Año 14 No. 582 Noviembre 18 de 2014 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Estudiante destacó en Foro Nacional de Servicio Social

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Karla Ivonne Hernández Ortega, de Biología, presentó proyecto de producción sustentable con gallina criolla582-infgral-018

David Sandoval Rodríguez

Al presentar en formato de cartel un proyecto que busca generar producción avícola en dos comunidades marginadas de Veracruz, Karla Ivonne Hernández Ortega, estudiante de noveno semestre en la Facultad de Biología, obtuvo el tercer lugar en el 3er Foro Nacional de Servicio Social organizado por el Instituto Politécnico Nacional.

Junto con el diseñador gráfico Dylan Martínez, Karla Ivonne elaboró un cartel con el título «Gestión para la producción sustentable de aves de traspatio en la microrregión de Coyopolan, Ixhuacán de los Reyes, Veracruz», donde se da cuenta del proyecto que consiste en salvar la gallina criolla en el municipio de Ixhuacán de los Reyes, particularmente con dos comunidades cercanas a la Casa de la Universidad localizada en el poblado de Coyopolan.

La actividad significó impartir cursos y talleres a las madres de familia enfocados al recurso local –que es la gallina criolla– para fomentar su conservación, buscando además un beneficio para sus familias.

«Las señoras se dieron cuenta de la problemática que estaba ocurriendo con respecto a la gallina, por eso elaboramos el proyecto para hacer corrales con las dimensiones necesarias», explicó la estudiante.

Se buscó gestionar recursos económicos a inicios de febrero, al aplicar en la convocatoria de la Secretaría de Desarrollo Social para apoyar proyectos productivos en localidades marginadas.

El trabajo se efectuó con las mujeres de cuatro comunidades, sin embargo por falta de tiempo sólo se pudieron concretar las propuestas de las localidades de Atecaxi y Tlalchi, para que en junio se recibiera el veredicto que fue positivo para ambas.

«Fue un trabajo de equipo que contó con el apoyo del Departamento de Vinculación Comunitaria y la Casa de la Universidad en Coyopolan, donde estoy como brigadista, y creo que la gente de la comunidad está muy contenta con estos primeros resultados porque se podrán generar empleos ya que las señoras podrán vender los huevos
como producto ecológico.»

Con el apoyo del mismo departamento se inscribió el cartel en el foro nacional, ganando el tercer lugar de entre 69 propuestas. «Estoy muy satisfecha con el trabajo realizado», recalcó.

La universitaria le ha dado un seguimiento a su proyecto que ha involucrado su participación como ponente en Villahermosa, Tabasco, en el Foro de Servicio Social de la ANUIES región Sur-Sureste en el año pasado, donde presentó sólo la propuesta; en octubre de este año participó en el Congreso Internacional Vincula-Entorno, en Boca del Río.

La universitaria reconoció que «ahora viene el trabajo más pesado pero también el más importante, obviamente nada es imposible y con el apoyo de todos lo voy a lograr».

Hernández Ortega precisó el objetivo de su trabajo: «Lo que queremos, a partir de la conservación de la gallina criolla, es que las madres de familia tengan su propio empleo y puedan vender el huevo como producto ecológico, actualmente están adquiriendo el material para edificar las instalaciones; a esta tarea se han sumado los esposos y los hijos, impactando así en mayor medida a las comunidades».

Reconoció que al inicio imaginaba que había mayores dificultades, «de hecho en un principio había temor sobre si lo iba a hacer bien, si las señoras me iban a responder o seguir de la manera que yo pensaba, pero como hemos trabajado con ellos desde hace mucho tiempo –más de dos años– ya hay una relación más grande, hay hasta un cariño.

«Nosotros les hablamos con la verdad y les dijimos: no es seguro que el proyecto se dé, no es seguro que tengamos el recurso, pero lo vamos a lograr porque vamos a insistir, si en esta convocatoria no se puede, será a la siguiente porque creo que el que persevera alcanza», abundó.

En ese sentido reconoció el valioso apoyo de su asesor de tesis, Armando Lozada García, académico de la Facultad de Biología.

Al principio el trabajo comunitario le era difícil porque tenía que recorrer cuatro comunidades a pie, no obstante fue un aprendizaje para ella.

«Ahí aprendí a estar más activa, a desenvolverme con la gente.

Mi seguridad se incrementó y a nivel profesional he aprendido mucho de la comunidad. Me he vuelto más humilde, por eso invito a los jóvenes a que trabajen en comunidad, es una experiencia muy bonita y nosotros aprendemos mucho de ellos».

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