Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



#Yosoy132, proceso electoral, monopolio de medios y la (futura) sociedad de la información en México

Muy acertadas son las demandas del movimiento estudiantil universitario y académico, aglutinado en torno a la etiqueta #Yosoy132, que está llevando a una buena parte de la sociedad mexicana, a reaccionar positiva y propositivamente ante el control y la manipulación que al parecer han establecido, como norma de conducta, los medios de comunicación, particularmente en lo relativo a la propaganda de los partidos políticos y de sus candidatos.

La supuesta información interna de Televisa, que se ha divulgado a nivel internacional, gracias al diario The Guardian (pero originalmente, por la revista Proceso y posteriormente también por Wikileaks), sobre la compra de servicios especiales de promoción de ciertos candidatos -como, presuntamente, fue el caso de Enrique Peña Nieto, cuando era gobernador del Estado de México- y para el desprestigio de otros -como, presuntamente, fue el caso de servicios pagados por el ex-presidente Vicente Fox para afectar la imagen del entonces -en 2006-, candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, indica que las críticas de los estudiantes, dirigidas contra el consorcio Televisa principal pero no exclusivamente, no carecen de sustento.

El tema de los medios de comunicación como constructores de opinión y modeladores de nuestra realidad sociopolítica y sociocultural, es un tema que demanda la atención de toda la sociedad, por sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

Sin ir muy lejos, durante el segundo debate de los candidatos a la presidencia, que se transmitió el pasado día 10 de junio, se pudieron apreciar inexplicables y -por ende, sospechosas- «fallas técnicas»- que afectaron principalmente a uno de los cuatro candidatos que se presentaron a debatir.

En un primer momento del debate, al inicio de la intervención del candidato de la coalición de partidos Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, se transmitió -al menos por la cadena de televisión satelital DISH-, sólo la imagen, sin audio; dicha falla, aunque duró no más de 6 segundos, parece imperdonable, tratándose de un evento que, como lo califican las propias televisoras, alcanzó un record histórico de audiencia.

La otra falla fue más grave, pues durante casi 10 segundos no se tuvo ni audio ni video del último mensaje del mismo candidato, Andrés Manuel López Obrador, en la misma cadena de televisión satelital. Lo que vieron los espectadores en ese medio fue simplemente un cuadro a negro. Nada semejante ocurrió, ni antes ni después, con ninguno de los otros candidatos.

Pueden parecer insignificacias, pero si nos atenemos a los costos de producción de los tiempos de televisión en la actualidad, y a la logística y previsiones técnicas que se toman hasta para programas de menor relevancia, resulta sumamente preocupante percibir la displiscencia o hasta la mala hechura -no se sabe si intencionada, o no- de estos momentos particulares de una transmisión, que hasta parecen afectar selectivamente a uno de los candidatos.

Cuando los jóvenes del movimiento #Yosoy132 exigen la democratización de los medios de comunicación, dan pauta precisamente a que este tipo de «fallas», intencionadas o no, y otras carencias e inequidades que tienen lugar en las transmisiones de radio y televisión*, y que afectan a cualquier candidato o aspirante a un cargo de representación popular, o a voceros de un sector o a otro de la sociedad, se señalen y se corrijan o enmienden, en aras de una verdadera imparcialidad y claridad en la transmisión de la información.

El papel de la información en la sociedad es cada vez más claro: la información es, entre otras cosas, una actividad que permite inducir, alentar, desalentar, en suma: regular los procesos sociales. Esto lo saben muy bien en los medios masivos de comunicación, y ese conocimiento e inteligencia, se plasma en las campañas de marketing, tanto de productos comerciales -para generar la necesidad y la demanda de un determinado bien, o satisfactor- y en el marketing político. El peso de los medios de comunicación, como la radio y la televisión, y el poder que representan en esta función de difusión, inducción y control, es tan grande, que por ello, se impone, sobre quienes detentan el uso de dichos medios, la observancia de un código de ética; pero como la ética supone la combinación virtuosa y conciente de saberes y haceres a la luz de diversas valoraciones -algo que, debe reconocerse, no todos hacemos, ni todo el tiempo ni siempre bien-, los medios deben tener contrapesos sociales, integrados en forma plural, con criterios consensuados sobre la realidad a evaluar, con capacidad de respuesta inmediata para monitorizar, dar seguimiento, supervisar y hasta vigilar, en todo momento, el quehacer de los comunicadores en los medios, sus mensajes y comportamientos.

«Dejar hacer y dejar pasar», en los medios, hoy, es simplemente criminal.

La democracia debe construirse a partir de una competencia en condiciones de libertad y equidad. No es posible que una minoría arrase con sus conceptos y opiniones sobre los de una mayoría, a través del poder de coacción y de manipulación, repetición y distorsión de la realidad de los medios, como la radio y la televisión.

Otro gran acierto de los jóvenes es el empleo coordinado de las nuevas tecnologías de información: Twitter, Facebook y Youtube. En este punto, no debemos pasar por alto la referencia a que la primera guerrilla virtual o ciberguerrilla, o movimiento contestatario digital, es atribuido a la organización de los indígenas zapatistas de Chiapas que atrajeron los reflectores sobre la realidad de las etnias de México, presentándola ante los ojos del mundo, utilizando precisamente Internet.

Sin embargo, la composición del movimiento #Yosoy132 es mil veces más plural y diversa que la de los zapatistas. Por ello, es digno de destacarse su capacidad para definir y afinar sus justas demandas y exigencias, en un grupo específico de puntos, los cuales incluyen, además de la democratización de los medios y el acceso a Internet de banda ancha, como un derecho constitucional en nuestro país, la realización de juicios políticos a Enrique Peña Nieto, Vicente Fox y Felipe Calderón, debido al papel de los primeros en el uso brutal de la fuerza pública en San Salvador Atenco, y por la cuestionable eficacia de la guerra declarada, contra el narcotráfico, por el último.

