país clamando por definir su propio ser futuro.

Los universitarios han hecho gala de visión crítica, enfrentando incluso los argumentos de quienes por medio del avasallador poder de la televisión, pretendieron presentarlos como un pequeño grupo de «acarreados» y «manipulados». De inmediato aparecieron en Youtube, 131 de ellos, dando la cara, con credenciales de estudiante en mano, exhibiendo un inmenso valor civil ante un poder que no es ajeno a la persecución y la represión.

En su acción más reciente, estos jóvenes profesionistas admirables, están convocando a miles de universitarios a ser observadores electorales, para evitar que un nuevo fraude electoral afrente aún más a este gran país.

El movimiento estudiantil que se declara apartidista, pero no apolítico, está creando brechas insospechadas en el poder de manipulación de los medios masivos de comunicación, obligándolos a abrir los micrófonos y dirigir sus cámaras a  sus peticiones y demandas, que pueden alterar para siempre la forma de hacer política en México.

Los estudiantes de la generación Internet, sometiendo a la razón a los medios, están generando condiciones propicias para detonar el diálogo entre todos los ciudadanos de este país.

Es indudable que no puede sostenerse por más tiempo el monopolio virtual de la comunicación de masas en México, con solo dos operadores prácticamente todopoderosos que con su programación «educan», «definen» o «moldean» la opinión pública de grandes sectores de la población que, por distintas razones, están alejados de la lectura y de los medios alternativos de información que ofrece la red Internet.

La frescura, originalidad y fortaleza del movimiento #Yosoy132 está fuera de toda duda. Es una bocada de aire renovador que puede limpiar la atmósfera de prácticas políticas viciadas, autoritarias, cupulares y elitistas, que ignoran por completo a la sociedad, cuando se trata de tomar decisiones graves sobre economía, seguridad, educación o la cultura, ignorando la opinión y el sentir de la mayoría de los mexicanos.

Habrán que seguir atentamente esta revuelta juvenil y estudiantil que puede inflamar con las mismas aspiraciones democráticas, a otros sectores amplios de la sociedad, en demanda del derecho a la información como una condición indispensable de toda sociedad moderna y democrática.

El movimiento #Yosoy132 que ha tomado a México, a las televisoras y a los políticos por sorpresa, prefigura lo que podría ser el advenimiento de la sociedad del conocimiento en nuestro país.



El Referencista, No. 15 (Abril-Junio 2012)

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Natura me dio los padres…

«Natura me dio los padres,
Cultura me dio las letras -los libros, las bibliotecas-
Y Steve Jobs las tabletas.»

Carlos Alberto Sánchez Velasco

El día de ayer se realizó en la USBI de Xalapa, la presentación del libro de Walter Isaacson, «Steve Jobs»‘ en el marco de programa de Lectores y Lecturas de la Universidad Veracruzana.

Además de dar a conocer algunas obras literarias y de divulgación recientes, el propósito de estas pláticas con y para los lectores es intercambiar impresiones sobre dichas obras, alentar a otros a conocerlas, a leerlas y formarse su propio punto de vista sobre los temas que abordan.

Tuve la oportunidad de concurrir con el maestro Felipe Garrido como moderador, con el doctor Porfirio Carrillo y con el maestro Guillermo de León, para hablar de lo que, a todas luces, ha sido uno de los personajes sin los cuales serían inexplicables algunas de las experiencias más significativas de nuestras vidas.

En corto, el doctor Porfirio nos confesó que habría querido mostrar cómo la vida de este hijo adoptivo californiano -Steven Paul Jobs- tiene visos de tragedia griega, así sea por el hecho de haber iniciado no una, sino varias revoluciones en cuanto a la forma en que los seres humanos interactuamos con la tecnología informática -a pesar, o tal vez gracias a que no contaba con ningún título universitario-, y haber alcanzando, por ello, la fama y riqueza mundiales y por morir antes de cumplir los 60 años. Y es que el hecho de que Jobs no hubiera escrito en su vida una línea de código, no demerita para nada el hecho de que tuvo la visión para detectar a tiempo las oportunidades que su época le ofrecía, la tenacidad y la voluntad férrea hasta el grado de la obsesión y el exabrupto para motivarse a si mismo y para motivar a otros, para hacer realidad sus proyectos.

Con conocimiento de lugares y acontecimientos, el doctor Carrillo ilustró a los asistentes con una serie de imágenes que hablaron por si mismas del ambiente, el clima cultural, las obsesiones y la pasión personal que definieron la vida de Steve, a quien se le compara sin exagerar con Tomás Alva Edison y con el propio Gutenberg.

No es para menos. Desde su retorno a Apple, Jobs revitalizó la industria informática a partir de la filosofía de Apple en sus orígenes: hacer la tecnología tan accesible que fuera «para el resto de nosotros», contemplando en ese «nosotros» al ciudadano común, y entre ellos, especialmente a los que crean, a los que cuestionan, a los que transforman el mundo impulsándolo adelante, porque «pensamos diferente».

No es para menos que tras su muerte se hayan recibido en Apple millones de condolencias de todo el orbe, lo que es un indicio de que, desde su posición en el Valle del Silicio y a pesar de su personalidad mercurial, Steve afectó para bien muchas de nuestras vidas.

