Reanudarán en enero
La obra se puso en escena como parte de un ejercicio de la EE Taller de Teatro B
Adriana Vivanco
Roberto Benítez Contreras, profesor de la Facultad de Teatro, coordina el Taller de Teatro B en el que cada año se realiza un montaje, en esta ocasión presentó con sus estudiantes la obra de Antonio Serrano Sexo pudor y lágrimas, en temporada del 18 al 30 de noviembre en el Auditorio “Fernando Torre Lapham”, y en enero llevarán a cabo una segunda temporada en la Casa del Lago.
“Esta experiencia educativa (EE) la cursan los estudiantes a partir del tercer semestre de la Licenciatura en Teatro, como parte del taller dedicamos un semestre a la preparación y otro al montaje de la obra; hicimos lectura de 20 piezas para poder elegir esta obra que tiene la fortuna de que la carga actoral está repartida de tal modo que ningún personaje pesa más que el otro, lo que permite que destaquen por igual todos los actores que intervienen”, explicó Benítez Contreras.
Añadió que otro de los factores que influyó para la elección de esta obra de teatro fue que en la década de los noventa tuvo una gran aceptación gracias a que fue llevada al cine; explicó que la gente conoce la historia por la película y eso hizo que al estar familiarizada con la historia y los personajes se animaran a asistir a la propuesta escénica de los estudiantes David Lara, Thania García, Alan Blasco, Jhasua Castilla, Valeria Dávila, Mariana Pimentel y Gibrán Solar.
“El montaje no está basado en la película, está retomado de la versión original de teatro que tiene muchas indicaciones de dirección, lo que implicó que tuviéramos que hacer mucho trabajo con el espacio. La obra está planteada como una comedia de enredos que conlleva una gran velocidad escénica y requiere un gran involucramiento de los actores.”
Enfatizó que siempre es complicado para los jóvenes actores abordar un personaje; en el caso de esta obra, dijo, el que haya besos y desnudos representa para ellos otro reto como actores. Añadió que por esta razón la obra ha representado para los jóvenes una experiencia de crecimiento actoral.
“Sexo, pudor y lágrimas es una obra que se relaciona mucho con el público, las risas y en general las reacciones de los espectadores pueden ser un factor de desconcentración en el escenario, en esta obra no existe la cuarta pared y siempre tienen que estar pendientes de lo que sucede, esto los ha ayudado a crecer”, enfatizó el director de la obra.
Resaltó que la respuesta del público fue tan buena que se agotaron los boletos de todas las funciones y consiguieron abrir una nueva temporada en enero de 2015 en la Casa del Lago, donde se presentarán durante dos semanas. “El tema de la obra está entre saber para dónde ir con la sexualidad, el amor, la relación de pareja, cuál es el rumbo y cómo los hombres no entienden a las mujeres ni las mujeres a los hombres, todo esto la hace una obra vigente que además logra que la gente se identifique con las historias de los personajes.”
Por su parte Tony Ortiz, director ejecutivo del montaje, enfatizó: “Elegimos la obra porque a pesar de haber sido estrenada hace 13 años mantiene su vigencia, además tiene una impecable construcción dramática, genéricamente es, como lo señala Vicente Leñero en la introducción de la publicación, ‘una comedia de enredos en el sentido más estricto y riguroso del término’ ”.
Refirió que en Xalapa es la primera vez que se realiza una puesta en escena de esta obra y puntualizó que los personajes que propone el autor son complejos, versátiles y dinámicos; asimismo muestran en su conjunto las dudas, miedos, pasiones, conflictos y deseos de las parejas en la actualidad.
“La obra plantea distintos temas de la vida en pareja y narra las historias de tres hombres y tres mujeres, develando la vida de dos matrimonios de clase acomodada que entran en crisis al llegar dos invitados a vivir con ellos, enredos que derivan en los triángulos amorosos.
En la historia se mezclan aspectos como la cotidianidad de los problemas maritales y las diferentes soluciones para cada caso, lo que muestra un mosaico vigente de las crisis de pareja en nuestra sociedad mexicana, además ofrece un análisis profundo y agudo desde la comedia, lo que convierte al hecho escénico en un juego vertiginoso y divertido”, explicó Ortiz.