Enrique Leff Zimmerman
David Sandoval Rodríguez
El cambio climático no es un proceso ecológico, se trata de un aspecto que nadie o casi nadie considera, manifestó Enrique Leff Zimmerman al participar en el V Congreso Internacional de Educación Ambiental para el Desarrollo desde la Innovación, la Transdisciplinariedad y la Interculturalidad.
El modo de intervención de los humanos en la tierra es la causa del cambio climático, sin embargo culpar a un responsable es nimio, “hay que entender que quien ha provocado eso es la humanidad”, aseveró.
En el congreso, coordinado por el cuerpo académico (CA) Educación y Trabajo de la Facultad de Pedagogía, el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dictó la conferencia “Epistemología y educación ambiental”.
Leff Zimmerman, quien fue coordinador de la Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) de septiembre de 1986 a mayo de 2008, expresó: “Por primera vez tenemos que preguntarnos por las raíces constitutivas de los seres humanos, ¿qué es lo que ha impulsado este modo de producción del mundo?, ¿es un modo natural?, ¿por qué se ha vuelto dominante?, ¿qué es eso que Nietzsche llamó ‘la voluntad de poder’ y Heidegger la ‘voluntad de voluntad’? Esa voluntad de dominar que ha llevado al mundo a este estado crítico de destrucción de la vida”.
Reconoció además que por primera vez estamos en el punto de comprender la constitución fundamental del planeta, sin embargo “la misma ecología no basta, hay que retomar los hilos para comprender la complejidad ecosistémica y comprender la physis para entender la complejidad ecológica y los conceptos más actualizados, de emergencia, por ejemplo la incertidumbre y la impredictibilidad de lo que genera la evolución biológica en el ecosistema”.
Es por ello que es necesario entender las raíces de “esa voluntad de dominio” que emana de los seres humanos, aquello a lo que apunta Jacques Lacan cuando menciona “la falta en el ser”, esa fragilidad humana que impulsa la prepotencia como una “ansia indomable de dominio”.
Señaló también que la noción de interdisciplinariedad o transdisciplinariedad “no nos ofrece ya una solución, no sólo por las resistencias disciplinarias que existen, tan fuertemente instauradas, en los paradigmas científicos y en las prácticas, en la institucionalidad del conocimiento dentro de las universidades”.
La integración del conocimiento no puede verse como una solución al problema porque “todo el conocimiento científico está fundado en una comprensión metafísica del mundo que ha llevado a la cosificación, a la objetivación del mundo”, recalcó Leff Zimmerman.
Con dicho planteamiento no se niega la existencia de una ciencia, desde el siglo XVIII, que busca conocer y establecer las conexiones entre los seres vivos y los procesos, la cuestión radica en que dicho modelo de pensamiento “acarrea una cierta falla en la comprensión del mundo: la guía que lleva a una voluntad de apropiación”.
La crisis ambiental, concluyó, es resultado de un largo proceso histórico y estamos en el punto coyuntural para conocer y aprehender nuevas maneras de concebir al mundo, “ése es el gran desafío, pues el cambio climático no se va a recomponer porque se logren ciertos acuerdos, que además muchos son de palabra: reducir los gases de efecto invernadero al 2030, por ejemplo”.