Derechos Humanos

La sociedad pone barreras a la diversidad e inclusión: académica UV

  • Maryna Gallardo Romagnoli, profesora de la Facultad de Pedagogía, impartió ponencia a estudiantes de Derecho como parte de la Feria de las Humanidades y Ciencias Sociales

 

Maryna Gallardo Romagnoli, académica de la Facultad de Pedagogía de la UV, impartió ponencia a estudiantes de Derecho

 

Claudia Peralta Vázquez

Fotos: César Pisil Ramos

01/09/2022, Xalapa, Ver.- Desde el paradigma de los derechos humanos, la inclusión no se centra en las características individuales o diagnóstico de una persona, sino en sus capacidades, señaló Maryna Gallardo Romagnoli, académica de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana (UV).

Ante estudiantes de la Facultad de Derecho reunidos en el Aula Magna de esta entidad académica, Gallardo Romagnoli impartió la ponencia “Inclusión educativa desde el enfoque de derechos humanos. Una pedagogía controversial”.

Dentro de la actividad desarrollada en el tercer día de la Feria de las Humanidades y Ciencias Sociales, que tiene lugar del 29 de agosto al 2 de septiembre, lamentó que la sociedad sea excluyente y ponga barreras a la diversidad y a la inclusión, aun cuando son derechos fundamentales de toda persona instaurados en políticas universales.

Comentó que la inclusión educativa se entiende como el derecho de todas las personas a estudiar en escuelas y aulas comunes, sin discriminación y sobre la base de igualdad de oportunidades, lo que se traduce en atención a las diversidades.

No obstante, la inclusión educativa no sólo se refiere a la atención de personas con discapacidad, sino de las diversidades en general: población indígena, personas gays, trans, adultos mayores, trabajadoras del hogar, afrodescendientes, o con diferente ideología, por citar algunos grupos y ejemplos.

 

La profesora habló sobre la inclusión educativa desde el enfoque de derechos humanos

 

En materia educativa, reiteró la situación de rechazo por parte de la sociedad en contra de personas diferentes bajo los estándares de normalidad que tenemos. De ahí que con trabajo y programas se trate a una sociedad segregadora, la cual separa a un grupo por razón de sexo, raza, cultura o ideología.

Según su punto de vista, la sociedad se encuentra en una etapa integradora, desde un enfoque de rehabilitación; es decir, se trabaja con el estudiante para ser adaptado a las exigencias sociales, y no con la sociedad para incluirlos a ellos.

“Estamos introduciendo a las y los estudiantes a las aulas comunes, pero de acuerdo a lo que nosotros queremos como un alumno regular.”

Hablar de inclusión no sólo tiene que ver con la habilitación de espacios y edificios, o con programas de estudio, es un cambio total de paradigma, “de sumar esfuerzos para que las personas que consideramos diferentes sean incluidas, y no adaptarlas a nuestras exigencias”.

El problema no está con las personas diversas, sino con la sociedad que pone barreras y es excluyente, enfatizó. Por tanto, debe garantizarse una sociedad inclusiva, equitativa y de calidad que promueva oportunidades de aprendizaje.

En este contexto, Maryna Gallardo llamó a los estudiosos de las humanidades para que desde su perfil y esfera de acción trabajen por el desarrollo de los grupos marginados, cuyos derechos han sido invisibilizados.

“Trabajar en una educación inclusiva requiere el cambio de conductas aptitudinarias y comportamientos de todos y todas”, puntualizó.

En su conferencia, propuso una pedagogía controversial basada en estrategias curriculares, pedagógicas, didácticas y evaluativas.

La idea parte de tomar la educación en derechos humanos como un tema transversal que trascienda los aspectos teórico-conceptuales y normativos, y generen un pensamiento crítico en los ciudadanos.

“El objetivo de educar en derechos humanos desde la pedagogía controversial va más allá de una planeación didáctica, una docencia diaria, del proceso enseñanza-aprendizaje.”

De esta manera, la escuela del futuro debe situar la atención de las diversidades como un principio, estableciendo ambientes en donde las y los estudiantes interactúen en igualdad de condiciones, se respeten y validen sus derechos sin importar edad, sexo, apariencia, creencia, vivienda, orientación e identidad sexual y clase social, apuntó.