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El Tsunami de Wikileaks: la primera revolución informativa del siglo XXI

Un aire a Lisbeth Sallander, la heroína hacker del novelista sueco Stieg Larsson, acompaña a Julian Assange, periodista australiano de 39 años, fundador de Wikileaks y convertido en “enemigo público número uno” de los servicios de espionaje norteamericanos y de la Interpol.

Sin embargo, no es la leyenda temprana lo que convierte a Assange en un personaje enigmático sino su activismo atípico. “El valor es contagioso”, ha dicho, para justificar su desafío ante la mezcla explosiva de revelaciones de información confidencial con acceso a la tecnología que se ha convertido en un auténtico tsunami global contra los salones de la opacidad y de los adoradores de la “razón de Estado”.

Los Halcones en el Palacio de las Corrientes de Aire puede ser también un buen título para este episodio que mantiene electrizadas a las redacciones periodísticas de todo el mundo ante la divulgación de una parte de 250 mil cables diplomáticos, extraídos de las computadoras del Departamento de Estado norteamericano, por un soldado que, además, es admirador de Lady Gaga.

Assange y los periodistas que lo acompañan en esta aventura han dicho que los documentos hasta ahora conocidos no son los más delicados, sino apenas una muestra de lo que pueden divulgar si la cacería en su contra persiste. Lo menos que han logrado demostrar estas filtraciones gestionadas con “medios institucionales” –The New York Times, Der Spiegel, The Guardian, Le Monde, El País- es que sí se puede trabajar de manera coordinada y multinacional entre periodistas para desentrañar la materia prima de los documentos sacados de la secrecía.

La historia de Wikileaks es tan breve como intensa, al igual que las nuevas redes sociales conocidas como web 2.0. Creado en 2006, este sitio web dio este año una primera muestra de su capacidad de revelación cuando en abril divulgó un video grabado en 2007 donde se observa a soldados estadounidenses matando desde un helicóptero a civiles iraquíes. En octubre puso a disposición 400 mil reportes del Pentángono y de la OTAN sobre la intervención en Irak. Pero el auténtico tsunami inició el pasado 28 de noviembre.

La ola de documentos puestos a disposición de lectores de todo el mundo constituye un gran outing sobre el doble rasero de la diplomacia norteamericana y los intereses en juego.

Efectos en México

La liberación de varios documentos del Departamento de Estado relacionados con México constituyen una auténtica bomba para un gobierno federal ineficaz en su guerra contra los cárteles de la droga.

Los cables de Wikileaks confirmaron muchos puntos que han sido documentados en revistas críticas como Proceso y también hizo revelaciones que, como advirtió Porfirio Muñoz Ledo, nos colocan en la antesala de la intervención militar directa de Estados Unidos. Veamos:

a)    La injerencia del Departamento de Estado en la batalla contra el narco. Calderón pidió ayuda a Washington. Y la capital imperial califica de “torpes, descoordinadas, anticuadas, burocráticas y parroquiales” a las fuerzas armadas mexicanas, con una salvedad: la Armada. Los marinos mexicanos se han capacitado en Estados Unidos y este país está detrás de los grandes operativos recientes de la Secretaría de la Marina.

b)    Reveló que el titular de Defensa, Guillermo Galván, le planteó a Dennis Blair, el máximo responsable del espionaje norteamericano, la posibilidad de decretar el estado de excepción en México, basándose en lo estipulado por el artículo 29 constitucional.

c)    Documenta que las disputas entre PGR, Sedena, SSP y sus máximos titulares por el mando de una estrategia ausente en esta “guerra” es claramente monitoreado por Estados Unidos. Ante la descoordinación, la violencia se ha incrementado.

d)    Uno de los datos más inquietantes es el recuento de 10 agentes de la DEA y 51 “contactos” o soplones al servicio del FBI que han sido ejecutados por los cárteles de la droga. Si el asesinato en 1984 del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, generó la famosa Operación Leyenda que llevó a una intervención agresiva de Estados Unidos en México, imaginemos lo que estas “ejecuciones” pueden provocar ante la percepción creciente de un “Estado fallido”.

