Año 14 No. 587 Enero 19 de 2015 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Trío Tlacuatzin presentó grabación de sones huastecos

Contenido 37 de 41 del número 587

Jorge Vázquez Pacheco

En asuntos de interpretación y difusión de la música propia de la zona de la Huasteca, la investigación musicológica y antropológica marcha de la mano con la ejecución de los sones tradicionales, coincidieron Yuyultzin Pérez, Rodrigo Lomán y Eloy Zúñiga, integrantes del Trío Tlacuatzin, quienes presentaron su producción discográfica Tlacuatzin son huasteco, Homenaje a don Víctor Ramírez del Ángel.

En su proyecto, los músicos enfocaron su atención hacia los antecedentes de un arte sonoro que en muchos puntos de la Huasteca se encuentra en proceso de extinción.

Yuyultzin, estudiante de Historia, y Rodrigo y Eloy, de Guitarra, remarcaron la dedicatoria hacia Víctor Ramírez del Ángel, violinista del Trío Xoxocapa y figura emblemática en la interpretación. Yuyultzin comentó que otra intención es difundir los antecedentes de sones representativos mediante la información que se incluye en las notas que acompañan el disco.

Ejemplificó con El comino, tonada que conocieron a través de Ramírez del Ángel, así como la información obtenida a través del antropólogo y músico Román Güemes. “Nos interesa ahondar en este arte popular; qué tocamos, de dónde viene, por qué lo tocamos”. Eloy Zúñiga, quien ejecuta en la jarana y la voz, puso énfasis en el plano sociológico y antropológico que aborda Yuyultzin, responsable de interpretar en la guitarra huapanguera.

Al mismo tiempo, señaló las habilidades de Rodrigo en la ejecución del violín huasteco y quien, aunque su preparación académica apunta hacia la guitarra clásica, se decidió por el violín huasteco una vez que escuchó a Víctor con el Trío Xoxocapa.

Al comentar en torno de formas de interpretación escasamente usuales en la actualidad y, por lo mismo, amenazadas por la desaparición, los músicos comentaron que hay estilos imposibles de recrear en muchos lugares, como las “topadas”, que son propias de una zona vecina a la Huasteca.

“El son huasteco se toca en trío, con jarana, violín y huapanguera; el son arribeño se toca con dos violines, huapanguera y vihuela mariachera. En el repertorio mestizo cantado, los músicos lo dividen en dos grandes bloques: los huapangos, que son composiciones de estrofas fijas y tienen autoría.

Los sones por lo general carecen de autoría y la improvisación es la forma dominante. Lo que más en riesgo se encuentra son los cantos, el fraseo, las formas de versada, y en ello el proceso de globalización ha sido fundamental. Hoy se hace versada para agradar al público, con sones reducidos en su duración y doble sentido. Los ancestros empleaban la música huasteca para hablar de todo: de la Tierra, de los ciclos de la vida, el amor, la muerte, la naturaleza.”

Los integrantes de Tlacuatzin añadieron que el son huasteco es una “música fina” en su lírica y su origen. “No tenemos por qué tratar de simplificar las cosas; es necesario retomar ese refinamiento”. ¿Cuál debe ser el ángulo de consideración para estas formas sonoras? ¿Deben ejecutarse desde el punto de vista académico o tratar de interpretarlas como lo hace la gente del pueblo? Viene a la charla el trabajo recopilador de José Raúl Hellmer, etnomusicólogo norteamericano quien dedicó innumerables jornadas a registrar la música folklórica mexicana en su realidad esencial.

A ese trabajo recopilador, uno de los referentes en asuntos de arte popular, se debe en gran parte el impulso que mueve a los músicos jóvenes. “Nosotros participamos cotidianamente en los encuentros populares”, indicó Eloy, también becario en el Programa Nacional de Músicos Tradicionales. “Hacemos son huasteco a la menor provocación y nos interesa participar de los rituales comunitarios”.

Yuyultzin remarcó la importancia de los talleres para niños y jóvenes, entre quienes se ha generado una interesante corriente, “forman sus propios grupos y suenan bastante bien”. El disco de referencia –realizado con aportación del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca– es un retorno a los fraseos viejos, se ha cuidado la versería, la afinación en voz y falsete, el punteo y arpegios sobre la jarana, entre otros detalles más.

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