Universidad Veracruzana

Blog de la Multimodalidad Educativa del SEA

Publicación de textos académicos, reseñas e informaciones diversas del Sistema de Enseñanza Abierta sobre educación abierta, a distancia y multimodal, transmedia educativa y redes de conocimiento y aprendizaje en multiplataforma. Editor General: Rodolfo Calderón Vivar



Si la educación no es subversiva, entonces no es educación: Leonardo Garnier, Ministro de Educación de Costa Rica

Leonardo Garnier es Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Costa Rica, y Doctorado en Economía por la New School for Social Research, New York. Actualmente – y desde el año 2006 – es el Ministro de Educación Pública de Costa Rica, de 2006 a 2010 durante la segunda Administración de don Oscar Arias Sánchez y a partir de 2010 bajo la Administración de doña Laura Chinchilla Miranda. Su más reciente creación es el libro «Costa Rica: un país subdesarrollado casi exitoso», escrito en conjunto con Laura Cristina Blanco.

Su punto de visto respecto a como debe ser la educación, con base a su experiencia en el campo educativo latinoamericano, choca diametralmente con las posturas de élites burocratizadas de muchos sistemas latinoamericanos, empeñadas en formar trabajadores para el sector privado que adocenadamente cumplan una función de productividad basada en el ajuste a modelos laborales homogéneos y estandarizados.

Esta interesante exposición es una advertencia de como debemos afrontar la educación los educadores, los estudiantes y, ¿por que no?, los administradores educativos para no coartar el impulso creativo y rebelde de nuestros estudiantes, frenando su derecho a la réplica y a la crítica, para transformar a nuestra sociedad desde el propio cambio de los sistemas educativos latinoamericanos.

Se aceptan comentarios a lo expuesto por Leonardo Garnier, que serán contestados puntualmente por nuestros editores.

  

Vea Hoy la Teleconferencia: Comunicación e Interculturalidad, impartida por César Herrera desde el CIESPAL

En esta teleconferencia  se realizarán interesantes reflexiones sobre la democratización de la comunicación a través de la integración de las distintas culturas, nacionalidades y pueblos en América Latina. Inicia a las   11 de la mañana.

Planteará alternativas para fomentar una visión de comunicación intercultural como eje del trabajo en nuestros países.
Parte de la charla busca repensar los formatos, tiempos y espacios de comunicación acorde a las diversas culturas que se integran.

Watch live streaming video from ciespal at livestream.com


¿Pueden las TICs ayudar a centrar más la responsabilidad de aprender en los estudiantes que en la conducción de los docentes?

PUNTOS DE VISTA ENCONTRADOS
¿DEBEMOS IMPLEMENTAR LA CLASE INVERTIDA?

PUNTOS DE VISTA ENCONTRADOS
¿DEBEMOS IMPLEMENTAR LA CLASE INVERTIDA?

Jonathan Bergmann es coautor con Aaron Sams del libro Invierta su clase: involucre cada día, a cada uno de los estudiantes en cada una de las clases”, que ISTE publicó en junio pasado. Él es el facilitador tecnológico líder de la Institución Educativa Joseph Sears, en Kenilworth, Illinois, USA. 
Recibió el Premio Presidencial a la Excelencia por la enseñanza de Matemáticas y Ciencias en el 2002 (Presidential Award for Excellence  for Math and Science Teaching in 2002) y fue semifinalista en el premio del Maestro del Año en Colorado (USA). Publica el blog: http://flipped-learning.com/

Derrick Waddell trabajó como docente e instructor de tecnología (TIC) en los Colegios “Cullman County Schools” de Alabama, USA. Luego como Capacitador Certificado de Apps Educativos de Google, impulsó activamente desde su blog  las tecnologías en la nube con fines educativos.

