Año 14 No. 595 abril 6 de 2015 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Poder Legislativo en México labora en el desconocimiento

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Lucero Ramírez León

Lucero Ramírez León

David Sandoval Rodríguez

El Poder Legislativo en México es rebasado por la realidad política y la mayoría de las veces sus integrantes gestionan en el desconocimiento de sus atribuciones, manifestó Lucero Ramírez León, autora del libro El control parlamentario y el rediseño de las políticas públicas, presentado el 20 de marzo en la Universidad Veracruzana.

El evento formó parte de las actividades de vinculación entre el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados y el Centro de Estudios de Opinión y Análisis (CEOA) de la Universidad, por lo que tres académicos de la máxima casa de estudios comentaron la obra.

Ésta emana de la tesis de Doctorado en Ciencia Política que realizó la autora en la Universidad de Salamanca, España, quien actualmente imparte la cátedra Poder Legislativo en México en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM; asimismo es investigadora y coordinadora de Difusión y Vinculación del CESOP de la Cámara de Diputados.

Ramírez León puntualizó que el libro forma parte de un proyecto que le interesa mucho porque el Poder Legislativo es una institución que la ciencia política en México sistemáticamente ha abandonado, «tenemos la idea de que en este país el Poder Ejecutivo toma las grandes decisiones, y de manera muy cómoda para el Poder Legislativo le hemos restado esa capacidad. Este abandono puede explicar los excesos y ausencias que son manifiestas».

No obstante reconoció que teóricamente el Poder Legislativo está bien construido y posee todos los controles que requiere para hacerlo fuerte en un sistema político con un esquema parlamentario presidencial; «si nos centramos sólo en el ámbito procesal es una visión interesante, pero la realidad política rebasa al Poder Legislativo».

Éste, agregó, puede controlar a los poderes Ejecutivo y Judicial en 73 aspectos y el Senado de la República cuenta con 54 controles; «es decir, el Legislativo debiera tener una incidencia más importante en el quehacer gubernamental y en los diarios vemos que los propios legisladores se quejan de las decisiones del Ejecutivo, pero en realidad tienen los elementos suficientes normativos y constitucionales que les permitirían prever los excesos, pero ¿no le conviene o no sabe cómo preverlos?», planteó.

La ausencia de cuerpos técnicos de apoyo para los legisladores y del poco conocimiento que tienen sobre los temas ha hecho que se reduzca su competencia, afirmó. «Muchos legisladores no tienen idea de lo que quieren hacer, pero además tampoco les interesa informarse de lo que deben hacer».

Mencionó como ejemplo los trabajos de la Comisión de Educación, en los que «el secretario técnico no tiene la menor idea de qué es el sector educativo y qué es una política pública en materia de educación, las entrevistas que hemos aplicado nos arrojan esta evidencia y es muy grave porque se supone que un secretario técnico opera toda la estructura en esa materia y en esa comisión».

La publicación, agregó, se adentra en uno de los mecanismos fundamentales con que cuenta el Congreso: el control parlamentario, «que al combinarse con la pluralidad política representada en las asambleas, le otorga al Poder Legislativo la posibilidad de cogobernar al país».

Éste es un tipo de control parlamentario que incluso está sustentado en el ordenamiento jurídico del Congreso y que se denomina sustantivo-administrativo. «Es una perspectiva de control político que pretende ir más allá de lo meramente técnico o de la fiscalización, se propone como objetivo que el Legislativo comparta la dirección del gobierno junto con el Ejecutivo, lo que significa asumir la responsabilidad política compartida y adoptar decisiones conjuntas en los distintos momentos del proceso de políticas públicas».

En la presentación de la obra, Petra Armenta Ramírez, directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), destacó la precisión académica que persiste a través de los seis capítulos que la conforman, sustentados en un bagaje bibliográfico comparado y exhaustivo: «Lo que me gustó de esta obra es su rigor científico en temas tan sensibles y que en la práctica es muy difícil la objetividad, más cuando se trata de política».

La riqueza del volumen, subrayó, se inscribe en la vertiente de profesionalizar las carreras parlamentarias, haciendo al Legislativo «partícipe de las políticas públicas con el objetivo de alcanzar una codirección del gobierno donde las responsabilidades se compartan».

Por su parte, Arturo Bocardo Valle, director de la Facultad de Economía, expresó que personalmente ha mantenido una postura de desconfianza ante las instituciones políticas del país, no obstante el hecho de conocer acerca de la gestión parlamentaria en Chile, México y Alemania le permitieron descubrir coincidencias en su postura con respecto a la de la autora.

Con la lectura del volumen se dio cuenta que conocer el trabajo del Legislativo era una necesidad que lo ha dejado bastante satisfecho. «Además está escrito con un lenguaje que facilita el entendimiento de la estructura política del país».

En su participación, Claudio Rafael Castro López, coordinador del CEOA, destacó que el propósito de la publicación es «poner en el centro del debate un tipo de control que le permita al Congreso no sólo las acciones del Ejecutivo, sino ser partícipe del diseño o rediseño de las políticas públicas para alcanzar una codirección del gobierno, donde las responsabilidades se compartan».

La intención de El control parlamentario y el rediseño de las políticas públicas, agregó, es ofrecer un marco conceptual y analítico del control parlamentario, mostrando además «que existen las condiciones jurídico-normativas para llevarlo a cabo, bajo la premisa de que un Legislativo que se desentiende de su necesaria participación en la elaboración o rediseño de políticas públicas se vuelve irrelevante para todo el proceso de gobierno».

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