Obtuvo el Reconocimiento Comie a las Tesis de Posgrado sobre Educación
Su investigación documentó la práctica tradicional de mujeres indígenas y pescadoras del sur de Veracruz
Claudia Peralta Vázquez
Carlos Sandoval Rivera, integrante del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE), recibirá un reconocimiento por parte del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (Comie), organismo que seleccionó su trabajo doctoral como el mejor del país, dentro del concurso de Reconocimiento Comie a las Tesis de Posgrado sobre Educación, nivel doctorado.
“Los herederos de Achaneh: educación intercultural y diálogo de saberes en la documentación audiovisual de prácticas tradicionales sustentables en el sur de Veracruz”, es el título del estudio por el cual obtendrá dicha distinción en noviembre del año en curso, en la ciudad de San Luis Potosí, en el marco del Congreso del Consejo Mexicano de Investigación Educativa.
A propósito de lo anterior, Sandoval Rivera expresó que a principios del presente año sometió su investigación al concurso del Comie sin imaginar que sería elegida la mejor del país.
Sin embargo, reconoció que a través de este estudio –iniciado en 2011 y concluido en 2015, y realizado bajo la dirección de Gunther Dietz– procuró que la parte científica y académica que caracteriza a un proyecto de este tipo trascendiera al ámbito social y aportara soluciones a una problemática propia de una comunidad.
Toda vez que su formación académica y educativa la inició en el área intercultural, pues fue uno de los fundadores de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), donde laboró en la sede Las Selvas ubicada en Huazuntlán, decidió centrar la investigación en un grupo de mujeres de origen indígena y hablantes de lengua náhuatl, dedicadas a la pesca en el municipio de Zaragoza, ubicado en el sur del estado de Veracruz y colindante con las ciudades de Coatzacoalcos y Minatitlán.
El propósito fue hacer un registro y difundir con el apoyo de la herramienta audiovisual la importancia de esta labor milenaria, sus mitos, riqueza y preservación de la cultura, lengua, conocimientos, identidad y tradiciones, con la utilización de recursos estéticos y artísticos para detonar procesos educativos. Es por ello que se hizo un documental que está articulado al trabajo de investigación.
Lo que hace diferente a esta tesis, dijo, es que parte de la premisa de que la universidad es un espacio creado para generar conocimiento, pero también para resolver algo concreto como problemáticas detonantes en la sociedad.
Detalló que lo curioso de esta comunidad es que las señoras practican dicha actividad mientras sus maridos se dedican a la agricultura, dualidad que ocurre en muy pocas localidades del mundo.
Durante el desarrollo del proyecto y contrario a lo que él esperaba, también impartió el taller denominado “Saberes locales y video participativo”, en el que intervino un grupo de 10 estudiantes de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV), originarios de aquella región, quienes motivados realizaron actividades ligadas con la producción audiovisual del documental, el cual tiene una duración de 25 minutos con 26 segundos.
Narró que el resultado fue enriquecedor, pues además de conocer y adentrarse en la filmación, sirvió para que los jóvenes se involucraran en esta labor liderada por las mujeres, que implica introducir la mitad del cuerpo a una laguna o área pantanosa con su respectivo metayahual (red sujetada a un aro para pescar) con el fin de capturar especies como camarones y peces.
Pero no sólo eso, pues además les permitió darse cuenta de las problemáticas ambientales de su comunidad, como la contaminación de los ríos y cuerpos de agua.
“No fue una idea totalmente mía ni académica, sino que se fue transformando a partir de la interacción con las personas, lo que le dio cierta validez en el ámbito comunitario.”
La tesis implicó moverse desde la rigidez académica hasta la pertinencia social, subrayó.
Destacó –dentro de esta práctica– la capacidad de organización y cooperación entre las mujeres, factores que les ha ayudado a generar comunidad.
“Van a la pesca y recuperan proteínas para la alimentación, mientras que los hombres traen a la mesa carbohidratos, por lo tanto la dieta se balancea.”
Los herederos de Achaneh
Según la cosmovisión local, y de acuerdo a lo dicho por mujeres jóvenes y adultas mayores ligadas a esta tradición que dan voz al documental, Achaneh es un chaneque que gobierna la laguna y el pantano, y les proporciona los peces para que ellas y sus familias se alimenten.
Se cree que si las personas tienen bien asentados sus valores, cooperan y participan, Achaneh les otorga los peces.
Por ello, en la antigüedad las pescadoras depositaban sobre una jícara que lanzaban a la laguna, una ofrenda conformada por una peineta, listones y manteca de episte (aceite extraído de la semilla de mamey).
A pesar de ser una zona pantanosa y poco accesible para introducirse, ya que habitan especies como cocodrilos y lagartos, estos animales no llegan a dañar a las mujeres, pues se dice que son los perros guardianes de Achaneh, que cuidan su casa.
Incluso, se dice que si la persona dedicada a esta actividad es infiel, no puede ir a pescar porque a Achaneh le disgusta la infidelidad y los cocodrilos pueden perseguirla.
Pero si se tiene la conciencia limpia no pasa nada, los cocodrilos se mantienen alejados de las pescadoras, quienes manifiestan un alto respeto por el entorno ambiental y la fauna.
“Los cocodrilos forman parte del ecosistema y no los matan, y de acuerdo a la creencia son los que traen los peces.”
Para concluir, el investigador resaltó que nunca tuvo la esperanza de que algún esquema académico o rígido en investigación educativa fuera a poner los ojos en este trabajo tan diferente, toda vez que en el concurso participaron más de 100 especialistas titulados de doctorado –entre 2015 y 2016– tanto nacionales como extranjeros cuya tesis la desarrollaron en México.