Las declaratorias de patrimonio cultural inmaterial (PCI) establecen que las fiestas, las músicas y los rituales son vistos como producto de una herencia que se transmite de generación en generación y en contraposición, se extiende el argumento de que la cultura cambia, generando que la práctica sea valorada según su aceptación por cierta población, sin necesidad de abordar su antigüedad, o tal vez su “originalidad” o “autenticidad”.
Foto: Antonio Castro García