Su curriculum incluye fundar Apple, fundar Next, reinventar Pixar (y Disney, de paso) y reinventar nuevamente Apple, como ave Fénix que resurge de sus cenizas para inaugurar lo que ya es un lugar común: la era iTunes, y la era post-PC, en la que nuestros gadgets nos mantienen todo el tiempo informados, comunicados y colaborando en forma ubicua, gracias a la simplicidad de las interfases hápticas y el reconocimiento de voz. Popularizó las interfases gráficas, el uso del ratón, los conceptos de plug and play, Wysiwyg, multimedia, hipertexto, interfaz multitáctil y relanzó hacia el final de sus días el concepto de tableta y de computación en nube.

Guillermo de León, por su lado, señaló el lado más débil de la obra, y es que, a su parecer, Isaacson se metió en tantos aspectos privados o personales de la vida de Jobs que le pareció tener entre sus manos una revista «Hola» de 700 páginas. Se comprende el desagrado del maestro, si consideramos que el personaje del que se habla en el libro acumula demasiadas evidencias de ser un visionario, un iluminado contracultural, un empresario habilísimo en su etapa madura, un amante del diseño de altos vuelos, un tecnófilo zen, un admirador de las artes y, de ser él mismo, un rara mezcla de inventor y de artista.

Ya liberados del campo de distorsión de realidad de Jobs hay que reconocer que no fue en su vida personal ni un santo, ni un prodigio de creación como si lo fue un Leonardo, sino un amante de la calidad en los productos, desde la experiencia de los embalajes hasta las líneas que definen una interfaz gráfica, una persona como cualquiera de nosotros, pero lleno de devoción por dejar una marca con lo que amaba en el universo. Su aportación en el campo de las computadoras y de la interacción hombre-computadora, nos acompañarán como un legado para siempre.

Cuando fue mi turno de hablar, pensé que se ya se habían dicho las cosas más importantes, así que únicamente apunté que es innegable el mérito que se le concede, que en nuestra primera toma de contacto con las computadoras Apple, en mi caso a inicios de los 90’s algo había cambiado para siempre y no nos conformariámos con menos a partir de ese momento, que siempre recomiendo a quienes me piden consejo, computadoras Apple, y que lo más importante de Jobs, a mi parecer, es que su pasión por el diseño, la calidad y los detalles, reflejan un profundo humanismo que no debe ser opacado por la tecnología. También aludí al hecho de que los productos Apple son muy buenos, pero que no olvidemos que hay muchas personas en nuestro país que no tienen acceso ni siquiera a la tecnología más barata, y que son anónimos trabajadores chinos, quienes por 500 dólares al mes, ensamblan los productos que Apple vende con fuertes ganancias en sus tiendas de diseño en las grandes avenidas de las principales ciudades del mundo.

Que debemos rescatar el humanismo en la educación y el uso de la tecnología para superar los problemas que arrastra nuestro país, y tomar ideas de vidas como la de él.

También hablé del libro, que es muy ameno e interesante, y se lee con mucha facilidad. Y del libro, como libro nuevo, me arrogué el derecho de hablar con las palabras que alguna vez, para referirse a todos los libros nuevos utilizó Jose Martí:

“Un nuevo libro es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente. Tendemos involuntariamente las manos hacia toda obra que nos es desconocida, como involuntariamente tendemos siempre el alma en busca inquieta de la gran verdad. Nos parece que cada libro es una respuesta a nuestras ansias, un paso más adelante hacia el cumplimiento final de nuestros incógnitos destinos. Como que al tender las manos a él vamos a empujar un poco más la puerta que nos separa del misterioso mundo donde se cumplen entre tinieblas las maravillosas revoluciones de lo eterno”.



Por qué es importante que un político lea

José Manuel Ruiz Regil

“Conceptos, hijo, conceptos.”
Mi padre.

Soy un lector tardío. Lo confieso. Pero he tratado de salvar ese escollo en mi formación porque estoy convencido de los enormes beneficios que reporta la lectura, no sólo como ejercicio de cultivo del criterio y de la imaginación, sino como estímulo neuronal y endócrino.

“La escritura y la lectura son los mayores inventos de la humanidad. Esta afirmación puede sorprender a algunas personas encandiladas por el esplendor y utilidad de determinados productos tecnológicos. Ninguno de estos productos hubiera sido alumbrado sin esos garabatos que representan conceptos. Hablar de lectura y escritura es contar la historia del pensamiento de la humanidad, 6.000 años de palabra escrita. El poder de la lectura es inagotable. Permite introducirnos en el mundo secreto de las personas. Los psicólogos han consumido muchos años en la búsqueda de un método para indagar el mundo interior de las personas. La escritura y la lectura son los vehículos más expeditos, las ventanas más abiertas. Pero la lectura no sólo sirve como artefacto para acceder a la mente, también sirve a otros propósitos. Diderot creía en los poderes terapéuticos de las novelas “picantes”, las damas de la corte japonesa del siglo XI escribían los textos que ellas querían leer; Colette leía en la cama para protegerse del bullicio social; Borges pedía que le leyeran para sentirse vivo; y Stevenson no quería aprender a leer para no privarse del placer que le producían las lecturas de su niñera…”.

“La lectura tiene un poder extraordinario y subversivo. Los grandes cambios de la historia se inspiran en los libros y la mente de los niños cambia de una manera dramática desde el momento que aprenden a leer. Alinson Lurie, una profesora de la Universidad de Cornell (Nueva York), en su libro No se lo cuentes a los mayores, analiza el poder subversivo de ciertas obras clásicas de la literatura infantil, como Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan, o Winnie el osito. Las mejores obras son aquellas que perduran a lo largo de la historia y además sirven para todos los niños, más allá de los valores particulares que transmite cada cultura. ¿Por qué perduran estas obras? Porque tienen un trasfondo universal y subversivo: ponen del revés al mundo de los adultos, satirizan sus valores convencionales y se dirigen a la imaginación de los jóvenes lectores en su propio lenguaje…”.

