Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



¿Los logros de Calderón?

Por René Drucker Colín

En su Informe, Calderón señaló que sus logros en lo que va del sexenio se han visto opacados por la preocupación ante la inseguridad. Quizás ése haya sido su mayor y quizás casi único logro. En la televisión aparece todos los días señalando los diversos avances que gracias a su gestión han favorecido a la mayoría de los mexicanos. Entre ellos está la cobertura universal en salud, cuya realidad está lejísimos de lo que Calderón manifiesta, y los logros en educación superior, que igualmente son declaraciones desprovistas de sustento. Es sobre esto último que quisiera argumentar. Para mí está claro que Calderón y su gabinete simplemente no entienden bien lo que es la educación superior, pues impulsar ese rubro no es sólo crear 96 universidades, como presume. Las universidades están íntimamente ligadas a la investigación científica y la tecnología. Universidad que no tenga y produzca ciencia no es universidad; sólo es una escuelita que regurgita lo que ya se sabe. Y si su profesorado no tiene buen conocimiento, hasta puede regurgitar mal y educar mal a los jóvenes, quienes, por tanto, saldrán con deficiencias. Las buenas universidades en el mundo lo son porque la mayoría de sus profesores son también investigadores, o sea científicos que están en la frontera del conocimiento. Esto es muy importante, porque desde siempre, pero hoy más que nunca, el conocimiento es un valor intangible que aprovechado al máximo es el factor de mayor impacto para el desarrollo económico de las naciones. De hecho, la generación, el uso y/o aplicación del conocimiento van íntimamente ligados a una política educativa hacia las instituciones de educación superior, donde se asegure que en ellas se coloque al mayor número posible de científicos y en paralelo se promuevan y faciliten las estrategias para que interactúen de manera efectiva con empresas de cualquier tamaño para generar innovación. Hoy día, el primer paso para asegurar un futuro prometedor para la economía mexicana es el desarrollo sostenido de la innovación, y esto último forzosamente pasa por universidades y/o centros de investigación, donde se produce la ciencia básica que genera los nuevos conocimientos que derivarán en nuevos productos o procesos.

Para mostrar la falsedad de los logros que dice Calderón tener en su feneciente sexenio vale la pena reproducir algunos datos recientemente publicados (2011) por el SCImago Research Group, que muestra algunos indicadores bibliométricos obtenidos al analizar el lapso 2005 a 2009, casi justo dentro de su periodo.

Este análisis genera una clasificación de universidades con base en cuatro aspectos: 1) producción científica, 2) colaboración internacional, 3) calidad científica promedio y 4) publicaciones en primer cuartil (o sea publicaciones en el primer 25 por ciento de las revistas más prestigiosas del mundo). El análisis es muy interesante y por falta de espacio me referiré sólo a los aspectos uno y tres. En este documento se analiza un total de mil 354 universidades, incluyendo públicas y privadas. De ésas, sólo 399 producen más de 100 artículos científicos, y 955 (206 mexicanas) menos de 100. De esas 955, 172 (57 mexicanas) producen un solo artículo al año. ¿Dónde quedarán las 96 de Calderón? Otro dato interesante es para aquellos que piensan que las universidades privadas son mejores que las públicas. Aquí se muestra que de las 20 más productivas de México, 18 son públicas. Las dos privadas son el Tec de Monterrey, lugar séptimo, y la Universidad de las Américas, lugar 20. El dato más grave, a mi juicio, se refiere a la clasificación general iberoamericana. En la producción científica de las primeras 20 universidades hay ocho españolas, siete brasileñas, dos portuguesas, una mexicana (la UNAM), una argentina y una chilena. La número uno es la Universidad de Sao Paulo, con 40 mil 192 publicaciones científicas, y la dos es la UNAM, con 17 mil 622. Lo increíble es que la Universidad de Campiñas, en Brasil, una universidad relativamente pequeña, está en tercero, con 14 mil 994 publicaciones, arriba de la de Barcelona, que está en cuarto lugar, con 14 mil 630. Todo esto en 2010. Pero para el periodo comprendido entre 2005 y 2009, España produjo alrededor de 204 mil publicaciones y Brasil 163 mil. México produjo poco más de 60 mil. Dentro de todo esto, México y Brasil comparten un mismo problema. En Brasil, el sistema universitario genera 92 por ciento del total de la producción científica. En México, menos de 10 por ciento del sistema universitario (la gran mayoría público) produce 85 por ciento de la comunicación científica. España, por otro lado, produce 75 por ciento de su aportación científica a través de universidades y 25 por ciento de otros sectores. Un punto final tiene que ver con la calidad de la ciencia medida a través de este análisis en particular. Con este proceso elaborado por ellos, un factor de 0.8 señala que una institución es citada por otros 20 por ciento por debajo de la media mundial, y un valor de 1.3 indica que la institución es citada 30 por ciento más que la media mundial. Con este análisis, la Universidad de Sao Paulo y la de Campiñas, así como la UNAM comparten el factor 0.8, mientras la de Barcelona, por ejemplo, tiene un factor de 1.4.