Ante la movilización estudiantil que llevó en días pasados a miles de jóvenes al Estadio Azteca, para realizar una protesta visible en la televisión, contra la candidatura impulsada por los medios y, en particular, Televisa, de Enrique Peña Nieto, se difundió también por la red información en el sentido de que, desde algún nivel del gobierno del Estado de México, se acarrearon grandes cantidades de partidarios del candidato mencionado, con el boleto de entrada al partido de futbol de marras pagado, para intimidar o disuadir de su protesta a los integrantes de #Yosoy132. El asunto llegó hasta el punto en que algunos de éstos sufrieron agresiones físicas, ante su derecho a manifestarse libremente. Actualmente hay litigios en curso sobre dichas agresiones, y estudiantes del #Yosoy132 presos, mientras que no se sabe que se haya detenido a ninguno de los supuestos agresores. Mal síntoma.

También en estos días, la Comisión Federal de Competencia elabora un dictamen cuyo contenido se podría a dar a conocer a más tardar el 15 de junio, sobre la posible alianza, en un negocio multimillonario en dólares, de Televisa con una empresa emblemática del grupo de negocios de Ricardo Salinas Pliego: Iusacell. Si se confirma que han autorizado la fusión del duopolio televisivo, para formar otro de telecomunicaciones (con Telcel, el de Carlos Slim), el más grande del país -y quizá uno de los más grandes, o el más grande de Iberoamérica- se envía una señal muy lamentable al movimiento estudiantil #Yosoy132, que está exigiendo precisamente que se modere el poder -quasi absoluto- de las televisoras, y de las empresas de telecomunicaciones relacionadas con la provisión de servicios de Internet.

Actualización: hoy en la mañana, en el noticiero MVS Noticias con Carmen Aristegui se informó que en el curso de este día, podría aprobarse «una alianza» entre Iusacell y Movistar, que es una empresa con capital español, para aumentar la competencia ante el proveedor dominante de servicios de telefonía móvil, Telcel, de Carlos Slim, el hombre más rico de México y del mundo.

Por otra parte, el tema de los medios masivos de comunicación estuvo ausente en el segundo debate de los candidatos presidenciales. Ni siquiera se mencionó éste como uno de los «subtemas posibles», de los tres bloques que articularon el mismo. De nuevo, pesan aquí la suposiciones de que las televisoras han acumulado tal poder, que esa podría haber sido una condición tácita para transmitir el debate por «sus» canales de mayor audiencia: que nadie cuestionara sus mecanismos de operación, ni sus políticas de comunicación, ni su influencia.

Con la información muy fresca sobre Televisa, divulgada por The Guardian, un periódico con un prestigio internacional ganado a lo largo de su historia, y que apuntaría a lo que serían ni más ni menos que coaliciones mafiosas entre medios y candidatos en México, resulta notable que ninguno de los candidatos actuales hiciera mención de ello.

El movimiento #Yosoy132 ha enfocado sus baterías, por ahora, en los temas que giran en torno a la equidad en el proceso electoral; pero es de esperarse que se articulen y organicen en torno a demandas de un nivel aún más elevado, trascendente y de largo plazo.

El asunto de la información y la comunicación nos preocupa y nos concierne sobremanera, a quienes estamos relacionados, por ejemplo, con la educación, con la investigación y, particularmente, con los servicios bibliotecarios y de información. En estos ámbitos, estamos concientes de que muchos docentes y estudiantes (de todos los niveles educativos) e investigadores (en el caso de universidades, públicas y privadas) acuden a las bibliotecas académicas, escolares y/o públicas, o a la red Internet, enmedio de densos nubarrones de desinformación, lastrados por lagunas procedimentales, y por la ausencia de criterios para evaluar la calidad de la información; y de que, con frecuencia, los propios académicos, docentes e investigadores, la mayoría incluso con posgrados, se brindan «autoservicios» de información empleando la red, sin que se conozca a ciencia cierta el nivel de profundidad y la calidad de la información que son capaces de localizar, recuperar y obtener, sin el auxilio de los bibliotecarios.

Adicionalmente cabe señalar que, a nivel nacional, la realidad que enfrentan los bibliotecarios, la mayor parte de las veces, es sencillamente gris y deprimente: porque el grueso de las bibliotecas escolares y universitarias en el país carecen de los recursos económicos indispensables para su desarrollo, pues las normativas existentes no estipulan la obligación, de sus instituciones, de destinar anualmente un porcentaje preestablecido del presupuesto de las mismas, para asegurar el desarrollo óptimo de los recursos y servicios de información que brinda esta organización académica fundamental.

Retomo una afortunada metáfora del doctor en biblioteconomía, Jesús Lau, que reza que si las universidades fueran panaderías, la «harina se encuentra en las bibliotecas».

Bajo el esquema de cosas vigente ¿cómo se asegura la suficiencia y la calidad de «la harina» que se usa para «hacer pan», en las universidades públicas y privadas de México? Y, si una panadería no hace pan, o lo hace de mala calidad, entonces ¿qué es lo que en realidad hace?

Además: el acceso a la información y el conocimiento, eje central del movimiento #Yosoy132, supone inevitablemente el desarrollo, desde la edad más temprana, del hábito de la lectura y, por consiguiente, de las habilidades para el acceso y uso eficaz de la información, como se definen en una de las visiones más comprehensivas del tema, y que rebasa el ámbito de los servicios bibliotecarios (aunque fue allí donde se originó), y que es el tema central de lo que conocemos como alfabetización informacional.

Es necesario que el movimiento #Yosoy132, revise, considere y retome los conceptos medulares que se han desarrollado a nivel internacional, sobre el asunto de la alfabetización informacional, pues ahí se encuentran las claves para empoderar realmente a los ciudadanos mexicanos, para hacer frente a los mensajes de manipulación y coherción omnipresentes de los medios masivos de comunicación y para construir los cimientos de una sociedad moderna, democrática, sana, justa, segura y armoniosa.

Para articular una política de información y comunicación en el país, que regule el funcionamiento y los efectos perniciosos de los medios en la sociedad, se debe debatir ampliamente sobre la organización democrática de sus estructuras y procedimientos; a propósito de ese debate, pueden servir los pronunciamientos que, sobre la sociedad de la información, se han realizado a nivel global en las distintas Cumbres de la UNESCO sobre la Sociedad de la Información, como parte de las políticas de fortalecimiento y consolidación de la democracia, garantizando la participación social plural en los medios.