“Casi nadie de los que rigen los destinos del planeta desconoce que la lectura es un motor con muchos caballos de potencia. No es de extrañar que hace muy pocos años, Bill y Hillary Clinton mostraran un interés por el tema, en una década que fue definida como la “década del cerebro”. Algunos psicólogos, neurólogos y educadores se encargaron de convencerles de una relación que casi nadie discute: la lectura mejora el funcionamiento del cerebro; o sea la lectura hace que los cerebros estén mejor amueblados conceptualmente…”.

“El cerebro humano pesa aproximadamente 1400 gramos y posee millones de neuronas. Cada neurona cortical establece unas 20.000 conexiones con otras células nerviosas (Levi, 2000). El cerebro humano, como producto de la evolución, es la estructura más compleja que se conoce. Dentro del cerebro, en una estructura denominada corteza cerebral, se localiza las funciones superiores del habla, el pensamiento y la imaginación. Esta estructura es la más humana del sistema nervioso y la que nos distingue del resto de los mamíferos. Fue el histólogo Santiago Ramón y Cajál, quien describió hace más de 100 años, la organización de la corteza cerebral humana. Hablaba, entonces de lo que él denominó “gimnasia mental”. Consideraba que el ejercicio mental multiplicaba las conexiones nerviosas, lo que implicaba integrar una mayor cantidad de información: “…por tanto, cuantas más conexiones nerviosas tengamos más información seremos capaces de procesar”. (Congreso mundial de lecto-escritura. Valencia 2000.)

Creo que no hace falta resaltar el valor de la lectura en la formación educativa de cualquier individuo. Pero por si así fuera, me permito elegir, de manera muy caprichosa –como suelo hacer las cosas- algunos beneficios de la lectura, recogidos del blog de la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana, para tener algunos puntos de referencia y evitar caer en soberbias declaraciones catastróficas que fomentan la idea de que la lectura y el arte son actividades dedicadas al ocio improductivo y al entretenimiento comercial, o que son bienes de consumo que generan status o están de moda, y que no son necesarias a la hora de gobernar (Adela Micha dixit).

Desafortunadamente, nos hemos quedado en la superficie al criticar la poca recordación o el nulo conocimiento en nuestras autoridades de títulos y autores. Pero perdemos de vista de que, en último caso, no es la poca familiaridad con la industria editorial de estos líderes lo que afecta a la sociedad, sino su lejanía con las ideas; su flaco acervo de conceptos; su nula reflexión acerca del Estado, la libertad, la justicia, la política, la equidad, el bien común, el servicio, el desarrollo, la salud, el contrato, la riqueza, y tantos otros temas cotidianos en la agenda de un funcionario público, sobre todo.

El blog Kaniwá propone cien ideas. Yo rescataré veinte puntos, como pretexto para ejercitar la memoria libresca, a partir de mis propias limitaciones. Ofrezco una disculpa a los lectores, por lo parcialmente literario de mis referencias, y dejo el link para los que quieran completar su experiencia en línea.

https://www.uv.mx/blogs/kaniwa//20

1.- (1) La soberbia se alivia leyendo un gran libro.
¿Qué es un gran libro? Aquel que nos ayuda a dimensionar el tiempo y el espacio en su justa medida, y nos ubica dentro de una realidad limitada y concreta, pero que al mismo tiempo nos catapulta hacia una dimensión desconocida donde aparece el lector con ese combustible listo para dar su propia versión de los hechos. Algunos autores que nos han legado obras de ese tamaño son: Dante Alighieri con la Divina Comedia, donde rescata los mitos fundacionales de nuestra cosmogonía y explora, a partir de una estructura metafísica, el mundo individual y social de manera crítica; Fiodor Dostoievsky con Crímen y castigo, donde explora el conflicto entre ética y moral. Honorato de Balzac con La comedia humana, en la que hace un retrato fidedigno de las pasiones y los motivadores esenciales del individuo, así como de sus respuestas más inverosímiles, pero reales. O John Milton con El Paraíso perdido, o Marcel Proust con el detalle exhaustivo del instante de En busca del tiempo perdido.

2.- (2) La tristeza revela su inagotable riqueza a la luz de la lectura de un gran libro.
La tristeza de William Burroghs, el Aullido de Allen Ginsberg y los beatniks ha dado sentido a las generaciones de post-guerra, y nutrido un ánimo melancólico hasta nuestros días, que justifica el deterioro progresivo de los valores como una estética posmoderna. Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud, provee la más hermosa y aterradora descripción del castigo eterno; Oliver Twist de Charles Dickens, es una de las primeras novelas que reflexiona sobre el mal en la sociedad, y Los cantos de Maldoror de El Conde de Lautremont (Isidore Ducasse), donde se explora concientemente la búsqueda del mal esencial; ese mal de aurora que experimentaba el autor como una posesión ineludible, son lecturas que nos solidarizan con el dolor existencial y desarrollan la capacidad de empatía con el otro, a partir de la asunción del drama individual.
Otros ejemplos son Un hombre, de Oriana Fallacci, donde el registro del dolor se hace puntual y nos siembra la semilla de la indignación para siempre. Reportaje al pie de la horca, de Julius Fucik; Fuegos, de Marguerite Yourcenar, sublime poesía amorosa a partir del más profundo desencanto o los Aforismos de E.M. Ciorán, que le dejan a uno en la lengua ese sabor amargo que no se puede dejar de paladear.

