Visita de verano

19:20 hrs. del martes 2 de agosto 2 del 2016, Aeropuerto de Barcelona, es hora de decir adios, nos damos un fuerte abrazo, los ojos se cristalizan, intercambiamos algunas palabras y otro abrazo. Después de 25 días a mi lado, veo como se alejan mis padres, los acompañan sus maletas con algunos regalos y DVD’s cargados de fotografías.

Su visita de verano me reanimó y me dejo una muestra más de su cariño y sinceridad. Ellos son dos de las grandes luces que iluminan mi camino, quizá por eso los sentimientos fueron tan intensos, a tal grado que parecía sonámbulo. Traté de despertarme a sacudidas una y otra vez en bruscos intervalos para caer, nuevamente en mi trance.

Les mostré mi lugar de trabajo, parte de mi proyecto y planes futuros. Se llevan una imagen de mi forma de vida, siempre perfectible más nunca deshonesta. ¿Momentos destacados o memorables? Demasiados. Tuvé la oportunidad de mostrarles algunos rincones y lugares de la ciudad que nos ha abierto las puertas, de caminar por sus calles, parques, plazas; de disfrutar un refresco o cerveza para hacer frente al calor del día. Además, tratamos de mostrarles parte de la cultura e historia de Barcelona, Cataluña y España, su gente, sus bromas, sus servicios, su infraestructura, sus avances y retos como sociedad.

A pesar de que la visita fue como un rayo de luz, mis padres tuvieron la oportunidad de conocer y convivir con una familia Andaluza: Luisa, Fernando, Gemma y León. Luisa ha abierto su casa y su corazón para recibirnos y atendernos, estoy seguro que mis padres vuelven a casa más tranquilos al saber, personalmente, lo valiosa y generosa que es Luisa.

Los aromas y colores que se hacian patentes en nuestra mesa impregnaban un brillo único en mis ojos pues todo aquello era producto del cariño más puro. Ningún restaurante, ni el más fino y elegante, de ninguna parte del mundo, se compara con la comida en casa.

Esta visita de verano ha recargado mis baterías, mi espíritu y mi convicción de hacer las cosas bien, no solo por mi, sino por mi familia y por todo lo que significa mi regreso a ese México de mi alma. ¿Qué otra cosa podría hacer?, ¿Cómo corresponder a mi madre que es una de las esperanzas más queridas de mi vida?. Jamás olvidaré sus gestos de protección, de cariño y de indulgencia, todos ellos permanecerán esculpidos en mi corazón para siempre. ¿Y mi padre? Creo que jamás podré compensar suficientemente lo que él ha hecho por mi. Él forjó mi alma con criterio bajo la lupa de su ejemplo y lo poco que hay de bueno en mí, lleva su emblema.

En mi corazón solo hay agradecimiento, respeto, cariño y devoción hacia ellos, mis padres. También hay un gratitud y cariño hacia Luisa y su familia por todo lo que significa su amistad.

Esto y mucho más ha sido su visita de verano.

19:20 hrs. del martes 2 de agosto 2 del 2016, Aeropuerto de Barcelona, es hora de decir adios…