Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



El Referencista. Boletín electrónico trimestral de la DGBUV.

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Todo comienza con el desarrollo de colecciones

Las bibliotecas son entidades que brindan servicios de interés público y social, son en el más alto sentido, entidades culturales, civilizatorias, educativas, que se apoyan en una infraestructura física -y, ahora, en la era de Internet, también virtual-, así como en sus colecciones y en sus recursos humanos.

En el caso de México, el recurso humano de las bibliotecas siempre ha sido el eslabón más débil del conjunto, tanto por la ausencia de formación profesional bibliotecológica entre los bibliotecarios, como por una mala concepción -sin querer decir, con ello, mala fé- de las autoridades educativas en general, que encuadran a las bibliotecas, en sus organigramas, a lado de las intendencias y conserjerías, con los mismos méritos administrativos y académicos.

No hay duda de que el recurso humano es el motor de los servicios bibliotecarios, por lo que es indispensable procurar su formación y actualización permanentes, especialmente en el campo de la gestión de bibliotecas, de los servicios tradicionales y de nuevo tipo, y adicionalmente, por una necesidad que viene impuesta por las complejidades de nuestro tiempo, en el campo de las ciencias de la información y la gestión del conocimiento, con un enfoque que les permita participar de manera activa en el diseño y ejecución de políticas públicas, que apuntalen el papel de las bibliotecas en la sociedad de la información.

En un país desgarrado por la violencia como México, lo anterior es una cuestión de franca sobrevivencia, como lo entendieron y lo hicieron los colombianos.

Ahora bien, puesto que los recursos documentales, que componen su acervo, constituyen la materia prima de las bibliotecas, es necesario tener en cuenta las siguientes ideas básicas:

El acervo de una biblioteca se integra regularmente por diversas colecciones. Se enuncian a continuación las colecciones más comunes en casi todas las bibliotecas:

Las colecciones están integradas en función del uso y las necesidades que, previsiblemente, puede dárseles o puede haber de los recursos: así, es frecuente la presencia en muchas bibliotecas de una colección de referencia, o colección de consulta.

Esta colección contiene recursos que satisfacen necesidades de información puntuales o específicas. Aquí se ubican: diccionarios, enciclopedias, glosarios, tesauros, bibliografías, biografías, prontuarios, almanaques, etcétera.

Otra colección, regularmente presente en toda biblioteca, es la colección general, o de obras monográficas. Contiene los «libros», de todos los autores, temas y títulos imaginables, que componen, por lo regular, el grueso del acervo de la biblioteca.

Otras colecciones denominadas especiales, o de libros raros y valiosos, de tesis, de periódicos y revistas, hemerotecas o de publicaciones periódicas o seriadas, de recursos audiovisuales, de mapas (o mapotecas), las colecciones digitales, de grabaciones sonoras y de fotografías o de diapositivas, etcétera, complementan -y enriquecen, por supuesto- el acervo total de la biblioteca.

Las bibliotecas suelen nacer con una o dos colecciones iniciales, quizás de algunos cientos o pocos miles de volúmenes, y con el transcurso del tiempo ese acervo se incrementará, ya sea por donaciones o intercambio con otras bibliotecas e instituciones, o por la adquisición sistemática de determinados recursos documentales necesarios.

Es en este punto, precisamente, en el que quisiéramos invitarlos a reflexionar junto con nosotros.

El proceso de selección y adquisición de recursos documentales para una biblioteca se debe regir por una política de desarrollo de colecciones.

Dicha política debe reflejar o, al menos, apegarse tanto como sea posible, a las disposiciones y recomendaciones que, a nivel internacional, regional y nacional existen en la materia, ya se trate de desarrollo de bibliotecas públicas, académicas o escolares.