Cuando Aaron Sams y yo, comenzamos hace seis años, a invertir la forma en la que realizábamos nuestras clases [1], lo hicimos para responder una importante pregunta: ¿cuál era el mejor uso que podíamos darle a nuestro tiempo presencial en el aula? Como maestros de Ciencias, sabíamos que en lugar de pararnos frente a los estudiantes y darles una clase magistral, emplearíamos mejor el tiempo, circulando entre los estudiantes y ayudándoles con los conceptos y problemas difíciles. Sabíamos también que debíamos incorporar de mejor manera, en nuestras prácticas de aula, el aprendizaje basado tanto en Indagación como en Problemas. Así que invertimos nuestras clases de Química, tanto las básicas como las avanzadas y desde ese momento no hemos vuelto a dar una clase magistral.Pueden argumentar algunos que nos hemos acogido a una manera pobre de enseñar, dar una clase y grabarla en video. Hasta cierto punto estoy de acuerdo con ellos. Pero lo sorprendente de invertir la clase es que nos ha permitido cambiar el modelo de enseñanza basado en la clase magistral y pasar a otro en el que el aprendizaje está centrado en el estudiante, fundamentado en problemas y jalonado por la indagación. Como nos ganamos todo ese tiempo de clase adicional, reevaluamos todas las actividades y el sitio que ocupaban en nuestro currículo. Hoy en día nuestros videos son opcionales. A los estudiantes les damos varias alternativas para aprender. La mayoría de ellos ven nuestros videos, pero otros consultan sus libros de texto o simulaciones en línea. En esencia, hemos transferido a los estudiantes la responsabilidad de aprender y de eso se trata reamente, invertir la clase [1].

Si usted ensaya invertir sus clases, en mi opinión encontrará que sus estudiantes comienzan a responsabilizarse más de su propio aprendizaje; estarán más comprometidos y activos durante sus clases y aprenderán a trabajar de manera colaborativa. Comenzarán a considerarlo a usted más como un mentor que como un diseminador de conocimiento; y, si en algo se parece usted a mí, no querrá volver al viejo método de pararse frente a sus estudiantes a dar una clase magistral, porque tendrá evidencia de los beneficios del nuevo modelo, todos los estudiantes comprometidos, aprendiendo, retados y teniendo la educación individualizada que requieren.

¿Deben hacer este cambio todos los docentes? Creo que muchos deben considerar la idea de invertir al menos algunas de sus clases. Aaron y yo las invertimos todas. ¡No más clases magistrales! Pero me temo que este tipo de enfoque no funciona para todos los grados escolares. En mi nuevo cargo de facilitador tecnológico para los grados Kindergarten a 8°, encuentro que invertir algunas clases específicas, en especial las más concretas, como gramática y matemáticas, es lo que hace más sentido en estos grados escolares. Cabe aclarar si que he visto funcionar clases invertidas en todos los niveles educativos desde los grados elementales hasta los de educación superior.

¿Pueden invertirse todas las asignaturas? Probablemente no. Esta metodología parece funcionar mejor con asignaturas que tienden a ser más lineales, como matemáticas, ciencias y lenguas extranjeras. Sabemos de maestros de inglés y de inglés avanzado, que invierten sus clases con mucho éxito (se sugiere consultar el sitio: Flipped Coach).

La pregunta es entonces ¿debe usted invertir su clase? ¡SÍ! Pero antes de hacerlo, debe formularse esta importante pregunta ¿cuál es el mejor uso que puede usted darle a su tiempo presencial en el aula? Cuando la responda, rápidamente se dará cuenta que invertir todas las clases, o algunas de ellas, tiene sentido.