Dicha política de información y comunicación involucra, necesariamente, los temas de la educación tanto formal como informal, adonde definitivamente deben llamarse las cosas por su nombre, y lo que ahora figura solamente como algunas «competencias» limitadas, acotadas, y que algunos pueden considerar meramente complementarias o accesorias, al saber leer y escribir, pero que en realidad son los ejes articuladores de los curricula educativos en la sociedad de la información:

  • saber que se necesita información,
  • saber dónde buscar la información que se necesita,
  • saber localizarla y recuperarla,
  • usarla respetando la ética y las legislaciones correspondientes
  • transformar dicha información y dicho conocimeinto en beneficios sociales e individuales, efectivos y reales.

Lo anterior será decisivo en la vida cultural y científica del país. Es posible que los jóvenes que integran el movimiento #Yosoy132, ya estén concientes y enterados de todo ésto.

Como parte de estas reflexiones, hoy, reproducimos en este blog, dos notas publicadas en La Jornada: una, relativa a la «exportación» de capital intelectual formado en México, hacia el extranjero, que es un eufemismo para decir que muchos mexicanos, preparados académicamente, huyen de una situación de estancamiento económico, nula inversión en ciencia y tecnología, inseguridad, subempleo, marginalidad, etc.; y la otra, que contiene el posicionamiento de un reconocido científico mexicano -Javier Flores- el cual, conociendo desde su interior, la simulación que representa el «hacer como que se hace» ciencia, en México, señala que este estado de postración, corrupción y dependencia hacia el extranjero en este y otros campos, es el fruto de decisiones tomadas por una «dictadura» que ha castrado, a lo largo de décadas, la creatividad y el potencial científico de nuestra nación. Javier Flores, además, le pone nombre y apellido a los autores de esta política que atenta contra nuestra soberanía como nación independiente: los partidos políticos PAN y PRI.

Si se aúna la preocupación del movimiento #Yosoy132, por el acceso a la información y al conocimiento para todos, con la necesidad de detonar el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país, fortaleciendo el trabajo del Estado y de la sociedad en el campo de la educación, del fomento a la lectura, del desarrollo de un sistema bibliotecario robusto -precisamente en las regiones adonde los niños y los jóvenes enfrentan a diario, solamente, un horizonte de pobreza y de violencia, imitando en lo que cabe el modelo de Colombia-, mediante la provisión de nuevas tecnologías accesibles para todos, el impulso a la creación intelectual en todas sus formas de expresión: literaria, pictórica, musical y audiovisual, estaríamos sin duda en el albor de una futura sociedad del conocimiento en México, cuyo esplendor se alcanzaría tal vez en una década.

Dichosos los ojos que presencien aquello.

¿Cómo podemos mantener viva esta legítma aspiración, esta esperanza, a lo largo de generaciones? #Yosoy132 es un ejemplo.



#Yosoy132 y el advenimiento de una sociedad del conocimiento

Movilizados en torno a demandas -en realidad, desde hace mucho, exigencias irreductibles- muy específicas (democratizar los medios, alentar la competencia real en las telecomunicaciones, rechazo a la imposición de uno de los candidatos por parte del duopolio televisivo conformado en México por Televisa y TV Azteca, garantizar el derecho al acceso a Internet para toda la población, eliminando con ello la brecha digital que mantiene a más de la mitad de la población sin acceso a estos medios), decenas de miles de jóvenes universitarios de todo el país, encabezados por una «masa crítica» que lo detonó todo, de entre los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, están retando al país a despertar, a rechazar el control manipulador de los grandes medios masivos de comunicación, usando los instrumentos de su generación: Facebook, Twitter y Youtube.

Con estas herramientas, bien aprovechadas, de su lado, han dado un gran ejemplo de que es posible la acción pacífica y coordinada para expresar posicionamientos de fondo, en calidad tanto de estudiantes como de ciudadanos autoinformados; están haciendo valer su derecho de réplica, ante los afanes de algunos periodistas de canonizar intencionadamente sobre la vida política del país.

¿Cuánto ha cambiado el escenario político nacional en las últimas dos semanas?

No sabemos aún cuánto, pero comienza a notarse la diferencia.

Por lo menos ahora se habla de que las dos grandes televisoras transmitirán en cadena nacional y por sus principales canales, 2 y 13, el segundo debate presidencial que tendrá lugar el próximo 10 de junio.

Un movimiento estudiantil nacional mantendrá en jaque a las televisoras y su comportamiento en la fase final del proceso electoral, a un mes de la fecha definitoria, el primero de julio. El destino próximo futuro del país se juega en las pantallas de las televisiones y de las computadoras de los hogares de la inmensa mayoría de los mexicanos.

La juventud está demostrando tener la capacidad para sacar a México de las tinieblas en la que lo mantenían convenientemente hundido, quienes detentan un poder casi absoluto sobre los medios de comunicación e información.

La trascendencia del movimiento #Yosoy132 estriba en que -aparte de señalar la senda correcta para resolver nuestros ancestrales problemas de desigualdad e injusticia, proponiendo como principales instrumentos de solución, la información y el conocimiento accesibles para todos- concita de inmediato la simpatía y afecto de todos los trabajadores del conocimiento, la educación, el arte y la cultura, que ven en la información y en el conocimiento un bien inapreciable, sustancia indispensable del debate racional, abierto, plural, fundamentando, que debe dar sustento y claridad, sobre todo a las decisiones y acciones de gobierno, a todos los niveles, en una sociedad verdaderamente democrática. Esta simpatía se afianza, además en el hecho de que son los jóvenes de este país los que buscan la construcción de mejores condiciones de vida, es decir, porque se trata del futuro del país clamando por definir su propio ser futuro.