 

La Censura en Internet

Lo más sintomático frente al tsunami es la pretensión de censurar un modelo informativo e informático que, por definición, es horizontal, autogestivo (quien quiera puede encontrar suficientes pistas para auténticos reportajes e investigaciones de más calado) y fuera de los modelos de control tradicionales.

La gestión del escándalo ha sido torpe y ha arrasado el prestigio de algunos sitios que decidieron cerrar el acceso a las cuentas de Wikileaks, como han sido los casos del servicio Pay Pal y de Amazon. ¿Con qué autoridad Estados Unidos o sus organizaciones civiles afines pueden condenar a China o a Cuba por censurar sitios como Google si ellos han alentado lo mismo con Wikileaks.

Frente a estos hechos, Assange ha señalado: “nuestra principal defensa no es la ley, sino la tecnología”. Y en este punto está lo más atrayente del tsunami informativo: ¿cómo frenar o censurar un modelo basado justamente en su capacidad de reinvención?

 

Revolución Informativa

¿Qué va a suceder frente a la situación y las previsibles filtraciones nuevas? ¿Sobrevivirá Wikileaks a la cacería que se ha armado en contra de su fundador? Más allá del thriller que se ha orquestado en contra de Assange, lo importante del tsunami es lo siguiente:

a)    Termina la era de los escándalos al estilo Watergate y comienzan los del Wikigate. Es decir, las grandes revelaciones ya no requerirán de una “garganta profunda” sino del acceso a la tecnología y a la información.

b)    Se replantea el “secreto de Estado” en un mundo globalizado, interconectado. Eso no lo ha entendido el gobierno de Felipe Calderón y sus voceros oficiosos. La guerra contra el narco no es un asunto solamente mexicano, se ha transformado en un expediente de interés global, gracias a Wikileaks.

c)    El ejercicio periodístico no se afecta ni se suplanta, como se quejan los ortodoxos o los bribones. Por el contrario, el periodismo se potencia gracias a los documentos que Wikileaks pone a disposición como un gran materia prima para investigar, explicar, contrastar, analizar. Es el periodismo analítico lo que se reclama ahora en un mundo atribulado por secretos, maniqueísmo imperial, guerras de odio.

En esencia, estamos ante la primera gran revolución informativa del siglo XXI. Sus consecuencias son impredecibles, pero las lecciones y los escenarios que de esto surgirá ya están en nuestro horizonte.

Reproducido del Blog de Jenaro Villamil



La verdad siempre triunfará

Julian Assange

  • WikiLeaks publica sin temor hechos que deben hacerse públicos.
  • Los días oscuros de la corrupción en el gobierno de Queensland, antes de la investigación de Fitzgerald, son testimonio de lo que sucede cuando los políticos amordazan a los medios para no informar la verdad.
  • «Mi idea es utilizar las tecnologías de Internet de nuevas maneras para informar la verdad».
  • Las personas han dicho que estoy contra la guerra: para que conste, no lo estoy. A veces, las naciones necesitan ir a la guerra, y hay guerras justas.
  • El gobierno de Gillard (Australia) está tratando de matar al mensajero, porque no quiere que la verdad sea revelada.

En 1958 un joven, Rupert Murdoch, entonces propietario y editor de La Noticia de Adelaida, escribió: «En la carrera entre el secreto y la verdad, parece inevitable que la verdad siempre triunfará.»

Su expresión tal vez es un reflejo de la de su padre, Keith Murdoch, al exponer que las tropas australianas estaban siendo sacrificadas innecesariamente por incompetentes comandantes británicos en las costas de Gallipoli. Los británicos trataron de acallarlo, pero Keith Murdoch no sería silenciado y sus esfuerzos dieron lugar a la terminación de la desastrosa campaña de Gallipoli.

Casi un siglo más tarde, también Wikileaks valerosamente publica hechos que deben ser públicos.

Crecí en una ciudad rural de Queensland, donde la gente dice lo que piensa sin rodeos. Se desconfiaba de los grandes gobiernos como algo que podría corromperse si no se le vigilaba cuidadosamente. Los días oscuros de la corrupción en el gobierno de Queensland, antes de la investigación de Fitzgerald, son testimonio de lo que sucede cuando los políticos amordazan a los medios para no informar la verdad.