¿Cómo podemos cambiar el modelo educativo actual de manera que permita a cada estudiante aprender y sobresalir? Esta es la pregunta que la clase invertida [1] pretende responder. Inicialmente puede parecer una respuesta innovadora, pero los problemas subyacentes como la mala pedagogía, el énfasis excesivo en la rendición de cuentas y la brecha digital, todavía existen. El concepto de la clase invertida, sobre todo la parte del modelo que pide a los estudiantes ver vídeos en casa, seguirá teniendo fallas mientras persistan los siguientes problemas de fondo:Sigue siendo consumismo. A pesar de ofrecer tiempo de clase enriquecido, el material disponible con el que usted pide a los estudiantes que aprendan, todavía se les presenta para que ellos lo consuman: Vean esta clase, vean estos ejemplos de problemas y busquen luego a su maestro para que les ayude. Cuando el estudiante mira el video, no están presentes ni la indagación ni la colaboración, es una acción pasiva. El futuro de la educación no está representado en una nueva forma de consumismo sino en nuevas maneras de pensar sobre cómo aprenden los estudiantes mediante ideas como el aprendizaje basado en proyectos y colaborativo. ¿Por qué no encontramos rutas innovadoras para que nuestros estudiantes se conecten, colaboren y creen, en lugar de nuevas maneras para que simplemente consuman información?

Los docentes todavía son los responsables por el desempeño de los estudiantes. La clase invertida [1], pone la responsabilidad del aprendizaje en manos de los estudiantes. Esta es una idea que vale la pena fomentar, pero que desafortunadamente se estrella en el momento con la exigencia que en el tema de responsabilidad se hace a los maestros en todo el mundo. Se espera que los maestros sean los expertos, que educan a los estudiantes y son responsables de evidenciar lo anterior, mediante la aplicación de pruebas estandarizadas; cuando en realidad cada estudiante debería ser responsable por aprender. Esto significa que debíamos enfatizar menos la aplicación de pruebas estandarizadas y más, el aprendizaje en base a proyectos e indagación. Hasta que se lleve a cabo este cambio de pensamiento, conceptos como la clase invertida no podrán funcionar efectivamente.

No todos los hogares tienen la posibilidad de sostener la clase invertida. Mi mayor preocupación sobre este modelo es la falta de ubicuidad de acceso a clases invertidas, pues en muchas partes del mundo las personas no cuentan con Internet de banda ancha y esto es especialmente cierto en las zonas rurales y en las áreas en las que se concentran los mayores porcentajes de pobreza. Esto significa que un abrumador número de estudiantes no podrán participar en clases invertidas. Inclusive, los que tienen acceso inalámbrico, se van a enfrentar a problemas de disponibilidad de suficiente ancho de banda y restricciones para encapsular los datos. Convertir en mandatorio el uso de la tecnología (TIC) en el hogar, solo servirá para acrecentar la brecha del logro académico entre los estudiantes que tienen medios económicos y los que no los tienen, problema este que es ya prevalente en la educación. Hasta que el acceso a la banda ancha esté presente en cada hogar, la clase invertida marginará un segmento del estudiantado, dejándolo sin la instrucción que necesita, mientras que sus pares más favorecidos continúan triunfando.

Como sociedad, necesitamos enfocarnos más en reformar los niveles fundamentales de la educación. Requerimos ajustar nuestra forma de pensar sobre la educación, no solo sobre la apariencia de ésta. Necesitamos impulsar la educación hacia delante y no hacia los lados. Hasta que esto suceda, la clase invertida y conceptos similares a esta, continuarán moviendo los procesos educativos sobre la misma senda en lugar de saltar sobre esta.

 

 

El imparable ascenso de la educación abierta

Por  , Cofundador de la revista digital Yorokobu

Algo está cambiando en la educación superior. El profesor Sebastian Thrun deja Stanford para abrir su propia universidad abierta al mundo. Los investigadores en Reino Unido se rebelan contra el monopolio de las editoriales que manejan la publicación de investigaciones académicas. Harvard presiona a estas mismas compañías para que bajen sus precios y anima a sus investigadores a compartir su trabajo en plataformas abiertas. Jimmy Wales colabora con el gobierno británico para que todos los estudios científicos financiados por el contribuyente estén accesibles en la web de forma gratuita.