Los universitarios han hecho gala de visión crítica, enfrentando incluso los argumentos de quienes por medio del avasallador poder de la televisión, pretendieron presentarlos como un pequeño grupo de «acarreados» y «manipulados». De inmediato aparecieron en Youtube, 131 de ellos, dando la cara, con credenciales de estudiante en mano, exhibiendo un inmenso valor civil ante un poder que no es ajeno a la persecución y la represión.

En su acción más reciente, estos jóvenes profesionistas admirables, están convocando a miles de universitarios a ser observadores electorales, para evitar que un nuevo fraude electoral afrente aún más a este gran país.

El movimiento estudiantil que se declara apartidista, pero no apolítico, está creando brechas insospechadas en el poder de manipulación de los medios masivos de comunicación, obligándolos a abrir los micrófonos y dirigir sus cámaras a  sus peticiones y demandas, que pueden alterar para siempre la forma de hacer política en México.

Los estudiantes de la generación Internet, sometiendo a la razón a los medios, están generando condiciones propicias para detonar el diálogo entre todos los ciudadanos de este país.

Es indudable que no puede sostenerse por más tiempo el monopolio virtual de la comunicación de masas en México, con solo dos operadores prácticamente todopoderosos que con su programación «educan», «definen» o «moldean» la opinión pública de grandes sectores de la población que, por distintas razones, están alejados de la lectura y de los medios alternativos de información que ofrece la red Internet.

La frescura, originalidad y fortaleza del movimiento #Yosoy132 está fuera de toda duda. Es una bocada de aire renovador que puede limpiar la atmósfera de prácticas políticas viciadas, autoritarias, cupulares y elitistas, que ignoran por completo a la sociedad, cuando se trata de tomar decisiones graves sobre economía, seguridad, educación o la cultura, ignorando la opinión y el sentir de la mayoría de los mexicanos.

Habrán que seguir atentamente esta revuelta juvenil y estudiantil que puede inflamar con las mismas aspiraciones democráticas, a otros sectores amplios de la sociedad, en demanda del derecho a la información como una condición indispensable de toda sociedad moderna y democrática.

El movimiento #Yosoy132 que ha tomado a México, a las televisoras y a los políticos por sorpresa, prefigura lo que podría ser el advenimiento de la sociedad del conocimiento en nuestro país.



100 (y más) beneficios de la lectura

Hace algún tiempo, reuní en un breve documento lo que considero son -entre muchos otros, seguramente- Cien beneficios de la lectura. Se trató realmente de un apunte, sin mayores pretensiones, que cargué en Scribd.com y compartí con todo aquél que tuviera interés en consultarlo, sin pensar mucho en sus efectos, ni acordarme durante largos meses de él.

Pasado el tiempo, observé cómo este documento fue efectivamente consultado, reproducido, citado o comentado por muchos otros lectores y usuarios de la red, a los que agradezco sinceramente la retroalimentación positiva que han hecho de él. Debo admitir, en honor a la verdad, que la gran mayoría de los beneficios mencionados en ese texto, por supuesto, son beneficios acerca de los cuales leí o escuché, o que ví reflejados distintas personas. Algunos, muy pocos, por supuesto, los he llegado apreciar también en mí. Por ello, creo que cada persona, o mejor dicho: cada lector, podría mencionar al menos un beneficio concreto o específico que ha recibido de la lectura, con lo que el número de beneficios no sería de un centenar, y tal vez tampoco de unos pocos miles, sino de tantos beneficios, como personas han aprovechado la lectura, beneficios que ésta ha dado y sigue dando a la humanidad.

Pensando un poco más sobre este asunto, me parece experimentar una breve oleada de optimismo, porque tal vez ese ideal educativo de acceso universal a la cultura, principalmente -pero no exclusivamente- a través de la lectura, permitirá algún día a todos los hombres y mujeres, ancianos y niños, aprovechar al máximo la cultura escrita (y también ¿por qué no? la cultura audiovisual) de toda la humanidad; entonces, tal vez, se podrían lograr acuerdos globales para resolver las graves injusticias, desigualdades y problemas que nos aquejan como especie (y que, de paso, ponen en riesgo de desaparecer a millones de otras especies, e inclusive a la biósfera en su totalidad).

Sólo espero que eso no ocurra demasiado tarde.

Pienso, ahora, en la situación de los estudiantes chilenos, algunos que han sido encarcelados y otros que están en una huelga de hambre, de varios días o semanas, exigiendo una educación pública gratuita de calidad para su país, y pienso en la forma en que ese gobierno -como muchos otros, en todas las regiones del planeta- parece no entender que si no hay una verdadera representación de los intereses públicos y una búsqueda activa del bien público en las acciones que encauzan, entonces esos países padecerán convulsiones, desorden, violencia y criminalidad, pues habrán orillando a su propia juventud a un camino de destrucción de un orden que, con razón, considerarán excluyente e injusto.

Se ha dicho que la pobreza sale muy cara. Agregaría, también, que es sumamente peligrosa.

He seguido con atención las alocuciones públicas y a la prensa, de los líderes del movimiento estudiantil chileno, así como las expresiones de los gobernantes y de algunos representantes de la sociedad chilena, y considero que es de la mayor trascendencia ver cómo se resolverán las demandas de esos estudiantes en los días próximos, y del curso que tomen las cosas en ese país latinoamericano, pues si el gobierno -válgase la redundancia- gobierna a favor de su pueblo, se producirá un cambio social, cultural y político que, seguramente, entusiasmará a los estudiantes jóvenes y a las familias de otros países -incluido México-, para que impulsen cambios de ese mismo tipo, en pos de mayor democracia, justicia y equidad, y de que se garanticen y se ejerzan realmente los derechos humanos fundamentales.

Hoy existe en nuestro país un grave rezago educativo que se aúna a la falta de empleos, la desaceleración económica, la injerencia extranjera, el abandono del campo, la sobreexplotación de nuestros recursos naturales, la salida de capitales, el endeudamiento, los desastres naturales, el clima de violencia y el imperio de los negocios asociados a la delincuencia organizada.