Estas vivencias se han quedado conmigo.
Wikileaks fue creada en torno a estos valores fundamentales. La idea, concebida en Australia, era utilizar las tecnologías de Internet de nuevas maneras, para informar la verdad.

Wikileaks ha acuñado un nuevo tipo de periodismo: el periodismo científico. Trabajamos con otros medios de comunicación para que la gente se entere de las noticias, pero también para probar que son verdad. El periodismo científico te permite leer una noticia y, a continuación, hacer clic en línea para ver el documento original en que se basa. De esa manera usted puede juzgar por sí mismo: ¿Es la historia verdadera? ¿El periodista informa con precisión?

Las sociedades democráticas necesitan medios de comunicación fuertes y WikiLeaks es parte de esos medios. Los medios de comunicación ayudan a mantener un gobierno honesto. Wikileaks ha revelado algunas verdades incómodas sobre la guerras de Irak y Afganistán, e irrumpido con historias sobre la corrupción de las corporaciones.

La gente ha dicho que estoy contra la guerra: para que conste, no lo estoy. A veces, las naciones necesitan ir a la guerra, y hay guerras justas. Pero no hay nada más equivocado que un gobierno que miente a su población acerca de las guerras, y luego les pide a esos mismos ciudadanos a entregar sus vidas y sus impuestos en el frente de batalla, de acuerdo con esas mentiras. Si la guerra está justificada, entonces, que diga la verdad y el pueblo decidirá si lo apoyan.

Si usted ha leído alguno de los registros de la guerra de Irak o Afganistán, alguno de los cables de la embajada de EE.UU., o alguna de las historias que Wikileaks ha divulgado, tenga en cuenta lo importante que es para todos los medios de comunicación el poder informar de estas cosas libremente.

Wikileaks no es el único editor de los cables de embajada de EE.UU.. Otros medios de comunicación, incluyendo el diario The Guardian de Gran Bretaña, el The New York Times de Estados Unidos, El País en España y Der Spiegel en Alemania, han redactado y publicado los mismos cables.

Sin embargo, es WikiLeaks, como el coordinador de estos otros grupos, que ha enfrentando los ataques más crueles y las acusaciones del gobierno de EE.UU. y sus acólitos. He sido acusado de traición a la patria, a pesar de que soy un australiano, no un ciudadano de los EE.UU.. Ha habido decenas de preocupantes llamados en los EE.UU. para que yo sea «eliminado» por las fuerzas especiales de EE.UU.. Sarah Palin dice que debo ser «cazado como Osama bin Laden», un proyecto de ley de los republicanos se presenta ante el Senado de EE.UU., buscando que se me declare una «amenaza transnacional» y eliminado en conformidad. Un asesor de la oficina del primer ministro canadiense, ha llamado en la televisión nacional, para que yo sea asesinado. Un bloguero estadounidense ha pedido que mi hijo de 20 años de edad, aquí en Australia, sea secuestrado y lastimado sin otro motivo que para llegar a mí.

Y los australianos observan sin pudor la demagogia vergonzosa de estos mismos sentimientos en la Primer Ministro Gillard y la Secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, quienes no han tenido una sóla palabra de crítica para las organizaciones de otros medios de comunicación. Esto se debe a que The Guardian, The New York Times y Der Spiegel son viejos y grandes, mientras que Wikileaks es aún joven y pequeña.

Somos los de abajo. El gobierno de Gillard está tratando de matar al mensajero porque no quiere que la verdad sea revelada, incluyendo información sobre sus propias relaciones diplomáticas y políticas.

¿Ha habido alguna respuesta por parte del gobierno australiano a las numerosas amenazas públicas de violencia, contra mí y el restante personal de WikiLeaks? Uno podría pensaría que la primer ministro de Australia defendería a sus ciudadanos contra tales cosas, pero sólo ha emitido afirmaciones totalmente sin fundamento, de ilegalidad. La Primer Ministro y, especialmente, el Fiscal General tienen por objeto llevar a cabo sus funciones con dignidad y por encima de la refriega. Ambos descansan tranquilos, buscando salvar su propio pellejo. Mas no lo harán.