El viento cambia de dirección y conduce hacia una mayor apertura en las universidades. Las instituciones académicas y los negocios que giran en torno a ella ya no pueden evadir el impacto de internet por mucho que lo hayan conseguido hasta ahora. Los cambios disruptivos que proporcionan la Red y la cultura abierta que trae consigo hacen que este cambio sea imparable.

Vayamos por partes:

A principios de enero, Tim Gowers, un matemático de la Universidad de Cambridge se desahoga en su blog personal contra el sistema de publicaciones académicas. Una diatriba que va camino de convertirse en el J’accuse del mundo académico actual.

En su post denuncia lo que considera prácticas abusivas de compañías como Elsevier, que controlan muchas de las publicaciones responsables de difundir el conocimiento científico en el sector académico. Tal y como funciona el sistema actual, los investigadores envían artículos a estas publicaciones que son revisadas y editadas por profesionales de ese mismo ámbito. La compañía escoge lo que considera los mejores y los publica en sus revistas y base de datos digitales.

Toda esta información se revende a las universidades que, en el caso del Reino Unido, supone un coste de 250 millones de euros al año, una décima parte del dinero que aporta el estado a la investigación.

El problema tiene varios frentes. Primero está el precio. Suscribirse a algunas de las publicaciones más caras puede llegar a costar 18.000 euros al año.

Segundo. Los científicos, en cambio, no cobran nada por ello. Pero que te publiquen en este tipo de medios es un factor determinante a la hora de escalar rangos en la jerarquía catedrática y tener acceso a más fondos para investigar.

Además, buena parte de esta información está financiada por los contribuyentes. Conocimiento que se cierra detrás de un muro de pago y que lucra a una compañía que, según The Guardian, opera con márgenes de más del 30%.

La distribución de esta información se complica porque solo aquéllos que tienen acceso a estas plataformas pueden leerlo. Las compañías se convierten en los guardianes de lo que tiene éxito y lo que no, en contraste con un sistema abierto donde entran en juego otros factores. La propiedad intelectual de los textos también se queda en sus manos. Para más inri, Elsevier apoya la polémica ley SOPA, denuncia Gowers.

Los investigadores que trabajan por su cuenta tampoco se pueden permitir acceder a estas plataformas cerradas que no facilitan la búsqueda semántica ni la manipulación de la información para hacer más eficiente el proceso de investigación. En definitiva, en opinión de Gowers y muchos de sus coetáneos, el sistema está completamente quebrado.

En su momento de catarsis, el matemático de la Universidad de Cambridge, se encuentra con el respaldo de miles de profesionales. Su artículo recibe más de 400 comentarios y a raíz de la protesta se crea un boicot a Elsevierque cuenta ya con más de 11.000 firmas de profesionales del ámbito académico. El científico es inequívoco. “No los necesitamos”, sentencia su post.

Las editoriales responden diciendo que son un importante pilar del mundo académico y que su trabajo aporta mucho valor. Pero crecen las opiniones que dicen que acabarán como la enciclopedia británica por mucho que sigan ganando mucho dinero.

Harvard también se enfrenta a las editoriales

La semana pasada, la Universidad de Harvard se unió a esta rebelión e instó a sus investigadores a compartir sus investigaciones de forma gratuita en la Red.

El director de la biblioteca de Harvard resume muy bien la incoherencia de este sistemaen declaraciones a The Guardian. “Todos nos enfrentamos a esta paradoja. Nosotros, la facultad, hacemos la investigación, escribimos los artículos, los editamos, formamos parte de los consejos editoriales. Todo lo hacemos gratis y luego recompramos el resultado de nuestro trabajo a unos precios escandalosos“.

El anuncio fue especialmente significativo porque proviene de una de las universidades más ricas del mundo (con un fondo de inversión valorado en más de 30.000 millones de dólares). Sin contar la influencia y el efecto dominó que esto podría tener sobre otras universidades. Leer más…