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Carta dirigida al 60% de los aspirantes a maestros reprobados

Por Carlos Alazraki

Estimados maestros: Ya estoy empezando a entender el porqué de las cosas que nos están pasando en nuestro querido México. Ahora sí estoy entendiendo el porqué de los atrasos de nuestros niños. Ya entendí el porqué países más fregados que nosotros están mucho mejor que nosotros en materia educativa. Ya entendí el porqué de tanta delincuencia juvenil. Ya entendí por qué tenemos a tantos salvajes manejando por esta ciudad. Ya entendí el porqué de tantos policías corruptos. Entendí por qué tanta drogadicción entre nuestros jóvenes. Es más, hasta por qué somos tan bultos en las Olimpiadas. ¡Claro!, ahora sí está más claro el porqué de lo mucho de lo que nos está pasando, ¡¡¡¡¡¡Se los debemos a ustedes!!!!!! ¿Cómo es posible que de 71,000 aspirantes a una plaza en el servicio docente, 2 de cada 3 candidatos reprobaran? ¿Cómo es posible que de 53,406 aspirantes que salieron graduados de las escuelas Normales, solamente 3 de cada 10 solicitantes aprobaron su examen para una plaza? Y para el colmo de los colmos: ¿Cómo es posible que de los 17,648 maestros activos —sin plaza— solamente 7,150 aprobaron? Y que además —como premio— ninguno de los 17,648 maestros activos… ¡¡¡¡¡¡haya perdido su trabajo!!!!!! O sea maestros, burros o no, seguirán dándole clases a nuestros hijos… Este es el panorama… Maestros reprobados, dándole clases a nuestros hijos… ¡Qué horror! Y luego nos preguntamos el porqué estamos como estamos… Ahí está la respuesta: Nuestros niños no están preparados… Nuestros niños entran muy mal preparados a las secundarias. Todo gracias a ustedes. Pero esto no les importa, ¿verdad? ¡Por supuesto que no! Es mucho mejor marchar por las calles del país que educarlos bien. Es mejor bloquear carreteras, no permitir que la gente abra sus comercios y ponerse en huelga sin importar el tiempo que los niños se queden sin escuela, que prepararlos mejor. Tienen razón… Es mejor bloquear carreteras para exigir un aumento de sueldo que no merecen. Es mejor. Es mejor tener una lideresa vitalicia que se la pase grillando todos los días, que abrir a la democracia a su sindicato. Es mejor que los 2 sindicatos de maestros sigan peleándose entre sí que analizar de cómo mejorar el nivel de la educación. Maestros reprobados: Tengo pavor por el futuro de México, si es que ustedes van a seguir dando clases. Tengo pavor que un país tan maravilloso como el nuestro, sea desplazado por países más disciplinados y conscientes que nosotros. Tengo pavor que —como en las Olimpiadas— México sume fracaso tras fracaso en la competencia mundial. Y todo porque no hay una buena educación. Ni física ni mental. Es aberrante que ustedes, bola de fracasados, pretendan enseñarles a nuestros hijos como triunfar. México no los merece. Sean conscientes de lo que ustedes significan para nuestros hijos y prepárense mejor. Con todos los recursos que tenemos, con toda la información disponible de que disponemos, no es normal que hayan reprobado. Pero en fin… No es culpa suya nada más… Es culpa de un sistema que ya se agotó hace 20 años y que el poder no sabe cómo cambiar. En fin, qué le vamos hacer… Este es otro triste capítulo de la odiada obra: “Por eso Estamos como Estamos”… carlos@alazraki.com.mx

Tomado de: La Crónica de Hoy.



¿Los logros de Calderón?

Por René Drucker Colín

En su Informe, Calderón señaló que sus logros en lo que va del sexenio se han visto opacados por la preocupación ante la inseguridad. Quizás ése haya sido su mayor y quizás casi único logro. En la televisión aparece todos los días señalando los diversos avances que gracias a su gestión han favorecido a la mayoría de los mexicanos. Entre ellos está la cobertura universal en salud, cuya realidad está lejísimos de lo que Calderón manifiesta, y los logros en educación superior, que igualmente son declaraciones desprovistas de sustento. Es sobre esto último que quisiera argumentar. Para mí está claro que Calderón y su gabinete simplemente no entienden bien lo que es la educación superior, pues impulsar ese rubro no es sólo crear 96 universidades, como presume. Las universidades están íntimamente ligadas a la investigación científica y la tecnología. Universidad que no tenga y produzca ciencia no es universidad; sólo es una escuelita que regurgita lo que ya se sabe. Y si su profesorado no tiene buen conocimiento, hasta puede regurgitar mal y educar mal a los jóvenes, quienes, por tanto, saldrán con deficiencias. Las buenas universidades en el mundo lo son porque la mayoría de sus profesores son también investigadores, o sea científicos que están en la frontera del conocimiento. Esto es muy importante, porque desde siempre, pero hoy más que nunca, el conocimiento es un valor intangible que aprovechado al máximo es el factor de mayor impacto para el desarrollo económico de las naciones. De hecho, la generación, el uso y/o aplicación del conocimiento van íntimamente ligados a una política educativa hacia las instituciones de educación superior, donde se asegure que en ellas se coloque al mayor número posible de científicos y en paralelo se promuevan y faciliten las estrategias para que interactúen de manera efectiva con empresas de cualquier tamaño para generar innovación. Hoy día, el primer paso para asegurar un futuro prometedor para la economía mexicana es el desarrollo sostenido de la innovación, y esto último forzosamente pasa por universidades y/o centros de investigación, donde se produce la ciencia básica que genera los nuevos conocimientos que derivarán en nuevos productos o procesos.