Se podrían señalar muchos datos más, por demás interesantes, por lo pronto, con éstos se le podría señalar a Calderón y sus fabricantes de datos para el Informe, que sus logros en educación superior no lo son; más bien ha fracasado, pues lo que debería haber desarrollado es una política de crecimiento y apoyo a todas las universidades públicas para que tuvieran la capacidad de crecer con ciencia en todas ellas, para que preparen a más y a mejores egresados que puedan enfrentar mejor los retos del país, dentro de los cuales está tener mayor capacidad para innovar, con el fin de crecer económicamente. Por lo pronto, tache al Informe, pues, gracias a la más baja inversión en ciencia y tecnología en la historia reciente del país, nos vamos quedando rezagados frente al nuevo gigante iberoamericano, que es Brasil.

Tomado de: La Jornada.



100 (y más) beneficios de la lectura

Hace algún tiempo, reuní en un breve documento lo que considero son -entre muchos otros, seguramente- Cien beneficios de la lectura. Se trató realmente de un apunte, sin mayores pretensiones, que cargué en Scribd.com y compartí con todo aquél que tuviera interés en consultarlo, sin pensar mucho en sus efectos, ni acordarme durante largos meses de él.

Pasado el tiempo, observé cómo este documento fue efectivamente consultado, reproducido, citado o comentado por muchos otros lectores y usuarios de la red, a los que agradezco sinceramente la retroalimentación positiva que han hecho de él. Debo admitir, en honor a la verdad, que la gran mayoría de los beneficios mencionados en ese texto, por supuesto, son beneficios acerca de los cuales leí o escuché, o que ví reflejados distintas personas. Algunos, muy pocos, por supuesto, los he llegado apreciar también en mí. Por ello, creo que cada persona, o mejor dicho: cada lector, podría mencionar al menos un beneficio concreto o específico que ha recibido de la lectura, con lo que el número de beneficios no sería de un centenar, y tal vez tampoco de unos pocos miles, sino de tantos beneficios, como personas han aprovechado la lectura, beneficios que ésta ha dado y sigue dando a la humanidad.

Pensando un poco más sobre este asunto, me parece experimentar una breve oleada de optimismo, porque tal vez ese ideal educativo de acceso universal a la cultura, principalmente -pero no exclusivamente- a través de la lectura, permitirá algún día a todos los hombres y mujeres, ancianos y niños, aprovechar al máximo la cultura escrita (y también ¿por qué no? la cultura audiovisual) de toda la humanidad; entonces, tal vez, se podrían lograr acuerdos globales para resolver las graves injusticias, desigualdades y problemas que nos aquejan como especie (y que, de paso, ponen en riesgo de desaparecer a millones de otras especies, e inclusive a la biósfera en su totalidad).

Sólo espero que eso no ocurra demasiado tarde.

Pienso, ahora, en la situación de los estudiantes chilenos, algunos que han sido encarcelados y otros que están en una huelga de hambre, de varios días o semanas, exigiendo una educación pública gratuita de calidad para su país, y pienso en la forma en que ese gobierno -como muchos otros, en todas las regiones del planeta- parece no entender que si no hay una verdadera representación de los intereses públicos y una búsqueda activa del bien público en las acciones que encauzan, entonces esos países padecerán convulsiones, desorden, violencia y criminalidad, pues habrán orillando a su propia juventud a un camino de destrucción de un orden que, con razón, considerarán excluyente e injusto.

Se ha dicho que la pobreza sale muy cara. Agregaría, también, que es sumamente peligrosa.

