Ponencia en el Segundo Foro Universitario «Transformación con voluntad y espíritu crítico»

Una propuesta de innovación disruptiva en el uso y desarrollo de medios de comunicación  digitalizados  para invertir los flujos de información y conocimiento desde entornos internos y externos en la Universidad Veracruzana

Rodolfo Calderón Vivar

Proyecto de Multimodalidad Educativa

Sistema de Enseñanza Abierta

 

Durante mucho tiempo el uso de la tecnología para el desarrollo de las comunicaciones y la información en nuestras universidades ha tenido un sesgo endógeno y controlado desde las cúpulas institucionales. Cupularmente se toman las  decisiones de que, quién, como, donde y cuando controla y produce los mensajes contenidos en los canales diversos de comunicación a través de plataformas digitales.

 

Yo sugeriría descentralizar la articulación de medios, canales y normas de uso, los flujos de información y conocimiento que pasan por diversos tamices y  filtros delimitadores que lejos de incentivar, coaccionan el potencial de uso de parte de  docentes, estudiantes  y de otros segmentos de la comunidad universitaria, y le impiden también el comunicarse abiertamente con diversos sectores de sus entornos sociales mediatos e inmediatos.

 

Propondría también estrategias de innovación disruptiva que inviertan el uso de nuestras plataformas tecnológicas con un cariz técnico y  sesgado en la experticia informática, para propiciar, con diferentes niveles de habilidad tecnológica, su conexión con grupos preactivos internos del profesorado y estudiantado, conectados con grupos demandantes de stakeholders situados en la sociedad del en torno a nuestra universidad.

 

También propondría que  nuestras universidades dejaran de centrar sus procesos en los estudiantes, para focalizar un cambio dirigido a aplicarlos en el conocimiento, haciendo partícipes de su reconstrucción y construcción a los docentes y estudiantes, en relaciones simétricas y colaborativas y desde la perspectiva del pensamiento complejo que, transformado en método, convierte a los procesos de enseñanza aprendizaje en dialógicos, divergentes, multirreferenciales y sistémicos. El pensamiento complejo es eminentemente crítico.

 

 

Debemos ahora generar el uso de medios digitalizados desde la base, teniendo a la universidad no como proactiva unilateralmente en su  oferta académica, sino en reactiva a lo que los ciudadanos demandan como necesidades de formación en sus respectivas regiones. Ese sería un punto medular para hallar sentido al concepto de vocaciones regionales

 

Debemos abrir nuestra universidad a la posibilidad de engarzar sistémicamente los entornos personales, sociales e institucionales del conocimiento a través de las redes digitales. Hoy más que nunca el conocimiento intuitivo, empírico y teórico permea a nuestra sociedades y se origina no solo en las universidades sino también en las empresas, en las organizaciones sociales y en los cuerpos ciudadanos.

 

Redes sociales y redes colaborativas, televisión y radio convergentes, herramientas multimediales interactivas, deben ser utilizadas   para que la universidad sea receptiva de las demandas de educación ciudadana y para establecer nuevos vínculos con stake holders de las entidades sociales de sus entornos internos y externos.

 

Debemos abrir nuestros proyectos detonadores como el  Proyecto Aula y los programas de trabajo de innovación académica y descentralización para la sustentabilidad, a través del uso innovador disruptivo de los medios de comunicación digitalizados para recibir retroalimentación inmediata de las sociedades en torno a nuestros campi universitarios.

 

Generar esa expectativa de trabajo exógeno institucional mediante el uso de la tecnología hoy cubierta de una capa de centralización y cerraduras, propiciaría un auge inusitado de usuarios y un sentido más práctico de lo que significa la distribución social del conocimiento.

 

En ese sentido, cambiaríamos el hecho de ser universidad pública empeñada en usar de la tecnología como un medio de difusión de programas  y servicios, por una universidad que genere canales de comunicación para ciudadanos que aporten  demandas  sobre  programas educativos acordes a lo que su región demanda. A eso es lo que denomino innovación disruptiva en el fomento del uso de la tecnología al servicio de la educación, en un  marco de apertura democrática     hacia nuestros  entornos sociales más próximos.

 

Aprenderíamos a trabajar con segmentos poblacionales que también necesitan del conocimiento y de la atención de nuestra universidad, tales como mayores de 55 años, conectados a programas que les permitan aprender nuevas competencias y habilidades, realizar rutinas de ejercicio físico y ser controlado en sus señales vitales por nuestros centros médicos en las facultades de medicina.

 

Aprenderíamos a trabajar directamente con la demanda de profesionales de la contaduría y la administración  con necesidad de recibir cursos de asesoría sobre reformas fiscales o nuevas formas de entrenamiento de personal, atendidos en sus propios centros de trabajo.

 

Aprenderiamos a conectar a nuestros entidades contenedoras de saberes económicos, sociales, humanísticos, artísticos y técnicos, vinculadas a  aquellos grupos o individuos que necesiten análisis de contenidos, factibilidad y proyecciones sobre problemáticas políticas, financieras o de ingeniería aplicada, de manera personalizada y/o confidencial, o grupal colaborativa.

Aprenderíamos a conectar a nuestros investigadores con la demanda de aquellas empresas públicas y privadas que requieran de innovación y solución de problemas en sus organizaciones, basados en la investigación aplicada.

Aprenderíamos a establecer la conexión de demandantes reales de soluciones derivadas del conocimiento básico y aplicado de nuestras facultades, a través de nuestras plataformas, propiciando su costeo a base de diferentes formas de autofinanciamiento.

Abriríamos pues nuestros horizontes tecnológicos al terreno del contacto real con la sociedad en nuestro entorno próximo y lejano.

El como hacerlo depende de una revolución total del uso de los medios de comunicación digitales en nuestra universidad y de nuevas formas de entender el papel que como docentes, estudiantes, directivos o trabajadores administrativos, debemos asumir en función de lo que requiere la gente.