Con alrededor de 70 mil muertes violentas en lo que va del sexenio, urge que la sociedad mexicana LEA, se informe, analice, aprenda, critique y delibere ampliamente sobre ¿cómo llegamos hasta aquí? ¿cuáles son las verdaderas fallas dentro del sistema educativo, económico, de representación política, que nos condujeron a esta situación? ¿qué sucede con los medios de comunicación de masas, como la radio y la televisión, que han conseguido o propiciado que grandes sectores de la población crean que pueden mantenerse alejados de las bibliotecas, los libros y la lectura, sin consecuencias nefastas, como las que vemos a diario? ¿qué vamos a hacer para corregir este rumbo de autodestrucción? ¿qué sucederá con países como el nuestro ante la turbulencia geopolítica y geoeconómica que ya mostró su ominoso perfil en 2008, y ahora revela un rostro aún más terrible?

Ojalá cada día más personas descubran que la lectura se ha vuelto  una condición indispensable para la sobrevivencia.



Discurso Asunción de la Presidenta FECh 2011

Camila Vallejo Dowling

Mi nombre es Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling, y quisiera antes que todo, poder expresarle a los presentes el orgullo y el desafío que significa para mí encabezar la Federación de Estudiantes más importante de Chile, es una gran responsabilidad que significa hacerse cargo de 104 años de historia, 104 años de aventuras y desventuras, 104 años de lucha en el seno del movimiento estudiantil.

Y es un orgullo y un gran desafío porque vengo de aquellos lugares que no reciben condecoraciones, de los cuales poco y nada se dice, porque poco y nada se sabe, lugares que a veces incluso se les llega a olvidar.

Mis estudios secundarios los cursé en un pequeño colegio cuyo nombre significa tierra florida; extraña paradoja, ya que en sus patios se respiraba más tierra que flores y en sus salas de madera se acumula el polvo de generaciones de alumnos no emblemáticos, que nunca llegaran a ocupar los puestos de poder más importantes de nuestro país.

Mi carrera, una de las más pequeñas de esta Universidad, casi no se encuentra en el consciente colectivo, se pierde entre los pasillos de la FAU y se confunde con otras disciplinas. La Geografía en esta Universidad casi no tiene tiempo ni espacio, otra paradoja.

Sin embargo, lo más terrible es darse cuenta que de pronto esto no pasa solo en Geografía, sino que también en Administración Pública, que es carrera de ocho a seis, porque después de las seis de la tarde no hay Universidad para ellos, una carrera que debiese ser fundamental para fortalecer el sistema público. Y también ocurre en Educación y de pronto, nos damos cuenta que no son solo unas pocas carreras, sino que es toda una rama del saber, es toda un área del conocimiento la que ha caído en la pobreza universitaria como consecuencia de las lógicas del mercado implementadas ya a lo largo de estos últimos treinta años.

Y de lo pequeño y olvidado de mi lugar de origen, se suma además, mi corto tiempo de vida, con 22 años, vengo a ser la segunda mujer presidenta de la FECH en más de cien años de historia. Y usted rector tendrá el privilegio de ser el segundo en la historia de la Universidad que es acompañado por una mujer en la presidencia de nuestra federación de estudiantes.

Ahora bien, puede que en este momento me toque a mí ejercer el cargo de Presidenta, sin embargo, debo decir que yo sola jamás habría logrado todo esto y que mis manos son tan solo un par más dentro de tantas otras, y en donde todas juntas son las que levantan este proyecto colectivo que se llama Estudiantes de Izquierda, el cual ya se encamina a su tercer período consecutivo al mando de nuestra Federación.

Si me permiten contarles un poco acerca de Estudiantes de Izquierda, debo decirles que como colectivo político estamos presentes en amplios espacios de nuestra Universidad, que en nuestro interior se expresa la máxima diversidad estudiantil, que entendemos que la izquierda debe construirse con participación y democracia y que esta elección en donde hemos aumentado en casi 400 votos respecto de la elección anterior, nos demuestra que como movimiento estamos vinculados orgánicamente con las bases estudiantiles de nuestra Universidad.

vallejo-en-la-testeraComo Estudiantes de Izquierda sentimos la responsabilidad ética de hacer política, porque la administración del poder por los poderosos de siempre nos obliga a entrometernos en sus asuntos, porque estos asuntos son también nuestros asuntos y porque no podemos dejar que unos pocos privilegiados sean quienes eternamente definan las medidas y contornos que debe tener nuestra patria, ajustándola siempre a sus pequeños intereses.

Creemos que la clave del éxito para el movimiento estudiantil está en volver a situar a la Federación en una posición de vanguardia a nivel nacional, en volver a entretejer redes sociales con los pobladores, los trabajadores, las organizaciones sociales y gremiales, los jóvenes que se quedaron fuera de la Universidad pateando piedras, en otras palabras, hablamos de volver nuestra mirada al conjunto de los problemas sociales que hoy rodean a la Universidad y con los cuales estamos íntimamente vinculados y comprometidos.

Debemos romper con aquella burbuja universitaria que instala el individualismo, la competencia y el exitismo personal como patrón de conducta para los estudiantes por sobre ideas y conceptos fundamentales como lo son la solidaridad, la comunidad y la colaboración entre nosotros.

Somos contrarios a la visión de que la Universidad es solo venir, sacarse buenas notas, y abandonar cuanto antes sus aulas para salir pronto a ganar dinero en el mercado laboral, tenemos los ojos lo suficientemente abiertos como para darnos cuenta que afuera hay un mundo entero por conquistar, que este mundo requiere de nuestra entrega, de nuestro esfuerzo y de nuestro sacrificio y que para quienes ya hemos abierto los ojos a las inequidades sociales que asoman por todos los rincones de nuestra ciudad, se nos vuelve imposible volver a cerrar la puerta y hacer como que nada hemos visto o como que nada ha pasado. Nuestro compromiso por la transformación social es irrenunciable.

Porque necesitamos hoy, más que nunca, una profunda discusión respecto del país que queremos construir y a partir de aquello cuál es el tipo de Universidad que se pondrá al centro de dicha construcción.