3.- (7) La lectura nos dota de las palabras para expresar nuestros sentimientos, emociones y creencias.
La poesía da lenguaje, nos enseña a nombrar el mundo, a entender que las cosas, las emociones y los espacios suenan, y que nuestro pensamiento es musical. De esto nos han enseñado mucho los románticos, y los modernos, los vanguardistas y los postmodernos . Algunos autores son Apollinaire, Edgar Allan Poe, Rubén Darío, Enrique González Martínez, Pablo Neruda, y más en nuestros días Charles Bukovsky, Jaime Sabines, Octavio Paz, o Alberto Ruy Sánchez.

4.- (8) La lectura nos acerca cada vez más a la auto comprensión.
Hemos confundido la lectura de textos de autoayuda con la búsqueda de instructivos para la vida, con recetas infalibles para la felicidad o fórmulas para alcanzar el éxito. Pero todo esto tiene su gérmen en principios mucho más sencillos y bellos y menos comerciales o laicos. De ello ya hablaban Epicteto, Epicuro, Rabelais o Voltaire, siguiendo la premisa del Griego: “Conócete a ti mismo”.

5.- (9) La lectura es constructora de sociedades y de sueños.
La novela da estructura, el ensayo explora la posibilidad de una idea, el cuento es un fogonazo que le vuela la cabeza a la realidad, transformando entornos y valores; la poesía es revelación espiritual. Estar en contacto con estos géneros permite abordar los problemas desde dimensiones diferentes y con el lenguaje adecuado para cada una.
Thomas Hobbes, considerado el padre de la filosofía política plantea los gérmenes de la sociedad moderna en su Leviatán. Charles Louis de Montesquieu, exalta el espíritu de las leyes, Immanuel Kant, y David Hume plantean las diferencias entre ética y derecho. Aldous Huxley avizoró el determinismo materialista en el que nos encontramos, con Un Mundo feliz; Lewis Carol criticó a la sociedad victoriana con Alicia en el país de las maravillas, Gabriel García Márquez devela el tempo-vida latinoamericano; y Rayuela, de Julio Cortázar nos abre las puertas a la combinación. La realidad no es lineal.

6.- (13) La lectura brinda beneficios económicos: entender las cláusulas de los contratos ahorra dolores de cabeza y juicios.
Julio Cortázar, Jorge Ibarguengoitia, Augusto Monterroso, Juan José Arreola, Diane Ackerman, Elena Garro nos dan cátedra de letras chiquitas. Aprender a leer la realidad entre líneas es un seguro de vida. Y reírse o darle la vuelta a los usos y costumbres de un país Kafkiano por revelación es un gran alivio.

7.- (15) La lectura nos da una voz.
Los líderes de opinión no pueden ser tan soberbios como para creer que aquello que piensan inaugura el conocimiento en la historia. Es necesario reconocer el linaje que los ha traído hasta el presente y honrarlo, a través de la congruencia con las voces que se han alzado antes en pro de una idea o de una causa. De esta manera la voz del presente se engrandece con el corifeo de la historia, se confronta y se enriquece. “Al destino le agradan las variantes, las repeticiones y las simetrías…” –dice el poeta argentino Jorge Luis Borges en La trama, cuento breve donde refleja los actos de la muerte de César, por Bruto y, diecinueve siglos después, del Che, unidas prácticamente, por una misma frase: “¡Tú también, hijo mío!”, “¡Pero, Che!”, consignadas en su momento por Shakespeare, Quevedo y el mismo gaucho.
Así también en Ajedrez, cuando dice: “En el oriente se encendió esta guerra, cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra. Como el otro, este juego es infinito”. Y más adelante acaba: “Dios mueve al jugador, y éste la pieza. ¿Qué dios detrás de dios la trama empieza, de polvo y tiempo y sueños y agonías?”

8.- (16) La lectura es lo más cercano a la telepatía y a la mediumnidad.
Se dice de los textos sagrados que han sido escritos por inspiración divina, canalizados o revelados a ciertos individuos cuya disposición espiritual o electromagnética los perfila para recibir mensajes. De tal suerte que leerlos nos transporta a dimensiones celestiales. Las palabras son como naves espaciales que nos llevan a mundos con nuevos significados. A nuestro regreso podremos leer e interpretar la realidad con ojos más luminosos. La Biblia, el Corán, el Zohar, el Libro tibetano de los muertos y otros evangelios son testimonios de estas experiencias.

9.- (23) A veces, cuando leo, descubro lo que pienso.
El poeta mexicano José Emilio Pacheco compartió en alguna ocasión que si quería enterarse cuánto sabía de algo, lo escribía. El proceso de lectura y escritura es un acto de reconocimiento. A veces, a través de la narración, la descripción de un personaje, la atmósfera emocional de una historia, los cambios en las épocas vistos a través de la óptica de un autor determinado, nos revelan aspectos de nuestra propia historia (individual o colectiva) que ni soñábamos podíamos tener. Es por eso que tras la gozada lectura de un buen texto regresamos vivificados, empoderados, enaltecidos en espíritu y razón. Tal es el caso de mi experiencia con los textos de George Bataille, El erotismo; Umberto Eco, Opera aperta; Nietzche, Así hablaba Zaratustra; J.J. Benitez, la saga de El Caballo de Troya; Jorge Ibarguengoitia, Autopsias rápidas, Instrucciones para vivir en México; Carlos Monsiváis, Los rituales del caos, Escenas de pudor y liviandad, o Francisco Martín Moreno por hablar de alguien muy actual. (Arrebatos Carnales). No citaré a Enrique Krauze sólo porque me suene el nombre o porque la publicación electrónica de este texto pueda traerme más lectores, a través de esa etiqueta. (La verdad es que no he podido acabar uno solo de sus textos sin que se me resbale el codo de la mesa). Pero sí mencionaré a un autor irreverente que me ha ayudado a saldar algunos fallos educativos en historia: Paco Ignacio Taibo II.

