- Jorge Ricaño, investigador de Ecodiálogo, dijo que los mejores mecanismos para evitarlas es contar con políticas de conservación de especies y hábitats, así como el respeto por las barreras naturales
- Participó en el programa “Tardes de Ciencia”, organizado por la Dirección General de Investigaciones de la UV

Tener ecosistemas saludables disminuye la transmisión de enfermedades de organismos a humanos
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla Palacios
22/02/2023, Xalapa, Ver.- La pandemia de la COVID-19 dejó a la humanidad la enseñanza de que la mejor prevención no es sólo lavarse las manos, sino contar con políticas de conservación, tener ecosistemas saludables y respetar las barreras naturales, subrayó Jorge Ricaño Rodríguez, investigador del Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes (Ecodiálogo) de la Universidad Veracruzana (UV).
Como parte de las actividades del programa “Tardes de Ciencia”, organizado por la Dirección General de Investigaciones de la UV, Jorge Ricaño dictó la charla “La alteración del medio ambiente: una forma común de originar pandemias”.
Comentó que un ecosistema equilibrado es donde miles de especies habitan y coexisten entre ellas sin lastimarse, pero si es alterado, ya sea por la deforestación o pérdida de especies nativas, se abre la puerta a la generación de nuevas enfermedades que al salirse de control se convierten en pandemias, como el caso de la COVID-19.
¿Qué sucede cuando se altera el ambiente y se rompe el equilibrio de las especies que conviven de manera conjunta? Jorge Ricaño mencionó que la alteración del ambiente puede generar una explosión de enfermedades que en primera instancia atacarán a los seres humanos.

La alteración de los hábitats abre la puerta a enfermedades que pueden convertirse en pandemias
“Si se modifica o altera el hábitat de las especies, éstas tendrán que emigrar para buscar otros lugares donde vivir, por lo que hay una mayor posibilidad de que un organismo hospedero de virus o bacterias tenga contacto con un ser humano y se propague”, explicó.
Señaló que el 90% de la devastación de los ecosistemas tiene fines comerciales y económicos; sus efectos son desastrosos al provocar un “efecto dominó”, es decir, se quita el hábitat o posibilidad de coexistir a una especie, lo que afecta a otras que desaparecen, generándose así una alteración en el ciclo natural.
Entre los factores clave que ayudan a entender el problema apuntó: entre más huéspedes distintos existan, es menos probable que se transmitan a seres humanos; entre mayor diversidad exista, es más probable que los patógenos se alojen en huéspedes intermediarios, en lugar de alcanzar directamente a los seres humanos; y si la diversidad genética se reduce porque las poblaciones disminuyen, la probabilidad de que aparezca resistencia a ciertas enfermedades también es menor.

Jorge Ricaño dijo que es importante invertir en investigación dedicada al estudio de la diversidad de los patógenos, sus reservorios silvestres y vectores
Planteó dos acciones que pueden realizar los seres humanos por su salud y para evitar que en el futuro se desencadenen pandemias más peligrosas: el primero, cuidar la alimentación, hacer ejercicio, reducir los niveles de estrés y desapegarse de la tecnología y las redes sociales.
El segundo, impulsar una salud planetaria que implique el cuidado del medio ambiente, conservar la biodiversidad, evitar crear zonas de riesgos y disminuir los efectos de zoonosis, y que las cepas virales, bacterianas y fúngicas permanezcan en sus ambientes naturales.
“Para evitar la creación de zonas de riesgo se debe tomar en cuenta que los cambios de uso de suelo en áreas con alta biodiversidad contribuyen a la crisis climática y a la pérdida de especies, además de generar importantes problemas de salud pública.”
Lo principal, indicó, es invertir en investigación dedicada al estudio de la diversidad de los patógenos, sus reservorios silvestres y vectores.
“Con la pandemia de la COVID-19 se debe reconocer que la prevención es tener ecosistemas saludables y respetar las barreras naturales, tener políticas de conservación, de sustentabilidad y de desarrollo de bajo impacto ambiental.”