Cada vez que Wikileaks publica la verdad sobre los abusos cometidos por las agencias de EE.UU., los políticos australianos cantan un coro a todas luces falso, junto con el Departamento de Estado: «¡Usted pone en riesgo vidas! ¡La seguridad nacional! ¡Pone en peligro a las tropas!». Luego, dicen que no hay nada de importancia en lo que Wikileaks publica. No pueden ser ambas cosas. ¿Cuál es verdad?

Ninguna lo es. Wikileaks tiene una historia editorial de cuatro años. Durante ese tiempo hemos cambiado gobiernos enteros, pero ni una sola persona, hasta donde sabemos, ha resultado perjudicada. Sin embargo, los EE.UU., con la connivencia del gobierno australiano, ha asesinado a miles de personas, tan sólo en los últimos meses.

El Secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, admitió en una carta al Congreso de EE.UU. que ninguna fuente de inteligencia sensible o método se ha visto comprometida por la divugación de los diarios de la guerra en Afganistán. El Pentágono afirmó que no había evidencia de que los informes Wikileaks hubieran dado lugar a que alguien haya sido perjudicado en Afganistán. La OTAN, en Kabul, dijo a CNN que no pudo encontrar una sola persona que demandara protección. El departamento australiano de Defensa, dijo lo mismo. Ni las tropas australianas, ni las fuentes, se han visto afectadas por todo lo que hemos publicado.

Pero nuestras publicaciones han estado lejos de ser insignificantes. Los cables diplomáticos de EE.UU. revelan algunos datos sorprendentes:

  • Los EE.UU. ha pedido a sus diplomáticos que roben materia humana e información personal de funcionarios de la ONU y de miembros de grupos de derechos humanos, incluyendo trazas de ADN, huellas digitales, escaneos de iris, números de tarjetas de crédito, contraseñas de Internet y fotos de identidad , en violación de tratados internacionales. Es evidente que los diplomáticos australianos han sido objeto de éstas violaciones, también.
  • El rey Abdullah de Arabia Saudita pidió a los funcionarios de EE.UU. en Jordania y Bahrein, que el programa nuclear iraní sea detenido «por cualquier medio disponible«.
  • La investigación realizada por Gran Bretaña en Irak se «arregló» para proteger «los intereses de EE.UU.».
  • Suecia es un miembro encubierto de la OTAN y la inteligencia de EE.UU. opera e informa desde su Parlamento.
  • Los EE.UU. está jugando rudo para conseguir que otros países reciban a los detenidos de la Bahía de Guantánamo. Barack Obama acordó reunirse con el presidente de Eslovenia, sólo si Eslovenia aceptaba un prisionero. A nuestro vecino del Pacífico, Kiribati, se le ofrecieron millones de dólares para aceptar a los detenidos.

En su histórico fallo en el caso de los Papeles del Pentágono, la Corte Suprema de los EE.UU. dijo que «sólo una prensa libre y sin restricciones puede exponer efectivamente el engaño del gobierno». La tormenta que gira alrededor de WikiLeaks hoy, refuerza la necesidad de defender el derecho de todos los medios de comunicación para revelar la verdad.

Julian Assange es el editor en jefe de Wikileaks.

Traducido de The Australian.



Ponen bajo custodia a Julian Assange en Londres.

«Julian Assange, fundador de WikiLeaks, permanecerá bajo custodia hasta el 14 de diciembre después de que el juez haya denegado su libertad bajo fianza. El representante de la web sobre filtraciones ha sido detenido esta mañana en una comisaría londinense a la que se había presentado por propia voluntad. Poco después, ha acudido al Tribunal de Westminster, en Londres, hacia las 14.00 -hora peninsular española-.», informa El País este día.



