El director condujo a la OSX en el concierto del 3 de junio
Jorge Vázquez Pacheco
El historial de Juan Carlos Lomónaco como maestro huésped al frente de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) es interesante desde el momento en que encontramos obras ambiciosas y de gran aliento. Se recuerdan sus actuaciones con las sinfonías 2 y 4 de Gustav Mahler, la Sinfonía 2 de Rajmaninov y, ahora, la Quinta de Shostakovich con el Tercer concierto para piano de Prokofiev. Música generada por dos de los más destacados autores de la era soviética.
En el caso de la jornada que le correspondió encabezar el 3 de junio, el titular de la Sinfónica de Yucatán indicó que el Concierto de Prokofiev es uno de los más difíciles que existen y con pasajes que requieren de mucha atención por parte de la orquesta. Cabe mencionar que este autor era un virtuoso del teclado y que lo escribió para ejecutarlo él mismo y estrenarlo en la ciudad de Chicago, en 1921.
Respecto de la Quinta sinfonía de Shostakovich, el maestro mexicano reiteró la naturaleza trágica de esta partitura, escrita durante uno de los momentos más difíciles del compositor y en una época particularmente complicada para los creadores en la Unión Soviética.
Shostakovich modificó un tanto su lenguaje para hacerlo más accesible y esto ha hecho que la sinfonía sea tan popular. La Segunda, la Tercera y la Cuarta son obras muy densas, aunque en la Quinta retomó un lenguaje más familiar, menos complicado. Pero por otro lado, es un grito de desesperación, de frustración compartida. Lo curioso es que después de su estreno, en 1937 en Leningrado, las autoridades tuvieron la percepción de que el músico se había doblegado, aunque el segundo movimiento es una sátira cuyo objetivo son las autoridades mismas.
No parece casual que se apoyara en el estilo de Mahler para una marcha en tono satírico que, además, empleaba mucho aquel compositor pos-romanticista. El tercero es de una impresionante introspección, verdaderamente profundo y como un lamento. Con todo ello, el resultado final la obra más famosa de Shostakovich.
“Me encontré con las agradables condiciones acústicas de la sala. Cuando hice la Resurrección, la sala estaba inconclusa y me quedé con la idea de que había demasiada reverberación, como en una iglesia en la que los sonidos rebotan. Hoy es distinto, estoy muy contento, la luz que entra de día es agradable y me quedo con la certeza de que está a la altura de esta gran orquesta.”
Lomónaco compartió que le llama la atención la gran cantidad de jóvenes instrumentistas que se han integrado a la OSX. “Si hay algo que Xalapa ha hecho bien, es generar su propia nueva escuela y los jóvenes demuestran su capacidad al ocupar plazas importantes, no sólo aquí sino en otras orquestas de México”.
Relató que Yucatán no contaba con tradición sinfónica, su orquesta es muy joven, pero en tan sólo 11 años estamos hablando de que ya es una de las mejores del país.
“Está administrada por un fideicomiso, lo cual es la fórmula perfecta para estos organismos artísticos, su cuerpo administrativo y jurídico se dedica enteramente a la orquesta con enorme eficiencia administrativa. Su patronato, me atrevo a decirlo, es el más importante para orquestas en el país y aporta el 20 por ciento de los fondos de funcionamiento; otro porcentaje igual llega de los ingresos en taquilla y el 60 restante lo entrega el gobierno estatal.
”Tenemos muy buenos músicos y un público ávido y de enorme sensibilidad cultural, muy familiarizado con la tradición musical yucateca –la trova, las jaranas peninsulares y demás–, pero que no contaba con una sinfónica estable.”
Después de Xalapa, Lomónaco regresó a Mérida para cerrar su primera temporada 2016 y en Europa dirigirá en Oporto (Portugal), después en el Festival de Kotor (Montenegro), otro festival en Macedonia, regresa a Mérida y de inmediato cumplirá invitaciones con la Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y con la Orquesta Sinfónica Nacional de México.