Porque no creemos en la Universidad como un espacio neutro dentro de la sociedad, la universidad es un agente vivo en su construcción y en el desarrollo del proyecto país que como ciudadanos levantamos día a día. Nuestra responsabilidad está en generar organización al interior de aquella, lo cual nos permita transformar la universidad, para así poder transformar la sociedad.

Nuestro concepto de Universidad nos habla de un espacio abierto, participativo y democrático, con una comunidad universitaria activa, dialogante, una comunidad que se involucra en el diseño y conducción de su casa de estudios.

Nuestra visión es la de una Universidad que se ubique ya no en los primeros rankings de la competencia o el marketing universitario, de los cuales hoy en día mucho se habla, sino que se ubique en el primer lugar de aporte al desarrollo social del país, el primer lugar en el fomento de la equidad en cuanto a la composición social de sus estudiantes, que ocupe el primer lugar en el desarrollo de la ciencia y tecnología al servicio de los intereses de Chile y su pueblo.

Creemos en una Universidad permanentemente vinculada con los problemas que nuestro pueblo le presenta, activa en la búsqueda de soluciones y en la entrega de aportes por medio del conocimiento.

Sin embargo, nuestra realidad actual dista mucho de estos conceptos brevemente aquí esbozados, hoy la Universidad es cada vez más un proyecto sin otro norte que no sea el que le señala el mercado, a la educación superior se le ha puesto precio y nuestras Universidades son medidas por criterios industriales de producción como si fueran una empresa más dentro del esquema productivo de la nación, una empresa especial con muchas comodidades en su proceso productivo, pero empresa al fin y al cabo.

En este esquema, un rol fundamental lo jugó el desfinanciamiento sistemático que vivió la Universidad Pública al momento de implementarse las políticas neoliberales. El autofinanciamiento, establecido como doctrina, fue un golpe seco que dio en la esencia misma de lo que constituía el quehacer universitario hasta ese momento, condicionando y sometiendo a la Universidad a lógicas y esquemas mercantiles que le eran desconocidos. La Universidad Pública tuvo que verse obligada a competir en situaciones desfavorables en lo que se llamó “el nuevo mercado de la educación superior”, se le puso precio, tuvo que venderse a sí misma para poder captar mayores recursos y continuar así con su proyecto educativo, perdió su brillo y su color, perdió su esencia transformadora y quedó botada en un rincón, ya incapaz de reconocerse a sí misma.

Estamos hablando que se operó un cambio estratégico en el desarrollo de la Universidad, el cual ha sido irremontable hasta este momento. Con ello hubo sectores importantes del quehacer universitario que producto de su no rentabilidad económica fueron cayendo rápidamente en la desgracia y el abandono, las Universidades Públicas se volcaron a sí mismas, viviendo casi un chauvinismo institucional, donde cada una se preocupaba de su propia sobrevivencia, perdiéndose la visión de conjunto que poseía nuestro antiguo sistema de educación superior pública.

Este procedimiento operado en plena dictadura, siguió su curso con los gobiernos de la Concertación, la cual no operó mayores cambios, más bien, se dedicó a administrar con comodidad el modelo heredado y en algunas líneas, incluso, lo profundizó. No obstante lo anterior, pasaron los años y el control del gobierno volvió a las manos de quienes tiempo atrás habían gobernado con trajes de civiles detrás de los uniformes de soldado.

Según nuestra mirada, esto representa un peligro fatal para la Universidad Pública hoy en día, creemos que el gobierno de los empresarios busca poner el broche de oro a la privatización total de la educación superior, sellando definitivamente la obra que iniciaron desde las sombras en los años ochenta. La designación de Harald Beyer y Álvaro Saieh en nuestro Consejo Universitario, dos grandes defensores del modelo de mercado y el actual presupuesto nacional en el área de la educación superior son dos grandes indicativos de aquello. Son medidas que nos muestran nítidamente que el gobierno se apresta a poner en marcha una agenda privatizadora a gran escala y que, por lo tanto, el año 2011 será estratégico en su implementación.

Esta será una batalla importante que enfrentará nuestro sector el próximo año, para dar respuesta a este desafío debemos desplegar un movimiento que escape a tan solo los estudiantes, necesitaremos de los académicos, los trabajadores, las autoridades universitarias, todos juntos en las calles exigiendo que el Estado cumpla con sus Universidades, que el Estado cumpla con la educación superior pública de nuestro país.

Pero el problema no pasa tan solo por exigirle al Estado lo que a nuestras Universidades le debe, sino que también debemos mirarnos con visión autocritica y preguntarnos qué es lo que como Universidad le estamos entregando a nuestro pueblo. Necesitamos un nuevo trato del Estado para con la educación superior pública de nuestro país y, a la vez, necesitamos un nuevo compromiso de las Universidades Públicas para con el pueblo de Chile y sus intereses, esta Universidad tiene que ser la Universidad de todos los chilenos y no solo la de unos pocos.

A nadie le es indiferente que en nuestra casa de estudios se perpetúen desigualdades fundamentales que determinan, por ejemplo, que el 20% más rico de la población tenga más del 50% de las matrículas, en cualquier sociedad que se precie de ser justa y democrática esta desigualdad fundamental es inaceptable.

¿Seguiremos educando solo a las elites socioeconómicas? o ¿nos aseguraremos de implementar un sistema de acceso que permita que todos los jóvenes con talentos y habilidades, independiente de su origen y capacidad de pago, puedan permanecer en la Universidad?.

¿Seguiremos dejando que solo aquellas disciplinas que son rentables en el mercado alcancen niveles de desarrollo armónicos y de excelencia? o ¿aseguraremos de manera efectiva que todas las áreas del conocimiento tengan un trato justo y así puedan contribuir a consolidar la sociedad que anhelamos, ya no solo en términos económicos, sino que en términos culturales, intelectuales, cívicos, valóricos, es decir, con seres humanos íntegros?.

Por más que quieran hacernos creer lo contrario, para nosotros la Universidad no puede ser un negocio ni mucho menos la educación puede ser una mercancía.

La pelea será dura, pero está el futuro de la Universidad en juego y en esta batalla nosotros no bajaremos los brazos.