SIP: Deben cesar las estrategias contra la libertad de expresión en Internet

«La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) exhortó al gobierno de Estados Unidos a cesar cualquiera estrategia política, legal o en el ciberespacio que pudiera limitar la libertad de expresión en internet, tras lamentar los ataques y amenazas que en los últimos días se vertieron sobre Wikileaks y su fundador Julian Assange, responsable de filtrar cientos de miles de documentos diplomáticos clasificados de la Cancillería estadounidense.»

Vía El Universal



Fulminantes acciones cibernéticas y financieras contra WikiLeaks

Actúan rápido contra las filtraciones de Wikileaks para cortar el suministro de dinero, cancelando cuentas bancarias por un lado, y con ataques masivos a los servidores del Cablegate por el otro.

¿Cómo no actúan así, tratándose de la mafia internacional, de narcotraficantes, traficantes de armas, tratantes de blancas y terroristas de todos los calibres, o de empresas como British Petroleum, cuya impericia causó un gran desastre ambiental, o de operadores de la banca que han ocasionado la ruina de países enteros con sus malos manejos, pero sí en contra de un puñado de editores y activistas que difunden información de interés público?



La Universidad de Columbia permite lectura y discusión de WikiLeaks

En una comunicación publicada hoy por el diario The Guardian, se aclara que la advertencia previa a los estudiantes de esa universidad, de abstenerse de leer o discutir en línea los cables de Wikileaks, obedece a un interés de la Oficina de Servicios de Carrera de ofrecer información a los estudiantes, que les sea útil tras graduarse y buscar empleo. Sin embargo, reconoce que la prohibición de leer dichos materiales fue dirigida a sus empleados, por el propio Departamento de Estado, pero no ha emitido lineamientos semejantes para los posibles futuros empleados.

La Universidad de Columbia, además, establece que:

«La libertad de información y expresión es un valor central de nuestra institución. Por ello, la posición de la Escuela de Asuntos Públicos Internacionales es que los estudiantes tienen derecho a discutir cualquier información de la arena pública que consideren relevante para sus estudios o para su rol como ciudadanos globales, y de hacerlo sin temor a consecuencias adversas. Los documentos de WikiLeaks están disponibles para los estudiantes de la Escuela (y para todos) a través de una gran variedad de fuentes respetadas, y existen mútiples medios para la discusión y debate, tanto dentro como fuera de las aulas».



Wikileaks: triunfo del ideal de Internet

Mientras cientos de sitios espejo intentan eludir la censura en Internet de los documentos del Cablegate, el periodista James Ball de Wikileaks pide a los EE.UU. recordar sus principios sobre la libertad de Internet.

Si Wikileaks llegara a desaparecer definitivamente de la Internet hoy, mañana los cables de las embajadas continuarían apareciendo.

La eliminación de Wikileaks ha demostrado que no será sencilla: aunque el sitio principal ha tenido que trasladar sus servidores después de que Amazon le retiró el alojamiento, y cambiar su dirección de Internet después de EveryDNS cancelará la cuenta de Wikileaks, aún está activo y funcionando.

Incluso el miércoles, el día en que el sitio fue más obstruido , Cablegate recibió 54 millones de hits, de al menos 3,6 millones de individuos únicos. Duplicados de los Cables de Wikileaks están ahora cargados en cientos de servidores diferentes, de todo el mundo. Incluso el cierre de la cuenta de PayPal de Wikileaks ha sido hasta ahora poco más que una molestia menor.

Pero incluso aunque todas éstas pudieran desaparecer mañana, gracias a un respaldo tradicional: los viejos medios. El New York Times, The Guardian, Der Spiegel, Le Monde y El País estarían circulando el material de Wikileaks.

Todos compartieron el mismo criterio editorial de Wikileaks tras haber vistola información : ellos la juzgaron de interés público y decidieron darla a conocer. En este instante, estos sitios publican los mismos cables que Wikileaks. Ellos han contribuido a las redacciones.

El sitio web de The Guardian, en el momento de escribir estas líneas, en realidad contiene más material sobre EE.UU. que el propio Wikileaks. Ninguno se han enfrentado a la reacción política o técnica que enfrentó el sitio principal de Wikileaks, sin embargo, todos tendrían que ser desconectados o apagados, para enterrar la historia de los cables de la Embajada.

