Año 14 No. 581 Noviembre 10 de 2014 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

APPO, ejemplo de autonomía ciudadana

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La profesora-investigadora estuvo en el CECC

La profesora-investigadora estuvo en el CECC

Karina de la Paz Reyes 

La religiosidad que se apreció durante el movimiento social encabezado por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006, fue un ejercicio de autonomía, pues asumieron la libertad de decidir en qué creer y en qué no, como muestra está la Virgen de las Barricadas y el Santo Niño APPO, expuso la profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco, Margarita Zires.

Como parte de su trabajo, presentó la conferencia “Imaginarios del milagro y acción política en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca”, en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) el 31 de octubre.

La académica trabajaba el símbolo y el mito guadalupano (sobre todo en representaciones como la pintura, el video, los programas de televisión, los exvotos) cuando de pronto vio en un periódico de circulación nacional una imagen de la Virgen de Guadalupe que lucía sobre una de las barricadas de la APPO. Fue tal la atracción, que llegó a Oaxaca para desarrollar una investigación sobre la religiosidad popular y la lucha social.

Tomó el término “imaginario” del filósofo Cornelius Castoriadis, quien lo plantea como algo instituido e instituyente, y se centró en dos figuras, creaciones de este movimiento social: El Santo Niño APPO y la Virgen de las Barricadas.

Zires recordó que la APPO tuvo su origen en un movimiento magisterial, en un escenario preelectoral, y que fue conformada por organizaciones sociales de diversa índole, luego de una “brutal” y “violenta” represión estatal a profesores, el 14 de junio de 2006.

En el caminar de la APPO hubo acciones como la toma de la televisora estatal y radios públicas y universitarias. Tras 20 días de que la televisora estatal estuvo bajo la operación de la Asamblea, el Estado decidió destruir las antenas.

En respuesta, la noche del 21 de agosto fueron tomadas 12 estaciones de radio comerciales, por colonos que vivían cerca de ellas. Ante este panorama, el Estado puso en las calles grupos parapoliciales, de ahí que la APPO contrarrespondió con barricadas en las calles. Para octubre y noviembre de 2006, el desgaste interno y la represión del Estado terminaron con el movimiento social.

“Juan Diego no, porque era un sometido”
Margarita Zires también habló sobre el imaginario del milagro, que está basado en un género discursivo y conlleva a un conjunto de significaciones sociales imaginarias.

Citó varias manifestaciones religiosas que permearon al movimiento social de la APPO y viceversa. Su exposición se centró, en primer lugar, en la Virgen de las Barricadas, que es la imagen comúnmente conocida pero estilizada: con máscara antigás, collar de alambre de púas y en el manto luce llantas en llamas.

También explicó el caso del Santo Niño APPO, que se distingue, entre otros elementos, por una gorra con una estrella roja alusiva a Ernesto “El Che” Guevara y por un carrito de supermercado con piedras y cohetones, algo típico en las manifestaciones.

“Los sentidos que adquiere esta figura son expresados de la siguiente manera: es un símbolo de fe en la lucha, de esperanza y unidad, de ánimo, de fortaleza. Son los términos que ellos utilizan. Solidaridad con los detenidos, una forma de expresar que siguen en pie de lucha y que están dispuestos a defender.”

Ellos no quisieron poner a Juan Diego, citó Zires, porque lo consideran “un sometido”, en cambio al Santo Niño lo ven como un valiente. Para ellos significaba “el niño del pueblo” y era utilizado en las barricadas nocturnas para no ser acribillados en la lucha.

Es más, al Santo Niño APPO lo veían como el abogado de las causas contra la injusticia social, dijo.

“Considero que estas imágenes han contribuido a formular el dolor, el coraje, la impotencia y la frustración social de la APPO; han ayudado a algunos miembros de la APPO a vencer el miedo, a asumir que se perdió una gran batalla pero que no hay una derrota fatal. Han contribuido a separarse de una narrativa trágica ante la violenta represión. Es una narrativa dramática, pero no trágica.”

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