No quiero terminar mis palabras sin antes aludir a un hecho que para mí reviste gran notoriedad, algo señalaba más arriba pero quisiera ahora poder extenderme un poco más en aquello, me refiero a mi condición de mujer.

Como mujer puedo ver y vivenciar en carne propia las actuales formas de opresión de la que somos víctimas en la actual configuración machista de la sociedad. En Chile nos decimos un país desarrollado y nos llenamos de orgullo por nuestro reciente ingreso a la OCDE, no obstante, detrás de la cortina del progreso económico y del optimismo del jaguar latinoamericano se esconde una historia de opresión y sexismo que aún perdura hasta nuestros días. Las mujeres seguimos sufriendo hoy en día todo tipo de discriminaciones, a la hora de buscar trabajo, en los planes de cobertura para nuestra salud, en la escala de sueldos, incluso a la hora de participar en política.

Tan solo ayer leía unas ideas que quisiera poder trasladarles en este momento ya que me parecen esclarecedoras respecto de lo que les quiero decir, abro comillas “respecto de las mujeres, cuando buscan trabajo, además de calificación se le pide presencia y no basta con que sean amables y generosas, sino que deben además ser graciosas, simpáticas y coquetas, pero no mucho. Se les exige estar presentables y cuando juzgan que se ha pasado un milímetro, se les critica por presuntuosas. Se les elogia por ser madres y se les excluye por tener hijos.

De la mujer se sospecha cuando es joven porque desestabiliza a la manada y se le rechaza cuando los años pasan porque ha perdido competitividad. Es excomulgada por fea y también cuando es bella. En el primer caso se dice que es repulsiva, en el segundo provocadora. Cuando no es lo uno ni lo otro la tildan de mediocre” cierre de comillas.

Estas son las condiciones en las cuales las mujeres nos desarrollamos actualmente, estas son las condiciones que desde mi Presidencia también buscaré transformar.

Muchas gracias.

Tomado de: Observatorio Género y Equidad.

 

«Bajemos el paro, dejemos todo como está. Volvamos a clases.»

Ayer, el gobierno de Chile reprimió a sus estudiantes por exigir que se estaticen todos los servicios educativos, y se renacionalice la industria del cobre, entre otras cosas.

Desde las protestas estudiantiles mundiales, bastante más abstractas (las de los años 60’s, con su slogan «La imaginación al poder») y las protestas de reacción a la crisis de los 80’s, éstas parecen ser las que mayor claridad de objetivos persiguen.  Se emparentan, además, con la agitación social que vive España, fruto del hartazgo por la corrupción y la simulación de democracia,  y parece reverberar, también con la Revolución del Jazmín, y con la aún indefinida, y tristemente tambaleante, revuelta pacífica egipcia.

La caída de las bolsas a nivel mundial, como un indicador de la desconfianza, de todos los inversionistas, en el modelo financierista en el que se han basado los privilegios de una minoría mundial, durante los últimos 40 o 50 años, y la desconfianza también en los principales gobiernos que permiten un comercio mundial de acciones en condiciones de elevadísima especulación y descontrol, hablan de la profunda crisis económica, política, social, cultural, ecológica y moral, que ya no solo es de Occidente, ni de Oriente, sino que es global, planetaria.

En Sudamérica, han sido los jóvenes estudiantes los que han respondido de  forma más sensible a esta crisis.

¿Para que se eligen autoridades, en todo caso, si -como se vio ayer que ocurre, también aquí, en México- hacen oídos sordos a las demandas de los ciudadanos, en el caso  de México, a las demandas de paz, empleo y mejores servicios de salud y educación?

¿Para qué sirven los funcionarios de todos los niveles, si la situación de desigualdad, marginación y exclusión -cuando no de franco atropello de los derechos humanos fundamentales- es una constante en la acción de los gobiernos?

¿Para qué, de las finanzas públicas y de los impuestos de todos, se pagan sus sueldos? ¿Para dejar las cosas como estaban, o peor? ¿Para eso?

Es comprensible entonces, plenamente, la insurrección estudiantil chilena. América Latina, en general, ha padecido ya 40 años de políticas neoliberales de saqueo, más o menos disfrazadas, aderezadas o atenuadas con políticas «sociales» caritativas pero, sobre todo, clientelares. Pero la riqueza de nuestros países es de tal envergadura -como lo constatan las fabulosas ganancias de las trasnacionales estadounidenses y europeas que hacen sus negocios en nuestros países- que no se justifican de ningún modo los espantosos índices de pobreza, ni la desprotección y la orfandad de millones de latinoamericanos.

Por todo lo anterior, y por la respuesta social de apoyo que están recibiendo, desde diversos lugares del mundo, los estudiantes chilenos, reproducimos este texto, que viene a ser un llamado a la conciencia.

Estas son las palabras de una juventud frustrada en sus más nobles, humanistas y elevadas aspiraciones, que se antoja, es no solo la juventud chilena, o la mexicana, o la española, sino que es el ánimo de la juventud mundial.

¿Queremos ésto? ¿Esto es lo mejor que pueden hacer los jóvenes de todo el planeta, «madurar», «acomodarse» y continuar con la destrucción de nuestras escasas opciones de futuro, en nombre del egoísmo materialista más vulgar?

BAJEMOS EL PARO

Por Simón Castro González (Estudiante de medicina de la Universidad de Chile).

«Bajemos el paro porque estamos cerca de perder el año académico. Quién no es capaz de cerrar los ojos, respirar profundo y hacer como que las profundas discrepancias que los estudiantes tenemos con el sistema educacional no existieran. Se ha cumplido el límite de tiempo. En buen chileno, “sonamos” “pa` la otra no más”.

«Porque el gobierno sí que se ha dado el tiempo de redactar ya dos propuestas. Cierto. Básicamente consistían en lo mismo. Pero son dos al fin y al cabo. Que la única gran diferencia sea el nombre de la oferta, la extensión del documento, el ministro que la pronuncia, o que en la segunda se mencione la palabra “Constitución” no es el tema. Son dos propuestas y nadie podría decir lo contrario.