He seguido con atención las alocuciones públicas y a la prensa, de los líderes del movimiento estudiantil chileno, así como las expresiones de los gobernantes y de algunos representantes de la sociedad chilena, y considero que es de la mayor trascendencia ver cómo se resolverán las demandas de esos estudiantes en los días próximos, y del curso que tomen las cosas en ese país latinoamericano, pues si el gobierno -válgase la redundancia- gobierna a favor de su pueblo, se producirá un cambio social, cultural y político que, seguramente, entusiasmará a los estudiantes jóvenes y a las familias de otros países -incluido México-, para que impulsen cambios de ese mismo tipo, en pos de mayor democracia, justicia y equidad, y de que se garanticen y se ejerzan realmente los derechos humanos fundamentales.

Hoy existe en nuestro país un grave rezago educativo que se aúna a la falta de empleos, la desaceleración económica, la injerencia extranjera, el abandono del campo, la sobreexplotación de nuestros recursos naturales, la salida de capitales, el endeudamiento, los desastres naturales, el clima de violencia y el imperio de los negocios asociados a la delincuencia organizada.

Con alrededor de 70 mil muertes violentas en lo que va del sexenio, urge que la sociedad mexicana LEA, se informe, analice, aprenda, critique y delibere ampliamente sobre ¿cómo llegamos hasta aquí? ¿cuáles son las verdaderas fallas dentro del sistema educativo, económico, de representación política, que nos condujeron a esta situación? ¿qué sucede con los medios de comunicación de masas, como la radio y la televisión, que han conseguido o propiciado que grandes sectores de la población crean que pueden mantenerse alejados de las bibliotecas, los libros y la lectura, sin consecuencias nefastas, como las que vemos a diario? ¿qué vamos a hacer para corregir este rumbo de autodestrucción? ¿qué sucederá con países como el nuestro ante la turbulencia geopolítica y geoeconómica que ya mostró su ominoso perfil en 2008, y ahora revela un rostro aún más terrible?

Ojalá cada día más personas descubran que la lectura se ha vuelto  una condición indispensable para la sobrevivencia.

 

Aprendizaje dialógico y bibliotecas (I)

Siguiendo las ideas de Ramón Flecha, publicadas en su libro «Compartiendo palabras», es posible abordar el tema de las bibliotecas y su función social y cultural desde la perspectiva de los principios del aprendizaje dialógico, una forma de acción comunicativa que está enmarcada en el humanismo y el pensamiento crítico inter y multicultural, la búsqueda permanente de un diálogo con el otro, en el que las posiciones de autoridad o de poder quedan en segundo lugar, y cobra nuevo realce el poder de la razón, la validez y consensualidad de los argumentos que se exponen en los discursos.
En primer lugar, considerando lo anterior, quisiéramos agradecer a todos aquellos que se han tomado el tiempo, la molestia, de leer este blog a lo largo de su trayectoria. A la luz del párrafo precedente, quisiéramos advertir que, desde luego, no es el propósito de estas breves contribuciones el agotar, ni siquiera el esbozar los grandes y graves problemas que enfrenta la situación nacional, particularmente en lo que se refiere al ámbito educativo y bibliotecario. Este blog es, a lo más, una serie de apuntes, de observaciones -algunas más elaboradas que otras- acerca de una diversidad de temas que atrapan nuestra atención y que nos sugieren reflexiones o ideas que siempre son y serán debatibles, cuestionables y mejorables.
Quisiéramos retomar algunas de estas inquietudes a lo largo de los meses que le restan a 2011 y darle un carácter más dialógico -en el sentido real del término- a este espacio de reflexión. Nos gustaría mucho conocer más puntos de vista de más personas, especialmente si son universitarios de nuestra casa de estudios, la Universidad Veracruzana, pero nos importa conocer el punto de vista de cualesquiera otro que pudieran acceder a este encuentro virtual.
Así, en torno a este blog, nos propondríamos tratar de crear el esbozo de una comunidad de aprendizaje y una comunidad de práctica, dos temas que han reclamado nuestra atención poderosamente en los últimos tiempos, puesto que partimos del reconocimiento de que en la sociedad de la información y el conocimiento el punto clave es y será la gente, las personas, los seres humanos que son agentes de la información tanto como productores, como evaluadores y aplicadores de dicha información y dicho conocimiento.
Así que, reiteramos, estamos abiertos a un diálogo que nos permita aprender y crecer junto con nuestros lectores, pues como apunta Ramón Flecha (1997) «Del diálogo igualitario entre todas [las personas] puede resurgir el sentido que oriente los nuevos cambios sociales hacia una vida mejor».
Creemos que las bibliotecas constituyen un marco ideal para las comunidades de aprendizaje y de práctica, pues aportan a nuestras vidas elementos de información y conocimiento para que cualquier diálogo sea enriquecedor de las concepciones e interpretaciones de cada uno, algo que es valioso y siempre aprovechable.



