Año 17 No. 701 Diciembre 4 de 2017 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Marco Tulio Aguilera, Premio Bellas Artes de Novela 2017

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Mientras más viejo sea uno, más funciona la imaginación”

 

Concursó con la obra Formas de luz, que firmó con el seudónimo Procusto

Karina de la Paz Reyes Díaz

El escritor Marco Tulio Aguilera Garramuño, adscrito a la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV), obtuvo el Premio Bellas Artes de Novela “José Rubén Romero” por Formas de luz, que firmó con el seudónimo Procusto. Por unanimidad, el jurado decidió otorgar el galardón a la obra “porque presenta una propuesta narrativa de gran calidad a contracorriente de las tendencias actuales”.
En el acta del premio, el jurado –conformado por Raúl Mejía, Eduardo Antonio Parra y Juan Manuel Servín– dijo que Formas de luz “se centra en el infierno personal del narrador-protagonista con una profunda visión del ser humano y una ironía descarnada hacia sí mismo. La novela, además, muestra un eficaz manejo del lenguaje y una estructura novedosa y atractiva”.
Este reconocimiento es otorgado por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes, en coordinación con los gobiernos de los estados de Baja California, Campeche, Chihuahua, Coahuila, Durango, Michoacán, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Tabasco y Tlaxcala, así como con la Casa de la Cultura de Gómez Palacio, el Museo “Francisco Cossío”, la Casa “Ramón López Velarde”, la Universidad de Colima y el Patronato del Teatro “Isauro Martínez”, instituciones que recientemente anunciaron a los ganadores de los Premios Bellas Artes de Literatura 2017.
En el caso de Marco Tulio Aguilera (Bogotá, Colombia, 1949), hay que destacar que es autor de más de una treintena de obras literarias, varias de ellas han sido merecedoras de premios en el país y otras más en el extranjero.
A propósito de este premio, compartió con Universo que utilizó como seudónimo el nombre Procusto porque se trata de un personaje de la mitología griega que es molesto, criticón, severo, agresivo y descontento con todo, rasgos con los que él se identifica. “A veces, incluso, puedo molestar por la insistencia en estar criticando y convertirme en juez severo de la gente que considero está haciendo las cosas mal, de manera corrupta o que se está aprovechando de los demás”.
Detalló que Formas de luz es la quinta novela de una saga que ha llamado El libro de la vida, “un proyecto de los que ya no se estilan en el mundo de la literatura, porque es demasiado ambicioso en un mundo donde la fugacidad es la ley”.
En tal empresa trabaja desde hace 25 años y consiste en novelas seriadas, pero absolutamente independientes. La primera de ellas fue Mujeres amadas, publicada por la UV para México, y por Plaza y Janés para otros países; la segunda lleva por título La hermosa vida, publicada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
La insaciabilidad, en tercer lugar, fue publicada recientemente por la Editorial UV y su tiraje está agotado, aseguró el autor; la siguiente de la saga es La honesta lujuria, próxima a ser publicada por la Editorial Nieve de Chamoy, y en quinto lugar está colocada Formas de luz.
“En los últimos años he publicado generalmente en ediciones universitarias y en marginales, aunque en el pasado publiqué en editoriales como Alfaguara y Planeta. Siento que los espacios en las grandes editoriales se han cerrado mucho hacia un tipo de literatura superficial, veloz y hasta mal escrita.”
El entrevistado considera que “hay muchísima basura publicándose y las editoriales la hacen pasar por literatura; en ese sentido, pienso que están deseducando al público lector, como las televisoras comerciales lo hacen con las personas que ven su programación. Contra ese deterioro de la cultura es que se levantan las editoriales independientes y las universitarias, y constituyen un reducto de la cultura auténtica”.