«Bajemos el paro porque cada vez son más ciudadanos los que no quieren que marchemos. No quieren vernos más en las calles. Están cansados. No tanto como nosotros. Pero por respeto a sus propios problemas, que deben ser muchísimo más importantes que la educación de su país, dejemos de molestarlos. Y para qué andamos con cosas. Nos pusimos fomes. Pasamos de moda. Como decimos los chilenos “ta bueno ya”.

«Porque los trabajadores de Chile no están sudando la gota gorda para que nos dediquemos a protestar. No están soportando abusos en las empresas o las mediocridades del sistema público para que sus hijos estén bailando en carnavales o participando en manifestaciones artísticas callejeras. No están endeudados hasta el cuello para que todos los jueves en la noche sus hijos sean sospechosos de destrozos a la propiedad pública. Ellos prefieren seguir con sus vidas. Continuar sufriendo los mismos problemas. Después de todo es la vida y los problemas que les tocó y que les pertenecen. Seguramente no sospechan que sus hijos en pocos años vivirán lo mismo. O quizás sí lo saben y están orgullosos de que así sea para que sepan lo que se siente. Démosle el favor.

Detengamos el movimiento estudiantil porque por más de veinte años se han respetado a las autoridades. Se ha creído en los políticos y en las instituciones. Quiénes nos creemos como para romper esta tradición. No importa que la clase media sea explotada, que los pobres sigan pobres ni que los ricos lo sean aún más. El respeto es lo primero. Qué nos creemos para no creer en esta democracia que tanto se luchó por conseguir. Qué se cree Camila. Qué se cree Giorgio. ¿Estudiantes hablando de nacionalización del cobre? ¿De reforma tributaria? Asumamos que se nos subieron los humos. Eso había que dejárselo a los expertos. Había que dejárselo a los grandes. Nosotros somos jóvenes, creativos, “cabros choros”, pero hasta ahí no más. Nos desubicamos. Nos pusimos densos. Pensamos demasiado.

«Paremos de movilizarnos porque ya no salimos en la tele. Para ser honestos nunca aparecimos tanto. Salvo las innumerables intervenciones masivas en la vía pública, los cincuenta pelagatos que pelean a piedrazos con carabineros después de las marchas, y poquito más. Instauramos la “nueva forma de protestar”. Con eso los editores creyeron que era suficiente. La idea de debate por cadena nacional sobre educación con el gobierno no va a prosperar. El canal de todos los chilenos prefiere enfocar su área de reportajes al fichaje de Alexis Sánchez al Barcelona o a la realidad de otros países tras sus propias catástrofes naturales. El canal estatal censura a cincuenta universitarios que pedían leer un comunicado de un minuto durante el noticiero y cada vez que anuncia una noticia sobre el movimiento estudiantil lo hace con una linda foto ilustrativa de destrozos y desmanes de fondo. A usted, después de dos meses de movilización ¿le han explicado en la televisión qué piden los estudiantes y por qué lo hacen?

«¿Usted cree que es solo plata? ¿También se creyó que la renacionalización del cobre era parte del petitorio? ¿No cree que la televisión estatal debería haber cumplido su rol de informar, más allá de la forma, del fondo de todo esto? Lo lamentable es que mucha gente cansada del movimiento son los mismos que no saben de qué se trata. Pero ¿sabe qué? Lo entiendo. A mí también me gusta el fútbol y disfruté esta Copa América. También veo tele para entretenerme. Y desde que los estudiantes se pusieron monótonos, con las caras más largas y tristes yo también hago zapping. Si hasta encuentro más fea a la Camila.

«Desertemos de esta mala idea del paro porque cada país tiene el Presidente que se merece. Si el hombre que lleva la batuta de Chile ve la educación como un “bien de mercado”, tiene sentido que cada propuesta del gobierno venga con “ofertones” como una rebaja de la tasa de interés de un 2% en el Crédito con Aval del Estado o una mayor cantidad de becas. Se explica que se busquen nombres que peguen como “GANE” y “FE”. Se explica que en esta última propuesta se mencione de manera rimbombante la Constitución. Se explican tantas cosas. El problema es que no se entienden ni se comparten. No podemos pedirle peras al Olmo. Quién puede culpar al legítimo ganador de una elección, la escasa representatividad de esta misma. Aunque esa elección haya sido al “cape nane nú”. Aunque haya sido por descarte. Fue legal, fue democrático. Lo realmente lamentable es que la mayoría haya votado por él. Y que la segunda gran mayoría no haya votado.

«Bajemos el paro, dejemos todo como está. Volvamos a clases. Que este movimiento se recuerde como un gran dolor de cabeza. Como una pérdida inmensa de tiempo. Que pase sin pena ni gloria. Que se recuerde solo por conseguir buenas intenciones, efervescencia, incertidumbres, análisis vacíos y anécdotas para contar en algún asado. Pero, otra vez, nada de fondo. Nada trascendente. Nada que asegure que los hijos y nietos de este país mañana vivan en un país mejor. Porque de eso se trataba. ¿O alguien pensó que los cambios nos iban a afectar directamente a la masa que protesta hoy?»

«Detengamos todo esto porque no vamos a cambiar el hecho de que los políticos de este país no nos representen y más bien se interpongan en las necesidades y opiniones de las mayorías ciudadanas. Porque nos falta romanticismo, reflexión, cariño, lealtad. Nos sobra individualismo, egoísmo, cobardía, inseguridad. Porque la prensa se encarga todos los días de modificar hoy lo que vivimos ayer. Porque estamos solos. Porque este país no se merece la juventud que tiene. Porque en buen chileno, este país es una mierda y no pretende dejar de serlo.»

Fuente: ElMostrador.cl



Los desalojaron, pero ahí están y continuarán

Si los gobiernos no toman en cuenta la determinación de sus pueblos ¿quién la tomará en cuenta? Podrán desalojarlos una y otra vez, si la sociedad está decidida a que se acabe la farsa democrática gracias a la cual han consolidado su poder económico y político algunas pocas familias ¿quién podrá evitar que la sociedad organizada lo consiga?