10.- (25) Los malos gobiernos temen a los buenos lectores.
Nada es más odioso que la crítica fundamentada. Y en un país tan variopinto como México es muy difícil generar beneficios para una comunidad sin afectar los intereses de alguna otra. Pero tomar en cuenta los principios estratégicos que plantea Sung Tzu, en El arte de la guerra, o los preceptos que expresa Maquiavelo en El príncipe; así como comprender el funcionamiento de El Capital expuesto por Carl Marx, o ahondar en las estructuras del poder con la luz que da Max Weber sobre la sociedad, lo mismo que conocer el pensamiento de compatriotas insignes que nos precedieron como Justo Sierra, Vasconcelos o Torres Bodet, quienes impulsaron las políticas culturales como nunca más se ha visto en la historia de México, puede ayudarnos a dar una lectura más completa de la realidad y plantear un futuro más viable.

11.- (36) Leer es una escuela, un templo, un hospital: me educo, me elevo, me repongo.
Entender la realidad, compararla con otras realidades, hacer acopio de herramientas para transformarla o trascenderla, y en el camino descubrir lo que uno es para reponerse e imponerse ante el destino, todo ello acompañado por la fuerza de la palabra. El filósofo Alemán Wittgenstein declara que “El límite de tu lenguaje es el límite de tu mundo”. ¿Hasta dónde llegan tus fronteras? Allá, donde ya no es posible nombrar las cosas con el leguaje común, está la poesía.

12.- (38) Leer cultiva la humildad.
Una de las características principales que subyace en la escritura es la capacidad de asombro de un autor. Para ello es necesario abismarse en la realidad con la inocencia de un niño, con la humildad de un santo, pero con los ojos llenos de sabiduría. Ese es el legado de Michel de Montaigne, quien sin mayor pretensión que la de expresar sus pensamientos sobre diversos temas, creó el género que hoy nos permite comunicar las ideas más extravagantes y dialogar con la historia, a través de los conceptos y las experiencias individuales: el ensayo.
Viajar, andar y ver, contar, volverse camino, decir la distancia, construir destino; conectar con la naturaleza de la roca, vivificar la neblina, abrazar el limo, dejarse modelar por la fuerza milenaria del fango, todas ellas experiencias reales a las que nos han llevado sensibilidades altas como la del poeta alemán Friedrick Hölderlin, el norteamericano Walt Whitman, el brujo Carlos Castaneda, Efraín Bartolomé y su poesía sagrada o el irreverente Osho, con su espiritualismo cínico. Todos ellos, a pesar de las poéticas disímiles y las anacronías, coinciden en la máxima lección de humildad que recoge la historia de las culturas: para vivir es necesario aprender a morir.

13.- (51) Leer evita costosas reparaciones y composturas.
Los mexicanos tenemos fama de ser impulsivos e improvisadores; de ir construyendo sobre la marcha y de echarle mucho “feeling” a las cosas. Pero para eso es necesario tener mucho callo, la experiencia suficiente y la osadía que no sólo venga de la ignorancia, sino del conocimiento profundo de las cosas que se vuelve método, por heterodoxo que sea. Pero mientras esto sucede nos exponemos a muchas fallas, errores, pérdida de tiempo y desperdicio de recursos. Eso es lo que nos ha puesto en desventaja frente a otras culturas que tienden a estudiar los tiempos y movimientos para lograr el máximo rendimiento del esfuerzo y los materiales.
Sentimos que algo nos quitan cuando no nos vamos por la libre, que si el trabajo no lleva nuestro sello personal no es lo mismo. Pero es importante aprender a leer en el sentido de decodificar los signos de la realidad, no sólo las palabras; comprender lo que se tiene enfrente y dar la mejor respuesta. Podemos aprender de la experiencia de otros. Podemos ser humildes y aceptar que no solo a nuestro modo salen las cosas; o que no es sólo nuestra comprensión de las cosas la única vía para el entendimiento y la negociación. Equivocarnos puede llevarnos a cometer errores costos y que incluso pueden afectar a las generaciones futuras. “Leer con el diccionario no basta. No es el significado de las palabras lo que embaraza o propicia nuestras posibilidades de comprensión. Es la sociedad de las palabras lo que tiene sentido y lo que decide el significado de cada una de ellas. Leemos con toda nuestra historia, nuestra experiencia, nuestra información, nuestras lagunas, nuestra manías a cuestas; cargamos de sentido y de significado el texto -eso es comprender-; con los prejuicios, los deseos y el humor del día. Sin comprensión no hay lectura (Revista Algarabía Núm. 62 “Leemos fuera del diccionario” Felipe Garrido P.p. 46).
Heredamos de los griegos el concepto de Tekné (técnica), ampliamente expuesto por Aristóteles en el libro del mismo título.

