Universidad Veracruzana

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Riesgo de la salud materna y desaparición de la partería en el Totonacapan

Con la participación de poco más de cien mujeres provenientes de doce comunidades de los municipios de Mecatlán, Filomeno Mata y Espinal, se realizó en la localidad de Entabladero, municipio de Espinal, se realizó el Foro “Protección de la Salud de las mujeres indígenas”, el pasado ocho de junio en el Museo Teodoro Cano de Papantla.

Con la participación de poco más de cien mujeres provenientes de doce comunidades de los municipios de Mecatlán, Filomeno Mata y Espinal, donde los estudiantes de la Universidad Veracruzana lntercultural realizan sus procesos de investigación vinculada, y quienes reflexionaron sobre la situación del acceso a los servicios de salud, las dificultades que enfrentan por su condición étnico-lingüística y de marginación, en el marco del Foro “Protección de la Salud de las mujeres indígenas” convocado de manera conjunta entre la Visitaduría Cuarta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la UVI Sede Totonacapan.

El Foro se convirtió en un conversatorio que contó con la presencia de agentes de salud comunitaria, como parteras, auxiliares de salud y promotoras de la salud que se ligan a diferentes programas y colectivos. Así como de expertos en la materia, como la Dra. Blanca Estela Pelcastre Villafuerte del Cetro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública y el Dr. David Meléndez del Comité Promotor por una Maternidad Segura en México, quien además es miembro del Grupo Intersectorial para el impulso de la partería en México.

La Dra. Blanca Estela Pelcastre Villafuerte abordó las condiciones de desigualdad en el acceso a la salud que se acentúan en las regiones indígenas con respecto al promedio nacional, donde el riesgo reproductivo de la mujer es tres veces mayor que el promedio nacional, la mujer indígena durante su embarazo y lactancia se ve afectada por la anemia en un 40% más que el promedio nacional. La esperanza de vida es de 69 años, menor a la media nacional y la desnutrición infantil es mayor al promedio nacional del 44%. La mortalidad infantil y materna es dos veces mayor que el promedio nacional, por cada 10,000 bebés nacidos vivos hay 228 muertes, y 104 mujeres por cada 10,000 fallecen.

Por ello, garantizar el acceso básico a la salud cuando requiera el servicio médico o de salud, debe ser garantizado por el gobierno, según lo establece el artículo 2º y el 4 constitucional, además del Programa Nacional de Salud; respetando sus derechos humanos y su estructura sociocultural, para ello se han diseñado e implementado políticas de interculturalidad en salud y promovido el parto vertical, además de Casas de Salud de las Mujeres indígenas. El principal reto es materializar el derecho de la mujer indígena a la salud. La ponente exhortó a que el gobierno actúe, porque Veracruz tiene el segundo lugar en maternidad infantil, y además, la normatividad obliga a que el médico investigue si la niña no fue violentada.

En tanto, el Dr. David Meléndez señaló que las dimensiones del derecho a la salud están referidas a la disponibilidad, la accesibilidad (desde lo geográfico, es decir la cercanía, lo económico, que no cueste; y cultural, que sea pertinente), la aceptabilidad, la calidad y la maternidad elegida referente al cuándo, dónde, cómo y quién se atiende: “En dónde parir, con médico o partera. La mujer puede decir cómo, sentada, parada”.

La norma oficial mexicana NOM-007-SSA2-2016, para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y de la persona recién nacida, fue modificada el 7 de abril de 2016 para establecer quien es una partera tradicional, norma que la autoriza para atender los partos de bajos riesgos. La NOM-007 define que la partera tradicional es “aquella persona perteneciente a comunidades indígenas y rurales que practica el modelo tradicional autorizada para la de atención del embarazo, parto de bajo riesgo y puerperio, y atención del recién nacido”; también establece que las parteras pueden canalizar mujeres y recién nacidos a los servicios de salud donde deben ser atendidos con oportunidad.

El doctor Meléndez expuso que la maternidad segura implica llevar un control preconcepcional, que identifica a la mujer que quiere ser madre; un control prenatal para identificar el riesgo del embarazo, la planificación familiar y la anticoncepción a quien lo desee, “pues 5 mujeres de cada 10, no desea embarazarse”. Tener atención del parto por personal calificado para reducir el índice de cesárea, y recibir atención de emergencia obstétrica sí fuera necesario.

En tanto que la maternidad gozosa debe ser disfrutable, agradable, alegre, feliz; con comunicación para recibir toda la información sobre su estado de salud, un trato respetuoso, recibir visita familiar, y una atención pronta en un plazo no mayor de 15 minutos, y con autonomía donde la parturienta mantenga la capacidad de elección para seleccionar al proveedor médico.

Cabe mencionar que después de cada intervención de los ponentes, hubo una traducción al totonaco, y en su momento del totonaco al español, para mejor comprensión de las parteras y personas no hablantes del español. Luego de escuchar, fueron las parteras de Francisco Villa y Las Flores, municipios de Filomeno Mata y Mecatlán, quienes desde su lengua tutunaku se expresaron e iniciaron el intercambio de experiencias. Además de diversas mujeres que expusieron sus casos en cuanto a la atención médica que reciben en clínicas, centros de salud y hospitales de la región.

Debido a que la partera comparte con la parturienta costumbres, tradiciones, experiencias de vida, lo que genera confianza, apertura y sensibilidad que le dan pertinencia cultural a su modelo de atención. Sin embargo, este ha sido limitado al rol de madrina obstétrica por la Secretaria de Salud, se le prohíbe ahora la atención del parto en casa, bajo el supuesto de reducir la muerte materna, sólo se le considera un auxiliar que vigila y canaliza; además de ello, enfrenta una campaña de descrédito y menosprecio a sus saberes, al intencionarse la comparación de las ventajas de atenderse en un hospital con personal “preparado”, que estudió.

Así la medicina alópata hegemónica ejerce violencia simbólica sobre los saberes médicos tradicionales y pone en riesgo una práctica médica que ha sido efectiva en la atención del parto en regiones apartadas, donde incluso las Unidades Médicas Rurales y Centros de Salud no los atienden, y los canalizan a hospitales de Papantla y Poza Rica, porque incluso el de Entabladero, en el municipio de Espinal, es insuficiente y con muchas carencias de personal y equipo.

En sus intervenciones las mujeres expresaron la situación que viven cuando acuden a las clínicas y las dificultades para el acceso a la salud, luego de reflexionar sobre la información que les fue proporcionada. Se puso de relieve, el condicionamiento que algunos médicos y enfermeras realizan cuando la mujer no es atendida en el Centro de Salud o la Unidad Médica Rural y el recién nacido nace en su casa, pues, no les realizan la prueba del tamiz, ni otorgan la constancia de nacimiento para que el niño pueda ser registrado posteriormente: “se debe aliviar y nacer en días hábiles, porque sí el parto se adelanta y es en fin de semana, aun así nos niegan los servicios de la prueba del tamiz y constancia”.

El Foro “Protección de la Salud de las mujeres indígenas”, permitió mostrar el trabajo de los estudiantes, que se vinculan a sus grupos de colaboración o en sus comunidades de origen, y también el de egresados que mantienen presencia comunitaria. Más allá de que los recursos aportados por la CNDH permitieron una efectiva coordinación para el traslado de las mujeres al evento, su éxito se debió a la destacada participación de los agentes de salud comunitaria, en especial las parteras quienes expusieron sus experiencias, saberes, pero también las limitantes a su ejercicio médico tradicional.


Dr. Daniel Bello López
Junio 17, 2017
Espinal, Ver.
Fotografías:
Salvador Dante Neftalí Francisco López

 


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