Sin embargo, a pesar de la ineficacia de los esfuerzos de censura del Gobierno de EE.UU., el senador Joe Lieberman y otros están empeñados en impedir su circulación.

En cierto sentido, los intentos por Lieberman y el gobierno francés para impedir el suministro de servidores de alojamiento web a Wikileaks son la cuestión menos problemática – en la era de la prensa escrita, impresores y distribuidores fueron atacados regularmente con demandas cuando los gobiernos o algunos individuos particulares trataron de evitar que las historias circularan.

Enfocarse en los proveedores de alojamiento web es simplemente la versión moderna de un viejo truco, uno que no parece funcionar en la era web. Por otro lado, aún publicaciones polémicas pero que carecen de la audiencia Wikileaks así como su resiliencia, observan con ansiedad los acontecimientos actuales.

Lo que resulta novedoso -y preocupante – son los intentos de los gobiernos para evitar que millones de sus ciudadanos lean este material. Los 19 millones de empleados del gobierno federal estadounidense han sido instruidos de no leer el material de los cables – o de cualquier publicación que los contenga. Las agencias han añadido a casi todos los medio de comunicación convencional, filtros web, y lbloqueos, un movimiento que recuerda a la Gran Muralla de Fuego China.

Los estudiantes de la Universidad de Columbia han sido aconsejados no hacer comentarios sobre los cables si pretenden aspirar a un trabajo en el gobierno. Y una compañía de visualización de datos de los EE.UU., Tableau, incluso ha rechazado trabajos basados en las historias de Wikileaks, sin recibir una sola solicitud específica para hacerlo.

Los esfuerzos del gobierno de EE.UU. para poner fin a esta historia muestran tanto una preocupante falta de compromiso con los principios básicos de Internet, de transparencia y neutralidad, así como una carencia fundamental de comprensión de su infraestructura.

Los últimos acontecimientos no deben inquietar sólo a los periodistas o a los activistas – de acuerdo con sus declaraciones públicas recientes, ha demostrado ser un motivo de preocupación para un par de estadounidenses prominentes, también.

La primera voz estridente, hablando en una reunión de ayuntamiento en China, dijo:

«A medida que la información fluye con más libertad, más fuerte se vuelve la sociedad, porque entonces los ciudadanos de países de todo el mundo pueden exigir cuentas a sus propios gobiernos. Pueden empezar a pensar por sí mismos.”

El mismo, concluyó:

«Puedo decirles que en los Estados Unidos, el hecho de que tenemos un Internet libre -o acceso a Internet sin restricciones- es una fuente de fortaleza, y creo que debe ser alentado»,

Un segundo orador, en enero de este año dijo:

«La censura no debe de ninguna manera ser aceptada por ninguna empresa de ningún lugar. Y en Estados Unidos, las empresas estadounidenses deben hacer de ésto un principio de partida… Dbe ser parte de nuestra marca nacional. Estoy segura de que los consumidores en todo el mundo premiarán a las empresas que siguen estos principios.»

¿Las identidades de estos dos agitadores radicales? Nada menos que el presidente Barack Obama, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

No podría estar más de acuerdo con ellos.

James Ball es un periodista de investigación, trabaja actualmente con Wikileaks.

Traducido de: www.indexoncensorship.org

 

¿Y si Google no dejara buscar la palabra Wikileaks?

Por Delia Rodríguez (De los Blogs de El País). Historia del día. Wikileaks.org ya no funciona porque EveryDNS, la empresa que les proporciona las DNS (el sistema que «traduce» una dirección IP numérica difícil de recordar en un nombre de dominio) les ha cancelado el servicio, dicen, debido a los repetidos ataques de denegación de servicio que están sufriendo. La decisión es gravísima, aunque el problema no es serio técnicamente hablando, porque basta con utilizar directamente la IP o asociar otros nombres de dominio a otras DNS para acceder al contenido de la página. Pero es que se trata de la segunda acción en 24 horas por parte de empresas norteamericanas contra Wikileaks. La gran Amazon decidió ayer dejar de alojar las páginas de la organización de Assange porque «violaba sus términos de uso«.  

