Año 14 No. 590 Febrero 9 de 2015 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

“Yo puedo sola”

Contenido [part not set] de 45 del número 590

Fernanda Latani Meléndez Bravo
Licenciatura en Geografía
Región Xalapa590-campus-006

Estaba por caer la tarde del último domingo de mayo de 2013 y dentro de las labores que realizaba como brigadista en la Casa de la Universidad Veracruzana Grandes Montañas acompañé a una familia (madre, hijo e hija) a recolectar leña y llevar los borregos a pastorear.

Esto me permitió, aparte de reforzar mi trabajo de campo para la realización de mi tesis, tener un acercamiento más amistoso con la familia; haberlos acompañado durante hora y media me permitió adentrarme a su esfera familiar y organizacional, ver su forma de vivir.

Ya en el trayecto, la madre es quien llevaba los borregos, específicamente los dos más grandes, el hijo llevaba los pequeños y la niña a su paso recolectaba las varitas más ligeras de leña.

Al llegar al punto donde abunda la hierba y algunos árboles de bosque secundario, ubicaron a los borregos, dos machos y cuatro hembras, de manera que cada uno quedara en un lugar estratégico para empezar a pastorear; la señora con una estaca y una piedra grande clava en el suelo, para sujetar el mecate y evitar que los borregos pudieran dispersarse.

Al terminar, comienza la caminata en busca de trozos de leña, por un lado la señora, por otro lado el niño y por otro la niña; recogen ocote, encino y abatl.

Cabe aclarar que a pesar de ser terrenos boscosos con título de propiedad ejidal, las personas son amables con sus paisanos y no hay problema alguno para recolectar leña, siempre y cuando sea en pequeñas cantidades y sin utilizar el machete.

Caminando con ellos, y platicando entre mi castellano y su náhuatl, me percaté de un comportamiento que me dejó sorprendida, quizá por ser fuereña. Al momento de la recolección de la leña, el niño sólo recolectaba los trozos más pequeños, sin hacer mucha búsqueda y sólo unos cuantos; en cambio la niña hizo todo lo posible por obtener la leña suficiente sin importar el peso, ahí se le veía arrastrando las varas o los pequeños trozos de leña llevándolos al punto de encuentro.

Al momento de regresar, y después de haber recolectado la suficiente leña, se dispusieron a ir por los borregos y emprender el viaje de retorno hacia su casa.

Así, la señora colocó la leña más pesada en su espalda para cargarla, y los niños la siguieron con los borregos y cargando pequeños trozos de leña.

Caminando por la brecha que atraviesa el bosque pasamos por un lugar donde había un tronco seco, la mamá lo vio y con el pie trató de desenterrarlo pero no pudo, no le tomó importancia y siguió su camino; enseguida pasó el niño, trató de desenterrarlo aplicando su virilidad y no pudo; la niña con su fuerza y persistencia empezó a mover el tronco de un lado a otro, lo movía hacia arriba y hacia abajo y se balanceaba junto con él; la madre y el niño ya habían avanzado y no se percataron de la labor que la niña hizo, como yo era la que iba hasta atrás observé todo su comportamiento, indudablemente me llenó de felicidad verla con esa fuerza y enjundia para poder conseguir ese tronco seco.

En verdad me preguntaba “¿Qué no se cansa?”. Le ofrecí mi ayuda pero nunca la quiso, sólo respondía “Yo puedo sola”, entonces sólo me dispuse a esperar y ver qué resultado tenía este acontecimiento.

No tardando se escuchó el tronar del tronco y ella volteó a verme contenta diciéndome “Ya ves, te dije que podía sola”, le sonreí y enseguida jalamos el tronco, nos unimos a los pasos adelantados de su madre y hermano.

Este suceso me da pie para compartir con los lectores que el género femenino no es el débil como muchas veces se ha comentado, y que en cambio es una construcción no sólo social sino también cultural, el cual se va formando al paso del tiempo con vivencias y, hasta cierto punto, con necesidades de la misma vida rural.

Las mujeres buscan a como dé lugar conseguir lo que se proponen y desde pequeñas demostrar en el ámbito familiar que ellas también pueden, que precisamente la participación de la mujer en la conformación de las familias es de igual valor que la de los hombres.

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