14.- (91) Leer nos da un sentido de anticipación.
No soy experto en novela de detectives pero algo me dice que el hábito de seguir la pista desarrolla la habilidad de descubrir al asesino. Y no sólo de eso, de anticiparse a las situaciones. Una suerte de ajedrez macro en el que se desarrolla por hábito la necesaria empatía como para adivinarle el pensamiento al contrincante, a la manera de un enroque de Sherlok Holmes y Moriarty, su némesis. ¿No aportaría valor esta habilidad a un líder nacional? Un sinfín de historias, métodos, procedimientos y conclusiones ya sea dentro de la ficción o en la vida real, contribuyen al bagaje de referencias que hacen, en un momento dado, la diferencia a la hora de tomar decisiones y hacer estrategias. A veces la ficción es más real que la vida misma, y tiene mucho que enseñar.

15.- (58) Leer las palabras ayuda a leer los síntomas, los rasgos, el clima, los rostros, las estrellas.
Leer entre líneas, bajo líneas, sobre líneas, alrededor de las líneas; aspirar las atmósferas creadas con familias de palabras; habitar los espacios que diseñan las frases, sentarse en el mullido sillón de la evidencia; reconocer los rostros de la verdad y la mentira y sus reflejos, y reconocerse parte de ellos; compartir la misma naturaleza de los objetos; aceptar que estamos hechos de lo mismo que están hechos los sueños (Shakespeare). Mogador para Ruy-Sánchez, Las ciudades invisibles para Italo Calvino, Itaca para Ulises, Shambala o Avalón para los místicos.

16.- (62) Leer es el máximo placer casto.
Quien ha experimentado el orgasmo intelectual sabrá de lo que hablo. Pocos placeres con ropa son tan disfrutables como el momento en que se resuelve el acertijo; cuando, sin que realmente podamos explicarlo, sabemos que ya entendimos algo, que rompimos el himen de la ignorancia y traspasamos el umbral de la iniciación cognoscitiva. A veces es tan solo un aroma, como cuando nos encontramos frente a un aforismo, una sentencia, un Koan o una gregería. A través de los siglos nos sigue pegando en la cabeza como un badajo de campana el pensamiento sintético de Diógenes, Sócrates, Juvenal, Pascal, Lao Tsé, Bertrand Russel, Walter Benjamin, Macedonio Fernández o Ramón Gómez de la Serna. Y si, como en este último caso, agregamos humor a la revelación, el placer es extático.

17.- (63) Leer a otros es encarnar las palabras.
La ignorancia nos hace suponer –o comportarnos como si supusiéramos- que el mundo se inventó cuando llegamos él. La lectura nos entera de que no es así; de que antes que nosotros hubo muchísimas otras personas afines o adversos, y que es gracias a ellos que nosotros pudimos llegar. Por ello es importante reconocer e insertarse en el árbol genealógico de la vocación, del oficio o del pensamiento que nos nutre. Conectarse a él como a una fuente de luz de donde mana el discurso de los siglos, ese que nuestro propósito ha de continuar. Michael de Montaigne, decía en su infinita humildad: “No cito a otros sino para explicarme mejor a mí mismo”. Es, exactamente, en la confrontación del discurso, en el péndulo de la dialéctica que se encuentra el camino. Pensar es un oficio, y hay que aprender a hacerlo, recomienda el filósofo mexicano Oscar de la Borbolla.
No basta desbocar a la loca de la casa, hay que saberla dirigir. Y aún más, aspirar a lo que expresó George Sand en su metáfora: “El pensamiento es el corcel; la razón es el jinete”.

18.- (73) Un gobierno que no alienta lectores, alienta fracasos.
Un gobierno que no está dispuesto a escuchar la réplica de sus gobernados, se priva de la gran riqueza de saber si va por buen camino o si está fracasando en sus intentos. Su mayor reto es establecer las políticas públicas que permitan que los ciudadanos se desarrollen de la forma más idependiente para hacer crecer al Estado. Un ejercicio de poder en que se mutila a los ciudadanos de las herramientas para discernir y ejecutar con autonomía, es suicida a largo plazo.

19.- (77). Leer debe reducir la pobreza, la marginación, la exclusión y la injusticia.
Podría sonar bastante utópico si se considera el valor económico que la lectura per se genera. Y un absurdo. Pero mucho han mitigado el saber y la fe el rigor de la miseria. Las religiones orientales (de las cuales el cristianismo malentendió el concepto de negación) reducen perceptualmente en el individuo el concepto de pobreza a cambio de una plenitud filosófica que sustenta su presente. Ese sería un uso colateral de la ideología para compensar las carencias de la colectividad, si la intervención del Benemérito de las Américas no hubiera puesto al clero en su lugar y al estado en su momento. Y aunque en la práctica hay un deslinde operativo, la creencia popular todavía lo percibe junto.
Aunque enriquece la experiencia –y de hecho la convierte en otra cosa- no hace falta viajar, carecer, sufrir o vivir en la opulencia para suponer el medio ambiente en que se mueve un indígena de la sierra gorda o un magnate que sube a un jet privado para ir a una junta de consejo. La lectura acerca algunos referentes, pero, sobretodo, genera sensaciones propias. Es más fácil la discriminación cuando se siente al otro ajeno. Beber de su realidad mitiga la marginación. Autoras como Doris Lessing, Tony Morrison, Mario Benedetti o Viktor Frankl serían cabos de hilo que podríamos enhebrar para hacer la madeja de la solidaridad.

