Ciencia

Privación de sueño y mala alimentación afectan directamente al cerebro

  • Advirtieron investigadoras durante el 6° Congreso Universitario “Hacia una salud integral: innovación, equidad y sostenibilidad” 
  • Tanto los microorganismos como la privación del sueño alteran la producción de hormonas como el cortisol, afirmaron 

 

María Guiomar Melgar Lalanne, académica del Instituto de Ciencias Básicas

María Guiomar Melgar Lalanne, académica del Instituto de Ciencias Básicas

 

David Sandoval Rodríguez 

Fotos: César Pisil Ramos

27/06/2025, Xalapa, Ver.- Hábitos alimenticios y de descanso deficientes pueden provocar afectaciones al cerebro y algunos de estos se generan en el intestino o con repetidas privaciones de sueño, voluntarias e involuntarias, señalaron de forma coincidente investigadoras participantes en el 6° Congreso Universitario “Hacia una salud integral: innovación, equidad y sostenibilidad”, celebrado en el Auditorio “Alfonso Medellín Zenil” del Museo de Antropología de Xalapa (MAX). 

El evento, organizado por la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS) de la Universidad Veracruzana (UV), contó con las participaciones de María Guiomar Melgar Lalanne e Hilda Carolina Peña Escudero, quienes disertaron sobre la importancia de microorganismos en el cuerpo humano y su interacción, que reporta beneficios para ambos, y sobre los efectos de alterar los patrones de sueño, respectivamente. 

Melgar Lalanne, investigadora y docente del Instituto de Ciencias Básicas de la UV, expuso “Microorganismos y estrés: ¿qué podemos aprender”; relató cómo interactúan los microorganismos, particularmente los lactobacilos, y dijo que la gran mayoría de los productos que se comercializan con esta etiqueta, cuando llegan al estudio de laboratorio o al consumidor, están muertos. 

Se estima que el cuerpo humano tiene dos millones de genes bacterianos y existen millones de proteínas que provienen de otros microorganismos que incluso no se han podido identificar, pero interactúan con neurotransmisores, hormonas y enzimas. 

“Esto nos hace preguntarnos si somos humanos o bacterias, por ello ha surgido el concepto de holobionte, un ecosistema que somos cada uno de nosotros y depende de lo que consumimos, como el alimento, los antibióticos y el ambiente.” 

Advirtió que cuando hay una dieta alta en azúcar y grasas la diversidad microbiana variará, alterada a su vez por la dieta occidentalizada que se consume en muchas regiones, la falta de actividad física, el tabaquismo y las enfermedades cardio-metabólicas.

La científica dio cuenta de las múltiples interacciones entre microorganismos y hormonas humanas

La científica dio cuenta de las múltiples interacciones entre microorganismos y hormonas humanas

 

Se ha estimado que existen más de 10 mil especies distintas cohabitando en nuestros cuerpos y que en conjunto pesan lo mismo que el cerebro, aproximadamente dos kilogramos. 

Destacó que cuanto más se acerca la dieta a los productos al natural, más variada es la combinación de microorganismos en el intestino, y quien tiene una peor dieta en variedad es la persona que vive en ciudad, ya que consume alimentos procesados, una gran cantidad de medicinas –principalmente antibióticos– y están expuestos a ambientes tóxicos. 

La especialista planteó que entre los hallazgos más recientes se han definido el eje boca-intestino-cerebro para analizar las reacciones ante agentes patógenos, así como también el incremento de cortisol, hormona que se activa cuando la persona sufre estrés al ocurrir un desbalance en sus niveles, lo que puede provocar estreñimiento o diarrea. 

Guiomar Melgar recalcó que la salud bucal es imprescindible para una buena salud mental y las enfermedades dentales están relacionadas con ciertos tipos de demencia, “una periodontitis puede producir demencia o mal de Parkinson, ya hay resultados que lo avalan”, puntualizó. 

Enseguida, Hilda Carolina Peña, quien cuenta con Maestría en Ciencias de la Salud por el Instituto en Ciencias de la Salud de la UV y de formación psicóloga, impartió la charla “El sueño como una necesidad para todos (incluso para los responsables de la salud integral)”. 

La también académica de la Universidad del Valle de México y el Instituto Universitario Veracruzano, recalcó que los profesionales de la salud a veces descuidan la propia, e incluso el sistema no lo facilita. “El sueño no es un lujo; podemos dormir menos de tres horas diarias, pero no es sano”, precisó.

Hilda Carolina Peña, profesora de la Universidad del Valle de México y el Instituto Universitario Veracruzano

Hilda Carolina Peña, profesora de la Universidad del Valle de México y el Instituto Universitario Veracruzano

 

Definió al sueño de manera general como un estado activo de conciencia donde el cerebro está en un estado relativo de reposo y es reactivo principalmente a estímulos internos. 

Aclaró también que el sueño conductual es un estado reversible, a diferencia del estado de coma, y se ha descubierto que el cerebro es responsable del sueño, además de ser un sistema muy cerrado del cual es imposible tomar muestras. 

“El sueño no es un estado continuo, está sumamente activo y tiene un momento similar a la vigilia, que es el sueño de Movimiento Ocular Rápido (MOR)”, dijo. 

Peña Escudero agregó que el sueño cambia con la edad; no duerme igual un recién nacido que un adulto o un adolescente. El primero dormirá entre 12 a 16 horas, luego de 11 a 14, de 8 a 10 en la adolescencia y de 7 a 8 en los adultos; sin embargo, en los adultos mayores el sueño se caracteriza por muchos despertares y naturalmente su tiempo de sueño irá decreciendo, mientras que en los niños la etapa de movimientos oculares rápidos es mayor. 

Explicó que la hormona cortisol debe reducir su secreción en la noche y aumentar durante el día, no obstante, si ocurre contrariamente, la persona dejará de producir la hormona serotonina, que es iniciadora del sueño. 

Refirió que interrumpir el sueño por el consumo de alimentos como el chocolate podría estar afectando la memoria; se ha estudiado en ratas de laboratorio que continuamente, durante ocho días, tiene efectos sobre el patrón de sueño.

Hilda Peña Escudero exhortó a las y los asistentes, así como al personal de salud, a cuidar sus horarios y patrones de sueño

Hilda Peña Escudero exhortó a las y los asistentes, así como al personal de salud, a cuidar sus horarios y patrones de sueño

 

Asimismo, este es el momento en que se producen y liberan hormonas como la del crecimiento, es el periodo en el que se memoriza y se restaura al cuerpo en general y al cerebro, por ello no debe haber jornadas de 72 horas sin dormir, dado que representa un riesgo de muerte por el estrés al que se somete el organismo. 

Compartió resultados de una investigación reciente que menciona que la restricción de sueño de cuatro horas durante siete días estimula el consumo de alcohol y lo mismo ocurre con el consumo de azúcar. 

“Se pudo observar que cuando las personas padecen de la privación de sueño buscan consumir más azúcar o drogas, legales o ilegales, y suelen juzgar los estímulos emocionales como eventos placenteros; por otro lado, si se priva de manera aguda el sueño en los pacientes con depresión, experimentan una mejora en su estado de ánimo.” 

Afirmó que los profesionales de la salud experimentan privación de sueño en sus centros de trabajo y su “talón de Aquiles” es el sueño; en el mismo sentido, los profesionales sanitarios con sobrepeso u obesidad presentan una peor calidad de sueño en comparación con aquellos con peso normal, posiblemente debido a mecanismos biológicos complejos que incluyen la regulación hormonal, la susceptibilidad genética y cambios en el microbioma.