Año 14 No. 600 Mayo 11 de 2015 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Gerardo Deniz, una escuela poética

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Feli Dávalos, Rodrigo Castillo y José Roberto Tinoco

Feli Dávalos, Rodrigo Castillo y José Roberto Tinoco

Aprendió alrededor de 30 lenguas, lo que le hizo un gran traductor

Paola Cortés Pérez

Gerardo Deniz es una escuela poética, un universo literario, expresaron el poeta Feli Dávalos y el ensayista Rodrigo Castillo, al participar en el homenaje dedicado al poeta mexicano de origen español, en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2015.

El evento se llevó a cabo el 1 de mayo, en el Salón “José Vicente Melo” del Complejo Deportivo Omega. Ahí, Feli Dávalos recordó que Juan Almela (verdadero nombre del poeta y traductor español) llegó a México después de que su familia emigrara a consecuencia de la dictadura franquista. Deniz aprendió alrededor de 30 idiomas, entre lenguas vivas y muertas, lo que le facilitaba trabajar como traductor.

“Las mejores traducciones de textos rusos las hizo Deniz”. Rodrigo Castillo mencionó que fue un amante de los gatos, “no como lo fue Carlos Monsiváis”, pero sí al grado de escribir y dedicar un poema a una de sus gatas.

Pese a tener un cerebro prodigioso, comentó el ensayista, Deniz siempre se sintió un fracasado porque no pudo convertirse en químico, uno de sus grandes sueños.

“Creo que el ser un niño genio –porque todo lo que leía lo aprendía de memoria– lo amargó, porque fue su cerebro prodigioso lo que le impidió entrar a la Facultad de Química”, indicó Dávalos.

Respecto de su trabajo poético, dijo que su característica principal fue utilizar todos los campos del conocimiento para construir sus poemas, de ahí que se atrevió a afirmar que Deniz construía conocimiento.

“Tenía una gran capacidad de utilizar la lengua, las palabras, la sintaxis, los puntos gramaticales y el léxico de 30 lenguas, no tenía el empacho de mezclarlas, siempre y cuando fuera de la manera correcta.”

Por último, invitaron a los asistentes a leer sus obras literarias, ya sean poemas o prosas, con la única recomendación de “no tratar de entender su escritura a la primera, ya que sólo podrán hacerlo conforme lean más trabajos de él”.

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