Paola Cortés Pérez
Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que mientras la sociedad esté organizada de una manera injusta e inequitativa, difícilmente podrá existir una igualdad sustantiva.
La académica participó en el “Conversatorio sobre la igualdad sustantiva en las instituciones de educación superior (IES)”, en el marco del Congreso Internacional de Igualdad Sustantiva en las IES, el 28 de agosto, en la sala de videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI).
El evento contó también con la participación de la coordinadora de la Red Nacional de Equidad de Género en las IES (Renies), Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara, y la rectora Sara Ladrón de Guevara, moderadas por la coordinadora de la Unidad de Género de esta casa de estudio, María José García Oramas.
Al abordar el tema de la igualdad sustantiva, las panelistas decidieron que era necesario explicar qué se entiende por ésta. Lourdes Pacheco dijo que significa remover todos aquellos obstáculos que no permiten que mujeres y hombres tengan acceso a los mismos derechos.
Por su parte, Ana Buquet lamentó que no exista una igualdad sustantiva, pese a la cantidad de normatividad que establece una equidad de derechos.
“Ejemplo claro de esto es que en México tenemos una Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero de acuerdo al Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi) las cifras son espeluznantes pues más del 66 por ciento ha vivido un acto de violencia a lo largo de su vida.”
Además, mencionó Sara Ladrón de Guevara, esta desigualdad se recrudece cuando la sociedad, y en especial las mujeres, la vemos y la validamos como conductas naturales.
Subrayó que mientras la sociedad continúe organizada de una manera injusta e inequitativa, y con la actual división de trabajo, difícilmente hombres y mujeres tendrán las mismas condiciones en el espacio público.
“Más del 87 por ciento de las responsabilidades familiares las resuelven las mujeres, adicionalmente a su trabajo remunerado, es difícil imaginar una igualdad sustantiva mientras nuestra sociedad siga organizada de una manera tan injusta.”
De tal manera, dijo Lourdes Pacheco, es necesario que las IES reflexionen sobre su realidad y el significado de igualdad sustantiva, para después plantear acciones, plataformas y/o ejes estratégicos que ayuden a cristalizar en el día a día de la comunidad universitaria.
“Tenemos alrededor de 50 universidades públicas, aproximadamente 266 institutos tecnológicos, donde el trato a la igualdad de género es diferenciado, porque en cada uno de ellos se vive una realidad diferente; por lo tanto, se deben hacer estudios puntuales para construir un modelo y programa hacia la igualdad sustantiva que incluya a todas las instituciones de educación del país.”
Con relación a los protocolos de atención a la violencia en las IES, la Coordinadora de la Renies mencionó que únicamente ocho instituciones cuentan con ellos y sólo consideran el acoso y violencia sexual, cuando estos espacios se han visto afectados con violencias de todo tipo.
Ana Buquet dijo que en la UNAM se cumplió un año de la aplicación de un protocolo, en el que trabaja todo el sistema jurídico de la universidad, alrededor de 90 jefes de oficinas jurídicas atienden los casos de denuncias y quejas relacionadas con violencia de género.
“Aunque existe una buena voluntad para prevenir y sancionar, lo cierto es que hay muchos vacíos ya que las universidades sólo pueden aplicar sanciones administrativas, lo que complica la atención de la violencia. Entonces, es un tema que debe discutirse ampliamente.”
Por último, la Rectora enfatizó que la UV cuenta con un documento para erradicar conductas violentas como el hostigamiento y acoso sexual, pero también “es un reglamento para la igualdad de género, con el que hemos dado un mensaje de que no se tolera ningún tipo de violencia, en especial contra las mujeres.
”En los procesos que hemos llevado a cabo han significado la recisión de varios contratos, sólo hemos podido llegar hasta allí, que es la máxima penalidad que la Universidad puede tener, pero creo que son indicios de que estas conductas no pueden ser validadas.”