Entrevista con Ramón Flecha

 

 

[googlevideo=http://video.google.es/videoplay?docid=3685420520944900364&hl=es]

http://video.google.es/googleplayer.swf?docid=3685420520944900364&hl=es&fs=true

Una entrevista con Ramón Flecha, sobre INCLUD-ED, inclusión educativa, reforma educativa en Europa, diseño de la enseñanza-aprendizaje, comunidades de aprendizaje, aprendizaje dialógico y mejores prácticas.

«Leer libros es fundamental. Sin leer libros, no hay formación- No existe formación del profesorado -buena- sin leer libros».

 

Todo comienza con el desarrollo de colecciones

Las bibliotecas son entidades que brindan servicios de interés público y social, son en el más alto sentido, entidades culturales, civilizatorias, educativas, que se apoyan en una infraestructura física -y, ahora, en la era de Internet, también virtual-, así como en sus colecciones y en sus recursos humanos.

En el caso de México, el recurso humano de las bibliotecas siempre ha sido el eslabón más débil del conjunto, tanto por la ausencia de formación profesional bibliotecológica entre los bibliotecarios, como por una mala concepción -sin querer decir, con ello, mala fé- de las autoridades educativas en general, que encuadran a las bibliotecas, en sus organigramas, a lado de las intendencias y conserjerías, con los mismos méritos administrativos y académicos.

No hay duda de que el recurso humano es el motor de los servicios bibliotecarios, por lo que es indispensable procurar su formación y actualización permanentes, especialmente en el campo de la gestión de bibliotecas, de los servicios tradicionales y de nuevo tipo, y adicionalmente, por una necesidad que viene impuesta por las complejidades de nuestro tiempo, en el campo de las ciencias de la información y la gestión del conocimiento, con un enfoque que les permita participar de manera activa en el diseño y ejecución de políticas públicas, que apuntalen el papel de las bibliotecas en la sociedad de la información.

En un país desgarrado por la violencia como México, lo anterior es una cuestión de franca sobrevivencia, como lo entendieron y lo hicieron los colombianos.

Ahora bien, puesto que los recursos documentales, que componen su acervo, constituyen la materia prima de las bibliotecas, es necesario tener en cuenta las siguientes ideas básicas:

El acervo de una biblioteca se integra regularmente por diversas colecciones. Se enuncian a continuación las colecciones más comunes en casi todas las bibliotecas:

Las colecciones están integradas en función del uso y las necesidades que, previsiblemente, puede dárseles o puede haber de los recursos: así, es frecuente la presencia en muchas bibliotecas de una colección de referencia, o colección de consulta.

Esta colección contiene recursos que satisfacen necesidades de información puntuales o específicas. Aquí se ubican: diccionarios, enciclopedias, glosarios, tesauros, bibliografías, biografías, prontuarios, almanaques, etcétera.

Otra colección, regularmente presente en toda biblioteca, es la colección general, o de obras monográficas. Contiene los «libros», de todos los autores, temas y títulos imaginables, que componen, por lo regular, el grueso del acervo de la biblioteca.

Otras colecciones denominadas especiales, o de libros raros y valiosos, de tesis, de periódicos y revistas, hemerotecas o de publicaciones periódicas o seriadas, de recursos audiovisuales, de mapas (o mapotecas), las colecciones digitales, de grabaciones sonoras y de fotografías o de diapositivas, etcétera, complementan -y enriquecen, por supuesto- el acervo total de la biblioteca.