El desarrollo de colecciones es un proceso de gran importancia, un proceso delicado, tan delicado como la planeación de un curriculo: debe responder a la pregunta ¿qué biblioteca es necesaria ahora y nos será aún más necesaria en el futuro?.}

Se trata de, ni más ni menos, decisiones que afectan por un lado recursos económicos cada vez más escasos, y la impostergable necesidad de una inversión social de recursos públicos, cuyo destino no es únicamente la compra de nuevos materiales que enriquecerán el acervo de nuestras bibliotecas: sino el acceso, bajo esa forma, a información y conocimientos que tienen impactos directos: en el índice lector de los ciudadanos, la calidad y el nivel académico de las instituciones educativas, la posibilidad de apoyar la investigación para generar nuevos conocimientos y el desarrollo económico, el bienestar colectivo, el desarrollo sustentable, la viabilidad de la nación, en último término.

Si se deja en manos del azar, del capricho individual, de la improvisación, a las prisas o a las ocurrencias de cualquiera, este proceso tan delicado: la formación de una biblioteca que dé respuestas, verdaderamente, a las necesidades de información presentes y futuras de la sociedad, que no nos extrañe que, a la larga, nuestras bibliotecas estén integradas por recursos de información intactos, inmóviles, que interesan a pocos, y sirven a muchos menos.

El desarrollo de colecciones bibliotecarias, dicho llanamente, es un proceso tan delicado como la alimentación de un niño. Esta debe obedecer al conocimiento científico y racional sobre el desarrollo de los infantes, para lograr un desarrollo normal, sano y armonioso.

Si a un bebé lo alimentamos de basura, o de cosas inútiles, seguramente crecerá enfermo, obeso o débil y no logrará desarrollar sus capacidades al máximo potencial.

En cambio, si vigilamos y procuramos que el «alimento» que reciben las bibliotecas -a través del desarrollo de colecciones- sea el mejor, mucho avanzaremos para garantizar su enriquecimiento, su valor permanente y su utilidad inmediata y futura.

Descuidemos por negligencia, por desidia, por apatía o por desinterés, el desarrollo de las colecciones en nuestras bibliotecas ahora, y paguemos el precio -mañana- con una sociedad desorientada, desajustada, inculta, que se habrá formado viendo y escuchando únicamente los anuncios de los comerciantes, porque las bibliotecas no tenían nada interesante, útil, pertinente y valioso que ofrecerles.

Por supuesto, el desarrollo de colecciones debería ser una tarea central de todos los comprometidos con la educación (autoridades educativas, maestros, padres de familia y bibliotecarios) . Entonces ¿qué hacer en un país donde resulta que, mucha veces, quienes menos leen son precisamente: las autoridades, los maestros, los padres de familia y los bibliotecarios?

 

Gestión de la información y el conocimiento: talón de Aquiles nacional

Una revisión general de portales de información gubernamental, desde el mismo portal del Instituto Federal de Acceso a la Información hasta los de gobiernos estatales y municipales, revelan una lista interminable de problemas y de detalles que tienen que ver, en última instancia, con la gestión de la información y el conocimiento.

Cuando no se ignoran criterios básicos de usabilidad y accesibilidad, la información no es accesible de manera expedita, simplemente las soluciones implementadas resultan engorrosas, poco claras y eficientes y ello frusta las intenciones del usuario para explotar a fondo los recursos a su disposición. El problema se extiende a portales del gobierno, instituciones educativas públicas y privadas, empresas, organismos civiles, etcétera.

Hay que decir que algunas empresas se esfuerzan más por gestionar adecuadamente la información que ofrecen, y es posible encontrar algunos paradigmas de sencillez y claridad que deberían servir de inspiración para asegurar un acceso fluido, expedito y eficaz a la información requerida. Y no hablo de la interfaz de Google, con todo y que ésta es sobradamente minimalista.

Así como no hay, hoy en día, un registro detallado de los 40 mil muertos que han resultado de la guerra del gobierno de Felipe Calderón, entre los que se cuentan muchos inocentes, tampoco se cuenta con registros detallados de las desapariciones y secuestros que todos los días tienen lugar en el país.

