Año 15 No. 617 Noviembre 3 de 2015 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Citro investiga hongo medicinal usado en Ecuador y México

Contenido [part not set] de 42 del número 617

David Sandoval Rodríguez

Una investigación realizada por una alumna del Doctorado en Ecología Tropical, que imparte el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), descubrió que dos etnias separadas por más de cinco mil kilómetros utilizan un hongo con similares aplicaciones medicinales.

Leticia Cano Asseleih, investigadora del Citro, y la estudiante Paulina Mejía Correa asistieron a la 8a Conferencia Internacional de Hongos Medicinales (IMMC8) que se celebró del 20 de agosto al 3 de septiembre en la Universidad Nacional de Colombia, en la ciudad de Manizales.

Ahí presentaron la ponencia «Medicinal Mushrooms of the shuar from Ecuador and the totonacas from Mexico», asimismo aprovecharon su estancia para visitar la planta de bioprocesos y agroindustria de la Universidad de Caldas y el Laboratorio de Bioproductos de la Universidad Nacional en Manizales.

Cano Asseleih comentó que la ponencia tuvo buena respuesta y generó la intervención de Gastón Guzmán Huerta, reconocido especialista del género Psilocybe en el mundo, quien felicitó a las universitarias y las apoyó en la identificación taxonómica de uno de los hongos.

La investigadora agregó que el documento en extenso es evaluado para ser publicado en el Journal of Medicinal Mushrooms, la revista más reconocida a nivel mundial en el ramo.

Como resultado de su presentación, fueron invitadas a la Universidad de Caldas por Andrés Francisco Garzón Camacho y Susana Hernández Niño, del Laboratorio de Bioproductos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, donde dieron una plática sobre su trabajo.

Un hongo, dos etnias, el mismo uso
Paulina Mejía comentó que para su participación en el congreso analizó las posibilidades de establecer un vínculo entre su investigación de maestría, sobre plantas medicinales, realizada en la comunidad Shuar de Ecuador, y el trabajo de tesis doctoral que realiza en la región totonaca bajo la tutoría de Evodia Silva Rivera, investigadora del Citro e integrante del cuerpo académico (CA) Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo, y de Roberto Garibay Orijel, miembro del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

«De las especies de hongos encontradas, notamos que había una en común, la Pycnoporus sanguineus. Nos dimos cuenta que también había similitudes en cuanto a sus usos y aplicaciones medicinales. Los shuar la utilizan para afecciones cutáneas como fuegos labiales; los totonacas, para las manchas de la piel, heridas y erupciones.»

En la ponencia, Leticia Cano y Paulina Mejía expusieron tales hallazgos desde los enfoques etnobotánico, químico y farmacobiológico, para establecer una conexión entre ambos usos medicinales a través de sus efectos farmacológicos, lo cual resultó acertado.

Paulina Mejía comentó acerca de su interés por los hongos: «Soy colombiana, cursé la maestría en Ecuador y realicé una investigación en la comunidad amazónica Shuar. Documenté el uso de los macrohongos y tracé actividades productivas, como su procesamiento en conservas o su deshidratación, con la intención de mejorar la calidad de vida de la comunidad».

Al ingresar al doctorado del Citro, presentó un protocolo de investigación que retoma el trabajo que realizó durante su pasantía de licenciatura en la región tepehua, con la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en Pachuca.

«Ahí comencé a conocer más sobre la etnomicología, con el académico Ángel Moreno Fuentes; hicimos nuestros primeros trabajos en localidades de Hidalgo y Puebla, en comunidades tepehuas, nahuas y mestizas. Pensé en retomarlo porque son comunidades asentadas en una zona tropical que ha sido muy poco estudiada en estos aspectos».

Su asesora de tesis le sugirió cambiar de grupo de estudio por una comunidad totonaca, ello por motivos logísticos, aunado a que le explicó que ambos grupos están emparentados y son relativamente cercanos.

Hongos: recursos valiosos en comunidades
Mejía Correa explicó que la comunidad Shuar, localizada en la selva amazónica baja de Ecuador, es pequeña y está conformada por alrededor de 20 familias que practican la agricultura, la recolección, la caza y la pesca. Su sistema agrícola es similar al de la milpa mexicana, que integra la roza, la tumba y la quema.

Este tipo de agricultura, donde se tumban las chacras, como se denomina a las milpas en la región, favorece la aparición de cierto tipo de hongos, característicos del ecosistema tropical, muchos de los cuales son comestibles: «Hay todo un sistema en el manejo de la chacra, con un proceso de regeneración biológica que favorece su crecimiento durante las dos temporadas de lluvias que suceden al año», detalló.