Las bibliotecas suelen nacer con una o dos colecciones iniciales, quizás de algunos cientos o pocos miles de volúmenes, y con el transcurso del tiempo ese acervo se incrementará, ya sea por donaciones o intercambio con otras bibliotecas e instituciones, o por la adquisición sistemática de determinados recursos documentales necesarios.

Es en este punto, precisamente, en el que quisiéramos invitarlos a reflexionar junto con nosotros.

El proceso de selección y adquisición de recursos documentales para una biblioteca se debe regir por una política de desarrollo de colecciones.

Dicha política debe reflejar o, al menos, apegarse tanto como sea posible, a las disposiciones y recomendaciones que, a nivel internacional, regional y nacional existen en la materia, ya se trate de desarrollo de bibliotecas públicas, académicas o escolares.

El desarrollo de colecciones es un proceso de gran importancia, un proceso delicado, tan delicado como la planeación de un curriculo: debe responder a la pregunta ¿qué biblioteca es necesaria ahora y nos será aún más necesaria en el futuro?.}

Se trata de, ni más ni menos, decisiones que afectan por un lado recursos económicos cada vez más escasos, y la impostergable necesidad de una inversión social de recursos públicos, cuyo destino no es únicamente la compra de nuevos materiales que enriquecerán el acervo de nuestras bibliotecas: sino el acceso, bajo esa forma, a información y conocimientos que tienen impactos directos: en el índice lector de los ciudadanos, la calidad y el nivel académico de las instituciones educativas, la posibilidad de apoyar la investigación para generar nuevos conocimientos y el desarrollo económico, el bienestar colectivo, el desarrollo sustentable, la viabilidad de la nación, en último término.

Si se deja en manos del azar, del capricho individual, de la improvisación, a las prisas o a las ocurrencias de cualquiera, este proceso tan delicado: la formación de una biblioteca que dé respuestas, verdaderamente, a las necesidades de información presentes y futuras de la sociedad, que no nos extrañe que, a la larga, nuestras bibliotecas estén integradas por recursos de información intactos, inmóviles, que interesan a pocos, y sirven a muchos menos.

El desarrollo de colecciones bibliotecarias, dicho llanamente, es un proceso tan delicado como la alimentación de un niño. Esta debe obedecer al conocimiento científico y racional sobre el desarrollo de los infantes, para lograr un desarrollo normal, sano y armonioso.

Si a un bebé lo alimentamos de basura, o de cosas inútiles, seguramente crecerá enfermo, obeso o débil y no logrará desarrollar sus capacidades al máximo potencial.

En cambio, si vigilamos y procuramos que el «alimento» que reciben las bibliotecas -a través del desarrollo de colecciones- sea el mejor, mucho avanzaremos para garantizar su enriquecimiento, su valor permanente y su utilidad inmediata y futura.

Descuidemos por negligencia, por desidia, por apatía o por desinterés, el desarrollo de las colecciones en nuestras bibliotecas ahora, y paguemos el precio -mañana- con una sociedad desorientada, desajustada, inculta, que se habrá formado viendo y escuchando únicamente los anuncios de los comerciantes, porque las bibliotecas no tenían nada interesante, útil, pertinente y valioso que ofrecerles.

Por supuesto, el desarrollo de colecciones debería ser una tarea central de todos los comprometidos con la educación (autoridades educativas, maestros, padres de familia y bibliotecarios) . Entonces ¿qué hacer en un país donde resulta que, mucha veces, quienes menos leen son precisamente: las autoridades, los maestros, los padres de familia y los bibliotecarios?



El mundo se iba a acabar en varias ocasiones

El 31 de diciembre del año 999, la Cristiandad esperaba el fin del mundo.

Un texto interesante publicado en Tejiendo el mundo, hace referencia a cómo pudo haber ocurrido esa fecha fatídica en la que todos los creyentes, empezando por el Papa, esperaban el Fin del Mundo. De ahí, un extracto:

«Basílica de San Pedro (Roma) el 31 de Diciembre de 999. Son las doce de la noche.

El papa Silvestre II se irguió hasta el altar mayor. La iglesia estaba a rebosar, y todos se habían arrodillado. El silencio era tan grande que se oía el roce de las mangas blancas del papa al moverse en torno al altar. Y hubo todavía otro ruido. Era un sonido que parecía medir los últimos minutos de los mil años de existencia de La Tierra desde la venida de Cristo. Resonaba en los oídos de los allí presentes como el latido en los oídos de quien tiene fiebre, con un ritmo sonoro, regular, incesante. La puerta de la sacristía estaba abierta, y lo que oían los asistentes era el tictac uniforme e ininterrumpido del gran reloj que colgaba dentro, con un latido por cada segundo que pasaba.