Recientemente, una especialista de archivos alertaba acerca de los riesgos de centralizar el control de archivos de todo tipo, en la instancia del Archivo General de la Nación, una medida que de inicio parece violatoria del pacto federal, que está consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Más allá de ser un dolor de cabeza nacional que nos tiene postrados, amnésicos y con las manos atadas, el desorden en nuestra información pública, la incapacidad de rastraer con certeza el origen de decisiones y medidas, de seguir el curso de recursos públicos de todo tipo, que se hacen perdedizos en una selva selvaggia de papeles y documentos, nos impide constituirnos en una nación moderna.

Sin información y conocimientos no puede haber democracia, pues el pueblo no puede tomar decisiones sabias sin información, ni conocimientos.

Las nuevas tecnologías de información agregan una capa de incertidumbre, complejidad y desorden al caos documental existente en el país. Este lastre acumulado de desorganización documental ocasiona retrasos, incontables molestias, desorden administrativo, retrasos en pagos a trabajadores y proveedores, y abusos por parte de autoridades de diverso tipo.

La falta de una cultura de la información en general, y de una cultura documental, archivística y digital en particular, es una de las condiciones de nuestro atraso como sociedad, por mucho que se diga que la macroeconomía es boyante.

No lograremos salir de la condición de país subdesarrollado si nuestros sistemas de soporte de decisiones se basan en información alterada, incompleta, desordenada, cuando no francamente inexistente.

La Sección Amarilla, como un servicio asociado a la prestación de servicios de telefonía, ha hecho su parte para interconectar el vasto tejido social de fabricantes, prestadores de servicios y comerciantes; Google y otros servicios de Internet, especialmente los de comercio electrónico como Mercado Libre, también han encontrado un nicho de imperiosas necesidades sociales sin atender.

Pero la barrera económica (el costo del anuncio en la Sección Amarilla) y de habilidades (aunque es relativamente fácil de emplear el buscador de Google, no da mayor provecho hasta que se conoce un poco más a fondo) que estas iniciativas privadas imponen al acceso a la información, deberían ser atendidas por el Estado para allanar dicho acceso, procurando la inclusión de todos los ciudadanos y no sólo de los que tienen la capacidad de anunciarse en las páginas amarillas de su ciudad, o de utilizar con éxito el buscador mencionado.

Lo que hay que hacer aún en el campo de la gestión de información y conocimiento, en todos los ámbitos de la vida social de nuestro país, parece interminable. Mientras prevalezca la desinformación o el desinterés por enfrentar este problema, vamos a padecer de la baja productividad, la deficiente calidad, la mala prestación de servicios y la inmemorial insatisfacción de los ciudadanos, de siempre.

Tan sólo en el campo de las bibliotecas públicas, escolares y universitarias, estamos lejos aún de contar con un único y verdadero Catálogo Nacional que de cuenta de qué libros, revistas y tesis existen y adónde se localizan, dentro del acervo bibliográfico que debería beneficiar a todos los mexicanos.

 



2011 es el Año Internacional de la Química

México es un país con generosos recursos naturales y minerales, por ello cuenta con una importante tradición, que data de la época prehispánica, en el manejo de diversas sustancias y compuestos químicos de origen mineral y biológico.
En la actualidad, nuestra dependencia en ciencia y tecnología, nuestra escasa investigación científica, en ciencias como la química particularmente, nos colocan en una situación ominosa de cara al futuro.
Pese a recursos como el petróleo y la plata, y a la gigantesca farmacopea natural con que nos dotaron los procesos geológicos, climatológicos y ecológicos en el subsuelo y superficie del territorio nacional, somos un país exportador de petróleo crudo, que paradójicamente importa casi la mitad de las gasolinas que demanda el consumo nacional; una enorme tajada de la industria de la plata está en manos de un holding, concentrador de la segunda fortuna más grande de México, sólo después de la de Carlos Slim Helú; y con respecto a la herbolaria, la biopiratería que realizan universidades (como de la Georgia, en Estados Unidos) y farmaceúticas extranjeras, no sólo de las especies de plantas que los indígenas mexicanos utilizan para curarse, sino incluso de las técnicas de preparación terapéutica de las mismas, han sido denunciadas en diversas ocasiones.
Por otro lado, los recursos financieros de nuestro sistema nacional de salud son parasitados, mediantes prácticas de colusión para la fijación de precios exagerados, por parte de diversas farmacéuticas.
Este 2011, la American Chemical Society ofrece a los usuarios de Internet un portal llamado Química para la Vida, en el cual se aborda cada día un aspecto o tema específico dentro del vasto campo de interés de esta ciencia. En nuestro país, la UNAM dio a conocer una serie de eventos que realizarán para divulgar los aportes de la química al mundo moderno.

