Recuerdo familiar

Esta semana recordé de manera especial a mi familia y a mi abuela. Tuve la suerte de recibir un pequeño paquete con mole, queso, acuyo, epazote, tamales, todo ello arranca de mi memoria miles de imágenes. En lo personal, suelo asignar parte de mis recuerdos a los objetos, los considero útiles al momento de revivir experiencias.

El valor del paquete no radica en el contenido, sino de quién viene: mis padres. Al abrirlo, saltaron en mi mente aquellos recuerdos de infancia y adolescencia con mi abuela. Evoco, entre otras cosas, el empeño que imprimía para preparar cualquier cantidad y variedad de comida que habría de llevar a alguna de sus hijas. No le importaba la distancia, peso, tiempo ni las normativas o reglas establecidas para abordar. Pasaba la noche previa al viaje limpiando la casa, barriendo el patio, preparando tamales, empacando mole, crucetas, nopales, carne, queso, tortillas., etc. Entre tantas actividades mi abuela perdía la noción del tiempo, lo cual escrespaba a mi tío pues era él quien se encargaba de llevarla a la central camionera. Al final de varias revisiones y recomendaciones sobre cómo cubrir su puesto, mi abuela emprendía el viaje.

Hoy, con el pasar de los años y desde una perspectiva de hijo y no de nieto, entiendo mejor a mi abuela en su afán de complacer a sus hijos. Ahora es mi madre quien prepara y empaca obsequios y comida para mi, ahora soy yo quien los recibe; ahora recuerdo el empeño, cariño y corazón de mi abuela, ahora ratifico y valoro el empeño, cariño y corazón de mis padres.

Las pequeñas cosas que recibí, me hicieron acariciar algunos retazos de momentos vividos junto a mi abuela y familia. Recordé algunas bromas, comidas, fiestas y viajes. He confirmado, una vez más, que en cierto sentido me acompañan sin importar la distancia.

En lo personal, suelo asignar parte de mis recuerdos a los objetos, los considero útiles al momento de revivir experiencias…………