Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



Natura me dio los padres…

«Natura me dio los padres,
Cultura me dio las letras -los libros, las bibliotecas-
Y Steve Jobs las tabletas.»

Carlos Alberto Sánchez Velasco

El día de ayer se realizó en la USBI de Xalapa, la presentación del libro de Walter Isaacson, «Steve Jobs»‘ en el marco de programa de Lectores y Lecturas de la Universidad Veracruzana.

Además de dar a conocer algunas obras literarias y de divulgación recientes, el propósito de estas pláticas con y para los lectores es intercambiar impresiones sobre dichas obras, alentar a otros a conocerlas, a leerlas y formarse su propio punto de vista sobre los temas que abordan.

Tuve la oportunidad de concurrir con el maestro Felipe Garrido como moderador, con el doctor Porfirio Carrillo y con el maestro Guillermo de León, para hablar de lo que, a todas luces, ha sido uno de los personajes sin los cuales serían inexplicables algunas de las experiencias más significativas de nuestras vidas.

En corto, el doctor Porfirio nos confesó que habría querido mostrar cómo la vida de este hijo adoptivo californiano -Steven Paul Jobs- tiene visos de tragedia griega, así sea por el hecho de haber iniciado no una, sino varias revoluciones en cuanto a la forma en que los seres humanos interactuamos con la tecnología informática -a pesar, o tal vez gracias a que no contaba con ningún título universitario-, y haber alcanzando, por ello, la fama y riqueza mundiales y por morir antes de cumplir los 60 años. Y es que el hecho de que Jobs no hubiera escrito en su vida una línea de código, no demerita para nada el hecho de que tuvo la visión para detectar a tiempo las oportunidades que su época le ofrecía, la tenacidad y la voluntad férrea hasta el grado de la obsesión y el exabrupto para motivarse a si mismo y para motivar a otros, para hacer realidad sus proyectos.

Con conocimiento de lugares y acontecimientos, el doctor Carrillo ilustró a los asistentes con una serie de imágenes que hablaron por si mismas del ambiente, el clima cultural, las obsesiones y la pasión personal que definieron la vida de Steve, a quien se le compara sin exagerar con Tomás Alva Edison y con el propio Gutenberg.

No es para menos. Desde su retorno a Apple, Jobs revitalizó la industria informática a partir de la filosofía de Apple en sus orígenes: hacer la tecnología tan accesible que fuera «para el resto de nosotros», contemplando en ese «nosotros» al ciudadano común, y entre ellos, especialmente a los que crean, a los que cuestionan, a los que transforman el mundo impulsándolo adelante, porque «pensamos diferente».

No es para menos que tras su muerte se hayan recibido en Apple millones de condolencias de todo el orbe, lo que es un indicio de que, desde su posición en el Valle del Silicio y a pesar de su personalidad mercurial, Steve afectó para bien muchas de nuestras vidas.

Su curriculum incluye fundar Apple, fundar Next, reinventar Pixar (y Disney, de paso) y reinventar nuevamente Apple, como ave Fénix que resurge de sus cenizas para inaugurar lo que ya es un lugar común: la era iTunes, y la era post-PC, en la que nuestros gadgets nos mantienen todo el tiempo informados, comunicados y colaborando en forma ubicua, gracias a la simplicidad de las interfases hápticas y el reconocimiento de voz. Popularizó las interfases gráficas, el uso del ratón, los conceptos de plug and play, Wysiwyg, multimedia, hipertexto, interfaz multitáctil y relanzó hacia el final de sus días el concepto de tableta y de computación en nube.

Guillermo de León, por su lado, señaló el lado más débil de la obra, y es que, a su parecer, Isaacson se metió en tantos aspectos privados o personales de la vida de Jobs que le pareció tener entre sus manos una revista «Hola» de 700 páginas. Se comprende el desagrado del maestro, si consideramos que el personaje del que se habla en el libro acumula demasiadas evidencias de ser un visionario, un iluminado contracultural, un empresario habilísimo en su etapa madura, un amante del diseño de altos vuelos, un tecnófilo zen, un admirador de las artes y, de ser él mismo, un rara mezcla de inventor y de artista.

Ya liberados del campo de distorsión de realidad de Jobs hay que reconocer que no fue en su vida personal ni un santo, ni un prodigio de creación como si lo fue un Leonardo, sino un amante de la calidad en los productos, desde la experiencia de los embalajes hasta las líneas que definen una interfaz gráfica, una persona como cualquiera de nosotros, pero lleno de devoción por dejar una marca con lo que amaba en el universo. Su aportación en el campo de las computadoras y de la interacción hombre-computadora, nos acompañarán como un legado para siempre.

Cuando fue mi turno de hablar, pensé que se ya se habían dicho las cosas más importantes, así que únicamente apunté que es innegable el mérito que se le concede, que en nuestra primera toma de contacto con las computadoras Apple, en mi caso a inicios de los 90’s algo había cambiado para siempre y no nos conformariámos con menos a partir de ese momento, que siempre recomiendo a quienes me piden consejo, computadoras Apple, y que lo más importante de Jobs, a mi parecer, es que su pasión por el diseño, la calidad y los detalles, reflejan un profundo humanismo que no debe ser opacado por la tecnología. También aludí al hecho de que los productos Apple son muy buenos, pero que no olvidemos que hay muchas personas en nuestro país que no tienen acceso ni siquiera a la tecnología más barata, y que son anónimos trabajadores chinos, quienes por 500 dólares al mes, ensamblan los productos que Apple vende con fuertes ganancias en sus tiendas de diseño en las grandes avenidas de las principales ciudades del mundo.

Que debemos rescatar el humanismo en la educación y el uso de la tecnología para superar los problemas que arrastra nuestro país, y tomar ideas de vidas como la de él.

También hablé del libro, que es muy ameno e interesante, y se lee con mucha facilidad. Y del libro, como libro nuevo, me arrogué el derecho de hablar con las palabras que alguna vez, para referirse a todos los libros nuevos utilizó Jose Martí:

“Un nuevo libro es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente. Tendemos involuntariamente las manos hacia toda obra que nos es desconocida, como involuntariamente tendemos siempre el alma en busca inquieta de la gran verdad. Nos parece que cada libro es una respuesta a nuestras ansias, un paso más adelante hacia el cumplimiento final de nuestros incógnitos destinos. Como que al tender las manos a él vamos a empujar un poco más la puerta que nos separa del misterioso mundo donde se cumplen entre tinieblas las maravillosas revoluciones de lo eterno”.