
A finales de agosto, una noticia encendió las alarmas en Internet: la empresa de ciberseguridad ESET anunció el descubrimiento de PromptLock, un programa dañino considerado el primero en usar Inteligencia Artificial (IA) para llevar a cabo sus ataques. La misma tecnología que hoy nos ayuda a crear imágenes o redactar textos, también puede ser utilizada con fines peligrosos.
Lo que vuelve inquietante a PromptLock es su capacidad de cambiar de comportamiento cada vez que se activa, gracias al uso de IA generativa. Esto lo convierte en una amenaza mucho más impredecible que los virus tradicionales.
Para entender mejor el impacto, conviene recordar cómo funciona este tipo de ataque. Generalmente, lo que hace es bloquear el acceso a la computadora, cifrar los archivos y exigir un pago a cambio de liberarlos. Es un chantaje digital que pone a las víctimas contra las cuerdas.
En el caso de PromptLock, los investigadores aclaran que aún no es un virus terminado, sino un experimento o prototipo creado para mostrar lo que podría llegar a hacer. Sin embargo, ya deja ver un cambio preocupante: mientras otros ataques siguen un guion fijo y predecible, este integra un modelo de lenguaje que le permite adaptarse al sistema de la víctima y generar instrucciones maliciosas en tiempo real.
Entre sus capacidades están: explora carpetas, analizar documentos, cifrar información, robar datos e incluso borrarlos. Para hacerlo utiliza un algoritmo de encriptación rápido y eficiente, lo que le da aún más alcance.
Aunque de momento se trate solo de una prueba, PromptLock es un recordatorio claro de hacia dónde evoluciona la ciberdelincuencia: amenazas cada vez más inteligentes, dinámicas y difíciles de detectar. La pregunta que queda en el aire es, si estaremos preparados para enfrentarlas.