• Miguel Ángel Lozada impartió seminario en el Centro de Investigaciones Tropicales 

• Entre las 25 mil especies de orquídeas registradas, 110 son del género Vanilla y se encuentran solo en el continente americano 

Miguel Ángel Lozada, del Orquidario UV, impartió seminario en el posgrado de Ecología Tropical del Citro

David Sandoval Rodríguez 

Fotos: Luis Fernando Fernández

11/09/2025, Xalapa, Ver.- Existen especies de abejas que sirven como polinizadoras para la vainilla, dado que buscan su fragancia para el apareamiento, expresó Miguel Ángel Lozada Rodríguez, académico adscrito al Orquidario de la Universidad Veracruzana (UV). 

El investigador participó en el posgrado en Ecología Tropical del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) impartiendo el seminario “Entre abejas y orquídeas”, donde mencionó la relación que tienen las abejas con estas plantas, en particular la vainilla. 

Destacó que la orchidaceae es la segunda familia de plantas con flores más diversa del mundo; se registran alrededor de 25 mil especies de orquídeas y en México se pueden localizar principalmente en las regiones tropicales. Reportes oficiales dan cuenta de mil 200 especies, aproximadamente, de las cuales 440 son endémicas. 

“En México, las orquídeas están en todos lados: en el arte, en la cultura y hasta en la comida. En el México prehispánico se utilizaban como pegamento”, dijo al referirse al arte plumario, principalmente de accesorios como los penachos y escudos ceremoniales. 

Recordó que, entre las orquídeas, la vainilla ha sido una especie de gran importancia a nivel nacional e internacional y para este género se reportan alrededor de 110 especies en todo el mundo.

El académico señaló que el uso de la vainilla en México se remonta a la época prehispánica

“Esto es importante mencionar porque pensamos que la vainilla solo es una y que únicamente existe en México”, aclaró; “el género Vanilla se distribuye en todo el mundo, pero no todas las vainillas producen frutos aromáticos, solo alrededor de 40 especies de este género producen frutos aromáticos y todas se encuentran en el continente americano”. 

Señaló que la interacción entre las abejas y las orquídeas se ha observado en un grupo específico que es endémico de América porque es donde, a su vez, se localizan las vainillas de frutos aromáticos. 

“Se les conoce como abejas de las orquídeas y son muy interesantes precisamente por el comportamiento que presentan los machos, los cuales no tienen aguijón y recolectan fragancias para poder atraer a las hembras, que son abejas solitarias y hacen sus nidos de manera aislada, no tienen castas, no tienen organización. Los machos viven completamente separados, solo se reúnen para el apareamiento”, detalló Lozada Rodríguez. 

Las abejas de las orquídeas también recolectan fragancias del musgo, de hongos, inclusive de otras abejas macho muertas, a las cuales les roban las fragancias. 

Asimismo, las hembras llevan a cabo un trabajo de recolección de recursos que se encuentran en el bosque –como las resinas–, por eso es muy importante la conservación de estos pues son la fuente de materiales para la construcción de nidos de estas y otras especies, recalcó.

Académicos y estudiantes de los posgrados que se imparten en el centro atendieron a la sesión

Recordó que, en 1767, en México se registró el primer cultivo de vainilla, es el país donde comenzó su producción para consumo y durante el siglo XVIII era el único exportador para todo el mundo. 

“Lo más curioso es que la polinización artificial, que es como se hace actualmente el cultivo, se descubrió hasta 1841 en una isla francesa, a la que personas de México viajaron para ser capacitados y trajeron la tecnología para implementar los cultivos; pero entre 1767 y 1841 hay más de 70 años de diferencia y si México era exportador de vainilla ¿cómo la polinizaban? Lo que se exportaba era producto de polinización artificial, ¿dónde está el polinizador?”, cuestionó el académico. 

Es posible que dicho polinizador sea la abeja, sin embargo, aún no hay estudios concluyentes al respecto, aunque se están realizando investigaciones y es posible que en fechas próximas se publique un artículo científico en el que participó el propio Miguel Ángel Lozada donde se brinde más información, lo que podría abrir nuevas líneas de investigación sobre la relación entre el insecto y la planta.