Año 14 No. 607 Agosto 17 de 2015 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Estudiante del Citro desarrolla finca modelo sustentable

Contenido [part not set] de 48 del número 607

«Tenemos que regresar a estudiar la tierra, porque de ella sacamos todos los recursos»: David Moreno Martínez

Paola Cortés Pérez

Construir una finca modelo sustentable donde se cultiven especies que todo el año se puedan consumir y utilizar, era el sueño de un niño cuya familia es de campo y él decidió seguir en este camino con la diferencia que da el conocimiento adquirido en una licenciatura y un posgrado de la Universidad Veracruzana (UV).

David Moreno Martínez estudia el Doctorado en Ecología Tropical en el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) y su tema de investigación es «Caracterización micorrízica, germinación simbiótica y desarrollo de plántulas de Vanilla planifolia, Vanilla pompona y Vanilla insignis». Es originario del pueblo de Baxtla municipio de Teocelo, en donde recién compró un terreno que le permitirá concretar su sueño.

David creció en el seno de una familia dedicada al campo, su papá siempre ha trabajado en la plantación de fincas de café. Recordó con cariño y nostalgia aquellos días cuando su padre traía a casa fruta y todo tipo de alimentos que se daban en los cafetales.

«Mi papá también sembraba maíz, así que siempre tuvimos elotes, pepinos, calabazas y demás; esto me gustó, me emocionó y me motivó a seguir trabajando la tierra como lo hacía él y toda mi familia.

«Mi familia siempre ha sido de campo y yo quiero seguir esa tradición pero de otra forma, estudiando y aplicando los conocimientos que he adquirido.»

Desde hace 12 años, detalló, se dedica al estudio de las orquídeas con asesoría de Rebeca Menchaca García, quien es responsable del Orquidario del Citro. Ahora se enfoca al tema de la vainilla, por lo que realiza investigación en Chiapas, Oaxaca y Veracruz.

«He colectado raíces, aislado y caracterizado los hongos micorrízicos, para que en un futuro puedan ser utilizados como biofertilizantes y como control de enfermedades en el campo.»

Compartió que ha tenido muchas oportunidades de estudiar y hacer movilidad estudiantil internacional, incluso pudo cursar un posgrado en el extranjero, sin embargo las ha rechazado porque prefiere trabajar en el campo, «con mi familia y con mi gente».

Lo primero, dijo, era comprar un terreno o una finca de cafetal, donde pudiera aplicar todos los conocimientos adquiridos durante su estancia en la Facultad de Biología y en el posgrado.

Su mamá, María Florina Martínez Hernández, relató que fue difícil que su hijo accediera a comprar el cafetal que una vecina ofrecía porque ya no podía cuidarlo.

«Hablé con la señora para preguntarle cuánto pedía por su terreno y si había posibilidades de que se lo vendiera a mi hijo, me respondió que el trato lo haría directo con él. De inmediato le conté la noticia y me respondió «mamá por qué hizo eso, no tengo el dinero para comprarlo»; le contesté que tenía que ir a hacer el trato con la señora, al final se arreglaron y se lo vendió. El terreno lo compró con el dinero que le daban de sus becas.»

David comentó que lo primero que hizo fue transformar el cafetal tradicional en un lugar donde aplicar todos los conocimientos en plantas, manejo y conservación de suelos, compostaje, manejo de especies silvestres (específicamente arbóreas), control de plagas y enfermedades con métodos orgánicos.

«Lo que trato es hacer una finca modelo, donde haya especies que todo el año se puedan consumir y utilizar. Ahora tengo una gran variedad de plátanos, cítricos, frutales, chiles, tomates silvestres, calabazas, ejotes, chayotes y demás. Esta diversidad de especies nos dan alimento a lo largo del año.»

Reiteró que el objetivo principal es que la finca sea multipropósito, esto es, que sea para el cultivo de café, de árboles, de alimento y de muchas cosas más.

Por último, enfatizó que es importante y necesario apostar a los estudios del campo, la biodiversidad y del medio ambiente; «de eso vivimos, es el soporte para la vida de las futuras generaciones, tenemos que regresar a estudiar la tierra, porque de ella sacamos todos los recursos».

