Año 16 No. 673 Abril 17 de 2017 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Facultad de Música, la mejor del país: Enrique Márquez

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«La Facultad ha aportado a la música en México y a nivel internacional; sigue siendo un semillero de talentos”

 

David Sandoval Rodríguez

El aporte que la Universidad Veracruzana y la Facultad de Música dieron a Enrique Márquez Almazán, músico, compositor, gestor cultural y actual director general del Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec), es enorme, como él mismo manifestó al ser entrevistado sobre los 60 años de fundación de dicha entidad académica.
Su formación en la máxima casa de estudio de Veracruz comenzó a temprana edad. A los cuatro años ingresó al Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI), espacio en el que realizó todo el ciclo para ingresar posteriormente a la Facultad de Música y estudiar viola.
“Algo muy especial que recuerdo de la Facultad es su propia orquesta, con la que fui de gira a Bélgica en 1993, al Festival Europalia y en 1994 a Japón, a un festival mundial de orquestas juveniles; fueron experiencias extraordinarias que viví a los 13 y 14 años, es una gran oportunidad que me brindó la Universidad Veracruzana”, aseguró.
En la Facultad estudió los ocho semestres que comprendía el ciclo inicial en esa época; algunos de sus compañeros de generación son académicos en funciones, así como intérpretes en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) y en otras orquestas nacionales y extranjeras.
“La Facultad ha aportado a la música en México y a nivel internacional; sigue siendo un semillero de talentos y pienso que es la mejor escuela de música del país, con materias teóricas como contrapunto y análisis con el más alto nivel.”
Recordó que tomó clases en las antiguas instalaciones, ubicadas en la calle de Juárez, en el centro de Xalapa, y también en el edificio actual, en la Unidad de Artes.
En aquel entonces era una Facultad pequeña pero muy buena, había mucho interés por el conocimiento musical, afirmó; “veíamos muchos videos de violinistas, de pianistas y orquestas y siempre hablábamos de música”.
Para la formación del músico era fundamental acudir a los conciertos de la OSX cada viernes, y si había un solista destacado buscaban ir a los ensayos o tocar para ellos, si era posible.
Gracias a ello, numerosos egresados son ahora ejecutantes de la Sinfónica; Márquez Almazán conoció a varios de la generación anterior –algunos ya retirados– y de la actual, conformada por músicos formados en la Facultad.
Destacó que hay varios egresados exitosos que continuaron su preparación en el extranjero, como en su caso, pues estudió en Europa y Estados Unidos.
En su opinión, lo más importante es retornar a la patria: “Regresar a México es muy importante porque creces en conocimiento y eso nutre a la Universidad. Trabajar y estudiar en otro país expande el horizonte de la institución; ahora existe una comunidad eminentemente global de egresados que estudiamos música y una red de amigos que crece y favorece también a la Universidad”.
Entre sus recuerdos de la Facultad, mencionó: “Todo mundo le tenía terror al examen de armonía, era muy difícil y se convertía en todo un acontecimiento pasar la prueba, legitimaba ser miembro de la Facultad; también los exámenes por la noche con el profesor Roberto Lira y la orquesta, pero sobre todo la amistad que hicimos con todos los miembros de ésta, realmente convives mucho con los amigos, vamos creciendo juntos y te vas enfocando más a la música”.
Había un espíritu de trabajo en equipo, de estar juntos hablando de música y escuchándola, rememoró.
Ahora que varios de aquellos estudiantes son profesores de la Facultad, mantienen el ánimo organizando festivales y otras actividades, siguen con un espíritu participativo, incluyente y de excelencia, que comparten con sus alumnos; él, por ejemplo, sigue tocando la viola, además de enfocar sus esfuerzos en la gestión cultural dentro del Ivec.
Enrique Márquez insistió en la importancia de tener la oportunidad de tocar con una orquesta, desde el CIMI y luego en la Facultad de Música: “Cualquier instrumento orquestal es muy demandante y se practica solo, en casa o en un salón, lo que permite adquirir una técnica a lo largo de los años, pero es una actividad muy solitaria, generalmente sólo se acompaña con el profesor, pero realmente no hay una convivencia más allá; sin embargo, en la orquesta uno forma parte de un ensamble y esto se vuelve algo maravilloso porque hay muchas más voces, más instrumentos y puedes tocar música universal, lograr formar parte de eso”.
En ese sentido, la orquesta de la Facultad de Música fue muy importante en su formación porque le permitió convivir con amigos y colegas de distintos instrumentos, lo cual es de fundamental importancia para cualquier músico. “Eso me sigue guiando todos los días, es algo a lo que aspiré y con el paso de los años me tocó incluso fundar una orquesta filarmónica en Boca del Río”.
Este amor por la orquesta que nació en la Facultad sigue teniendo repercusiones y un impacto en su quehacer cotidiano, “la Universidad y la Facultad de Música me dieron muchísimo, me dieron una educación prácticamente gratuita”, afirmó el directivo.
Márquez Almazán obtuvo su Licenciatura en Música por la Universidad de Indiana, en Bloomington, y se perfeccionó como ejecutante de viola en la Academia de Artes de Interlochen, Michigan, Estados Unidos.
Posteriormente realizó la maestría en la Escuela de Música de Manhattan, Nueva York, donde vivió seis años y comenzó a trabajar en el Lincoln Center como “intern”, que asemeja a una pasantía remunerada, donde laboró durante un año en la Sociedad de Música de Cámara del centro a tiempo completo.
Debutó en el Carnegie Hall a los 24 años, en marzo de 2005, convirtiéndose en el único violista mexicano que ha debutado en el afamado recinto.
Asimismo, cuenta con una Maestría en Política Cultural y Administración por la Universidad de la Ciudad de Londres y otra Maestría en Educación por la Universidad de Harvard; ha sido consultor en la Universidad de Boston y es fundador de Music Education for Social Development Agency (MESDA).

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