La galardonada con Fabio Alfredo García y Ulises Jiménez, sus asesores
La patología está relacionada con los altos niveles de ansiedad: María Gabriela Nachón García
Paola Cortés Pérez
En los últimos años se ha registrado un incremento en las patologías relacionadas con la ansiedad y una de ellas es el bruxismo, que es el deterioro de los dientes por frotamiento durante el sueño, señaló María Gabriela Nachón García, egresada del Doctorado en Ciencias de la Salud y académica del Instituto de Ciencias de la Salud.
Mencionó que de 2010 a la fecha, la incidencia de este padecimiento se ha incrementado alrededor de cuatro puntos porcentuales, y agregó que uno de los factores a los que está asociado es el nivel de estrés de los pacientes.
El bruxismo, explicó, “sólo es tratado por los cirujanos dentistas de manera paliativa, a través del uso del guarda oclusal, pero no se había buscado el origen del trastorno”.
En su experiencia como cirujano dentista, la universitaria ha constatado el deterioro que el padecimiento ocasiona en los órganos dentarios; por ello llevó a cabo la investigación “Arquitectura del sueño y niveles de catecolaminas plasmáticas en pacientes bruxistas”, con la que obtuvo el grado de Doctora en Ciencias de la Salud y gracias a la cual recibió el Premio “Arte, Ciencia, Luz” 2016.
El bruxismo
Anteriormente, el bruxismo era considerado una parasomnia (trastorno de la conducta durante el sueño) y fue hasta la más reciente clasificación internacional de padecimientos del sueño donde se clasificó como un trastorno del movimiento, al igual que el síndrome de piernas inquietas y los movimientos periódicos de las extremidades, explicó María Gabriela Nachón.
Su interés en estudiar el bruxismo, compartió, se debe a que es propiciado por diferentes factores etiológicos (agentes responsables del desarrollo de un estado patológico): “Siempre he creído que los odontólogos no debemos quedarnos sólo en el estudio de la cavidad bucal, sino que también debemos considerar todo lo correspondiente a las manifestaciones sistemáticas del organismo y cómo repercuten en la cavidad bucal”.
Enfatizó que la sintomatología de la enfermedad consiste en dolor de cabeza matutino, limitación de la apertura bucal, dolor de la articulación temporomandibular, desgaste de los órganos dentarios, alteración del tejido periodontal, hipertrofia de los músculos elevadores de la mandíbula (principalmente del macetero), dolor en la región cervical, entre otros.
Por lo general, el bruxismo recibe tratamiento paliativo, por lo que el paciente no se cura, “el proceso que vive es difícil porque desembolsa una cantidad importante de dinero, además del desgaste emocional”.
Si no es detectado a tiempo, las secuelas son desastrosas en la cavidad bucal, y aunque se practiquen restauraciones, la actividad de las contracciones de los músculos elevadores de la mandíbula no se corrige y serán destruidas igual que los dientes.
El rechinido de dientes puede considerarse normal en los niños, por el cambio de dentición, “pero si después de los 15 años aún se presenta el frotamiento y apretamiento de los mismos, entonces ya se considera bruxismo”.
Ansiedad altera la actividad motora
María Gabriela Nachón comentó que la realización de una polisomnografía es elemental para obtener un diagnóstico certero: “En una clínica especializada se colocan electrodos en diversas partes del cuerpo, esto permite tener información de la actividad cortical, movimiento de los ojos y de los músculos, con esto se puede establecer la fase del sueño relacionada con los episodios de bruxismo, cuánto duran y si generan microdespertares.”
Detalló que el ojetivo de su investigación fue conocer la arquitectura del sueño y los niveles de catecolaminas, grupo de sustancias segregadas al torrente sanguíneo cuando hay estrés o actividad física, en una muestra de 44 pacientes bruxistas, comparados con personas que no tienen la patología.
“Fue una labor titánica, desde seleccionar a los pacientes y el lugar idóneo, así como tener las condiciones controladas durante toda una jornada de sueño.”
Algunos de los resultados, compartió, es que el bruxismo está asociado con niveles altos de ansiedad, trastornos del sueño, alteraciones en la región orofacial y modificación en la concentración de dopamina, sustancia encargada de controlar el sistema motor del organismo.
Lo anterior permitió plantear la hipótesis de que en el sistema nervioso central el aumento de los niveles de ansiedad genera un desequilibrio en la concentración de dopamina, lo que provoca alteraciones en la actividad motora y contracciones de los músculos elevadores de la mandíbula, presentándose así los episodios de bruxismo.
Asimismo, “pudimos observar que la eficiencia del sueño de los pacientes bruxistas está dentro de los parámetros de normalidad en todas las diferentes etapas del sueño y en las concentraciones de catecolaminas, debido al proceso de homeorresis, que es el fenómeno que tiende a mantener el equilibrio en el cuerpo ante un cambio constante”.
Compartió que su intención es difundir los resultados de su investigación a través de publicaciones, así como exposiciones en congresos, concursos, entre otras actividades.
Con relación al Premio “Arte, Ciencia, Luz”, comentó que este tipo de reconocimientos reconfortan el espíritu, estimula el trabajo y renueva el ánimo para continuar en la investigación.
“Me siento muy satisfecha de que personas con la experiencia como la del jurado, reconocieran que fue un trabajo con una metodología limpia, correcta, con normatividad ética.”
Por último, añadió que el gusto por la investigación debe desarrollarse desde la licenciatura: “Es importante que los jóvenes tengan la oportunidad de saber que la investigación no está lejana a sus vidas y carreras. Todos tenemos, en la actividad que sea, interrogantes e inquietudes por resolver y esto es lo necesario para iniciar una investigación”.