Año 15 No. 635 Abril 25 de 2016 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Traducción, la más ardua de las labores literarias

Contenido 18 de 45 del número 635

Carlos Hugo Hermida Rosales

En la ponencia “Tensión estética en la traducción literaria” en la Mesa 7 del Seminario Nacional de Investigación “Vocabulario indispensable para el debate en los estudios lingüísticos y de traducción en los procesos educativos”, Adriana Menassé, investigadora del Instituto de Filosofía, dijo que la invisibilidad del traductor se deriva de la fluidez y elegancia con la que se realiza el oficio.

“Dentro de este proceso, con cada decisión tomada, a cada paso, su labor desaparece bajo la bruma”. En su opinión, es excepcional que se mencione al traductor de un texto, como si el arte de traducir fuera un fenómeno irrelevante y mecánico, pese a que este trabajo debe transitar entre dos órdenes de significado.

“No existe traductor que no aspire al traslado total del texto de partida al de llegada, ya que ése es el objetivo principal de su labor”, agregó la investigadora.

Por su parte, el poeta José Luis Rivas dijo que el oficio del traductor es más sutil y más civilizado que el del escritor, y de todas las obras literarias la más ardua es la traducción, según el pensar de Borges y Lamartine, respectivamente.

Como parte de su ponencia “La traducción literaria, traición suprema”, el integrante del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias explicó que si bien ambos autores aluden en principio a lo que la mayoría de la gente entiende como traducción, que es la trasposición de un texto de un idioma a otro, también la conciben como proceso lingüístico literario y cultural, y como una recontextualizacion y reescritura de la totalidad.

“La literatura traducida cobra un efecto revivificante y expansivo sobre lo que anómalamente denominamos el idioma de destino al que es traducido el texto”, añadió.

Asimismo, comentó que de manera tradicional la traducción propiamente dicha es estimada a menudo como algo que conduce a copias inferiores al original, y esta concepción confiere privilegios casi sagrados a éste, lo cual presupone que traducir implica una pérdida, menoscabo y hasta cierta degradación.

“Octavio Paz mencionó que ningún texto es enteramente original porque el lenguaje mismo es en esencia una traducción, primero del mundo no verbal y después porque cada signo y cada frase es la traducción de otros iguales”, narró Rivas.

Nair María Anaya Ferreira, catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), participó en el foro con la plática “Poscolonialidad y traducción”.

“La voz poscolonialidad invita a recordar que la traducción no es un acto inocente de comunicación, ni un simple puente entre culturas o un ejercicio transparente que tiene el fin de sólo transmitir información”, manifestó.

Nair Anaya detalló que si bien es cierto que en la actualidad se piensa más en teorías de globalización, hacer hincapié en la poscolonialidad obliga a recordar que la traducción como práctica cotidiana suele darse dentro de relaciones asimétricas de poder que surgieron de situaciones coloniales que aún afectan la realidad en nuestro país.

“Tener conciencia de ello nos pide buscar y entender el lugar en que estamos ubicados como traductores, desde dónde traducimos, sobre la base de qué tipo de conocimiento y con qué sentido de pertenencia”, concluyó.

Creaciones escénicas y audiovisuales implican procesos de traducción
La creación escénica implica diversos procesos de traducción, ya que es una representación de ideas que no acaban de plasmarse en palabras, afirmó Claudia Patricia Eguiarte Espejo, docente e investigadora de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), al impartir la plática “Del texto al cuerpo: traducción intersemiótica”.

“El teatro se presta para una estrategia muy completa en cuestiones de rehabilitación lingüística, así como para ampliar ámbitos de uso de lenguas originarias”, comentó la investigadora, y agregó que los procesos de creación escénica pueden desembocar en montajes o juegos escénicos, los cuales son excelentes como ejercicios bilingües.

Por su parte, Juan Carlos Sandoval, investigador del Departamento de Sustentabilidad de la UVI, participó con la ponencia “De la investigación comunitaria al video: migración discursiva”, en la que abordó los elementos necesarios para crear una producción audiovisual.

“Una vez definida la narrativa, existen varios instrumentos para generar la producción audiovisual, como la imagen fija y en movimiento, la sonoridad indirecta y una dinámica de preguntas y respuestas.”

El investigador aseguró que la elección de la herramienta que se utilizará dependerá del conocimiento técnico que se tenga al respecto. “Después se debe decidir si queremos informar, analizar y reflexionar sobre un tipo de representación, o hacer una representación estética que busque sensibilizar pero también reflexionar”.

Sandoval también declaró que las producciones audiovisuales al ser difundidas generan reflexión y análisis colectivos que orientan a la acción de lo académico a lo audiovisual, y de esto a una práctica comunitaria que genera estrategias para resolver problemáticas locales.

En tanto Miguel Ángel Vallejo Vizcarra, maestro en Traducción por la Universidad Complutense de Madrid y quien participó con la charla “La naturalización en la traducción audiovisual”, explicó que ésta es el hecho de acercarse estrechamente a la cultura de la lengua a la cual se traduce, lo cual implica pérdida de información (de la cultura original).

Compartió que la extranjerización permite retener la información del texto y de la cultura extranjera, por lo cual la estrategia de elección para traducir debe conservar rasgos culturales a fin de no interpretar el texto de una manera equivocada.

 

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