El papa era un hombre de férreo poder de voluntad, tranquilo y concentrado. Probablemente había dejado adrede la puerta abierta de la sacristía, para lograr el mayor efecto en ese gran momento. No se movía ni le temblaban las manos.

Se había dicho la misa de medianoche, y reinó un silencio mortal. Los presentes esperaban… El papa Silvestre no dijo una palabra. Parecía sumergido en la oración, con las manos elevadas al cielo. El reloj seguía su tictac. Un largo suspiro se elevó del pueblo, pero no pasó nada. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!».

El mundo se iba a acabar, según la prediccion de Nostradamus «Cuando la Pascua ocurra un día 25 de abril«.

La Pascua ha ocurrido en días 25 de abril cuatro veces, desde aquella famosa predicción del siglo XVI, y volverá a ocurrir en esa fecha en el año 2038.

El mundo se iba a acabar, según la predicción de William Miller en 1843, y luego en 1844.

En 1831, el ministro bautista comenzó a predicar que el mundo terminaría en 1843. Basaba su creencia en un pasaje del libro bíblico de Daniel. Los «milleritas», como se llegó a conocer a sus seguidores, se enfocaron en tres días específicos: el 21 de marzo de 1843, luego el 21 de marzo de 1844 y, como no ocurrió en esas fechas, finalmente predijeron que sería el 22 de octubre de 1844.

El mundo se iba a acabar, según la predicción de la Iglesia Tami, el 28 de octubre de 1992.

La Iglesia Tami, con base en Seúl, Corea del Sur, dirigida por el reverendo Lee Jang Rim, la «Misión por los Días que Vendrán» difundía la profecía de que el rapto ocurriría el 28 de octubre de 1992, cerca de 200,000 miembros de la iglesia pasaron ese día esperando el suceso.

El mundo se iba a acabar, según la predicción de Harold Camping, el 6 de septiembre de 1994.

En 1992, Camping, el presidente de Family Radio, una red estadounidense de estaciones de radio cristianas, comenzó a predecir que el año 1994 sería el día del Juicio Final. Escribió un libro sobre el tema titulado 1994.

Como el mundo ya se iba a acabar, un culto apocalíptico intoxicó a 5,000 personas en el metro de Tokyo, en 1995.

Para acelerar el fin del mundo, el culto Aleph de Japón, conocido en su momento como Aum Shinrikyo, el 20 de marzo de 1995 dirigió un ataque terrorista con gas sarín en las instalaciones colmadas del metro de Tokyo, dando como resultado una docena de víctimas fatales y aproximadamente cinco mil intoxicados.

Como el mundo ya se iba a acabar, los miembros del culto Heaven’s Gate se suicidaron en forma colectiva en 1997.

Marshall Applewhite y Bonnie Nettles se rodearon de un grupo de 39 seguidores -algunos poseedores incluso de títulos universitarios-, y el 26 de marzo de 1997, convencidos de la inminencia del fin del mundo, se suicidaron colectivamente para poder abordar la nave extraterrestre que, supuestamente, se ocultaba en la estela del cometa Hale Bopp y que venía a salvarlos.

En la víspera del año 2000, el mundo se iba a acabar por un fallo generalizado en las computadoras.

Debido a una imprevisión de los fabricantes de computadoras y desarrolladores de software, muchas computadoras reiniciarían sus relojes internos en el primer segundo del primero de enero del año 2000, inhabilitando las funciones de muchos sistemas de cómputo. Este «error del año 2000» generó ansiedad por desconocimiento, o falta de información, así como un mercado de soluciones para calmarla, pues se magnificó el problema describiéndolo como un cataclismo organizativo, económico-financiero, que derrumbaría a la civilización moderna, una distorsión que ocupó su lugar en los medios masivos de comunicación.

El mundo se va a acabar, según la predicción maya, el 21 de diciembre de 2012.