20.- (95). Leer es arriesgarse, exponerse, aventurarse.
Inaugurar rutas de pensamiento, criticar, transgredir la costumbre, vencer el miedo al ridículo son algunos de los salvoconductos que algunas lecturas exigen. Quien logra cruzar las fronteras del pensamiento lineal, de la abominable repetición, de la institucionalidad y transita por el carril de la experimentación, el hallazgo involuntario, el sinsentido y la improvisación, es probable que cuente con más herramientas para la vida que, sumadas a las certezas de lo inevitable, harán de su experiencia un viaje lleno de sorpresas y satisfacción. La lectura de textos como El caballero inexistente, de Italo Calvino, Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam, Diario de un genio de Salvador Dalí, Varia invención de Juan José Arreola, Historia de cronopios y de famas, de Julio Cortázar, La historia interminable de Michel Ende, Centuria de Giorgio Manganelli… la lista es tan larga como el directorio telefónico, y la experiencia tan grande como la vida nos permita leer, discutir, pensar y escribir.

Y en esa medida construir un proyecto personal que tenga resonancias comunitarias para influir como líder de opinión en otros grupos donde se pueda derramar el deseo de saber, de ser y de existir como una sociedad que se enorgullece de sus integrantes y no hace del árbol caído, leña para su hogar.
Estoy seguro que a más de alguno se le ocurrirán más títulos y otro tanto de autores. He escrito con lo que tengo a la mano; con la intención, no de lucir mis carencias o apantallarlos con el altar de mis favoritos, sino con la urgencia de no perder la oportunidad de señalar que lo que importa son las ideas, de las que todos los demás somos meros obreros.



Un libro nuevo…

«Un nuevo libro es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente. Tendemos involuntariamente las manos hacia toda obra que nos es desconocida, como involuntariamente tendemos siempre el alma en busca inquieta de la gran verdad. Nos parece que cada libro es una respuesta a nuestras ansias, un paso más adelante hacia el cumplimiento final de nuestros incógnitos destinos. Como que al tender las manos a él vamos a empujar un poco más la puerta que nos separa del misterioso mundo donde se cumplen entre tinieblas las maravillosas revoluciones de lo eterno». – José Martí

Tomado de: Guerra Díaz, Ramón. José Martí, la lectura y la modernidad. Cultura Cuba. Blog en Monografías.com



Fomentar la lectura…¡y la escritura!

Manuel Pérez Rocha

Las instituciones y autoridades educativas muestran poco interés por fomentar la escritura, al menos en comparación con el que manifiestan por el fomento de la lectura, no obstante que ambas son dos caras de una misma moneda. Casi de manera permanente, apoyadas también por intereses privados, algunos mercantiles, se desarrollan campañas y concursos de promoción de la lectura, pero no de la escritura. Del mismo modo, tanto la prueba Enlace aplicada por la SEP, como la prueba Pisa de la OCDE, abarcan la lectura, pero no la escritura. Como se sabe, en la práctica estas pruebas estandarizadas y punitivas reorientan los esfuerzos educativos de maestros y escuelas, y en consecuencia el aprendizaje de los estudiantes. Este descuido de las autoridades por la escritura se traduce, por supuesto, en los estudiantes, en un pobre desarrollo de las habilidades para escribir, pero también en una gran limitación para el desarrollo de la lectura, puesto que la lectura completa es la decodificación, análisis y juicio de un escrito; es imposible leer bien si no se ha tenido la experiencia de haber escrito y enfrentado los múltiples retos implicados en la producción de un texto.

La escritura es la revolución cultural más importante en la historia de la humanidad. Sin la escritura no existirían ni la ciencia ni la cultura ni la tecnología moderna. Como ningún otro medio, la escritura permite concatenar ideas una tras otra, generándose así textos, argumentaciones y discursos sólidos y coherentes, lo cual hace posible un conocimiento integrado y profundo de los fenómenos y las cosas. La escritura es una maravillosa y fecunda tecnología de la palabra, esto se tiene presente. Pero no se valora el que la escritura es también una tecnología del pensamiento e incluso una tecnología de la conciencia. Se reconoce a la escritura como un medio valiosísimo y eficacísimo para almacenar y transmitir información (en el espacio y en el tiempo), pero se olvida que enriquece de manera considerable la reflexión y la introspección. La escritura nos ayuda incluso a aclarar, entender y valorar nuestras propias experiencias, emociones y sentimientos.

Walter Ong (Oralidad y escritura, FCE) lo explica con claridad: Mediante la separación del conocedor y lo conocido, la escritura posibilita una introspección cada vez más articulada, lo cual abre la psique como nunca antes, no sólo frente al mundo objetivo externo (bastante distinto de ella misma), sino también ante el yo interior, al cual se contrapone el mundo objetivo. El yo interior, el yo consciente, y su evolución a lo largo de la historia los conocemos gracias a la escritura, en especial a través de la literatura y los textos filosóficos humanistas, desde la Grecia clásica hasta nuestros días. Solamente con el conocimiento de esas otras manifestaciones del yo consciente, las generaciones anteriores han podido cumplir la sapientísima consigna conócete a ti mismo, y gracias a esta misma tecnología del pensamiento y la conciencia estamos nosotros en posibilidad de atenderla; la escritura es pues herramienta poderosa para la construcción de una identidad. Sin la escritura sería imposible la civilización actual. Además de ser un valioso soporte para conocernos a nosotros mismos, la escritura, en tanto medio de expresión, tiene otros múltiples beneficios: nos permite ser más útiles, compartir con los demás nuestras preocupaciones, nuestros sentimientos, nuestras emociones, así como nuestros conocimientos e ideas, y ponerlos a prueba. La escritura es un medio privilegiado de realización personal, pues en gran medida nos hacemos humanos al expresar y hacer común con nuestros semejantes nuestra vida interior.