Hay que ser muy ingenuo para creer que ambas decisiones han sido tomadas libremente por las empresas. La acción de Amazon parece responder a las presiones de Lieberman, jefe del Comité de Seguridad Nacional del Senado, que ha llegado a decir: «La decisión de Amazon de desconectar ahora Wikileaks es la decisión correcta y debería marcar el estándar para otras empresas que WikiLeaks está utilizando para distribuir su material ilegalmente conseguido. Pido a cualquier otra empresa u organización que esté alojando a Wikileaks que termine inmediatamente su relación con ellos«.

Si la petición de Lieberman triunfa, tenemos un problema. Las grandes empresas de internet han nacido en EEUU, e incluso la gran autoridad que decide sobre los dominios (la ICANN) sigue siendo controlado en gran medida de este país. Hasta ahora la cosa ha funcionado más o menos bien y de forma neutral. Pero si este país decidiera lanzar una ofensiva contra Wikileaks, ni siquiera haría falta molestar a la justicia internacional. Entre la ICANN, Google, Amazon, Yahoo, Microsoft, Yahoo, Facebook, Twitter o Apple bastaría para esfumar Wikileaks del mapa. A veces conviene recordar que esos nombres que para nosotros son sinónimos de internet son en realidad empresas privadas. La red de momento es neutral, aunque no sus agentes. Precisamente ayer, Raúl Rivero, director técnico de la edición digital de El País, se preguntaba qué pasaría si ICANN bloquease el dominio wikileaks.org. Se contestaba argumentando que sería «una pérdida de los principios de Internet» pero que sería perfectamente posible: «sigue siendo el ‘único punto de decisión central’ de una red absolutamente descentralizada». Hace poco la ICANN se ha enfrentado a la polémica al desenchufar 82 nombres de dominio relacionados con el p2p.

El truco es agarrarse a los términos de uso de las empresas, esos contratos privados entre el usuario y la compañía que le proporciona unos servicios y que firmamos dándole a «aceptar» sin siquiera ojearlos. Son en la práctica las «leyes» de esos países sin territorio. Regularmente se producen revueltas de los usuarios cuando alguna cláusula es especialmente abusiva, pero las empresas tienen siempre las de ganar, y los usuarios cada vez más que perder según van cediéndoles parcelas de su actividad en la red. Hay palabras que no se pueden escribir en los muros de Facebook porque la empresa las censura. Apple se reserva el derecho de rechazar las aplicaciones que no le gusten en su tienda on line, como las que tratan de sexo o de su competencia en sistema operativos Android. Amazon puede hacer desaparecer un libro de tu lector electrónico. Twitter puede eliminar un trending topic de su lista. Y así hasta el infinito.

En un ejercicio de ficción, si EEUU y sus empresas se lo propusieran, podría ocurrir que Wikileaks se quedara sin dominios. Que desapareciera de los resultados de búsqueda de Google (y Bing y Ask), lo que afectaría también a todas las páginas -desde pequeñas webs a grandes medios- que usan su tecnología de búsqueda. Los hostings ubicados en Estados Unidos también podrían dar de baja los blogs que hicieran referencia al tema. Podría ocurrir que no se permitiera nombrar a Wikileaks en Facebook, y tampoco en Twitter, y que las cuentas oficiales de Wikileaks fueran borradas. Incluso los navegadores y sistemas operativos no libres podrían incluir medidas en su contra. Este escenario es bastante apocalíptico, y va lo suficientemente en contra de la cultura de la red como para pensar que es improbable en extremo (a no ser que vivas en China, que entonces se trataría de tu día a día). Pero el caso es que es un escenario posible, si no hoy con Wikileaks, mañana con cualquier otro motivo.

Apuntad esta palabra porque será próximo gran trending topic de internet para los próximos años: neutralidad. Va sobre que ningún interés de ningún país, lobby o empresa afecte al hecho mágico de que cualquier contenido se pueda ver igual desde cualquier lugar del mundo a través de la red.