Cultivar para el consumo
David ha aplicado todos los conocimientos aprendidos en la Universidad, ya sea reproduciendo plantas para vender hasta sembrar nuevos árboles frutales en el traspatio de su casa y en el terreno. «Nos ha ayudado mucho», expresó su mamá.

«Mi hijo ha aprendido muchas cosas, tanto en la Universidad como en otras partes donde ha estado, y aunque no sabemos todo, lo que ha aprendido lo aplica en su terreno; nos dice ‘voy a sembrar esto porque lo vi en tal parte’ o ‘siembren esto de tal manera’. Hemos tenido muchos beneficios.»

Mencionó que los conocimientos aprendidos los aplica en el campo para beneficio de la comunidad; por ejemplo, participó en un proyecto para la construcción de 40 estufas ahorradoras de leña en la comunidad de Baxtla.

«Las señoras lograron construir su cocina con asesoría de David y con el material que nos dio la Sagarpa. Luego él construyó la cocina de la casa, y así cuando cocinamos nos hace menos daño respirar el humo.»

Doña María Florinda indicó que en su casa David se ha dedicado a reproducir plantas para vender, cultiva diferentes árboles frutales, «en el traspatio de la casa como en su terreno ha cultivado de todo, la verdad es que nos ha ayudado mucho en el hogar».

Por último, recomendó a las madres de familia dedicarse al cultivo de alimentos, ya sea en el patio y/o en macetas, especialmente aquellos que son de mayor consumo en el hogar.

Chiles locales
Araceli Aguilar Meléndez es investigadora adscrita al Citro, actualmente desarrolla un proyecto de investigación sobre chiles locales y su uso en la elaboración de platillos tradicionales, mismo que la llevó a la comunidad de Baxtla, donde ha convivido por un tiempo con la familia Moreno Martínez.

Apuntó que el proyecto es relevante porque ayuda a conservar los chiles locales o criollos, a atesorar el sabor que se ha heredado de generación en generación.

«El chile no sólo da sabor, es más que eso, si algún día me siento extraño o enfermo, tenemos todavía esta tradición
de utilizarlo para espantar las malas vibras, para ello se asa y nos ayuda a curar el alma.»

Para lograrlo investigó las recetas tradicionales, pero lo interesante de cada lugar es encontrar la gente que todavía hace los platillos de la manera tradicional, que implica el uso de los ingredientes originales.

Detalló que este estudio ya lo ha realizado en diversas localidades de los estados de Oaxaca y Yucatán, así como en la región de la Huasteca y en algunas zonas urbanas del estado.

Sobre el encuentro con la familia Moreno Martínez, dijo que es un ejemplo al tener una visión sustentable, «más bien tradicional», por el cuidado que tienen de los recursos naturales que los rodea, no sólo porque es visualmente bonito.

Recordó que llegó a la comunidad Baxtla para estudiar las especies de chiles locales, especialmente los conocidos como congo y chiltepín, así fue como conoció a doña María Florinda, quien le ha enseñado los nombres locales de cada uno de ellos y qué comidas se elaboran.

«En una ocasión ella nos visitó y vio que había chiles en el bracero, me preguntó si podía enseñarle y mostrarle cómo se ocupan, en qué se usan», contó doña María Florinda.

Entre los chiles que investiga, indicó Aguilar Meléndez, están especialmente los conocidos como chiltepín y congo. Agregó que antes había chilares grandes de este último.

María Florinda dijo que el chiltepín es nativo de la comunidad, así como el llamado congo o conguito, el chilpaya, el mira pa’ arriba, son especies de chiles silvestre, «hemos consumido desde siempre, desde que yo recuerdo han existido».

A decir de la investigadora del Citro, posiblemente es una semilla que ha pasado de generación en generación,
debe tener al menos 100 años de uso en Baxtla, que es un ejemplo de un mosaico de chiles unido al mosaico de culturas.

Destacó que los chiles son diferentes dependiendo del lugar, en esta localidad el chiltepín tiene más sabor, dura más, se puede secar y guardar durante mucho tiempo; las cualidades locales hacen que en cada sitio el sabor sea diferente.

«En la familia Moreno Martínez se tiene una forma diferente de relacionarse con las plantas, es más integral; ellos saben que es importante mantener las semillas locales, porque queremos mantener el sabor al que estamos acostumbrados, queremos mantener la tradición de la familia en cuanto a la elaboración de los platillos.»

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