Con respecto al acervo de las bibliotecas universitarias, relacionado con el campo de la química, existen casi 300 libros sobre una de sus ramas especializadas que es de sumo interés, por sus implicaciones para el medio ambiente y la salud, la toxicología.

Cabe advertir que de 2009 a la fecha únicamente se han incorporado a las bibliotecas universitarias, seis obras sobre dicho tema, a saber:

  1. RA1226 W54 2010, Wildlife toxicology : emerging contaminant and biodiversity issues, de Kendall, Ronald J., ed.
  2. RA1211 R46 2009 Toxicología fundamental de Repetto, Manuel.
  3. RA1211 C375 2008 Casarett and Doull’s toxicology : the basic science of poisons de Casarett, Louis J.
  4. RA1211 B37 2008 Medical toxicology of natural substances : foods, fungi, medicinal herbs, plants, and venomous animals de Barceloux, Donald G.
  5. RA1215 M36 2008 Manual de toxicología para médicos de Harris, Carson R. edit.
  6. GE140 E57 Ensayos toxicológicos para la evaluación de sustancias químicas en agua y suelo : la experiencia en México de Ramírez Romero, Patricia.

No obstante, la Biblioteca Virtual de la Universidad Veracruzana permite consultar casi 40 títulos de publicaciones periódicas especializadas, la mayoría a texto completo, en el ámbito de la toxicología.

Por su parte, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) ofrece una bibliografía sobre sustancias tóxicas.



Ediciones anteriores de El Referencista

El Referencista es el Boletín electrónico de la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana. Es una publicación totalmente electrónica de periodicidad trimestral disponible en la dirección electrónica: https://www.uv.mx/dgbuv/Referencista.html

No. 9 Octubre-Diciembre 2010
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No. 8 Julio-Septiembre 2010
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No. 7 Abril-Junio 2010
[slideshare id=6711948&doc=er007-110126123521-phpapp01]
No. 6, Enero-Marzo 2010
[slideshare id=6711942&doc=er006-110126123433-phpapp02]
No. 5, Octubre-Diciembre 2009
[slideshare id=6711932&doc=er005-110126123339-phpapp01]
No. 4, Julio-Septiembre 2009
[slideshare id=6711924&doc=er004-110126123223-phpapp01]
No. 3, Abril-Junio 2009
[slideshare id=6711913&doc=er003-110126123108-phpapp02]
No. 2, Enero-Marzo 2009
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No. 1, Octubre-Diciembre 2008
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Frente al libro-electrónico, la persona-libro: abren Biblioteca Humana en Canadá

Diversos personajes de la ciudad de Canadá contarán sus historias de vida de forma personalizada al lector que elija escucharlos en lugar de leer.

No tienen definido cómo denominarán al proyecto. Especulan con libros humanos, humanos librescos y hasta hombre-libros.

Según el diario francés Le Monde, la finalidad es «celebrar las diferencias y promover la tolerancia», según dijo Anne-Marie Aikin, vocera del establecimiento público, uno de los más grandes del mundo en su género.

Seleccionaron 60 voluntarios para el proyecto piloto elaborado por la ONG Human Library, un movimiento anti-violencia nacido en los 90 en Dinamarca que busca promover nuevas formas de intercambio humano.

