De la teoría a la práctica
En cierto modo la construcción de conocimiento en el aula se identifica con la idea de Pierre Bordieu acerca del capital cultural incorporado, es decir el que refiere a la capacidad del ser humano de cultivarse, proceso gradual en el que intervienen componentes teóricos y prácticos y sin duda factores tales como ensayo, acierto y error, disciplina, constancia y vocación.
Tratándose de estudiantes de diseño, al interiorizarse dicho capital se forma un hábito, que dicho rápidamente en este caso no es otra cosa que la condición que permite generar piezas de comunicación visual; diseños pertinentes, estables, estructurantes y estructurados, una y otra vez, siempre de acuerdo con lo que la cosa debe ser a partir de relaciones necesarias y obligadas entre forma y función.
Aquí se muestran los resultados de distintas experiencias educativas de la Licenciatura de Diseño de la Comunicación Visual de la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana, un repertorio variable, una suerte de catálogo de las consecuencias del aprendizaje, un conjunto de productos, muchos notables, que por sí mismo y con patente claridad expresa el lugar-en-el-que-estamos, esto es, el status o el nivel de nuestros procesos de enseñanza aprendizaje, más una visión relativamente homogénea de lo que entendemos por diseño desde ángulos coincidentes y diversos y desde posturas y aportaciones que son, en el salón de clases, complementarias y suplementarias a la vez, de una experiencia educativa a otra.
Muchas de las piezas aquí exhibidas son ejercicios a los que hay que apreciar como tales y, sin embargo, no pocos poseen las características de productos terminados dispuestos a ser observados, medidos, evaluados en el mundo real (extramuros) como efectos cabales del diseño, hecho que no hay que aumentar para dormir en laureles pero tampoco disimular en lo absoluto.
Omar Gasca, mayo de 2015