Un poco de Formas de luz
Formas de luz, cuyo subtítulo es El sentido de la melancolía, es una novela ambientada en Xalapa que versa principalmente sobre la depresión. “Trata de responder una pregunta muy vigente en la actualidad: ¿Por qué una persona, aparentemente, exitosa, saludable, que no tiene problemas, de pronto cae en un hueco que es verdaderamente el infierno?”.
Pero además de la depresión, la obra contempla otros temas como el amor, el erotismo, el matrimonio, las mujeres, la mezquindad provinciana, las envidias, las insidias, el mundo de los falsos prestigios. “Es una novela fácil y a la vez difícil de leer, porque el tema es escabroso, terrible”.
Toda la obra de Marco Tulio Aguilera tiene un espíritu alegre, ligero, incluso irresponsable; no obstante, Formas de luz se caracteriza por una marcada diferencia, es más, la emparentó con Crimen y castigo del ruso Fiódor Dostoievski y El túnel, del argentino Ernesto Sabato.
El autor de otras obras como Breve historia de todas las cosas, explicó la razón que lo motivó a enviar esta novela a concurso: “Tengo 68 años y cuando uno llega a esta edad comienza a preguntarse si lo mejor de la vida pasó o si uno tiene expectativas. Mi personalidad es básicamente competitiva en todos los sentidos y cuando mucha gente de mi edad va de bajada, yo voy de subida y corriendo. Esa frase la he acuñado respecto a mi actitud”.
Su participación para obtener este galardón era comprobar si todavía tenía el vigor literario para hacer cosas grandes e importantes. “Me puse en competencia con los novelistas mexicanos de todas las edades y gané”, celebró el colombiano.
Pese a que su compañera de vida le remarca todo el tiempo que los temas de sus obras son viejos, él defiende que “mientras más viejo sea uno, más funciona la imaginación”.
El autor de Cuentos para después de hacer el amor enfatizó que le encanta la competencia, “quizá por complejo de inferioridad, porque siempre quiero estar esperando algo, es una forma de ser, está en mi naturaleza”.
Y va más allá, se desmarca de aquellas personas que quieren pasar por la vida desapercibidas, hacer lo indispensable y desaparecer. “Yo quiero emprender cosas importantes, grandes, incluso locas, y El libro de la vida es un ejemplo”.

Máscara y espejo
Adelantó que la sexta novela de la saga lleva por título Sin máscara frente al espejo, es una evaluación de un escritor, artista y deportista que se coloca como símbolo del hombre y la humanidad.
“Suena muy presuntuoso, pero si pensamos que en cada hombre está resumida la humanidad, no es tan presuntuoso; es, como diría (Friedrich Wilhelm) Nietzsche, simplemente humano.”
Al dar más detalles de El libro de la vida, Aguilera Garramuño compartió que hay una novela más que está en medio del proyecto pero que no le satisface del todo, llamada El amor pleno, la cual obtuvo Mención Honorífica en el Premio Nacional de Novela “Rosario Castellanos” en el año 2000.
“La novela la tengo guardada y algún día encontraré la clave para que pase del estado de ‘insatisfactorio’ a ‘satisfactorio’, porque intenta plantear un amor completo, pleno y desarrollado. Es una novela de amor realizado y no la logré.”
Pero aclaró que el gran contraste es que en el plano de su vida sí experimenta un amor realizado con su esposa. “Pienso que en mi vida sí he realizado lo que no he podido realizar en mis novelas: el amor pleno”.
Marco Tulio Aguilera Garramuño trabajó en Radio UV de 1978 a 1979 y desde este año está adscrito a la Editorial de la UV, donde ha sido miembro del Consejo Editorial de La Palabra y el Hombre, y fundador y director de La Ciencia y el Hombre.
Además, es el académico que más artículos ha escrito en toda la historia de La Palabra y el Hombre, alcanzando a ver publicados 106, lo que se puede verificar en el Repositorio Institucional de la UV.
Como deportista ha representado a la Universidad en seis campeonatos nacionales máster de la Federación Mexicana de Natación, cuyos resultados han sido 20 medallas; también ha sido subcampeón de los 50 metros libres y campeón a Aguas Abiertas 1500 metros en Cancún.

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