• En el marco de su XXV aniversario como licenciatura, cuatro integrantes de su comunidad expusieron trabajos relacionados 

• Desde los juicios a brujas novohispanas hasta la cartomancia en la actualidad, pasando por los brujos de Catemaco, fueron las ponencias 

La mesa “El diablo y sus demonios”, realizada dentro de las actividades por el XXV aniversario de la licenciatura en Antropología Histórica

David Sandoval Rodríguez 

Fotos: Luis Fernando Fernández

24/09/2025, Xalapa, Ver.- Diversas formas de aproximación al concepto del mal, encarnado por el diablo, fueron expuestas dentro del segundo día de actividades por XXV aniversario de la licenciatura en Antropología Histórica de la Universidad Veracruzana (UV), en la mesa “El diablo y sus demonios. Magia, brujería y religiosidades”, realizada en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades. 

Con cuatro trabajos distintos se expusieron avances de investigaciones en curso por dos académicas, un estudiante y una egresada de dicho programa educativo, adscrito a la Facultad de Antropología. 

Cristina Millán Vázquez, académica de la licenciatura, inició las presentaciones con “La manifestación del diablo en el cuerpo de las brujas novohispanas”, donde habló sobre un trabajo que ha realizado durante años recolectando documentación en el Archivo General de la Nación (AGN) respecto a juicios por brujería promovidos por la Inquisición novohispana, donde, según consta en las actas, “se manifiesta la relación del demonio con las brujas”. 

Apuntó que a las características que definían a las brujas en Europa, como el volar por las noches sobre escobas, se agregan en la Nueva España el uso de ungüentos, muñecos de trapo para sus prácticas y animales de compañía, resultado de su pacto satánico. 

Las brujas, dijo, representan una triple amenaza al orden establecido: son mujeres, tenían poderes mágicos sobre los cuerpos y se reunían clandestinamente.

Cristina Millán, académica de la Facultad de Antropología, abordó los procesos por brujería a mujeres en la Nueva España

Si bien actualmente pueden causar asombro o gracia tales acusaciones, recalcó que debido a ellas muchas mujeres fueron torturadas y ejecutadas bajo argumentos que en ese momento eran racionales. 

A continuación, Blanca Jimena Salcedo González, académica de Antropología Histórica, dio la charla “La representación social del diablo en las artes”; un acercamiento estético a cómo se fue objetivando la representación del diablo a través del tiempo y de diversas narrativas plásticas y literarias, retomando ejemplos de Oscar Wilde y Charles Bukowski, entre otros. 

Mostró algunos orígenes del concepto del diablo, presentes en el hebreo, árabe, proto-indoeuropeo y latín, que lo retomó a su vez del griego para comentar que en estos idiomas es asociado con lo maligno. 

Para el concepto del diablo en Occidente se retoman imágenes y conceptos de distintas mitologías, desde la cultura asiática y sus dragones hasta los seres cornudos de los Celtas, el tritón del dios helénico Poseidón y del dios romano Pan, sus patas de chivo y lascivia. 

Si durante el Medioevo las representaciones del maligno eran monstruosas, esta tendencia cambia con la llegada del Renacimiento, cuando la imagen del diablo pasa de ser una figura oscura, con escamas, garras y alas, a un ser similar a una persona, con rasgos afilados y ataviado con ropas de la época, que se consolidan en el Romanticismo con la leyenda de Fausto como su ejemplo más acabado.

Blanca Salcedo, profesora de Antropología Histórica, expuso las representaciones del diablo en el arte occidental

En seguida, Kevin Fernando Sánchez Xolo, alumno de la licenciatura, presentó “Magia en Catemaco. Los brujos de antes y del siglo XXI”, donde relató sus experiencias de dos prácticas de campo en dicha localidad, de la cual es también oriundo, analizando los cambios ocurridos entre ambas épocas y destacando que, actualmente, el elemento turístico ha facilitado el surgimiento de un nuevo tipo de brujos, distinto al que habitó y ejerció durante décadas. 

De los testimonios recabados, compartió que antes existían diferentes tipos de brujos, como los culebreros, ahora extintos y solamente había un brujo, que era “el bueno”, no por su bondad, sino por ser el mejor de todos, al cual acudían para pedir su ayuda y durante muchos años el más reconocido fue Gonzalo Aguirre Puch. 

Algunas personas mayores le refirieron que ahora abundan los charlatanes, quienes, sin tener una preparación o reconocimiento, ofrecen sus servicios a los visitantes, cobrando algunos hasta tres mil pesos por consulta. 

La región vive una crisis económica desde hace décadas, por lo cual el turismo se ha convertido en la principal fuente de ingreso de la población y esto ha llevado a muchas personas a guiar, recomendar o publicitarse como brujos, incluso algunos de ellos dando consultas por internet, lo que se contrapone con las tradiciones y prácticas anteriores, donde había discreción, modestia y un reconocimiento velado a sus capacidades. 

La mesa finalizó con la participación de la egresada Perla Génesis Andrade Silva, quien expuso “Por mí, por mi casa y por lo que quiero saber” en el que compartió su pesquisa sobre la lectura de cartas, en particular la baraja española como un método de acompañamiento emocional.

Kevin Sánchez, alumno de Antropología Histórica, realizó un trabajo sobre los brujos de Catemaco

Dijo que su trabajo se basó en la experiencia de su madre, quien practica la cartomancia desde hace más de dos décadas en su comunidad, Sebastián Lerdo de Tejada, y recibe consultas por WhatsApp desde las cinco de la mañana hasta las once de la noche. 

Si bien la adivinación a través de la lectura de cartas, en particular de esta baraja y no del Tarot, es de raigambre española, también es “una práctica viva” entre las mujeres de la localidad, sirviendo para consultar sobre problemas personales y familiares, pero también como “espacio íntimo de desahogo y orientación”. 

Expresó que la cartomancia puede verse como un método de acompañamiento emocional ya que facilita “la verbalización de sentimientos profundos y traumas no procesados, actuando como catalizador para la liberación emocional”. 

Además, permite la construcción de sentido a través de la interpretación simbólica, ya que las personas reorganizan sus experiencias vitales y encuentran nuevos significados a sus vivencias.

Perla Andrade compartió resultados de su trabajo sobre la lectura de la baraja española en Sebastián Lerdo de Tejada