• Karem Guadalupe Sánchez Solano realiza una estancia en el Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada de la Universidad Veracruzana 

• Con apoyo de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación 

• Su trabajo permite entender las características visuales que median la interacción, y destaca las respuestas conductuales derivadas de ella 

Karem Sánchez dictó la conferencia “Respuestas de vuelo de los insectos ante la amenaza de un depredador de emboscada”

Carlos Hugo Hermida Rosales 

Fotos: Omar Portilla Palacios (1) cortesía entrevistada (2 y 3)

11/11/2025. Xalapa, Ver. Karem Guadalupe Sánchez Solano, investigadora postdoctoral en el Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana (UV), evalúa la interacción ecológica presa-depredador que ocurre entre la mosca de las flores y la araña lince verde, con la finalidad de destacar las reacciones conductuales derivadas de ambas. 

La bióloga compartió su trabajo al dictar la conferencia “Respuestas de vuelo de los insectos ante la amenaza de un depredador de emboscada”, en el XVIII Simposio Interno y I Simposio Internacional de Investigación y Docencia. 

Karem Sánchez mencionó que uno de sus intereses es el estudio de la ecología visual, destacando la relevancia de señales y las capacidades de percepción de los animales para poder detectarlas. 

En la estancia que realiza con apoyo de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), bajo la asesoría del investigador Dinesh Rao analiza a través de modelos psicofísicos y con uso de software de inteligencia artificial, cómo el color, la agudeza visual y la distancia influyen en la detección de la araña lince verde por parte de sus presas.

La araña lince verde es un agente biológico de control de plagas

“El estudio permite entender las características que median la interacción presa-depredador, y destacar las respuestas conductuales derivadas de ella”, puntualizó.  

La bióloga explicó que, aunque la araña lince verde tiene un tono fácilmente perceptible por el ojo humano cuando se encuentra en flores amarillas o blancas, para la mosca no lo es. 

Tanto su color como su forma se enmascaran ante el sistema visual de una mosca, por lo cual esta sobrevuela las flores a una distancia que no compromete su seguridad –de 5 a 10 centímetros-, con la finalidad de descubrir si hay un depredador y evaluar si es prudente aterrizar o huir.  

“Si se acerca más corre el riesgo de que la araña la ataque y capture”, aseguró la ponente.

La bióloga realiza una estancia posdoctoral en el Inbioteca

Karem Sánchez enfatizó que, los resultados obtenidos hasta el momento indican que las interacciones entre araña y mosca no afectan de forma significativa la polinización de las flores. 

“La cantidad de depredadores presentes en las plantas no es tanta como para influir en su éxito reproductivo, y en cambio, son importantes controladores biológicos, pues reducen las poblaciones de insectos plaga”, destacó.  

La investigadora mencionó que esta interacción ha provocado una coevolución, en la cual la araña desarrolló una estrategia a fin de pasar desapercibida, y la mosca mecanismos sensoriales aptos para descubrir peligro a distancia.