La cuenta larga del calendario maya termina ese día de diciembre de 2012, cuando se traduce al sistema calendárico gregoriano. Los investigadores difieren en la interpretación del fin de dicha cuenta: algunos lo consideran un signo que anticipa la destrucción del mundo; otros lo consideran meramente como un momento de renovación.

Fuentes: NPR research y Wikipedia



Falleció Ernesto Sábato

Sin dudas, Ernesto Sábato es uno de los principales escritores contemporáneos de la República Argentina. Nacido el 24 de junio de 1911 enRojas (provincia de Buenos Aires), este escritor, ensayista y artista plástico ha trascendido las fronteras gracias a sus agudas reflexiones sobre la condición humana y a su compromiso, a veces cuestionado, con los derechos humanos.

Ernesto SábatoHijo de Francisco Sábato y Juana María Ferrari,Ernesto fue el décimo hijo entre once. Completó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de La Plata y en 1929 ingresó a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata.

Allí fundó el Grupo Insurrexit, de orientación comunista, junto a Héctor AgostiÁngel Hurtado de Mendoza y Paulino González Alberdi, entre otros. Su militancia lo llevaría a ser elegido Secretario General de la Federación Juvenil Comunista en 1933. Por esa época también conoce aMatilde Kusminsky Richter, una estudiante de 17 años que deja la casa de sus padres para vivir con él. Sábato se casaría con la joven en 1936.

En 1938, recibe el Doctorado en Física y obtiene, gracias al Nobel Bernardo Houssay, una beca anual para investigar sobre las radiaciones atómicas en elLaboratorio Curie de París (Francia). Ese año nace su primer hijo, Jorge Federico, quien sería Ministro de Educación y Justicia durante el gobierno deRaúl Alfonsín. A fines de la Segunda Guerra Mundial nacería su segundo hijo,Mario Sábato, un reconocido director de cine.

Justo antes del inicio de dicha guerra, Sábato fue transferido al Massachusetts Institute of Technology (MIT) y abandona París.

En 1940 regresa la Argentina para trabajar como docente en la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, en 1943, decide abandonar la ciencia y se vuelca a la literatura y a la pintura.

Su primer libro aparece en 1945 y se titula “Uno y el universo”. Allí recopila diversos ensayos filosóficos donde critica la supuesta moral neutra de la ciencia y se muestra preocupado por el avance de la tecnología.

En 1948 presenta su primera novela, “El túnel”, donde narra los asfixiantes problemas psicológicos del pintor Juan Pablo Castel. La obra sería aplaudida por Albert Camus y enmarcada dentro de la corriente filosófica del existencialismo.

“Sobre héroes y tumbas”, editada en 1961, está considerada como una de las mejores novelas argentinas del siglo XX. Esta compleja historia entremezcla de la decadencia de una familia aristocrática con la muerte del General Juan Lavalle.

Luego le seguirían obras como “Abaddón el exterminador”“Antes del fin”,“La resistencia” y “España en los diarios de mi vejez”.

Su reconocido activismo político llevó a que el presidente argentino Raúl Alfonsín lo colocará al frente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), un organismo dedicado a investigar los crímenes cometidos durante la dictadura militar de 1976-1983. Su informe, conocido como “Nunca más” o “Informe Sábato”, es considerado un hito en la historia de los derechos humanos. Sin embargo, intelectuales como Osvaldo Bayer han criticado a Sábato por haberse reunido con el presidente de facto Jorge Rafael Videla en plena dictadura.

A lo largo de su extensa trayectoria, Ernesto Sábato ha recibido galardones como el Premio de Consagración Nacional de la Argentina (1975), Premio Cervantes (1984), Comandante de la Legión de Honor de Francia (1987) y diversos doctorados honoris causa en todo el mundo.

El 30 de abril de 2011, Sábato fallece en su casa de Santos Lugares (Buenos Aires), a los 99 años de edad.

Tomado humildemente de: http://www.poemas-del-alma.com



El Día Mundial del Libro, el fútbol y las telenovelas

Cada año se publican alrededor de un millón de nuevos títulos de libros, en inglés.
El promedio de libros leídos al año por persona, en México, ronda los tres libros.
Por su parte, las televisoras se jactan de poder llegar con su programación y anuncios comerciales, hasta casi un 90% de la población nacional. En promedio, un mexicano pasa de 4 a 6 horas ¡diarias! viendo televisión. Un niño mexicano queda expuesto a 20 mil comerciales televisivos al año -o algo similar, de siniestro.