Doscientos socios de la Biblioteca de Toronto participaron en esta experiencia fuera de lo común consistente en «tomar prestado un libro humano» y pasar unos treinta minutos conversando con él antes de «devolverlo» para que otro pudiera «leerlo» a su vez, según el artículo que recoge infobae.

Algunas entrevistas
Entre los hombres-libro que los lectores pudieron consultar había, por ejemplo, un exiliado haitiano, una argelina musulmana, un ingeniero congolés, además de otros «títulos».

A los voluntarios se les pidió que reflejasen «una diversidad de vidas y de experiencias», que ilustrasen «la vitalidad de las comunidades de Toronto» o que fuesen «representativos de un tema social importante» como el SIDA, la prostitución o la inmigración.

A los «lectores», que escuchasen, preguntasen y expresasen su opinión.

En el ensayo pre-lanzamiento, un monje budista resultó ser uno de los «libros» más consultados, al igual que Anthony Hutchinson, ex miembro de una pandilla delictiva convertido en guitarrista de una banda.

Otros «ejemplares» consultados fueron un joven afectado de parálisis cerebral, una abuela militante, un sobreviviente de la pobreza, otro del cáncer y una ex prostituta que hoy regentea un local nocturno.

Lo que los autores del proyecto no aclararon es qué pueden hacer los socios de la biblioteca si el libro viviente no les gusta o los aburre desde las primeras «páginas».

Reproducido íntegramente de La República (Perú).



Bibliotecas, educación y descomposición social: una reflexión

Es cierto que «Cuando México se refleja en el espejo colombiano, ¡se refleja tanto!», como dice la Rayuela de La Jornada del día de hoy. Salvo en una cosa, que es fundamental: que llevamos 20 o 30 años de desventaja, con respecto a ese país en cuanto a la adopción de una estrategia para contrarrestar con información y conocimiento para todos, a las drogas, el secuestro y la delincuencia.
El proyecto colombiano de bibliotecas es una apuesta de ese país por su juventud, su niñez, una apuesta por la fortaleza de valores como la búsqueda de la verdad, la comprensión racional del mundo y la justicia y la belleza. Una solución radical a un problema de desintegración nacional que se enfrenta no con la fuerza de ejércitos y armamento de alta tecnología, sino con información, libros y bibliotecas, para frenar en su raíz el avance de los mercaderes de las drogas.
Colombia ha apostado así a su viabilidad democrática, con una ciudadanía más informada. ¿Qué estamos haciendo, en México, por nuestra parte?
Mientras en nuestro país se busca elevar la calidad de la educación considerando una diversidad de indicadores técnico-pedagógicos -la llamada evaluacionitis- y se aplican engorrosas y costosas pruebas de evaluación del desempeño académico de los estudiantes, en Colombia la apuesta ha sido más simple: dar información y conocimientos a toda la población  en una red vigorosa de bibliotecas públicas dotadas con personal capacitado, suficientes recursos impresos y nuevas tecnologías.
Dice, en consonancia con lo anterior, Manuel Pérez Rocha que incluso la interacción entre docentes y alumnos, durante algunos minutos, puede tener beneficios educativos insospechados y que no pueden medirse, ni ponderarse. Al respecto, refiere una historia personal.
¿No será que hemos equivocado, profundamente, los enfoques y criterios con los que pretendemos medir el desempeño del sistema educativo nacional?
¿Qué relación guardan el creciente número de «ninis», el número alarmante de los ahora llamados eufémísticamente «chiquisicarios» y el abandono en que se encuentra la mayor parte del sistema nacional de bibliotecas públicas, así como el grueso de las mal llamadas «bibliotecas escolares» que, en muchos casos, se limitan a ser un par de estantes desorganizados o semivacíos a los que los estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato jamás tienen acceso?
Una educación sin bibliotecas, ni libros, ni nuevas tecnologías es, más que educación, un despojo, pues así se impide el acceso de generaciones de mexicanas y mexicanos a la literatura, el conocimiento científico y humanístico, y en última instancia, se les obstaculiza para siempre el acceso a lo que Tomás Segovia considera que es «la oportunidad de descifrar el mundo».