Para mostrar la falsedad de los logros que dice Calderón tener en su feneciente sexenio vale la pena reproducir algunos datos recientemente publicados (2011) por el SCImago Research Group, que muestra algunos indicadores bibliométricos obtenidos al analizar el lapso 2005 a 2009, casi justo dentro de su periodo.

Este análisis genera una clasificación de universidades con base en cuatro aspectos: 1) producción científica, 2) colaboración internacional, 3) calidad científica promedio y 4) publicaciones en primer cuartil (o sea publicaciones en el primer 25 por ciento de las revistas más prestigiosas del mundo). El análisis es muy interesante y por falta de espacio me referiré sólo a los aspectos uno y tres. En este documento se analiza un total de mil 354 universidades, incluyendo públicas y privadas. De ésas, sólo 399 producen más de 100 artículos científicos, y 955 (206 mexicanas) menos de 100. De esas 955, 172 (57 mexicanas) producen un solo artículo al año. ¿Dónde quedarán las 96 de Calderón? Otro dato interesante es para aquellos que piensan que las universidades privadas son mejores que las públicas. Aquí se muestra que de las 20 más productivas de México, 18 son públicas. Las dos privadas son el Tec de Monterrey, lugar séptimo, y la Universidad de las Américas, lugar 20. El dato más grave, a mi juicio, se refiere a la clasificación general iberoamericana. En la producción científica de las primeras 20 universidades hay ocho españolas, siete brasileñas, dos portuguesas, una mexicana (la UNAM), una argentina y una chilena. La número uno es la Universidad de Sao Paulo, con 40 mil 192 publicaciones científicas, y la dos es la UNAM, con 17 mil 622. Lo increíble es que la Universidad de Campiñas, en Brasil, una universidad relativamente pequeña, está en tercero, con 14 mil 994 publicaciones, arriba de la de Barcelona, que está en cuarto lugar, con 14 mil 630. Todo esto en 2010. Pero para el periodo comprendido entre 2005 y 2009, España produjo alrededor de 204 mil publicaciones y Brasil 163 mil. México produjo poco más de 60 mil. Dentro de todo esto, México y Brasil comparten un mismo problema. En Brasil, el sistema universitario genera 92 por ciento del total de la producción científica. En México, menos de 10 por ciento del sistema universitario (la gran mayoría público) produce 85 por ciento de la comunicación científica. España, por otro lado, produce 75 por ciento de su aportación científica a través de universidades y 25 por ciento de otros sectores. Un punto final tiene que ver con la calidad de la ciencia medida a través de este análisis en particular. Con este proceso elaborado por ellos, un factor de 0.8 señala que una institución es citada por otros 20 por ciento por debajo de la media mundial, y un valor de 1.3 indica que la institución es citada 30 por ciento más que la media mundial. Con este análisis, la Universidad de Sao Paulo y la de Campiñas, así como la UNAM comparten el factor 0.8, mientras la de Barcelona, por ejemplo, tiene un factor de 1.4.

Se podrían señalar muchos datos más, por demás interesantes, por lo pronto, con éstos se le podría señalar a Calderón y sus fabricantes de datos para el Informe, que sus logros en educación superior no lo son; más bien ha fracasado, pues lo que debería haber desarrollado es una política de crecimiento y apoyo a todas las universidades públicas para que tuvieran la capacidad de crecer con ciencia en todas ellas, para que preparen a más y a mejores egresados que puedan enfrentar mejor los retos del país, dentro de los cuales está tener mayor capacidad para innovar, con el fin de crecer económicamente. Por lo pronto, tache al Informe, pues, gracias a la más baja inversión en ciencia y tecnología en la historia reciente del país, nos vamos quedando rezagados frente al nuevo gigante iberoamericano, que es Brasil.

Tomado de: La Jornada.