La escritura ha tenido y seguirá teniendo efectos amplios no sólo en la dimensión cultural de la vida social e individual, también son indiscutibles sus enormes implicaciones en los ámbitos económico y político. En este último, la práctica regular de la escritura es apoyo importante de las elites dominantes y su ausencia es decisiva en las condiciones de marginación y sumisión de amplios sectores de la población, pues la escritura determina, enriquece y potencia las formas de pensamiento y expresión, tanto escrita como oral, de quienes leen y escriben sistemáticamente, y también regula, pero de manera subordinada, equívoca e inconsciente, la de quienes no lo hacen.

No sólo las carencias materiales de la mayoría han sido el impedimento para que se beneficien de la escritura, ha habido una política expresa de exclusión por parte de las clases dominantes. Por tanto el asunto trasciende la problemática escolar o educativa, e incluso la cultural, pues incide en la manera como hoy se concibe a los seres humanos, a la sociedad y a su organización política. Si bien hoy nadie rechaza la alfabetización universal (como objetivo social y éticamente obligado, lo cual implica que todo mundo aprenda a leer y escribir), para la mayoría se fijan metas muy pobres en cuanto a la escritura: desarrollar la capacidad de escribir el nombre propio, copiar textos, llenar formularios; otros niveles de escritura se reservan para los talentos o para profesionistas cuyas tareas implican escribir con determinado nivel de desarrollo. También muchos académicos, escritores e intelectuales han contribuido a hacer de la escritura un instrumento de clase. Se suman con entusiasmo a las campañas de promoción de la lectura, quieren que se vendan sus libros, que los lean, quieren tener influencia y prestigio, pero con arrogancia desdeñan la posibilidad de que la escritura sea práctica general.

En una sociedad democrática, la alfabetización universal debe entenderse no simplemente como el logro de la capacidad de leer y escribir de manera elemental, sino como la incorporación de la lectura y la escritura en la vida cotidiana de todos, como instrumento de trabajo, de expresión y medio de enriquecimiento personal.

Reproducido de: La Jornada, 17 de noviembre de 2011



Carta dirigida al 60% de los aspirantes a maestros reprobados

Por Carlos Alazraki

Estimados maestros: Ya estoy empezando a entender el porqué de las cosas que nos están pasando en nuestro querido México. Ahora sí estoy entendiendo el porqué de los atrasos de nuestros niños. Ya entendí el porqué países más fregados que nosotros están mucho mejor que nosotros en materia educativa. Ya entendí el porqué de tanta delincuencia juvenil. Ya entendí por qué tenemos a tantos salvajes manejando por esta ciudad. Ya entendí el porqué de tantos policías corruptos. Entendí por qué tanta drogadicción entre nuestros jóvenes. Es más, hasta por qué somos tan bultos en las Olimpiadas. ¡Claro!, ahora sí está más claro el porqué de lo mucho de lo que nos está pasando, ¡¡¡¡¡¡Se los debemos a ustedes!!!!!! ¿Cómo es posible que de 71,000 aspirantes a una plaza en el servicio docente, 2 de cada 3 candidatos reprobaran? ¿Cómo es posible que de 53,406 aspirantes que salieron graduados de las escuelas Normales, solamente 3 de cada 10 solicitantes aprobaron su examen para una plaza? Y para el colmo de los colmos: ¿Cómo es posible que de los 17,648 maestros activos —sin plaza— solamente 7,150 aprobaron? Y que además —como premio— ninguno de los 17,648 maestros activos… ¡¡¡¡¡¡haya perdido su trabajo!!!!!! O sea maestros, burros o no, seguirán dándole clases a nuestros hijos… Este es el panorama… Maestros reprobados, dándole clases a nuestros hijos… ¡Qué horror! Y luego nos preguntamos el porqué estamos como estamos… Ahí está la respuesta: Nuestros niños no están preparados… Nuestros niños entran muy mal preparados a las secundarias. Todo gracias a ustedes. Pero esto no les importa, ¿verdad? ¡Por supuesto que no! Es mucho mejor marchar por las calles del país que educarlos bien. Es mejor bloquear carreteras, no permitir que la gente abra sus comercios y ponerse en huelga sin importar el tiempo que los niños se queden sin escuela, que prepararlos mejor. Tienen razón… Es mejor bloquear carreteras para exigir un aumento de sueldo que no merecen. Es mejor. Es mejor tener una lideresa vitalicia que se la pase grillando todos los días, que abrir a la democracia a su sindicato. Es mejor que los 2 sindicatos de maestros sigan peleándose entre sí que analizar de cómo mejorar el nivel de la educación. Maestros reprobados: Tengo pavor por el futuro de México, si es que ustedes van a seguir dando clases. Tengo pavor que un país tan maravilloso como el nuestro, sea desplazado por países más disciplinados y conscientes que nosotros. Tengo pavor que —como en las Olimpiadas— México sume fracaso tras fracaso en la competencia mundial. Y todo porque no hay una buena educación. Ni física ni mental. Es aberrante que ustedes, bola de fracasados, pretendan enseñarles a nuestros hijos como triunfar. México no los merece. Sean conscientes de lo que ustedes significan para nuestros hijos y prepárense mejor. Con todos los recursos que tenemos, con toda la información disponible de que disponemos, no es normal que hayan reprobado. Pero en fin… No es culpa suya nada más… Es culpa de un sistema que ya se agotó hace 20 años y que el poder no sabe cómo cambiar. En fin, qué le vamos hacer… Este es otro triste capítulo de la odiada obra: “Por eso Estamos como Estamos”… carlos@alazraki.com.mx

Tomado de: La Crónica de Hoy.