En fechas recientes se han visto algunos -pocos- spots que promueven la lectura y los libros… ¿y qué?

En este mar nacional de desempleo y pobreza, ambos productos genuinos del neoliberalismo ¿quién puede separar de los gastos más apremiantes, dinero para libros? ¿Y con una librería por cada 350,000 habitantes y un partido de campeonato de por medio, quién quiere leer?

El Consejo de la Comunicación -Voz de las empresas- ya promueve el libro.

¿Y qué? Si no hay dinero para el gasto social, tampoco hay bibliotecas públicas.

En Xalapa, Ver., la «Atenas» veracruzana, se identifican dos, como las principales, cuando para una población de más de seiscientas mil almas, harían falta, según estándares de CONACULTA, por lo menos sesenta.
En días recientes, se ha declarado inoperante y perfectible la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, ¡claro!, ¿qué ley no lo es?
Pero bien poco se puede avanzar en el fomento a la lectura, si los libros han de enfrentar en los hechos, en el terreno de la vida cotidiana, a la hegemonía de las televisoras y su programación de «entretenimiento», consistente básicamente en partidos de fútbol y telenovelas.
Por cierto, que sólo a éstas últimas -las telenovelas- las considera Epigmenio Ibarra como «factor de atraso«, «ariete para la deformación del gusto de los mexicanos«. Pero ¿qué decir, en el mismo sentido, del fanatismo cuasi-religioso y siempre irreflexivo que permea a amplios sectores de la población, por determinados equipos futbolísticos?
Y ¿no son acaso, también, pequeñas «ficciones», a su manera, cada partido de futbol, cada gol, cada drible de un jugador, cada tiro de esquina y cada falta cometida? ¿No están esas nano-ficciones, potenciadas tanto por el zoom de las cámaras de las televisoras, la cámara lenta, el análisis de jugadas por computadora y el eterno recurso de la repetición ad nauseam, y el grito feroz de «gol»?
¿No se basa el fútbol en ficciones elementales, comunicadas en un lenguaje procaz y primitivo de carreras, patadas, jalones y cabezazos, algo que cualquier hijo de vecino entiende; de triunfos ficticios, que caducan cada temporada, para renovarse -siempre comercialmente- a la siguiente? ¿no es todo, este deporte de pantalla, sino ficciones sin palabras: el jugador «fenómeno» que será reemplazado por el otro jugador «fenómeno», que será esencialmente igual que el primero: anónimo, ficticio y casi analfabeta en las entrevistas, incapaz de ordenar una secuencia vibrante de más de tres palabras; o, la llegada del balón al arco contrario, ese clímax arrobador del mexicano promedio con poco más que la secundaria, ese instante de gratificación siempre celebrable, tanto si se gana como si se pierde, el instante que se espera durante 45 o hasta 90 minutos (no más), con más ardor y ansias que una patria libre, justa y soberana a lo largo de todo un siglo; o el regreso de la paz, o el avance de la educación, o un poco de ciencia mexicana?
El fondo del asunto es un concepto: que las telenovelas son un «instrumento para educar» -y habría que agregar, consistentemente: que el fútbol es, entonces, la «puerta ancha de entrada a la filosofía»-, según decires del Secretario de Educación, Alonso Lujambio.
Por poco menos, en Argentina, hay quienes consideraron «desafortunado» que Mario Vargas Llosa figurara en el acto mismo de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, denominada Capital Mundial del Libro en este 2011.
Y el grupo de intelectuales sudamericanos, que expresaron su desencanto por la presencia de Vargas Llosa, estuvo encabezado, ni más ni menos, que por Horacio González, el director de la Biblioteca Nacional, que calificó de «faccioso» utilizar un evento cultural universal como dicha Feria, poniendo a la cabeza a un «autoritario mesiánico» de derecha, aunque, eso sí, también un «excelente escritor» de ficciones del realismo histórico-social.
En vivirmexico.com, hay una reflexión sobre este asunto, que mueve a pensar críticamente sobre la educación que padecemos en nuestro país.

Por eso, mejor apaguen el televisor y enciendan su mente leyendo un libro. Salvemos la industria editorial mexicana.