Los hongos, agregó, son un recurso muy valioso para la comunidad, pues sustituyen a la carne de animales monteses, que escasea como resultado de la caza inmoderada.

El trabajo de Paulina Mejía permitió clasificar 18 especies distintas de hongos, tanto comestibles como medicinales, y un hongo de filiación cultural. Su experiencia en la comunidad duró un año con dos meses intensivos durante el periodo de lluvias.

Al referir su experiencia con la comunidad totonaca, señaló que fue muy diferente, en primer lugar por el clima: «Es un ecosistema tropical que se ubica en una zona muy baja con poca precipitación; en esta región de Veracruz escasea el agua y las temperaturas son elevadas».

Precisó que San Antonio Ojital es una comunidad interesante porque colinda con el parque arqueológico El Tajín y la mayoría de sus habitantes se dedican al comercio: «Se han alejado de la agricultura tradicional de la milpa, casi no se practica. Lo interesante es que a pesar de las pocas lluvias y la poca diversidad de especies, los hongos tienen la misma importancia cultural, medicinal y comestible que en el Amazonas».

Hace 15 años, los habitantes de San Antonio Ojital ingresaron a un proyecto de cultivo de hongos que duró alrededor de cuatro años, refirió: «Es una comunidad con una tradición en el cultivo y consumo de hongos de chaca (Schizophyllum commune) que tiene un potencial medicinal altísimo y ha sido el más consumido durante generaciones».

El proyecto de investigación de Mejía Correa busca documentar el acervo del conocimiento micológico de la comunidad y promover su utilización con la finalidad de mejorar la calidad de vida.

8a Conferencia Internacional de Hongos Medicinales
La universitaria narró que tras revisar la convocatoria para la 8a Conferencia Internacional de Hongos Medicinales, se dio cuenta que asistirían los especialistas más reconocidos en micología a nivel mundial.

«Pensé en la profesora Leticia Cano porque sé que ella trabaja las plantas medicinales y desde que nos vinculamos en la investigación doctoral he conocido su interés en esta área.»

Por su parte Cano Asseleih recordó que el hallazgo ocurrió de manera fortuita ya que cuando comenzaron a revisar los resultados de los trabajos de Mejía Correa la investigadora se percató que la estudiante conoce de memoria los hongos y su clasificación, por lo que el trabajo se facilitó; ocurrió un momento en que hallaron la conexión entre ambos grupos con base en un hongo medicinal que es utilizado por ellos con aplicaciones muy similares.

Los hongos alimentan y protegen al cuerpo
La investigadora del Citro subrayó que el estudio de los hongos medicinales es un tema con creciente interés a nivel internacional, por ello la investigación permite resaltar la importancia de los hongos comestibles, «porque si algo tenemos claro ahora es que todos pueden ser considerados alimentos funcionales, ya sean silvestres o cultivados, tienen ese potencial», aseveró.

Los alimentos funcionales, explicó, son aquellos que aportan nutrientes y elementos adicionales. Los hongos, abundó, tienen dos efectos importantes: uno antibiótico, que puede ser antibacterial o antiviral; y otro inmunomodulador, es decir, que regula y fortalece el sistema inmunológico.

Agregó que los hongos contienen compuestos llamados adaptógenos que regulan el equilibrio metabólico del organismo y generan efectos antioxidantes y antiinflamatorios, vinculados a efectos anticancerígenos.

El hongo Schizophyllum commune contiene un polisacárido denominado schizofilán, que tiene una actividad antitumoral importante. Esta característica se puede observar en otros hongos como el Ganoderma lucidum.

La investigadora recalcó que «México y Ecuador tienen un gran potencial en la producción de hongos, además nuestro país tiene una larga tradición en su consumo, ya sean silvestres o cultivados, y existe un gusto por ellos».

En ese sentido, la estudiante de posgrado explicó que los hongos tienen grandes cantidades de proteínas, son digestivos y poseen los nueve aminoácidos principales contenidos en el maíz, el arroz y el trigo; asimismo tienen un bajo contenido de grasas, lípidos y carbohidratos, ello los convierte en un alimento de alto valor nutricional.

«Ahora queremos trabajar rescatando el potencial del hongo Pycnoporus sanguineus que consume la comunidad totonaca, ya que era tradicionalmente usado para atender infecciones cutáneas y con los resultados obtenidos se comprueba que este tipo de conocimiento se ha ido heredando por generaciones y sigue siendo útil y valioso en la actualidad», señaló.

Adelantó que el 17 de enero de 2016, en el marco de la Fiesta Patronal de la comunidad totonaca, se realizará la primera muestra gastronómica de hongos y productos del bosque, gracias al trabajo realizado con los pobladores.

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