Por otro lado, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son lo suficientemente robustas para facilitar la conversión de gran parte de los procesos administrativos y de apoyo académico hacia configuraciones digitales y automatizadas, lo que permite optimizarlos, reducir costos económicos y los tiempos asociados, aumentar la productividad y reducir los impactos socioambientales asociados al consumo de materiales e insumos de oficina y a los traslados de personas. A su vez, la pandemia de COVID-19 ha evidenciado la posibilidad de aprovechar aún más el potencial de las TIC en los procesos educativos, expandiendo el alcance de la docencia universitaria hacia las personas que no tienen las posibilidades de asistir presencialmente a actividades académicas.
Desde un enfoque de sustentabilidad humana, no obstante, es muy importante tener en cuenta que el principal propósito del uso de la tecnología, en este caso las TIC, debe ser el bienestar de todas las personas y la contribución a la realización de las actividades humanas con el menor impacto socioambiental posible. De este modo, los procesos de digitalización, automatización e innovación administrativa requieren contemplar como elementos primordiales la salud psicosocial, el tejido social, el reconocimiento de las brechas digitales, la equidad económica y el equilibrio entre los ámbitos laboral, personal y comunitario de la vida de las personas.
Ester Serrano Pérez, eserrano@uv.mx