- La investigadora de la UV, Blandina Bernal, dictó la conferencia “Investigación conductual sobre estrés, afecto y desarrollo”, en el marco del Simposio Internacional de Neuroetología
- Explicó los resultados de estudios realizados con modelos animales, para comprender los efectos del estrés y de los tratamientos de ansiolíticos en distintas etapas del desarrollo

Blandina Bernal, investigadora del Instituto de Neuroetología de la UV
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla Palacios
11/11/2025, Xalapa, Ver.- Blandina Bernal Morales, investigadora del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV), afirmó que el estrés y las enfermedades dejan una marca biológica en el organismo desde la vida intrauterina, generando un “código inconsciente” que influye en el desarrollo emocional y conductual a lo largo de la vida.
Lo anterior, al impartir la conferencia “Investigación conductual sobre estrés, afecto y desarrollo”, en el marco del Simposio Internacional de Neuroetología realizado en la Sala Anexa de Tlaqná, Centro Cultural de esta casa de estudios, donde sostuvo que estas huellas pueden reprogramarse mediante experiencias emocionales positivas, vínculos seguros, psicoterapia, regulación del estrés y uso adecuado de fármacos, lo que demuestra la capacidad de plasticidad del cerebro humano.
A lo largo de su intervención, presentó y explicó resultados de diversos estudios realizados con modelos animales, con el objetivo de comprender los efectos del estrés y de los tratamientos de ansiolíticos en distintas etapas del desarrollo, para ello usaron ratas de laboratorio, adultas, jóvenes y bebés.
Encontraron que, desde edades posnatales tempranas, el sistema nervioso responde a estímulos estresantes y a fármacos, lo que ofrece información sobre cómo se desarrollan las respuestas conductuales ante manipulaciones farmacológicas y no farmacológicas, explicó.

Habló de los diversos estudios realizados con modelos animales, con el objetivo de comprender los efectos del estrés
Asimismo, han identificado efectos ansiolíticos y neuroprotectores de ciertas sustancias naturales, como mezclas de ácidos grasos presentes en líquidos biológicos maternos –líquido amniótico, calostro y leche–, que reducen conductas asociadas con la ansiedad.
En modelos de ratas gestantes, observaron que la gestación tiene un efecto neuroprotector, ya que incrementa la actividad neuronal y reduce conductas de desesperanza. Además, las crías de madres que realizaron ejercicio durante la gestación mostraron menor ansiedad ante situaciones de estrés, lo que sugiere que la actividad física materna puede generar beneficios emocionales para la descendencia.
Bernal Morales señaló también que los factores ambientales, como el aislamiento social, generan un aumento de la ansiedad; mientras que el enriquecimiento ambiental actúa de manera semejante a los ansiolíticos, lo que evidencia la importancia del entorno en el bienestar mental.
Estos hallazgos, reiteró, han sido posibles gracias a la amplia trayectoria de investigación que ha desarrollado junto con su equipo y estudiantes, a través de numerosos estudios conductuales y neurofisiológicos realizados en distintas etapas del desarrollo de modelos animales.

Participó en el Simposio Internacional de Neuroetología
Los resultados acumulados de estas investigaciones han permitido identificar patrones de respuesta al estrés, validar el uso de sustancias con potencial terapéutico y reconocer los efectos protectores de factores biológicos y ambientales sobre la salud mental.
Finalmente, la investigadora destacó que la ciencia busca trasladar estos hallazgos a la comprensión de la salud humana: “Nos interesa entender la salud humana, por eso hacemos investigación, para conocer cómo el estrés impacta el desarrollo y cómo podemos revertir sus efectos”, concluyó.
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