Cultura

La marcha de las mujeres simbolizó la lucha de las sufragistas 

  • La composición es autoría de Ethel Smyth, una de las principales figuras del movimiento sufragista de las mujeres británicas 
  • “La obra muestra la importancia de la música para expresar el idealismo y los sentimientos de quienes con él se identificaban”, expresó María Eugenia Guadarrama 

 

La investigadora María Eugenia Guadarrama dictó la conferencia previa al concierto de la OSX

 

Paola Cortés Pérez 

Fotos: Omar Portilla Palacios y cortesía OSX

07/06/2023, Xalapa, Ver.- El que la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) interprete una serenata escrita por una mujer activista, como Ethel Smyth, permite reflexionar sobre una compositora notable y feminista, expresó María Eugenia Guadarrama Olivera, fundadora e investigadora del Centros de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana (UV). 

La universitaria dictó la conferencia “La marcha de las mujeres (1911): Ethel Smyth y el movimiento sufragista británico”, previo al concierto de la OSX del viernes 2 de junio, dedicado al papel de las mujeres en la música y el movimiento de las sufragistas en Inglaterra. 

El concierto tuvo como directora invitada a Consuelo Bolio Vera, quien recientemente recibió la Medalla al Mérito UV en la categoría Estatal, y como solista a la pianista Argentina Durán, quienes interpretaron composiciones de Gabriela Ortiz y Ethel Smyth. 

Guadarrama Olivera dijo que la activista británica nació y creció en la época victoriana, llamada así por la reina Victoria I de Inglaterra, quien rechazaba el voto femenino. Durante este tiempo, las mujeres de clase media eran restringidas al ámbito doméstico y sus derechos estaban extremadamente limitados, perdían la propiedad de sus salarios, casi toda su propiedad material y todo el dinero efectivo que generaban una vez casadas; no tenían derecho al divorcio; no se les permitía abrir cuentas bancarias; las mujeres casadas no podían celebrar un contrato sin la aprobación legal de su marido y, por supuesto, no podían votar. 

“Un elemento importante para moldear los comportamientos femeninos fue la ropa, a través de la cual se dictaban los patrones culturales en torno al cuerpo de las mujeres. Se exigía que la silueta femenina tuviera una cintura estrecha, que se lograba mediante el corsé de lazos. Así, las mujeres y sus cuerpos quedaban sujetos a una vigilancia y control exhaustivos al sistema patriarcal de la época”, destacó María Eugenia Guadarrama. 

 

La OSX interpretó la Serenata en re mayor, primera pieza orquestal de Ethel Smyth

 

Fisuras sociales y el movimiento sufragista 

La investigadora universitaria dijo que las ideas sobre cómo debían ser educadas y cómo debían comportarse las mujeres no eran hegemónicas; estas fisuras sociales, así como las experiencias sociales externas, permitieron que empezaran a surgir ideas contrarias a esta perspectiva, las cuales respondían a anhelos de modernización que cuestionaban las normas pese a la oposición. 

“Todas las condiciones anteriores fueron caldo de cultivo para la búsqueda de su transformación, donde se ubicaron las reivindicaciones femeninas por el ejercicio pleno de sus derechos”, mencionó Guadarrama Olivera. 

Fue así como los primeros grupos se dieron paso para exigir los derechos de las mujeres, entre ellos el voto. En 1851 se creó la Asociación Política Femenina de Sheffield, primera organización sufragista femenina en el Reino Unido. Para 1860, el movimiento sufragista había ganado fuerza y dado con una causa esencial: el derecho al voto. 

En 1897 se creó la Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio Femenino, con el objetivo de sumar fuerzas para conseguir el voto de las mujeres en el marco constitucional. Este hecho se considera como el nacimiento del movimiento estrictamente sufragista, caracterizado por la ocupación del espacio público y apelaba a la opinión pública mediante manifestaciones, mítines, propagandas, desfiles, mesas callejeras con el lema “Voto para las mujeres”. 

La reacción del gobierno fue encarcelar a cientos de mujeres que fueron sometidas a duras condiciones de reclusión. Una minoría de sufragistas retomó la campaña de daños a la propiedad más extensiva que antes, incluso con detonación de bombas e incendios de casas vacías. La opinión reprobó estos actos, que empañaron su imagen. 

En 1918 se aprobó la ley que concedía el sufragio a las mujeres mayores de 30 años que estuvieran casadas con un hombre con derecho al voto, fueran cabeza de familia y/o poseyeran un título universitario. Las campañas continuaron, hasta que 10 años después, en julio de 1928, se equiparó la edad del voto entre mujeres y hombres. 

 

La compositora británica participó activamente en el movimiento sufragista de mujeres

 

Ethel Smyth y La marcha de las mujeres 

Ethel Smyth nació en 1858, año en que el modelo social hegemónico era sumamente patriarcal, donde la clara división del mundo era el espacio privado –reservado para las mujeres– y el público –propio de los hombres–. 

Fue hija de un militar, por lo que creció con cierta prosperidad y comodidad; mientras que su madre fue pianista francesa, de quien heredó su pasión por la música. Su primer profesor de composición fue crucial para ella, ya que convenció a su padre del talento que poseía. 

A sus 17 años, contó María Eugenia Guadarrama, empezó a estudiar armonía; posteriormente, en 1877 estudió en el conservatorio y tiempo después orquestación de manera autodidacta. En veladas privadas estrenó muchas de sus composiciones, la mayoría canciones y obras de cámara con piano. 

Se fue a vivir a Londres, donde continúo su carrera como compositora que incluyó sinfonías, piezas corales, conciertos, música de sala y ópera. Sin embargo, vivió el rechazo y prejuicio que experimentaban las compositoras, al ser consideradas inferiores respecto a sus contrapartes varones. 

Una de sus principales obras fue La marcha de las mujeres, la cual estuvo ligada totalmente al movimiento sufragista de las mujeres británicas. Durante dos años abandonó la música para dedicarse a la defensa de los derechos de las mujeres. 

“Esta composición se convirtió en el himno del movimiento y fue interpretado por primera vez en enero de 1911 para recibir a 18 militantes que fueron encarceladas después de marchar al parlamento. La letra incorpora ideas de libertad, victoria y de lucha contra el sometimiento, en la que se podían ver reflejadas las mujeres sufragistas y las que no lo eran.” 

Durante toda su vida, Ethel Smyth estuvo comprometida con otras causas sociales; por ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial participó como asistente de radiología, lo que le provocó enfermedades. Murió en 1934, a los 86 años de edad. 

María Eugenia Guadarrama dijo que esta obra musical muestra la importancia de la música para expresar los ideales de un movimiento colectivo y las emociones de quienes se identificaban con él. 

 

La marcha de las mujeres se convirtió en el himno del movimiento que exigía el derecho al voto para las mujeres